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213. Poesía más Poesía: Amanda Berenguer

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BIOGRAFÍA DE AMANDA BERENGUER

“La palabra es el viaje de la vida”.

Amanda Berenguer nació en Uruguay, en el barrio montevideano Brazo Oriental a las 11 de la noche del 24 de junio de 1921, hija de Rimmel Berenguer Safons y Amanda Bellán Giráldez. Su nombre completo era Amanda Elsa Berenguer Bellán, Amanda por su madre y Elsa por Elsa de Brabante, de la ópera de Wagner. Su madre era hermana de José Pedro Bellán, reconocido dramaturgo y narrador. Su abuelo materno, Pedro Bellán, cantaba acompañándose de la guitarra en rueda de amigos. En 1923 nació su único hermano, Rimmel. El compositor Carlos Giucci fue tío político de Amanda, a quien le dio clases de piano y solfeo de niña. Creció en un ambiente familiar favorable a la creación artística.

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Fue a la escuela Italia Nº 76 y después al Liceo Miranda; allí conoció al hermano mayor de Ángel Rama —Carlos— con quien trabó rápidamente amistad componiendo y editando una revista estudiantil que se llamó Vida. En 1940 publicó Á través de los tiempos que llevan a la gran calma. El 10 de mayo de 1944 contrajo matrimonio con el escritor, profesor y crítico José Pedro Díaz D”Onofrio, frecuentaban tertulias que se celebraban en el Café Metro, allí germinó la que se conocería como Generación del 45, un grupo de intelectuales entre los que se encontraban Felisberto Hernández, Emir Rodriguez Monegal, Carlos Maggi, María Inés Silva Vila, Liber Falco, Idea Vilariño, Sara de Ibañez, José Pedro Díaz y Amanda Berenguer, entre otros.

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Amanda fotografiada por su esposo.

Recién casados, en 1944, se compraron una minerva prehistórica a pedal, con gran volante, y su común pasión por la palabra escrita en este caso tuvo su impresora. La instalaron en el garaje de la casa. Componían los libros a mano, en esa época no había en Uruguay ninguna editorial, por lo que los escritores editaban sus propios libros y los llevaban a librerías. Editaron libros de un grupo de amigos y sus primeras obras bajo el sello La Galatea entre 1945 y 1961. El primero fue Elegía por la muerte de Paul Valéry, de Amanda, aparecido el mismo año de la muerte del poeta, en 1945, En 1947 conoció y estableció amistad con el escritor español exiliado en Montevideo José Bergamín. Publicó poemas en la revista Clinamen, editada por un grupo de escritores y estudiantes vinculados a la Facultad de Humanidades y Ciencias que acababa de fundarse.

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José Pedro Díaz, Amanda Berenguer, José Bergamín, Ida Vitale y Ángel Rama en un paseo por las playas de Rocha. Biblioteca Nacional, colección Díaz Berenguer

“Nosotros teníamos dos grupos: “Los lúcidos”, por un lado, y “Los entrañavidistas”.  “Los lúcidos” eran más bien un grupo, nosotros de este lado teníamos la revista Escritura y del otro lado ellos tenían la revista Número. Nosotros éramos “Los entrañavidistas”, nombre  puesto por Carlos Maggi. “Entrañavidistas” porque era importante la entraña. Al menos duró por un tiempo, eso no fue permanente, después se unieron, pero por un tiempo, fue bastante largo, estaban Ida Vitale y Ángel Rama, todavía no estaban casados, Manuel Flores Mora y nosotros dos, María Inés Silva Vila, espués Maneco Flores, Maneco es el modo de decirle Manuel, trabajaba mucho, trabajaba en literatura, también se movía mucho. Maggi y Maneco Flores eran los seres que he visto discutir con mayor lucidez y además, entre los dos, no había nadie que se les pusiera, de todo el grupo nadie podía con ellos, pero a nivel de buscar los lados más difíciles, más finos, más complejos de las conversaciones. Todos nos mostrábamos nuestro trabajo más o menos una vez a la semana y aguantábamos lo que viniera. Éramos muy rigurosos” .

La casa de los Díaz–Berenguer sería centro de un estilo de vida consagrado por entero a la literatura y lugar de reunión de uno de los más numerosos grupos de la generación del 45. Desde entonces, la minerva familiar quedó también unida a los avatares de aquel conjunto de jóvenes. Allí recibió a Juan Ramón Jiménez y su esposa Zenobia Camprubi.

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La Generación del 45 en ocasión de la visita de Juan Ramón Jiménez. De izquierda a derecha, parados: María Zulema Silva Vila, Manuel Arturo Claps, Carlos Maggi, María Inés Silva Vila, Juan Ramón Jiménez, Idea Vilariño, Emir Rodríguez Monegal, Ángel Rama. Sentados: José Pedro Díaz, Amanda Berenguer, Zenobia Camprubí, Ida Vitale, Elda Lago, Manuel Flores Mora.

José Pedro había ganado beca por dos años y juntos estuvieron dos años en Europa, entre 1950 y 1951, donde recorrieron varios países y tomaron a París como centro de operaciones. Allí conoció a Pablo Neruda, Tristán Tzara, Paul Eluard. El encuentro con la pintura europea fue fundamental para ella. No faltaron momentos de desasosiego, recuerda Álvaro Díaz Berenguer, hijo de Amanda, que cuando sus padres viajaron a Europa en 1950, un inquilino que quedó en la casa acabó por vender varios muebles y a La Galatea, “lo que provocó una gran desazón de mis padres, que finalmente la recuperaron meses después de su vuelta al país”. En 1954 nació su único hijo, Álvaro Ruy Díaz Berenguer. El mismo año murió su padre.

Amanda y José Pedro en España 1950 - Poesia Online
Amanda y José Pedro en España, 1950

La edición de un libro llevaba a veces meses de labor, con tiradas que en solo una ocasión alcanzaron los 500 ejemplares. Ida Vitale ha destacado la labor artesanal en La Galatea: “Era algo sumamente esforzado y que podía llevar mucho tiempo. Había que conseguir que el piso quedara perfectamente horizontal para que la impresión fuera bien pareja. Eso a veces podía llevar hasta una hora. Aún en una tercera prueba podía pasar que la tinta no estuviera pareja y entonces a empezar de nuevo. Esto no era nada grave para los que nos reuníamos los fines de semana en casa de José Pedro y Amanda: participábamos todos de alguna manera, sabíamos que la labor no podía ser técnicamente impecable y en definitiva era una actividad que nos divertía.”

Junto a su esposo y los franceses Paul Fleury y Lucien Mercier integró el grupo fundador de la mítica revista bilingüe Maldoror, en homenaje a Isidore Lucien Ducasse o también conocido como Conde de Lautréamont, que se mantuvo en circulación entre 1967 y 2006. Esta sirvió de plataforma para varios de los integrantes de la Generación del 45 y la naciente Generación del 60 (Eduardo Galeano, Washington Benavides, Cristina Peri Rossi, Mario Levrero), en la que se reivindicó no sólo al poeta uruguayo-francés sino a toda la creación poética posterior que su obra influyó, integrada mayormente por el movimiento surrealista. La publicación llevaba el epígrafe de «Revista de la ciudad de Montevideo».

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En diciembre de 1970 Alicia Alonso, con el Ballet Nacional de Cuba, presentó en París el es- pectáculo Conjugación basado en el poema “Primera conjugación” de Amanda, publicado en la revista Casa de las Américas en La Habana, en su número 46.

Regresó a Europa con su esposo y su hijo en 1971. Editó el disco Dicciones con un folleto que incluye el texto de los poemas registrados en la grabación (Montevideo: Tacuabé, 1973).

Publicó Composición de lugar en Montevideo en 1976 y un año después comenzó a dirigir en el Club del Libro de Radio Sarandí los Pliegos de Arte y Poesía, tarea que continuó de manera ininterrumpida hasta 1980. De 1979 a 1980 pasó con su esposo un año en Estados Unidos donde realizó presentaciones audiovisuales de su poesía en las universidades de Bloomington (Indiana), Pittsburgh (Pennsylvania), Austin (Texas), Morgantown (West Virginia), Reno (Nevada), Oberlin College (Ohio) y en el Center for Inter American Relations (New York). También se dedicó a la traducción del francés e inglés, esta última lengua desde la que volcó, por ejemplo, textos de Emily Dickinson.

De Emily Dickinson dijo Amanda:

“Ella usa pocos signos. Usa pocas comas y puntos, usa mucho más el guioncito. Me pareció uno de los hallazgos de su escritura, el día que me di cuenta que ese guioncito estaba significando dentro de la poesía de ella los lugares en los que se produce el misterio. Está el silencio, que separa una cosa de otra pero están unidos en el fondo. Y esos guiones te dejan así en el aire; esa cosa que consiste en que el verso va y de repente pone un guioncito, que parecería que debiera ser una coma, pero que no puede ser una coma ni un punto y coma. Es simplemente como una especie de distancia dentro de lo que va diciendo, porque ya está cayendo a otro lugar. Tampoco es un silencio porque el poema sigue. Es algo que crece. Es como si hubiera de golpe pegado un pequeño salto, llegando a un punto más alto. Asciende, cada vez se hace más completo sin completarse.”

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En 1981 dirigió, junto con Sylvia Riestra y su hijo —Álvaro Díaz Berenguer— los cuadernos Delmira y su mundo, editados por el Club del Libro de Radio Sarandí. Con Marosa Di Giorgio, Miguel Ángel Campodónico y el músico Juan José Iturriberry organizaron un espectáculo con lecturas de poesía y prosa en el Teatro de la Candela en 1982. Publicó Identidad de ciertas frutas (Montevideo, 1983) y volvió a ser destacada en el Boletín Anual Salvat Editores.

En 1984, a medida que el régimen dictatorial cedía espacio, participó en lecturas públicas, como la del ciclo dedicado a poesía contemporánea llevado a cabo en la Alianza Francesa de Montevideo. En 1985 intervino en el Concurso Extraordinario de Poesía Interamericana promovido por la Fundación Banco Exterior de España con su libro La Dama de Elche que fue publicado, de manera especial, como finalista. En 1986 viajó a Cuba como jurado del Premio Casa de las Américas en la categoría Poesía. Ese mismo año asistió al Coloquio de Maryland, en Estados Unidos, en el que presentó su poema Los signos sobre la mesa. Por ese libro recibió el Primer Premio del Concurso Reencuentro organizado por la Universidad de la República.

La Dama de Elche, de 1987, es uno de los libros más premiados de Amanda Berenguer: recibió el primer premio del Ministerio de Educación y Cultura, el de la Intendencia Municipal de Montevideo, y el Premio Bartolomé Hidalgo de la Cámara Uruguaya del Libro. Puede leerse como una sucesión de poemas breves, funcionales cada cual por sí mismo, pero es más atinado considerarlo un poema extenso, por las marcas textuales que indican la continuidad.

En 1990 publicó El monstruo incesante (expedición de caza) que contiene reportajes y notas sobre su obra, una autobiografía y el texto “Dialéctica de la invención”. Ese monstruo incesante que avanza desde y sobre la sustancia que destila y abunda, es la misma sustancia de escritura de Berenguer transformando de manera constante y creciente el material al que alude en la materia misma de su poesía y del pensamiento sobre la poesía.

En 1993, murió su madre.

Se publicó una versión bilingúe de “Las nubes magallánicas” en la revista Tamaqua (EE.UU.), traducida por Margaret S. Peden. En 1995 publicó La botella verde (Montevideo) y El pescador de caña (Caracas). Aparecieron textos suyos en el libro Aquarelle, de Gunther Vecker, traducidos al alemán. En 1998 editó su poema La estranguladora.

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Amanda construyó su propio camino estético a lo largo de siete décadas de producción puntualmente centrada en la poesía que, alcanzó su madurez a través de las experimentaciones que realizó en torno a la forma y al desafío a sus lectores. Resumir los rasgos centrales de su obra en algunos párrafos parece una tarea destinada al fracaso. Referirse, incluso, a la obra, en singular, es un desafío en sí mismo, ya que alcanza ojear, por ejemplo, colecciones como La constelación del navío o El Río y otros poemas, para notar el carácter proteico de su búsqueda poética. Desde los endecasílabos de El Río (1952) hasta el juego tipográfico de sus trazos de los 70, pasando por sus poemas largos (“La cinta de Moebius”, “Las nubes magallánicas”, “La estranguladora”), desde sus impresiones de paisaje hasta la meticulosa disección de las frutas, desde el sensualismo hasta el humor de poemas como “Los culos del Bosco” o “Estudio de arrugas: aportes para una cosmetología”, Berenguer se revela como una escritora inclasificable y total.

Su comprensión singular de la poesía (decía que su libro preferido era el diccionario), su síntesis de herencias y tradiciones, su manejo de registros y lenguajes variados, su personal acercamiento al hecho poético, que asedia en todas sus dimensiones, hacen de su obra una celebración de las posibilidades de la lengua y de las formas y, en consecuencia, su lectura comporta siempre una auténtica transformación.

«Soy Amanda – montevideana – / hija de Amanda la de ojos de vaca… y voy hacia Amanda sin destino/apátrida/en medio de la púrpura y de un continuo/asesinato de Amanda».

Su poesía no cae jamás en la imitación servil, es siempre personalísima y, por ser fruto de una permanente aventura con el lenguaje, no es nunca igual a sí misma de un libro a otro. Berenguer jamás se imitó a sí misma, sino que fue trasmutando, sin perder profundidad, en sucesivas Amandas.

En 2002, el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay le brindó un homenaje con motivo de los cincuenta años de la publicación de El río. El mismo año se editó Poner la mesa del tercer milenio y La constelación del navío. En 2005 dio a conocer Las mil y una preguntas y propicios contextos y Casas donde viven criaturas del lenguaje y el diccionario.

En 2006, la Academia Nacional de Letras del Uruguay la nombró Académica de Honor. El 3 de julio de ese mismo año murió su marido, José Pedro Díaz, después de 6 décadas juntos.

Alcanzó a ver publicado su último libro La cuidadora del fuego, que apareció a principios de junio de 2010. En la mañana del 13 de julio de 2010,  a los 89 años de edad, murió en su casa de la calle María Espínola (ex Mangaripé). Fue velada en la Biblioteca Nacional y enterrada, junto con los restos de su esposo, en el cementerio del Buceo.

A diferencia de compañeros de generación como Mario Benedetti o Idea Vilariño, con un modo de decir sostenido en el tiempo, la obra de Berenguer es rica, cambiante y variada a lo largo de siete décadas. Con Amanda no hay que buscar versos de amor romántico, ella practica una especie de geometría de la belleza escrita en verso. Mallarmé, Ezra Pound, Burroughs, maestros de técnicas de montaje en discontinuas secuencias, caracterizan el arte de nuestra época, levitan en la factura y en el horizonte de recepción de los poemas de Amanda.

Toda su obra ha sido un tránsito dentro de un amplio espectro por el que ha circulado en su intensa búsqueda poética. Recorre atravesando distintos modos de escritura, ejercitándose y aventurándose desde los inicios:

“En Elegía por la muerte de Paul Valéry yo estaba aprendiendo las caras de mi idioma, haciendo mis primeras armas, afilando las herramientas. Escribí versos medidos, rimados, inventé estrofas y complejos mecanismos verbales””. Y agrega: “Dicciones y Composición de lugar son sólo dos ejemplos algo más nítidos de eso que ha sido una de las preocupaciones constantes de toda mi labor como escritora: el hallazgo de la forma que se ajuste a lo que quiero expresar, de tal manera que lo expresado quede desnudo”.

Todos los libros de esta autora son una aventura de exploración del lenguaje, pero Composición de lugar lo es por partida doble, pues en los distintos ponientes sobre los que la poeta escribe produce varios textos, el primero más clásico, más asequible al lector de poesía acostumbrado al verso libre, para dispararse en los sucesivos hacia una combinación del lenguaje verbal con el matemático y al uso del grafismo, donde la puesta en página de las letras y las palabras ofrece al lector varios sentidos posibles, logrando también un impacto visual que obra por sí mismo

En Suficiente maravilla (1953) donde la palabra se mostraba como ese ser mágico, uno no sabe si es arrastrado por ella, o si tenemos algún dominio sobre su extraña energía. ¿Cómo conseguir eso que queremos decir o que nos parece que queremos decir? Las palabras ellas mismas tienen voluntad, familia, predilecciones, amarguras, juegos prohibidos, amantes, enemigos.

En Materia Prima (1966) están Los Descubrimientos: “Las Nubes Magallánicas” en verso y en prosa científica con integración de un lenguaje técnico. También “La cinta de Moebius”, “Objeto volador no identificado”, “Casa de Belleza”. Es poesía abierta. Materia prima es pieza central de la literatura uruguaya que contiene algunos de los poemas más impresionantes de la autora. Así pues, en su alternancia entre una concentración de silencios y sonidos y la expansión verbal, hay algo realmente experimental en estos poemas: Berenguer está siempre llevando al límite su visión en versos que evidencian el acto mismo de mirar a la vez que lo cuestionan. De tal forma, se puede afirmar lo que Jorge Luis Borges sostiene en su “biografía sintética” de Valéry, que los hechos para ella “sólo valen como estimulantes del pensamiento”.

En Conversación habilitante y derivados y en Trazo y derivados (1979), aparece el poema que luego de su desintegración en todas sus partículas lingúísticas, se reordena con estructura aleatoria en el espacio blanco. Es aún otra apertura.

En Identidad de ciertas frutas (1983), la forma es libremente precisa y nítida. ¿La forma o el poema? La forma no es una cáscara que pueda pelarse, ni un guante que pueda quitarse: el guante es la mano.

José Pedro Díaz, su marido, en “Todo es diálogo” decía: “La obra de Amanda es ya extensa, comprende no menos de doce volúmenes, cada uno de los cuales apareció como una obra en sí, no como una mera serie de poemas sino como un conjunto organizado: verdaderos libros de poesía.”

Construye sus libros uno a uno, los va haciendo, a veces deja pautas, investiga sobre un modo que explaya en otro sucesivo, experimenta para desplegar y no se asusta de la experimentación. En ese trabajo en que toca lo científico, se inmiscuye y avanza en el léxico técnico, irrumpe en un pensamiento de lo matemático o lo geométrico, trayéndolo hacia lo poético, conjugándolo con y entre todas las cosas. Desemboca en el poema largo, va hacia allí, enfila desde antes, forma, construye esa constitución de búsqueda y espacio.

Roberto Echavarren ve una relación entre “Las nubes magallánicas” de Amanda y “Primero sueño” de Sor Juana, relación que va por esa búsqueda del conocimiento en ambas, por ese desciframiento del cielo, de las figuras en el cielo estrellado y su transformación en un lenguaje. Ambos son poemas nocturnos de madurez, en los que se relata la aventura intelectual y se la examina, tanto una como otra, lo encuentran insuficiente para explicar el proceso cósmico.

Berenguer tiene la cualidad de ver las cosas y el tránsito entre las cosas desde muchos sitios: el cambio es constante, nada es estático, todo —todo el mundo entero— es plausible de magia, plausible de belleza o maravilla atónita.

En voz de la propia poeta:

Hice al comienzo el ejercicio de las formas poéticas tradicionales. Inventé estrofas, compuse en metros diferentes, en versos de acentuación diversa, etc. Nadie crea que se puede escribir sin aprender a hacerlo. Pero también aprendí que las formas se mueven en un espacio abierto y que las formas ellas mismas son abiertas y responsables como una flor. Si se lee con cuidado se observará un proceso de apertura de las formas poéticas a lo largo de mi obra.”

Berenguer realiza un trabajo constante y preciso sobre y en el tiempo ha construido la vertebración de su obra, desde El Río —donde ya desde el título aparece esta metáfora heracliteana del tiempo— hasta su último libro, La cuidadora del fuego de 2010, publicado muy poco antes de su muerte, en el que el tiempo se presenta cortado con angustia, sustancia que se acaba, y la imperiosa necesidad de acuñarlo, de labrarlo, de “marcar el tiempo”.

“Nos obsesionaba (a José Pedro y a mí) la velocidad como límite de la materia, pasada la cual, la materia desaparece… me quedé sola, obstinada, sobre las coordenadas, modificando espacios y fragmentos de tiempo, dibujando como resultado una línea caprichosa y oscilante como la aguja de una brújula en las manos de un niño. Entonces percibí algo revelador en esa línea que era yo misma, que era el hombre mismo. Esa línea tendía imperiosamente a acercarse a la coordenada horizontal del tiempo y de manera apasionada. Vertical y solitaria quedaba la coordenada del espacio con su anotación última y su nada matemática. A la velocidad de la luz la materia no existe, recordé.”

Para Berenguer los problemas de la física cuántica y los de la poesía se parecen. Hay un punto de conversión en el cual la poesía se parece —o es como— muchas otras cosas del mundo: el origen de la vida, el movimiento de las cadenas de los ácidos nucleicos, la compresión de la cantidad de energía que hay en un protón.

Asimismo, en 2008 el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay organizó un Encuentro  de poesía experimental con su nombre.

Los papeles de Amanda Berenguer se encuentran en su totalidad en el Archivo Literario de la Biblioteca Nacional de Uruguay. Allí se encuentran los originales, manuscritos y mecanografiados, de sus obras, cuadros y composiciones visuales de su autoría, crítica impresa sobre sus libros y su correspondencia. Comparte con el Archivo de su esposo, José Pedro Díaz, la colección de fotografías y filmaciones.

 En 2021, con motivo de su centenario, se publicó en forma digital un conjunto de poemas inéditos bajo el título Nuevos poemas de “Composición de lugar” y otros textos.

“Mi biografía es una sucesión de acontecimientos con el lenguaje. No tengo más.”.

OBRAS DE AMANDA BERENGUER

POESÍA

  • A través de los tiempos que llevan a la gran calma, Montevideo, 1940.
  • Canto hermético, Montevideo, Sagitario, 1941.
  • Elegía por la muerte de Paul Valéry, Montevideo, La Galatea, 1945.
  • El río, Montevideo, La Galatea, 1952.
  • La invitación, Montevideo, La Galatea, 1957.
  • Contracanto, Montevideo, La Galatea, 1961.
  • Quehaceres e invenciones, Montevideo, Arca, 1963.
  • Declaración conjunta, Montevideo, Arca, 1964.
  • Materia prima, Montevideo, Arca, 1966.
  • Dicciones (disco), Montevideo, Ayui, 1973.
  • Composición de lugar, Montevideo, Arca, 1976.
  • Poesía (1949-1979), Montevideo, Calicanto, 1980.
  • Identidad de ciertas frutas, Montevideo, Arca, 1983.
  • La dama de Elche, Madrid, Edhasa. Banco Exterior de España, 1987.
  • Los Signos sobre la mesa, Montevideo, Universidad de la república, 1987.
  • La botella verde (Analysis situs), Montevideo, Cal y Canto, 1995.
  • El pescador de caña, Caracas, Fondo Editorial Pequeña Venecia, 1995.
  • La estranguladora (incluye casete), Montevideo, Cal y Canto, 1998.
  • Poner la mesa del 3er. Milenio, 2002.
  • Constelación del navío, 2002.
  • Las mil y una preguntas y propicios contextos, Montevideo, Linardi y Risso, 2005.
  • Casas donde viven criaturas del lenguaje y el diccionario, Montevideo, Editorial Artefacto, 2005.

CUENTO

  • El ataúd, 1981.
  • En eso llego, 1981.
  • Fondo de ojo, 1992.

ENSAYO Y AUTOBIOGRAFÍA

  • La paradoja de lo literario en Delmira Agustini, 1968.
  • El monstruo incesante. Expedición de caza, Montevideo, Arca, 1990. (Autobiografía).

PREMIOS

  • 1952, Primer premio del Ministerio de Instrucción Pública por el libro “El río”.
  • 1961, Vuelve a ser premiada por dicho ministerio, por “Contracanto”.
  • 1987, el Ministerio de Educación y Cultura (antes denominado “de Instrucción Pública”) y la Intendencia Municipal de Montevideo le otorgan el primer premio en la categoría poesía por “La Dama de Elche”.
  • La universidad de la república, en el concurso “Reencuentro”, le concede el primer premio por su obra “Los signos sobre la mesa”.
  • 1990, La Cámara Uruguaya del Libro la premia con el Bartolomé Hidalgo por su segunda edición de la obra “La Dama de Elche”.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:

https://www.poemas-del-alma.com/amanda-berenguer.htm

https://archive.org/details/el-rio-y-otros-poemas.-amanda-berenguer.-clasicos-uruguayos-n-188-2011./page/n3/mode/2up

https://www.poemas-del-alma.com/amanda-berenguer.htm

https://cuadrodetiza.cl/wp-content/uploads/2020/05/amanda-berenguer-descubrimientos.pdf

https://www.poeticous.com/amanda-berenguer/

https://www.comunamujer.com/poner-la-mesa-del-tercer-milenio-constelacion-del-navio-amanda-berenguer/ct_5437/

https://tallerigitur.com/entrevista/entrevista-la-constelacion-de-amanda-berenguer-por-enzia-verduchi/7846/

https://escaramuza.com.uy/nota/amanda-y-la-laquo-constelacion-del-navio-raquo-/549

http://www.henciclopedia.org.uy/autores/Echavarren/AmandaB.htm

https://www.facebook.com/constelaciondelnavio

https://mujeresquehacenlahistoria.blogspot.com/2010/07/siglo-xx-amanda-berenguer.html

https://www.elpais.com.uy/cultural/tres-libros-en-uno-para-el-centenario-de-amanda-berenguer

Trailer del FILMADOR, que toma documentos de José Pedro Díaz y Amanda Berenguer.

Los escritores Amanda Berenguer y José Pedro Díaz. – LinardiyRisso

SELECCIÓN DE POEMAS DE AMANDA BERENGUER

“ÁVEC LES GEMISSEMENTS GRAVES DU MONTÉVIDÉEN” (Lautréamont)

soy Amanda —montevideana—
hija de Amanda la de ojos de vaca
diosa contemporánea
corazón de mirlos con relámpagos
donde anida el rayo que quiebra la noche
aletea la alegría la vida conmovida
y de Rimmel padre
gallo de riña
violento cancerbero
o tierno migajón bajo las plumas
casi brújulas casi flechas
hermana de Rimmel el sacrificado y querido
muerto porque los muertos
del reino de los muertos
lo rodearon

soy Amanda mujer de José Pedro
seguro como un cedro encrestado
poderoso
como la montaña

necesario y distante como el río
que nos da de beber
no lo habitan las palabras
el viento vela su inaccesible escarpado amor

soy Amanda madre de Álvaro
ansioso
velero “ardiente”
fruto de la unión de ese árbol encendido
con mi escuadra de navíos derivantes
anunciado por un pichón de golondrina
que cayó sobre mis piernas una tarde de febrero
y vivió en mi casa
revoloteó junto a mi cama
comió insectos
y a los nueve días desapareció

soy Amanda
y voy hacia Amanda sin destino
apátrida
perseguida por un tábano dorado
en medio de la púrpura
de un empecinado y continuo
asesinato de Amanda

Del libro La dama de Elche
DÓNDE ESTÁ LA POESÍA? Primer Encuentro de Poesía Experimental “Amanda  Berenguer” | Escáner Cultural

CAUCE

Detrás de mí, como un lagarto de hambre,
del tiempo y de la carne desprendido,
detrás de mí, como la sombra misma
prendiéndose a mis pies anochecidos,
desde el diente del viento y sus despojos,
desde el oro mortal del viejo otoño,
con el grito pesado de la tierra
me siguen, me persiguen, yo las oigo,
yo las siento venir, olas vivientes,
detrás de mí, mordiéndome con sal.
Sólo queda de pie sobre la roca,
el fosfórico iris de la sangre
en mí anidando su caliente búho,
creciendo sin cesar con sombra y niebla,
¡oh faro, oh noche, ciego en las tinieblas!

De El río y otros poemas

ANGOSTURA

Yo fui la amarga sed, la joven muerte,
la fabulosa hiel de la tristeza,
mi alma tejía un suave copo negro
y allí tejían las horas con ella.
Y mi lengua, mi sangre, mi hondo hueso,
conmigo se apretaron hacia adentro,
y quedé sola, lejos, en la noche.
Yo fui la fiel, paciente tejedora,
hilando rítmica, amorosa rosa;
la flor cambiando en agitado fuego;
la llama: en la pasión, en el tormento;
y el juicio a mi dolor, en mi destino.

De El río y otros poemas

OLEAJE

¡Oh días que se suman y se pierden,
y conmigo se encienden y se olvidan!
La espuma apenas crece entre mis labios
y ya es musgo y sueño de rodillas.
¿Por qué de prisa, si la prisa es mía,
y mía la codicia de alcanzarlos?

De El río y otros poemas

CORRENTADA

Ellos vienen detrás, como tormenta,
los jóvenes, los niños, los recientes.
Ayer yo era lo que son ahora,
y soy apenas hoy lo que otros fueron.

Ellos vienen descalzos en la noche,
sigilosos leopardos germinales
bajo un bosque de cuerpos en otoño,
subiendo como un agua sin descanso,
hasta ahogarnos de amor y de quebranto.

Yo estoy aquí para esperarlos, sola,
que ellos vienen detrás como la sombra,
como larga caricia en las espaldas,
como un viento besándonos la nuca.

¡Oh cielo herido de ceniza y lumbre!
¿Adónde voy, llagada de la herrumbre,
y en las llagas la más terrible estrella?
¿Adónde voy? ¡Oh río perseguido,
túnel con hambre y paso de felino!

De El río y otros poemas

VIAJE

Amigos, bajo el aire hoy reunidos,
bajo los fieles álamos plateados
de mi casa, doblados por el viento,
aquí sobre la hierba, todos vivos,
ustedes los del mismo, intacto tiempo,
ustedes los amigos, ríos juntos
con el agua corriendo al lado mío,
amigos respirando, transpirando,
mirando la ascensión, la luz, hablando,
ustedes los que están aquí en el día
para abrirnos la voz, la compañía.

Yo quisiera dejar los nombres vivos,
escribirlos, decirlos, levantarlos,
porque sé que nos vamos, nos hundimos,
y que el aire se hará tierra cerrada,
y el lujo de esta hora fugitiva
larga pobreza y desventura vana.

¿Dónde estará tu gesto, Manuel Flores,
el aire altivo y dulce de tu cara,
cuando mueran los álamos que vemos,
cuando el gesto de todo se confunda
y un olvido de cal dejen los huesos?
¿También tú, Ángel Rama, estarás ciego?
¿También tu pecho aquí de brasa ardiente
tendrá su corazón de sombra dura?
¿Dónde estarás, amigo, cuando suban
los cardos por las ruinas de mi casa?
¿Dónde estarán tus vagos ojos grises
María Inés, y tu larga voz de niebla,
cuando un metro de bruma nos explique
las leguas de esplendor que aquí separan?
¿Seguirás Maggi, hundiendo tu ternura
por entre agudos pliegues de palabras,
cuando en la boca guardes tierra impura?
¿Y tu sonrisa, Chacha, adonde irá,
cuando las larvas tejan nuestros labios
y nadie pueda apenas sollozar?

¿Dónde estaremos cuando no respondan
ni el trueno, ni la lluvia, ni las olas?
¿Ida Vitale, qué será tu piel,
tu tierna y tibia geografía blanca,
cuando crezcan los ríos y las hiedras?
¿Qué será de tu paso, Mario Arregui,
tu andar entre los libros y las vacas,
sobre el cuero, las páginas y el pasto?
¿Y tú Gladys, tu pelo entre las ramas
como raíz al aire anticipada?
¿Y tú Carlos, y tú Judith, ustedes,
que nos vamos siguiendo paso a paso,
si paso a paso como fina arena,
iremos por el tallo del cansancio,
de sueño a sangre y de sangre a tierra?
¿Recuerdan, amigos?, nos diremos,
y no estaremos más para escucharnos
y tendremos ya algunos, hace tiempo,
deshechas en la sombra las entrañas.

De El río y otros poemas

LIMO

Me dice el fuego que es verdad la llama,
y el mar antiguo que es verdad la espuma:
verdad del canto que se lleva el viento,
verdad del río que se va perdiendo.

Me dice el cielo que es verdad la nube,
y el marinero que es verdad la estrella:
verdad del viaje usual de toda sangre,
verdad del alma huyendo en las tinieblas.
Que es verdad —me dijeron— la esperanza.
¡Al aire el corazón! ¡Al aire el sueño!
¡Al aire los pañuelos y el olvido!

Que es verdad —me repito— desde el alba.
Y ha llegado la noche despacito,
y lo quise decir, y no he sabido.

De El río y otros poemas

RIELAR

Así vamos los dos como dos noches,
funerales y alegres, embriagados
de sombras, entre cuerpos y deseos,
a ciegas, por las manos hermanados
de dulce tacto y fuerte compañía.
Así vamos los dos sufriendo apenas,
bebiendo de la misma fuente oscura,
de un agua eternamente sorprendida,
y el cielo es todo negro, ataúd, tierra,
mar abierto, naufragio, marejada,
y estamos solos, nutriéndonos de gloria,
de oro bajo, de amor, de maravilla.
Así vamos los dos como quien somos,
de sangre y hueso y sueño desvelado,
bajo esta tarde de Madrid, de otoño,
caminando de nuevo hacia la noche
para ardernos, hurtarnos, devastarnos,
olvidarnos, jugarnos el destino,
solitarios, sin armas, sin estrellas.
Así vamos los dos, los dos a tientas,
—amor—, sobre las viejas hojas secas,
cortándonos la vida como rosas,
porque una vez allá, bajo los días,
vimos la luna, el precio y el ciprés
del confuso y terrestre paraíso.

De El río y otros poemas

RECOPOS (DESDE PARÍS)

Aquí la noche, aquí el naufragio lento,
aquí la roca, el ala negra abierta,
el golpe al corazón, España ciega,
España yendo bajo los olivos,
las mulas, los álamos, los niños,
con un lento, escolar, deber de muerte,
para decir, para decir a solas,
para decir adentro, España fuerte,
sepulturera y grave entre tus sombras.

Aquí la noche, otra vez la noche,
el mismo olor a hierba oscurecida,
la misma extensa tierra agazapada,
¡oh rostro sin descanso, desmedida
criatura cuajada de miradas,
presente aquí, en las piedras ciudadanas!

Que te crecen los ojos colmenares,
multitud azufrada de testigos,
de señales cerradas como ostras,
como cuevas del aire, como bocas,
como una miel brillante y rencorosa,
por las calles, aquí, sobre los sueños,
como un tropel de fuegos vengadores.

Aquí la noche, España, aquí los muertos,
aquí la mano dada entre tus hombres
se nos quema en estrella de desierto,
aquí es duro el recuerdo como piedra
y hueso destinado al alto viento,
aquí nadie te sabe la desgracia,
la furia, la espesura de tu gesto,
España, descendida hasta esta noche innumerable,
aquí, la misma noche para un francés que dice sepultura,
y para ti, sola, de pie, y a oscuras.

De El río y otros poemas

PAISAJE

Una estrella suicida, una luz mala,
cuelga, desnuda, desde el cielo raso.
Su cerrada corona acaso sangra.
Acaso su reinado es este instante.
Crecido el mar debajo de la cama
arrastra los zapatos con mis pasos finales.
Sacan los árboles vivos
un esqueleto mío del espejo.
En el techo los pájaros que vuelan
de mis ojos brillan fijamente.
Acaso no esté sola para siempre.
La mesa cruje bajo el peso usado
de las hojas secas. Un viento adentro
cierra la puerta y la ventana y abre
de pronto, entre cadáveres, la noche.
También mi corazón. Ya voy, tinieblas.

De el libro La invitación

CASA DE BELLEZA

Informe personal

Un metro cincuenta y cinco de pie
a la intemperie
cincuenta y siete quilos conservadores
por obra y cuenta de la gravedad
(de acuerdo a las tablas
hay lastre para arrojar
según el riesgo y la deriva
Julio Verne lo haría
en cinco semanas de régimen
aún hoy) así parezco
la medida exacta de una criatura
terrestre entre la espada y la pared
minuciosos centímetros de un cuerpo
vivo sentenciado
la estatura visible de las ganas
de algo de nada
la extensión precisa de una fuente
de energía a término
la altura justa de un aparato
de vuelo consumiendo
combustible sin reserva
el trozo mensurable
de una empresa de una
sociedad anónima desconocida.

El secador zumba crispa el cabello
las orejas reciben señales interiores
un casco de material plástico
ajustado a un sillón donde resisto
un viaje en el tiempo
ayer era joven hoy soy
como soy mañana seré vieja
no estoy antes ni después precisamente
estoy ahora puntual con mis arterias
como tú como aquel
en penumbra como siempre era lunes
acaso o hace un rato
me veo ahí nos vemos
tú y yo frente a frente
clavada en la pista del aeropuerto
mientras parte un avión
en el que voy contigo en hora
pensándolo bien me quedo en tierra.

Inunda la luz mis ojos que ven
y los tuyos anfibios
que me ven en una edad cualquiera
dieciocho años de pronto acosada
en la plataforma de un tranvía
solitario veinticinco pueden ser
desesperados aplausos en el paraíso
de un estudio auditorio
treinta quizá que cien volando
cuarenta recién estos años
recostada en un helicóptero
transparente para la eternidad.

Pienso pocas cosas y está mal perderse
las ideas del aire acondicionado
encendidas de gas de neón
y señaladas por alambradas de púas.

Sentada frente al espejo sin marco
solo prendido con grampas a la sombra
vertical y dura
me miro minuciosamente
sin lástima y doliéndome
querría ser el más cruel el más
despiadado de mis observadores
para tomarle ventaja a la realidad
el rostro mi cara lavada
nadando entre las células del vidrio
y la vieja vida de un ojo
al otro como un pez en el agua
las sensaciones ariscas levantan
vuelo de la superficie mixta
del cutis
también el cuello cierra el collar
de Venus una soga corrediza
patas de gallo escarban la mirada
desentrañando una frágil cañería
pulsátil
hay nubes de polvo compactas
me ahogo a pesar de la escafandra
y los tubos de oxígeno obligatorios.

Aún distingo el pelo azul espeso
los ojos un tercio del ancho de la cara
color del iris castaño oscuro se diría negro
cejas conformes
nariz recta
la boca regular con las comisuras
caídas hago esfuerzos a veces
por subirles la sonrisa
estructura general armónica
y nadie ni las arrugas
ni las canas recientes que me asustaron
la primera vez porque vi
lo que no esperaba
y nada todo parejo uniforme
nublado ¿dónde estás?
¿soy yo?

quizá haya más agito el agua turbia
resistente muevo debajo el río la turbina
la madeja el pulso la corriente
el motor la sonda el tajo
la carrera el viento el tren
la pista el jet el trueno el humo
el humo el humo el recuerdo la lluvia
la máquina de escribir la fruta la cama
el sueño la estación la luz eléctrica
la paciencia la niebla la niebla espesa
la cortina corrida se cierra el espejo
como escritura en el agua
de este lado me toco la mano
que escribe desde hace mucho
que deja sus huellas digitales
una marca
que no se repite
en un expediente de rutina.

DE ENTRECASA

Está nublado el día confuso
y lleno de malentendidos desprende
una niebla que suena continua
hace exactamente tantos años
¿el timbre de entrada? ¿el teléfono?
¿los oídos? Zumba a veces una avispa
una chicharra un grillo de verdad
dentro pero es afuera
despejo la mesa de trabajo
abro la ventana que da la calle
y miro
abro la puerta interior que da a nosotros
si es posible
aclaro el panorama para una toma
de conciencia fotográfica posada
aunque la luz es poca y el tiempo vuela
¿Quiénes están ahí quienes son
los que impiden ver?
de una pantalla de televisión saltan
antropófagos drogados
una cabeza de propaganda pelada
con boca de dientes dentífricos
¿abuelita que boca más grande tienes?
— Es para comerte mejor
y el lobo con cofia corre por la casa.

Del libro Tocando fondo

EL TELESCOPIO HUBBLE

¿dónde la botella primitiva? /
no puedo verla /
¿a qué distancia tengo aquel vidrio verde /
transparente/ familiar? /
sigo aquí / concéntrica y excéntrica
en espacios simultáneos /

entrando por el tobogán de mis propias pupilas
descubro botellas sucesivas /
unas dentro de otras / cada vez más íntimas /
más sumisas / más sexuales /
allí “soy muchas” / sub-sumidas
en la más inquietante desnudez /
deslizándose por una orilla interior
del infinito /
en tanto / hacia afuera
la extensión que me separa
de la cobertura exterior /
es insoportablemente inabarcable /

la mirada que sale de mí /
tardaría siglos en recorrer el relámpago /
ese escalofrío salvaje /

el afuera enceguece / y no se ve /
un chorro de galaxias
expanden el recipiente mayor
en desbocada carrera espacial /
los telescopios no lo alcanzan / no llegan /

el Discovery con el Hubble poderoso / partió
en estos días / el gran experto ocular
viaja dentro de una cápsula-botella
que contiene y es contenida / yema
en el huevo / mar en el mar /
ojo en el ojo / su espejo insomne
se multiplica sobre sí mismo /
genético / robótico /

¿son mis propios ojos / naves / límites /
o ratas de laboratorio
en esa trampa donde atrapar el cebo? /

me gustaría quedarme
a esperar los acontecimientos /
pasó el tiempo / hubo inconvenientes /
desperfectos / el Hubble fue reparado
y siguió /

ahora —dijeron—
el Hubble vio los “agujeros negros” /
¿boca enardecida de la botella de Klein?

Del libro La botella verde
amanda berenguer descubrimientos 16 - Poesia Online

LA CINTA DE MOEBIUS *

*La cinta de Moebius es, en el espacio de la geometría elemental, una superficie unilátera. Debe su nombre a su descubridor Moebius (1865). Sus características más sorprendentes son: no tiene más que un lado y una sola arista, es una superficie continua y no posee interior ni exterior.

Palpo lentamente
una cinta de Moebius siento
ese breve vértigo de entrecasa
o escalofrío en su jaula toco
ese pájaro por fuera y esa ostra por dentro
sucesivos palpitantes
sigo su unilátera hoja ambigua
hermafrodita
exterior e interior a un mismo tiempo
 
pulso el insalubre vibrátil sedimento
de la pura verdad
los seudópodos hacia lo oscuro
las ideas de paso sonámbulo que andan
por los alrededores de las doce del día
la celda callada la pieza “se alquila”
en el patio de la ruidosa boca ciudadana
 
rozo marchitas flores de visón
recién polinizadas
sus hojas de foca brillante a cuenta
de negra primavera los cuerpos de pelo lacio
de fibra córneo escamosa colgados
en los andenes ahumados o en los muelles
donde los changadores escupen tierra
o en los salones para pasajeros
 
así resortes trabados en cajas fuertes
recuerdos
así bengalas sin encender
recuerdos
así expresos estacionados vacíos
recuerdos acaricio
la memoria pronta a saltar elástica
una fotografía instantánea sobre el pretil
de la oficina de treinta pisos fábrica
en Tokio o Brasilia
hacia la posición natural de descanso
 
tanteo recorro camino la otra cara
la fabulosa cara la doble cara la misma
cara tu cara anacrónica
mi cara alquimia social
¿te asustas? ¿respiras? ¿comprendes?
te veo y nos ven sobremanera
el rostro semblante fachada
o superficie anterior no olvides
recuerda el anverso presencia
marchando a hasta para por
según sin sobre la cara de dos vueltas
interminables
 
apura cara de juez tu veredicto
escucha cara del montón escucha
cara de perro otra y otra más
cara de pocos amigos no mezcles
grasa aceite agua hirviendo
cara de vinagre
cara de risa la expresa
que viste y calza máscara para gases
cara y cruz abrazadas
gestando huevos de oro en la bodega
de la “Santa María” hollando el aqueronte
dispara carabina ametralladora
hasta el caracú profundo caracú expuesto
Ácaramba! carantamaula
 
resbalo entro cavo
esta cueva centrípeta refugio
atrayente mina carbonífera
(32 mil metros cúbicos de roca viva
para abrir el túnel de Simplón)
atestada de diamantes venenosos
canjeables por vida por menos
que vida por vida desvivida
este corredor sin salida corredor
en derredor ovillo alrededor lazo enroscado
escalera rampa encaracolada
¿quién de nosotros quién
le encuentra el cabo a la madeja?
vagabundos caminantes ahí
ahí en el hueco de tu mano
 
se ven ahí
las tres inciertas parcas mineras
investigadoras educando
conejos de India filamentos eléctricos
murciélagos de onda ultra corta
para un curso experimental
de expertos en corruptología
ahí en el fondo en la cripta anunciación
subimos paloma uterina escudo
caparazón cúpula de barro arriba ascensor
muro Le Corbusier cielo de cemento
último piso
torre esferoidal de acero construcción
voladiza en ladrillos de vidrio
techo astronómico boquiabierto
astrolabio
provisto de limbos graduados
para medir el ángulo sujeto a error
de la eternidad entre nosotros
entre casa observatorio
entre tú y yo amantes
hechos una misma velocidad de cuerpo y alma
alunizamos en nuestro propio corazón
dimos la vuelta a la tierra de Moebius
marchamos sobre su pista enguantada
a kilómetros años luz de vertiginosa
felicidad.

Del libro  Materia prima, 1966

OBJETO VOLADOR NO IDENTIFICADO

Viene directamente de huevo desciende
de anillo surge de aviso
brota de viaducto tiembla de intacto
salta de vivero en vivero anda
de cuerpo planta como mueble mar
o árbol radio semejante
a un capital de piedra filosofal
a nervio centro a hueso eje
parece un arma en sí
útil concreto
intento fuerza
humor fénix
o cosa enardecida además
nube negra horadante
viaje al fin de la noche
ave gas robot futuro anterior
libro de bitácora incendiado
alado Leonardo renaciente
Paracelso subiendo
en un pueblo mercurial
viejo Picasso radioactivo magnético
órgano electrónico artilugio
saltimbanqui afuera azar Odisea
botella al mar
vamos de prisa explotaremos
nos daremos de cara contra el sueño
pasaremos oh sí región Einstein
rayos y centellas

objeto discoidal platiforme despliegue
máquina rutilante a 45 grados
sobre el horizonte noria
virando de sur a norte
rueda intermitente trompoviento
nave celular en los tejidos celestes
artificio mecánico probable
circuito abierto
descansemos
observemos la terrible realidad
naranja propulsora a la vista emitiendo

volador alígero alieter alisonda alingenio
vértigo atento espacial salvoconducto
la velocidad es una trampa
de la memoria
los cambios de rumbo
una celada del tiempo
movamos los telescopios y adelante
con los pozos y las bolsas de carbón
de la galaxia

no antes difícil imposible vacío
en el desierto a solas sin sentido
desmemoriado huérfano dejado
mudo y ciego nadie
quedarse vegetar durar
no vale no importa no sirve para nada

identificado signo de algo tabulado
hay instrucciones precisas
para su captura
estamos en el secreto compartido
nombrado
válgame hombre qué poderes
la materia apalabrada
imaginada
certifico ver lo que vemos
lo soñado contigo presente
para atestiguar lo incierto

ovni aflorado visible descubierto
glorioso
casi flor casi animal
casi aparato interior casi certeza
casi la trasmutación de la materia
espiritual como un gato
al calor infrarrojo del sueño
suburbano como el coraje
anotado en una pantalla de radar
refractario como la cara del amor
cuando tiene la mirada
en otra parte
denso como una idea salida de madre
discontinuo como el placer
radiante como un cromosoma
en cielo tinto portaobjeto
portaestandarte
con una sigla en onda corta
portaequipaje portaespecie
vamos detrás formando cola
con un niño de la mano
un pequeño cohete teleguiado
bajo el brazo
dos o tres revistas de historietas
en la valija
un aparato portátil de televisión
una lata de carne conservada
y un frasco de dulce de duraznos
yo puedo llevar aún una maceta
con un filodendro enano
o algo que no se llame rosal
pero que dé rosas de otro nombre
igual a las rosas de verdad
y un deseo salvaje aclimatado
unido al soporte
del imprescindible paracaídas

la familia pronta reunida
en un círculo continuo
vertiginoso tú el padre
y tú el hijo y tú la madre
las hélices los tubos los chorros
de vida cotidiana salpicando
la atmósfera
listos para el vuelo
entremos a la cámara blindada
montemos ese dromedario centrífugo
sigamos la mirada hacia el génesis
de Mona Lisa
su órbita de cilias urticantes
despeguemos desde la base colgante
la intermediaria luna ocasional
ahora tan a mano

palpo lentamente
una cinta de Moebius siento
ese breve vértigo de entrecasa
o escalofrío en su jaula
toco ese pájaro por fuera
y esa ostra por dentro sucesivos
palpitantes
su unilátera hoja ambigua
hermafrodita
exterior e interior a un mismo tiempo
lo que no sabemos
resbala bajo los dedos
cae en un barril sin fondo

desaparece a ojos vista
se pierde en el fragor de la batalla
sacando chispas insultos gritos
reto a las tinieblas
quedó arrojado el guante
míralo allá va
la mano abierta ingrávida
con una gota de sangre coagulada
en su anular vacío
palpando la azarosa orquídea
de espacio foliado intermitente
alfabeto Morse a pétalos cifrados
el gesto suspenso a la deriva
tanteando la puerta del mundo
mientras dura una pausa
del pensamiento
brilla la amnesia expuesta punzante
desconocida vía Láctea.

Del libro Materia prima

34

Cómo aúlla el perro, lejos,
de sombra en sombra llegando!
¡Ay carne oscura del cielo,
cómo viene el grito largo!
De lejos aullido lento,
de cerca parece llanto.
¿Tan lejos y por qué tiemblo?
De cerca es ella, golpeando
aquí en la puerta, ¿es el viento?
es ella de cerca, entrando.
Adentro. Ya está aquí dentro.
¿Por dónde si está cerrado?
¿Por dónde si ya la siento?
Es ella, me está mirando,
tan cerca y cerca del pecho
que siento que de mis labios
se escapa el aullido lento.

Del libro Contracanto
FBSc OEWYAYYmo - Poesia Online

TAREA DOMÉSTICA

Sacudo las telarañas del cielo
desmantelado
con el mismo utensilio
de todos los días,
sacudo el polvo obsecuente
de los objetos regulares, sacudo
el polvo, sacudo el polvo
de astros, cósmico abatimiento
de siempre, siempre muerta caricia
cubriendo el mobiliario terrestre,
sacudo puertas y ventanas, limpio
sus vidrios para ver más claro,
barro el piso tapado de deshechos,
de hojas arrugadas, de ceniza,
de migas, de pisadas,
de huesos relucientes,
barro la tierra, más abajo, la tierra,
y voy haciendo un pozo
a la medida de las circunstancias.

Del libro Quehaceres e invenciones

TRAZO

¿Por qué esta arena de desierto
invadiendo la hoja donde escribo?
Trazo una línea honda y larga
sobre la duna
pero el viento la borra
sigo la línea honda y larga
más allá del otro médano
pero el viento la borra
comienzo la línea honda y larga
otra vez
y de pronto comprendo
donde está la línea está el viento
donde está el viento no hay nada.

Del libro Conversación habilitante y otros derivados. Trazo y derivados.

LA MANZANA

Una manzana color manzana
 
otra manzana sin cáscara
 
—– —– —– —– —–– color de otra manzana
 
otra manzana desaparecida
 
–– —– —– —– —– —saboreada:
 
de las tres ¿cuál la manzana verdadera?

Del libro Identidad de ciertas frutas

LA INVITACIÓN

Un adónde de sombra, un pozo vivo
graznando como un pájaro violento,
a veces me aparece a la hora incierta,
al alba fría, espantadora de otras
criaturas, y me empuja de nuevo.
 
Porque yo estoy demás entre los seres
que usan la alborada, estoy de sobra,
triste junto a la mesa recién puesta
de la resurrección. Ah! no podría
a mi antojo domesticar la angustia,
hasta hacerle sangrar la alternativa
de una estrella brillando sobre el día.
Acaso voy entre soñada y muerta,
arrastrando una historia donde tiembla
la cabeza muriente de la luna,
pero llevo el anillo, esa corona
del otro reino, para no olvidarme.

OTRO PROPÓSITO

Qué más quisiera si pudiera

si me diera la voz para decir

siquiera las palabras que conozco

qué puerta abierta entonces

para hacer saltar las letras del idioma

y mostrar una molécula gigante ambigua 

tan viva en su materia

ahora sobre esta mesa de laboratorio

cuando en el principio de los tiempos 

era el caos

y deletrear los orígenes de la vida

LO OTRO

Cuando temblando estoy por acabarme
bien, boca abajo, dándome de dientes,
entonces siento por la dura vía
la carroza propicia, su motor
palpitante y puntual, trayendo pruebas
del límite del mundo, con mis letras
borradas por las flores. Pero un árbol,
sólo uno en su sitio bastaría
para situar sin miedo la otra tierra.

COMUNICACIONES

Urge el pensamiento conectando
¿se siente? ¿alguien entre líneas?
¿errata? ¿paréntesis? ¿qué signo?
¿escuchan?
(La claridad del lenguaje
tiene apenas
la intensidad ambigua del poniente)
Estamos aquí, lanzados a la noche
terrestre, apretujados,
aquí, en la noche terrestre, aquí
en la noche terrestre.
De nuevo el hilo
el cable roto, el deslumbrante
cortocircuito.
¿No oyen? ¿No se oye?
Palabras mías, insensatas,
hechas de furor y de locura,
cuantiosa tesitura negra
a borbotones desbordándose
hacia dentro, hacia
el fondo
interpolado de rígidas luciérnagas.

Tiembla y destella, hace señales,
todas son huellas de la eternidad,
enumeradas y prolijas,
cuernos de caza, al mundo
aullidos de perros, está el desierto,
toques de peligro, inútilmente,
pasos cambiados, ¿dónde?
campanas para niebla, una piel fosforescente,
pedidos de auxilio, y envenenada,
sirenas de patrulleros, llamando,
gritos de alarma, solo, solo, solo,
bocinas de ambulancias, se hace tarde,
quiero saber si se hace tarde.

Un código de emergencia,
un vaso de agua, un hueso
para la inteligencia,
un alfabeto de clave radioactiva,
o telepática, o nuclear,
o una sustancia de amor
para esta extrema ubicación,
25 de abril de 1963, otoño,
en mi casa, hemisferio austral,
aparentemente a la deriva.

NO QUIERES VENIR A LLORAR CONMIGO

¿No quieres venir a llorar conmigo?

Hay algo/la ciruela morada cayó del árbol/
una nube oscurece plácidamente
la habitación/ ¿nadie?/
goteaba la canilla de la cocina
serena y suave/te necesito/estoy
descendiendo por una escalera mecánica
que me lleva a ciegas/¿soy yo?/
sin embargo me veo sentada a la mesa
escribiendo y
“cuando quiero llorar no lloro
y a veces lloro sin querer”/

hermano mío/haremos una reunión
plañidera en las entrañas de la angustia/
el tiempo nos mira y nos engaña/
¿trampa?/¿alucinación?/ la ciruela morada
cayó del árbol/-lo siento/dijo el viento/
y pasó de largo/llevándose lo más querido/
y aquí estoy/en el borde mismo
de lo que no sabemos/en este rincón
de la casa/ te necesito/óigame quien me oiga/
¿quieres venir a llorar conmigo?

(4 de marzo, 1997)

EL CUENTO

este frágil objeto que me alberga/
acaso tenga una forma inquietante/próxima/
botánica:
¿”espada de San Jorge”
lidiando con un dragón de tinta?
¿árbol en el despegue
que arranca sus raíces de la entraña del vidrio?
¿géiser vegetal
surgido del hueco de la botella?
¿almácigo de la altura?

treparé por la planta de la habichuela
que cuentan/que crece y crece/
y que ha crecido aquí dentro/entre mis cosas/
y me asomaré/para saber si hay afuera-/
por el cuello incierto de la botella

LA CARTA

escribo una carta infinita
en la pared ambigua del recipiente
que me contiene
unas veces adentro
otras veces afuera
sin levantar el bolígrafo
escribo una carta infinita

EL VIDRIO NEGRO

el cono de la lámpara me pone a foco
más cerca
más nítida
me veo y me ven

la imagen con fantasma ajustará sus círculos
y no sé si cubrirla ya con un paño de lágrimas

el recuadro de una silla enmarca la lluvia
sobre el vidrio negro
el árbol en lo oscuro
inclina del otro lado sobre mi hombro
su brillo cubierto de hilos

la ventana es un ojo
un dragón de tinta-
esa torcaza colgada a mis espaldas
proyecta una espiral amarilla
y mostacillas de fósforo le queman las alas

se repite-
el vidrio negro nos envuelve malignamente:
la ventana es una célula encapuchada
una mirada fotográfica
un revólver

el cono de la lámpara me pone a foco

está sentada vestida de rojo escribiendo
mira de vez en cuando la ventana
la lluvia sobre el vidrio negro
le apuntan:
es un blanco perfecto

VALORAR VALORES

………………..abre
……………..la a
……………viola su cerradura
…………….de aire y
………de agua
… besa
la b
….bebiéndole la médula
…………………………….cela
…………………………la c
…………………………….cela
………………………..su celada
……defiende
…la d
con dedos y
…tridentes
……………..baja la cabeza
…………………inclínate
………………………..enhebra
……………………..la e
…………………………..¿lo harás?
no hagas trampas al efectuar
………………………..la f
………………genera
…………..la g
……………..gerifalte
…entre las generales de la ley
…………………………….llámale
……………………………………..h
…………………………..a la siguiente
..y sigue juglar
………………..con arriesgadas pruebas
………..el tigre al-fa be-tario
persigue
………..hostiga alcanza
…..organicemos los términos en fuga
por la
…….diccionaria selva brota floración
…….vocablo ejercitado salta la pertinaz
…….palabra obrera
……………….cazadora
…búscala
………….llámala ……..aquella que nombrada
…pone en funcionamiento la hélice
………………………………..el gatillo
…suelta las riendas detonantes y
…trabaja señales ……piedra sobre
…………………………..piedra
……………………..faros
……….día y noche …..anuncios
…por un clavo ……..se pierde… una palabra
…por una palabra ………………..una sentencia
y por una sentencia ……………..la vida

MOMENTO

…………………..Por un instante
se han detenido las máquinas
me han abandonado las fuerzas
me he entregado a mi sombra
…………………..a la culpa cripta oscura
…………………..de ser Amanda escrita
………………………………………..fatigada entre
…………………………..las letras asfixiantes

……………¿dónde se abren
…….las pulsaciones los ritmos
………….las descargas eléctricas?
la tormenta ronda el cielo
……………….. la tierra espera paciente
….la sacudida
…………………….y yo aguardo
….un golpe de tiempo.

PONER LA MESA DEL TERCER MILENIO

“para medir el ángulo sujeto a error
de la eternidad entre nosotros”.
A. B.

½ doc. De rosas rojas y “champagne” /
ofrecía la TV a ritmo de rock / al aire
en la voz de locutores / batiendo las horas
hasta hacer espuma con la felicidad / ¡ah!
la dulce vaca / la dulce leche /
la felicidad ¡ah! ¡ah! ¡ah! / repetía
gastado y nuevo / el televisor a todo pulmón
entre ofertas y “News” / – “haz cosas que el dinero
no puede comprar / para las otras / use Magic Card” /
y daba la vuelta al día / al año / al siglo
-aunque se drogaba a oscuras / mientras
veloz / y detenido / altanero / y medroso /
“que vuela y que no vuela” / parecía /
¿quién dijo eso? / ¿quién? / ¿es antes? / ¿es ahora? /
alfa cibernética / estrella nova /
de la constelación E-mail / dame la hora /
el sitio / la certeza / y ustedes
hechiceros / astrólogos / obstinados matemáticos /

gotea la canilla / una gota desborda el vaso
y enerva los dedos del reloj / ¿ o no? /

Esta mesa sólida que toco / es esta danza loca
de electrones / ¿ o no? / “el día se hace de noche
¿cuándo? / un hombre se hace viejo ¿cuándo?”

contesten / ¡por favor! / @.uy / que
con estas ansias el tiempo apronta sus tijeras
y entrábamos en el tercer milenio /
“milenium” / nos decíamos en lengua antigua
para alentarnos / y estábamos atentos / impacientes /
con los ojos y el olfato despiertos /

entre el 0 y el 1 estaba la cuestión /
“to be or not to be” / entre el ser y el no ser /
¡bonito lío! / se enrosca insomne la rosa
y su sombría espina / y trepa / y sube
por las piernas del bien y del mal
del gran árbol de Shakespeare / levantado aún
en la mano de la una rama tendida /
la manzana vital / discordante /
del placer y el dolor fruta gigante /

(carta)

te quiero / amor / te amo / ¡créeme! /
te necesito / frente a este milenio abstracto /
dragón de signos / inminente

te amo / te estoy amando / no pido mucho /
me llamo Amanda / “digna de ser amada” /
en latín significa / me dijeron /

“I love you” / no / no es lo mismo / ¿o sí? /
brinca un virus depredador de los hilos
de la red / y rompe / y borra / ¡sálvese quien pueda!

¿qué ocurre Bill Gates? Tu nombre como palomo
que “arrulla” enamorado / en las “puertas” de
Internet / y tu “Venni, Vidi, Vinci” /derrotados? /
¿quién es el vencedor de esta batalla inteligente?
“I love you” / se oye incitante / “te amo” / “te amo” /
¡cuidado! Navegante / tápate los oídos /
es la voz de la Sirena / cubre la memoria /
la culpa / el archivo central / la madriguera /

se despliega entonces un vacío: suerte
de orgasmo en el placer de las computadoras:
inusitada cola de pavo real viola /mortal
la impalpable entretela / donde una araña
teje la Net Word / lugar ambiguo / topológico
del goce y el olvido /
¡tan cerca están el amor y la muerte!

¡vamos, palabra / date prisa! /
hila de nuevo / palabra sobre palabra / hila
hilvana / Word sur mot / trama / palabra
sopra parole / cose worst on Word / borda
primorosa escritura supra verbum / y teje
y vuelve a tejer / red de redes verbales / telar
fantasma de la noche Web / en nupcial
tejeduría / ¡oh! verbo enmadejado /
átame al mástil / al tótem de la especie /
del árbol de la ciencia / a una pinza dorada
del cangrejo zodiacal / a una columna
de electrónica elegancia / y sigamos
¿dónde estaba?
“en la mano de una rama tendida /
la manzana vital / discordante” / ¿recuerdan? /
o el cráneo seco con ojos de búho /
y no se sabe si estamos en “Hamlet”
o en “Sueños de una noche de verano”
que lo vimos / hace mucho / entre eucaliptus
iluminados / de un escenario nocturno
en el Parque Rivera / cerca de casa /

(Nota)

General Fructuoso Rivera (Don Frutos), entre la fuerza
y la miseria y primer Presidente de los Orientales,
que viajó muerto dentro de una barrica llena de
“caña”, para conservación de su cuerpo, “curado” en
alcohol de vida, desde el lejano Cerro Largo, hasta
la capital, Montevideo, al Sur, sobre el Río de la Plata,
a través de montes y cañadas, por más de diez
días, y los gauchos soldados que lo traían en carreta
tirada por bueyes, cuando hacían una “parada”, tomaban
de esa “caña”, bebiendo sorbos carnales del
alma del caudillo, mientras sedientos: “¡quiero brindar!
¡quiero brindar! ¡en hora buena! ¡a su salud! mi
General…”

y se cuenta / y se canta / y se sigue /
¿no es la misma historia? / ¿quién vive? /
¿quién yace inerte? /
¿aquellos que bebían?/
¿Don Frutos “curado” de muerte? /
aquí en el paralelo 35 del hemisferio Austral/
escribo / sin apuro y sin descanso /
y si el Norte está arriba o está abajo,
es otro asunto / iperdón! / o el mismo asunto:
nuestra Cruz del Sur está muy alta en el cielo
a la vista / casi en el Sur Celeste / y el Sur arriba
es nuestro Norte / ¿nuestro Norte? / ¿el Norte? /
¿habremos perdido el Norte?

ya Torres García dibujó nuestra América /
bosquejó el mapa / lo giró 180° / y el Gran Higo
terrestre se enderezó / y en la parte superior /
en el cabo de la fruta / el pintor colocó
el Polo Austral / evidente /

¡olvidemos! puntos de vista provisorios /
¡olvidemos! cartógrafos y
del viejo mundo /
arriba velan encendidas Las Nubes
de Magallanes / cerca del majestuoso Navío Argos
“el de los mil ojos” / balanceándose aquí
sobre Montevideo / en las altas aguas negras
mientras pasa en pleno vuelo un cóndor sideral
hacia lo oscuro /

Sigue…

Constelación del Navío (2002) libro que reúne toda su producción poética publicada e inédita, desde 1952 hasta el 2002.

LAS NUBES MAGALLÁNICAS

cuando transitamos a velocidad cotidiana
la gran avenida vía Láctea paseo
cielo parque conocido desde niña y
antes aún de papá y mamá muy semejante
a 18 de julio cuando mirábamos pasar
desde el chevrolet 36 detenido en la acera
las personas preparadas para una exposición
rodante con aire de retreta y repasaba
un examen de historia natural
y sus vidrieras falsas de vida nocturna amarillenta
en bajo voltaje sobrecargado a punto de estallar
y se enciende el motor y se cruzan las calles
de la Aguada la estación de tranvías del Reducto
con reloj en hora hasta el Brazo Oriental
de vuelta por San Martín entre plátanos jóvenes
hasta Huáscar corta y sin hormigonar y cuando

llegamos a casa ahora en otro lado
del mapa de la ciudad en la punta
más cerca de un labio del planeta
cuando volvemos a esta turbia clara
circunvalación suburbana
mezclados de yema central y del ruido
usurero de un río de plata baja
batiendo contra el murallón de la rambla
costanera o crecido sobre la orilla arenosa
apretando un huevo puesto en pleno vuelo
así con la cáscara partida Montevideo derramado
por un pájaro parecido al ave tiempo
del segundo viaje de Simbad
y cuando es hora de amor y de ladrones
en el monte de al lado
o cuando sobre la playa me tiro al agua
entre los crustáceos al fondo en su elemento
O a un pozo para desaparecer o morir
de otra envergadura en otro viaje
navegando surcando explorando el agua negra a la pesca de presas de oro prometidas
abierto hasta los tuétanos el tesoro
de los antepasados latinos industriosos y avaros

quedan someras sobras sobre la mesa tendida
queso para trampas caseras y cebo rancio
y lentejas con tocino guisadas
para alimentar los diarios malos entendidos
viejos como el mundo
un plato por otro de carne viva fría
o trozos dando coletazos de eso que somos
por dentro y no se ve
y emerge a veces en rabiosa pesca mayor
difícil de descuartizar

aventamos las plumas indemnes sepultadas
de aves americanas o de indios charrúas
entusiastas asadores de Solís el descubridor
de este lecho correntoso donde aún desovan
las corvinas con cangrejilla y los delfines maman
sin línea directa a ningún trono de la tierra
y se enturbia una resaca misionera colonial
cuando ocurre un accidente
y muere un niño ciclista aplastado
contra el parabrisas asesino del automóvil
en Caramurú junto al arroyo
cuando suena el despertador y repica el pulso en las coronarias
cuando me despierto y recuerdo

alguien está mirando directamente nuestra espalda
el codo pelado la nuca las vértebras lumbares
que sólo conocemos por dentro
en el interior del espejo en la penumbra
de una radiografía
o el repliegue astuto de la oreja palpable
Oo la cara oculta de la luna observando
con una lupa de tiempo
ampliando el espectro en sus fantasmas verdaderos

las Nubes de Magallanes encienden en los alrededores
de nuestro polo celeste austral dos jirones arrancados a la
vía Láctea de forma vagamente circular
la Gran Nube se extiende en la constelación de la Dorada
la Pequeña Nube en la constelación del Tucán
la Gran Nube contiene estrellas supergigantes azules o
rojas nebulosas gaseosas de emisión por ejemplo una
de las más luminosas del firmamento la nebulosa de la
Tarántula y cefeidas típicas y polvos absorbentes que no
dejan ver las galaxias alejadas la Pequeña Nube
en cambio es transparente
se descubren puentes de materia retorcidos formando
bucles desplegados a semejanza de tenues ramajes o
estirados al máximo y casi quebrados existe un fondo
luminoso continuo en las regiones centrales de los
grandes cúmulos de galaxias la difusión es uniforme y
granada más o menos quinientos millones por ahora de
gérmenes de infinito ah! entrego parte de un botín de
guerra diaria en prenda por un largo corredor o paso de
materia recién descubierto

el mar es cada vez más liviano y hondo
la respiración suave acompasada
el pensamiento apenas esbozado
por palabras sencillas
el cielo abierto de pie sostiene a pulso
nuestras preguntas de rigor

el viejo por qué deforme
con sus débiles huesos contrahechos

el plano galáxico se halla cubierto por nubes de gas
polvoriento alineadas a lo largo de las espiras

la imagen más simple y correcta del universo es todavía
la de un espacio euclidiano regularmente poblado de
este animal enloquecido mordiéndose la cola y pariendo
estrellas que miramos cada noche sin ver en la oscuridad
más allá de nuestros ojos

el sur y el norte prevalecen luchando en un circo cerrado
se da vuelta el hemisferio austral donde nacimos
abrimos con el navegante Magallanes y los sesenta bramadores

su estrecho pasaje y giramos al norte
de un solo espacio todopoderoso
estaba cercano entonces del otro lado infinito
la incorruptible mujer encadenada a poca distancia del polo boreal
la gran espiral Messier 31 de Andrómeda expuesta hasta los ovarios destellantes
entre los tejidos borbotando sombra
atada a una roca radioactiva radiofuente radioeléctrica
a la orilla de un océano de frías olas de hidrógeno
cayendo sobre sus flancos de virgo devota Persea
nebulosa foca o vaca marina entre los árabes
también encadenada

zumba el ruido de fondo de la galaxia
una sierra sin fin preparando el árbol del silencio
en muestras micrométricas
canta la marea boscosa del tremendo mar
este mismo mar sucio de arrastre o río grande
como mar Paraná Guazú salado y dulce
en el entrevero y una mujer desnuda sobre las rocas
entre playa Verde y playa Honda con los pies
donde golpean las olas esperando al amante que traerá
de los correosos pelos la cabeza de Medusa junto
al juego de anillos como regalo de bodas
golpean rompen las olas de hidrógeno sobre los flancos
desnudos sobre la gran espiral
Messier 31 de Andrómeda sobre esa mujer
asoleándose
extendiéndose caliente y tersa
con los brazos firmes en la axila y el cuerpo de
pan bien amasado pronto para el horno de una playa desierta
los redondos senos contra el sol mostrando
las palpitantes cefeidas y el sexo de humo espeso
respirando a empujones sobre esa mujer sola
asoleándose sobre Andrómeda en puro cuerpo
sobre la gran espiral Messier 31 encadenada a la espera
estaba una noche en las rocas de la plaza Virgilio
vigilando el Río de la Plata atenta
al contrabando de las aguas por el mismo cielo
a través de un ojo de bronce
abierto a los caídos en el mar
aguardaba el tránsito suntuoso de la nave Argos
a toda luz en la altura desplegada cerca del sur celeste
hundida la quilla en la negra onda hasta Canope
el piloto alfa de la Carena a la vista siempre
en su encrespada línea de flotación
no tenía apuro y no podía moverme
la espalda entumida al contacto de la dura oscuridad
apenas arribaba a la costa un ruido periódico
volcando una redada de segundos
recién pescados y todavía vivos

cuando se está solo se sienten más
fuertes las ligaduras y el peso real
del leve firmamento extendido
sobre el cuerpo afiebrado

el Navío se acercaba lentamente balanceando
su popa y volviendo al puerto de partida

no podía saber cuál era su destino
no creo que pasara por allí
por el sitio aquel donde esperaba
¿acaso el propio Argos podría
descubrir el escondrijo situado
en una punta montevideana
donde permanezco atada a esta escritura?

las estrellas se detienen posadas en el mástil
y aletean sacudiendo el profundo duermevela
la noche es larga y todo pasa cerca
y sigue trajinando
en la pulsación se mide la distancia
se sabe la temida trayectoria se numeran
los latidos que nos restan de la suma inicial
entregada a cuenta del propio corazón

¿Andrómeda eres tú aquella insomne nebulosa o esta que
soy ahora transitoria aquí en la tierra?
pasa el Navío enarbolado en toda su gloria
sobre el meridiano
recuerda: el viejo Ptolomeo catalogó en la constelación
cuarenta y cinco estrellas en orden similar al de un
tratado sobre la forma de construir barcos los astrónomos
modernos la dividen y le detallan quilla popa mástil vela
pero sólo la mitad trasera del buque asoma a la carta
de navegación de altura andando de tal suerte en su
carrera nocturna de este a oeste que la popa va delante
retrocediendo en dirección del muelle
Andrómeda ¿me oyes?
estoy en el polo opuesto de todas tus prerrogativas
hago apenas esfuerzos por soltarme quizá
me arrastrara la corriente que más temo
o un chorro enceguecedor de luminarias dementes
noctilucas militantes

se mueve el océano invertido combado
casco protector reticulado sobre la forma
de la inteligencia
se arquea el universo en grave mitovulsión
acá las olas caen en la mitad de la calle
sobre la gente que pasa despenada y sueño abajo
la marea cubre el jardín de las manzanas de oro
empuja la puerta principal la espuma se deshace
sobre la mesa de trabajo en vano estrellerío
nubes atormentadas descomponen las lejanas
Nubes de Magallanes sus tenues bancos luminosos
donde jamás encallará el Navío

acá llueve es noche cerrada
hay explosiones de miseria en cadena
minifundios de dolor y de torpeza hay barro
hay tierra hay animales hocicando
hay espesos desperdicios basurales hay
alcantarillas cloacas sumideros bocas
de tormenta tragándose el mundo de este lado
la tortura inclemente centrífuga de Andrómeda
la deriva el hundimiento del Navío aquí
en su plenitud austral y para los antiguos griegos
observadores desde el otro hemisferio levantando
sus restos en el horizonte acuoso
y el fin de Magallanes atravesado por una lanza
que lo clavó de bruces en una isla salvaje
antes de terminar la redondez del globo terráqueo

y llueve en oscuro de veras no se ven las palmas
de las manos no hay paseo de niña ni juego
de palabras cruzadas ni viaje a Europa
ni principio tienen las cosas
en la gran avenida se ahorra energía
y en la central hidroeléctrica hay fisuras
en los muros de cemento
no hay luz no se ve nada y llueve
pero me acuerdo de la luz
otros cantan conmigo de memoria la luz que vendrá
se enfutura se esperanza se constela adentro
lanzallamas un hogar vivo amotinando
estrellas sindicadas obreras de un cielofábrica de barrio
donde se elabora destellando la historia del comienzo

Del libro Materia prima

PRESENTE SOSTENIDO

quisiera estar
acaso extensa
atenta
acaso quieta luz
o
quizá suspensa sensitiva
no digas felicidad
no la nombres
-la mirada más dulce
en cada hebra del aire sufriría-
detenida la distancia
detenida la savia entre la hoja y el oxígeno
quisiera permanecer:
padecer una imagen ebria
un Elfo que clame:
“Dama de la Noche”
“Magnolia de la tarde”
“Taco de Reina del amanecer”
y lo escribo
y con “polvos de arroz” el eco memoriza
y pongo anillos en mis dedos
repetidos insectos modelando
un panal rosa
una tela infinita
y pienso en una nube vegetal de largos flecos
del orden de las irídeas
-encaje del espacio-
en ese árbol tembloroso
que está así
y me recibe

En Constelación del navío

PREGUNTAS

no pregunté por mi padre
por mi hermano
muertos en su cama sencilla
-viven conmigo recurrentes
en un mar propio
personal
donde habitan nerviosos los peces del recuerdo-
no pregunté por los amigos de “el río” joven
por Angel Rama (carbonizado ahora)
por Mario Arregui
por Manuel Flores Mora
vivos en mi cuaderno de bitácora en ese mismo mar
a la hora del viaje y la cuenta regresiva
pregunté por sombras
por el humo de la tortura
pregunté por “los desaparecidos”
a los que no identifica ni revive la palabra
porque en mi tierra
remontando el Río de la Plata -grande como el mar-
como medusas enlatadas
como corales de vergüenza y hueso
crece
un bosque oscilante de cadáveres sumergidos
con los pies aprisionados en cubos de cemento
-árboles humanos carcomidos
por los feroces dientes de otros hombres
nacidos de la hembra del tiburón-
allí no viven los peces del recuerdo
ni les alcanza la justicia su taza de leche
hay huecos en las familias
vaciados de sangre
yesos desiertos que dejan el aire
con contorno conocido
por el que llora a mares la madre
en nombre de su cría
por eso pregunto -anunciadora
vigía
noticiera-
por “los desaparecidos” por los borrados “N.N”
“inmutósele el rostro
perdió el color
y se le erizó el cabello
su pecho se alzó jadeante
y lleno de salvaje furor va creciendo
y su voz no tiene ya nada de humana
porque la cercana palabra
la transfigura con su poderoso aliento”
así la ví
rugiendo en su antro y mezclando
la verdad con tinieblas
los telex confirmados
con interferencias de ondas clandestinas
lo claro con lo oscuro
leche con tinta
no había círculos ni ordenación alguna
ni forma de embudo ni satanás ni símbolos
no era más que una entrada que salía
túneles en el espacio
que después de atravesar el sueño
daban de nuevo al espacio
alvéolos del pulmón al viento
donde se intercambia oxígeno
por anillos de humo
subterráneos que parten de la escalinata de la tarde
hasta los ascensores del día siguiente
todo estaba en la superficie y era profundo
escuchar esa voz era tan sencillo y terrible
como un insecto que entrara
en el viejo laberinto de la memoria
y al final
encontrara una flor que iba a nacer mañana
había innumerables entradas -creí entender-
e imaginé la tierra agujereada:
madriguera multípara de un órgano de tubos
el aliento del fuelle
le entraba y le salía por la boca
las palabras que dijo no pueden recordarse
las llevo encima como si fueran hojas
un rojo crepitante
un violonchelo
un rugido de tigre cercano
a veces hablaba la noche
y otras
era semejante al golpeteo
de las sílabas grávidas
al caer un árbol
contra la lonja caliente del tímpano

Del libro "La Dama de Elche"

AFLUENTES

Yo escuché su rumor en mi niñez,
la semilla horadando las paredes,
destruyendo la casa en que nací.
Yo sentía el profundo crecimiento
del árbol inseguro, y la resaca
que la marea de su fronda horaria
dejaba en mi garganta, en las orillas
de la letra terrestre: y no sabía.

Del libro "El río"

AGUAS ARRIBA

llévame, madre, a morir a solas,
junto al hondo rincón de tu memoria,
allí donde nací, donde me espera
la misma puerta, el mismo umbral de tierra.
Ahora estoy aquí, y sé que nunca
de nuevo tocaré la flor, el río,
el vuelo, el mismo sitio, la espesura
de hierba, tiempo, hojas, viento, ¡oh luz!
Llévame, madre, a la sombra aquella,
que aún siento en los ojos su ala oscura:
un párpado de trigo ayer para la luz,
y nube de ceniza hoy para las bodas,
para el retorno, oh noche, navegante
por las olas nocturnas, de regreso.
Tú sola puedes ir, madre, adelante,
abriéndome las nieblas de la sangre,
como al aire del día mi garganta
abriste ayer, cuando estrené la carne.
Que me llevas crecida como el mar,
como crece la nave de la espuma,
el árbol sobre el aire, y sobre el cielo
los pájaros terribles y agoreros.

No me pienses, no sueñes mi destino,
no tejas con las hebras de mis años,
no repases las hojas de mi pecho,
no dibujes el vidrio de mis ojos,
no retoques las letras de mi nombre,
que estoy sola y sola voy muriendo,
que no quiero conmigo, madre, atarte
al agua triste que seré algún día.

Oh lenta travesía de la tarde,
yo no vi la mañana, y cuando supe, ya estaba ahora herida por la noche,
ya estaba ahora herida por recuerdos:
la mañana era azul sobre el rocío,
un pájaro voló con mi mirada,
yo estaba así detrás de la ventana
y el aire me dejó su beso frío.
Lo llevo sobre el rostro como un selo
de mi infancia caída y traicionada.

Amigos, bajo el aire hoy reunidos,
bajo los fieles álamos plateados
de mi casa, doblados por el viento,
aquí sobre la hierba, todos vivos,
ustedes los del mismo, intacto tiempo,
ustedes los amigos, ríos juntos
con el agua corriendo al lado mío,
amigos respirando, transpirando,
mirando la ascensión, la luz, hablando,
ustedes los que están aquí en el día
para abrirnos la voz, la compañía

Yo quisiera dejar los nombres vivos,
escribirlos, decirlos, levantarlos,
porque sé que nos vamos, nos hundimos,
y que el aire se hará tierra cerrada,
y el lujo de esta hora fugitiva
larga pobreza y desventura vana.

¿Dónde estará tu gesto, Manuel Flores,
el aire altivo y dulce de tu cara,
cuando mueran los álamos que vemos,
cuando el gesto de todo se confunda
y un olvido de cal dejen los huesos?

¿También tú, Ángel Rama, estarás ciego?
¿También tu pecho aquí de brasa ardiente
tendrá su corazón de sombra dura?
¿Dónde estarás, amigo, cuando suban
los cardos por las ruinas de mi casa?
¿Dónde estarán tus vagos ojos grises
María Inés, y tu larga voz de niebla,
cuando un metro de bruma nos explique
las lenguas de esplendor que aquí separan?
¿Seguirás Maggi, hundiendo tu ternura
por entre agudos pliegues de palabras,
cuando en la boca guardes tierra impura?
¿Y tu sonrisa, Chacha, adónde ira,
cuando las larvas tejan nuestros labios
y nadie pueda apenas sollozar?
¿Dónde estaremos cuando no respondan
ni el trueno, ni la lluvia, ni las olas?

¿Ida Vitale, qué será tu piel,
tu tierna y tibia geografía blanca,
cuando crezcan los ríos y la hiedras?
¿Qué será de tu paso, Mario Arregui,
tu andar entre los libros y las vacas,
sobre el cuero, las páginas y el pasto?
¿Y tú Gladys, tu pelo entre las ramas
como raíz al aire anticipada?
¿Y tú Carlos, y tú Judith, ustedes,
que nos vamos siguiendo paso a paso,
si paso a paso como fina arena,
iremos por el tallo del cansancio,
de sueño a sangre y de sangre a tierra?

¿Recuerdan amigos?, nos diremos,
y no estaremos más para escucharnos
y tendremos ya algunos, hace tiempo,
deshechas en las sombras las entrañas.

LOS HIGOS

Tiene sangre el fruto de la higuera
y destila su néctar tenaz
su culposo jarabe
sigilosamente.
Ha habido un crimen
una violación
bajo las grandes hojas.
Yo observaba
embebida
a través de las ramas.
Los higos cuelgan maduros
amoratados
remordimientos.
Los higos
cuelgan del árbol
como murciélagos de melaza
como ahorcados
un manojo de lujuria.

 Del libro Identidad de ciertas frutas

LAS BANANAS

La mano azul con guante dorado
                       del racimo de bananas
                       está apoyada sobre las otras frutas:
emite resbaladizos hilos de seda
                               apretados
                               densos
          mensajes de la botánica.
Las bananas ahora
                      transparentes como fantasmas
trasmiten la ternura y una celeste materia.
Nos hemos quedado
Junto a las oscuras cáscaras estrelladas
consumiendo el noticiero
                                       que viene de otro reino.

 Del libro Identidad de ciertas frutas

LA SANDÍA

Yo buscaba sin saber bien
qué era  repartir aquella extensa fruta.
              Repartir la sandía – me dije –
y sacrificamos en tajadas
                        su fresca encarnadura.
Quedó abierta sobre la mesa mostrando el corazón.
¿De la tarde? ¿De la casa? ¿Del silencio?
Repartir la sandía – me dije-
es repartir una siesta de verano
                  una estación con vidrieras rojas
                                        y desierta
                   una cueva verde habitada por la sed.
 

 Del libro Identidad de ciertas frutas

EL COCO

Un solo coco se ha instalado
                      en el comedor.
Me acerco a un circo de mi niñez.
Un cachorro leonado? Tiene
pelo áspero y duro
        como el tronco de la canela.
Un mono amaestrado
se arroja en mitad de la arena
desde un altísimo trapecio.
En la palmera que da los cocos
                        hay una calesita.
Doy vueltas sobre un caballo blanco.
Ese caballo blanco era de leche
Y estaba dentro del coco.

 Del libro Identidad de ciertas frutas


 

Manuscrito de La estranguladora de Amanda Berenguer - Poesia Online

LA ESTRANGULADORA

“entonces levantó una garra afelpada / un espejo”

No hubo apremios / ni desgarraduras /
Ni ser cosa aparente / que fuera de veras /
—así creía /

fui violada / impregnada / por el Ave Tiempo /
el Ave Roc del 2º viaje de Simbad / —me parece /
y quedé presa / irremediablemente embarazada
de algo que no sabía /

aquí estoy / toda vientre / hasta el final /
globulosa ampolla / esperando
la desocupación del cuerpo: ¿el nacimiento? /

¿qué es esto que llevo dentro?
¿árbol con plumas? ¿pájaro? ¿libro secreto?
¿totem de la casa? ¿una cuchara acaso?
Computadora ¿dónde estás? ¿la guardó José Pedro?
—no la veo / ¿qué pasa? ¿estás aquí? señalo
con el índice su cuerpo /
oh congestión de la memoria / el huevo crece /
el útero se desborda / y aquello que no sabía
¿dónde se encuentra ahora?

Cuando se mira en el espejo / su vientre crecido
hacía pensar en la gran magnolia / —blanca y sedosa
como la angustia / se oyó decir a la noche
oculta entre las aguas tormentosas del espejo /
—lleva el destino en la cintura
igual que el cinto de Orión
igual que el collar de Sirio la Estrella—perro
de dos cabezas /
dijo el aire / y con sus dedos midió la altura
de la habitación / y la magnolia no cabía /
—mal tiempo: la luna se hizo con agua
clamó el Ave / el violador /
y se abrió el espejo /

debí escribir magnolia o sandía /
lo mismo da /
la gran magnolia multipétala / drogada de sexo /
o la faraona sandía de manto verde
mostrando en la mano izquierda su tremendo feto
sangrante /

¿habría podido hacerlo? / ¿perdí el sentido? /
¿qué nervios unen la magnolia a la sandía? /
¿qué cabos atan los encuentros?

no supe si había arriba o abajo
entre las plumas entreveradas / y el sudor /
los 40 grados del Ave Roc / el termómetro
amarillo / lo dejé sobre la mesa de luz /
y tuve miedo / la fiebre subía
lentamente como una inundación / el diluvio /
la nave estaba llena de animales y cosas y preguntas

y estaba Drácula en lo oscuro / los hermanos
Karamazovi / los bigotes espesos de una morsa
o de Nietzche / y unas palabras en el espejo:
“habré vivido parecido a los dioses / y eso basta” /
perdí la cara de Hölderlin / y me miró sedoso
y Delmira de rojo / y mamá / y mamá
con sombrero pequeño con larga pluma de faisán
¿tía Ana / muerta de tisis? / tres rosas amarillas /
pregunta Emily hamacándose / y Marosa con gladiolo
—¿cree Vd. en los presentimientos? /
Alvaro y Sylvia asisten
y José Pedro / sentados en el borde de la cama /
más dos aspirinas y redoxón / más el jazmín
de noviembre / y un vaso de agua / y mejor /
mejor / —me siento mejor /
¿me pueden decir dónde estaba ese pájaro?

saliéndose de sí / el monstruo / pujando
desde el primer círculo concéntrico del agua /
la magnolia hinchada / el monstruo / la magnolia
en el líquido / en la placenta /
primera imagen del viaje /

vamos a torcerle el cuello a la Esfinge /
como mi abuela Pepa sabía hacer con la gallina
o el pollo / a la hora de cocinar /
la cabeza con pico ojos y cresta / en la mano derecha /
y el cuerpo en la izquierda / conteniendo las alas /
mi abuela de pie / bajaba el animal a la altura
de sus rodillas / y luego de enroscar la cabeza
estiraba con fuerza —con las dos manos
en dirección opuesta: hacia arriba y hacia abajo /
después con un cuchillo bien afilado
(pasa el afilador en bicicleta y su piedra redonda
de la que saltan chispas / —no afiles las tijeras, Minye
—si está nublado, no lo llames /
—si hace sol, trae suerte)
después hacía un tajo profundo
en la nuca del ave / del que manaba
sangre a raudales /
y entonces todo se moría /aleteando
a mi alrededor /
a mí me gustaba comer el corazón
y lo repartía entre los demás comensales /
siempre lo partí a lo largo / el corazoncito
con sus cavidades vacías / en cuatro / seis / ocho
partes minúsculas / una para cada uno /
el padre /la madre / los hijos / los nietos /

le traje a José Pedro de Teotihuacán
un cuchillo de obsidiana / negro y brillante /
“vivisecciona el destino y extrae,
palpitante, un corazón victorioso
del pecho de los vencidos” /
todos quedamos callados / cuando
lo miramos /

—¿qué haces, abuela, con ese cuchillo?
—voy a afilarlo para matar al corderito /
—¿por qué no a ese otro bicho enorme, abuela? /
lo he visto en el gallinero /
las alas le saltan por encima del alambrado /
sus patas mullidas de gato montés aplastan los huevos /
tenía cara de reina / de genia / de superhermbra /
y detrás esa cola / esa culebra que la seguía /

a los siete días aborté la magnolia
y al noveno / la Esfinge /
hubo una especie de sabotaje
en la maternidad / donde sobrevolaba
vigilante / el Ave Roc / el padre /

la Esfinge nació con cabeza y pecho de mujer
y la cara andrógina /egipcia / de Sol de Levante
o de Madonna / de acuerdo con las circunstancias /
cuerpo de león /recuerdo sus patas y sus flancos
color fuego suave /con aquellas alas semiplegadas
al uso de escultura arcaica / y aquella cola sinuosa
se serpiente / para que nadie se engañe /

(después supe que en Egipto / 3000 años antes de Cristo /
había nacido sin alas / y que los árabes la llamaban
en medio del desierto “Padre del espanto” y
“León de la noche”)

en seguida habló: / ¿de qué demonios hablan?
¿dónde estoy? ¿adónde vamos? ¿qué me pongo?
¿quienes son? ¿a qué hora comemos? ¿quién hace
las camas? ¿dónde dormiremos? /
su lenguaje tenía la voz aguda del viento /
envolvente / seductora /

(Píndaro el poeta / había dicho que tenía
“la voz fatal del trueno” /
mal observado: no rea así)

Y con su voz segura / insinuante /
se hizo inquisidora /
¡si los sabremos! que no sabemos
y en el saber “toda ciencia trascendiendo”
no podremos, no / con la enorme roca /
con el peso abrumador de la pregunta /

se puso el día / habló de modas y de maquillajes /
encapulló palabras como huevos de serpiente
bajo hilos de seda / y plumas / y gestos de mujer /
mas una fuerza feroz / convertida en cuento cotidiano
sin salida / —¿recuerdan?
—¿Querés que te cuente el cuento del gallo pelado?
—Si / —No te pregunto que sí / te pregunto si querés que te
cuente el cuento del gallo pelado / Sí / sí / contámelo
por favor! / —No te pregunto si querés que te cuente el cuento
del gallo pelado / —¡Basta! ¡Basta! no preguntes más /
no preguntes más /
—Humorista la Esfinge /
la encontré luego / muy cerca de casa /
a la vuelta de la esquina / echada a la sombra
de los plátanos / en la vereda /
en esa calle que lleva al “río grande como el mar” /
y aunque hacía mucho calor / nadie / nadie /
no pasaba nadie hacia la playa cercana /

me había arrastrado / había caminado
desde hacía mucho / y ahora me apoyaba / cansada /
sobre un bastón /

entonces levantó una garra afelpada / un espejo /
me miró como si ella y yo nos estuviéramos mirando
a través de un telescopio / ¿era el desierto de Atacama
o el Sahara / la zona que habitábamos?
¿dónde estaban los plátanos frondosos? / ¿y el salado
y dulce Río de la Plata?

me hubiera gustado acortar las distancias /
y llevarla como si fuera un perro con cabeza de niña
y alas de mariposa / —María pósate / virgen maripósate /
vamos / —le dije familiarmente—/ vení conmigo /
vamos a la clase / ayudame a ordenar
el Cuestionario /

la cara de la Esfinge bella y fuerte /
parecía ahora un autorretrato de Frida Kahlo /
y allá en Teotihuacan en un friso
de la Pirámide del Sol /
su cola de serpiente se emplumó /

¿qué sentiste Frida Kahlo / la pintora /
rodeada de sandías / entre las copas llenas de rojo /
y Tú Madonna / tan rubia / tan rockera /
aullando sobre la escena / envueltas las dos
en esa boa de plumas blancas y negras
de vodevil de los twenty / cuando llegó
la noche de las Diosas?

hace mucho / en una vuelta artera
de la Sierra de las Ánimas /
cuando íbamos de excursión hasta la cima /
se te podía ver a la hora del poniente
detenida al borde del camino por donde trepábamos /

y éramos jóvenes / en los pantalones de jean
se ensartaban las espinas de la cruz /
y éramos jóvenes / y nos dejaste pasar /
y éramos jóvenes / y no preguntaste / hija mía /
entonces mostrabas cabeza de india charrúa /
alas pardas de águila mora / en cuerpo de puma dorado /
y cola moteada de yarará /
y tenías puesta la cara de Delmira / la de esa foto
tomada días antes de su asesinato /

sobre tu sexo de gran felino / espejeaban
tus ojos de pájaro altanero /
bajo tu cola de noche filósofa / alquimista /
de sierpe encubridora
“done puede nutrirse la simiente
de una estirpe sublimemente loca” / dejó escrito
Delmira /

ahí estaba a Esfinge / la Estranguladora /
hija de Humo Estupefaciente y de Serpiente /
o hija de Sirio y de su propia madre /
(su padre Sirio era la radiante Estrella—perro
de dos cabezas:
una cabeza miraba hacia adelante / hacia el Año Nuevo /
la otra cabeza miraba hacia atrás / hacia el Año Viejo)
o la misma Esfinge montevideana hija mía
y del Ave Roc del 2º viaje de Simbad/

la Estranguladora había volado desde lo más lejano
del mundo / desde Etiopía / —creo—/ hasta
el Monte Ficio / entre montañas / cerca de Tebas
la griega / pasamos por allí
en un verano ardiente de 1971 /

y vimos las ruinas de la ciudad / una barraca
de materiales de demolición rodeados de tejido de
alambre / restos de mármoles sucios / casi enterrados /
columnas quebradas / pedazos de capiteles
desparramados como en un basural /
de Edipo / que algunos conocían
y que nadie sabía de verdad /

allí la Estranguladora había gobernado el Año
y las Estaciones /
y fue asimismo la Diosa Luna: la que cambia
de “León creciente” a “ Serpiente menguante”

comparemos:
aquí en el hemisferio Sur / sucede /
que el Año tiene forma de herradura /
y nos rodea como el horizonte
cuando se navega en medio del Océano /
una herradura con las puntas separadas
hacia el Norte / hacia el verde / hacia el rojo /
hacia el calor / y la curva continua hacia el Sur /
hacia el blanco / hacia el violeta / hacia el frío /
con esa herradura cabalgan mudo los años planetarios /
—observé /

de niña los veía así:
sorprendidos por sus edades opuestas
el último día del Año Viejo /
y el primer día del Año Nuevo / tenían que cruzar
el puente /
los separaba un espacio infinitesimal /
de pasaje imposible /
“Zenón! Cruel Zenón! Zenón d´Elée!
m´as—tu percé de cette flèche ailée
qui vibre, vole, et qui ne vole pas!”
los separaba un fragmento infinito de noche
de verano Austral / que se cruzaba / sencillamente
de un salto / en un instante /
a las 12 en punto PM. del 31 de diciembre
al cumpleaños de papá / el 1º de enero /
a papá le regalábamos esa noche / una corbata de seda
que usaba sólo los días de fiesta /

en esa fisura del tiempo / en los más hondo /
estaba escondida la Estranguladora / lo sabía
pero no lo dije / aunque temblaba de asombro /
y allí asomaban sus cabezas
sobre un “espejo humeante” /
lo verde y lo seco / lo vivo y lo muerto /
el sí y el no / el uno y el cero /
la sandía y la blanca cala con el espádice amarillo
de un retrato, por un lado / y la hueva binaria
inteligente, por el otro /
la luna: la mirada de la sombra, del revés /
y los nervios sexuados de las computadoras,
del derecho / asomaban desafiantes
sobre la espumosa cerveza de las Estaciones /

el Tiempo sorbía la espuma que desbordaba
las orillas del espejo /

mucho más al Norte / pasando el istmo de Panamá /
nos esperaban los antiguos aztecas renaciendo
en Cerámicas / en Frescos de la Ciudad de los Dioses /
en Códices /
pasaban por allí cruzando la enorme calzada rectangular
entre la Pirámide del Sol y la Pirámide de la Luna
por el Valle de los Muertos /
de pronto
se iluminaron de luces rojizas /
—como cuando se pone el Sol—
las alineadas habitaciones del Palacio /
de dónde salían cantos y coros de guerreros /

salían Caballeros Águilas / Caballeros Tigres
con máscaras impenetrables /inmóviles / hieráticas
en los rituales de la iniciación /
el cuchillo de obsidiana / el mismo
cuchillo afilado de mi niñez /
cuando repartía el corazón /

el Sol preside las ceremonias /
lo oscuro se hace claro / lo femenino masculino /
la serpiente se empluma y empolla mariposas:
las livianas almas de los muertos /

espíritu /aire / tinieblas / tiembla el jeroglífico:
“oscuro espejo humeante” / “humo espejeante” /
la palabra enuncia las insistentes / vitales /
repetidas preguntas /
“¡oh amigos!
¿dónde está la tierra en la que no se muere?
¿no habré de ir acaso a la región del Misterio?”

cuántas veces nos hemos preguntado
cuando se oscureció el sol / cuando llega la sombra /
cuando murió mi madre /
y todas las cosas se pusieron boca abajo
en señal de respeto/

“yo iba sola al Misterio, bajo un sol de locura”
contestaba Delmira desde Montevideo /
la Esfinge aguarda / echada en la vereda /
a la sombra de los plátanos / muy cerca de mi casa /
y se sabe que está ahí / con máscara teotihuacana /
o cara de qué?

la encontré sin querer / la reconocí /
entonces levantó una garra afelpada / un espejo /
y me miró como si ella y yo
nos estuviéramos mirando a través de un telescopio /
recorrimos los puntos cardinales de su encuentro:
la orilla del Nilo / Tebas / Teotihuacán /
la Sierra de las Animas / el barrio donde vivo /
y tuve la impresión de estar volando encima del Ave Roc
junto a Simbad / el marino /

las mil y una noches brillaban en el cielo /
como una constelación de vanguardia /

pero no olvides / la Esfinge conoce
el magisterio del lenguaje / fue educada /
por Cantoras divinas / las Musas / hijas
del Firmamento Brillante y de la Memoria /
que le enseñaron la palabra:
su música / su poder / y su vuelo /

sus maestras dijeron
lo que es / lo que será / lo que ha sido /
y las res le enseñaron el Enigma:

esa pregunta compuesta de imágenes
a punto de metáfora /
de alegoría final /
y la respuesta exacta
con la que se jugaba a muerte /
la vida /
era cruel y ocurriría siempre /

—¿qué ser con sólo una voz, tiene a veces dos pies,
a veces tres, a veces cuatro, y es más débil
cuantos más pies tiene?

—¿cuál es el animal que tiene cuatro pies
por la mañana, dos al mediodía, y tres por la noche?

adivina adivinador / ¿cuál es el ave que pone mejor?

—Martín Pescador / ¿me dejará pasar? /
—pasará / pasará / pero el último quedará /
(así jugaba la niña cuando iba a la escuela) /

—¿brillará el sol / mañana?
—¿adónde iré? ¿adónde iré?

“—¿sólo así he de irme
como las flores que perecieron?”
“—¿nada quedará en mi nombre?”

—¿qué podía hacer yo?

—¿adónde iré? ¿adónde iré?

pasaron por allí viajeros / corredores de bolsa /
ejecutivos / turistas / camioneros / periodistas /
videístas / fotógrafos / cineastas / rockeros /
cantores / poetas /
y fueron interrogados en ese aeropuerto /
y todos perecieron / estrangulados /
y devorados /
por la monstruosa inquisidora /

cuando la encontré nuevamente / cerca de casa /
esperándome /
a la sombra verde oscuera de los plátanos
de espesas hojas / en la vereda que llevaba
al “río grande como mar” /
y la reconocí /bella / atenta / astuta / feroz /
tuve miedo /
el miedo se me vino encima /
y me pregunté a mí misma: ¿adónde iré?
¿adónde iré?
y tuve más miedo / y pensé en alguien
que pudiera acompañarme en esas horas /

el sol se había oscurecido / y se veía
a la luna abrazada al cuerpo del sol como amantes /
papá! / mamá! / José Pedro! / Álvaro! / los llamé
a grandes gritos /

el eco me respondió como si mis palabras
hubieran rebotado en mis propios tímpanos /

“—¿acaso de verdad se vive en la tierra?”
“¿acaso son de verdad los hombres?”

“—¿dónde andabas, oh poeta?”
—como esmeraldas y plumas finas llueven
las palabras”

¿acaso son palabras/ la única memoria
de la tierra?

¿puedes recordar
el alma de los hombres /
sin haber escuchado la caída penetrante
de esa lluvia / de esa llovizna transparente?

¿puedes recordar
el alma de los hombres /
sin haberte embebido de esa agua alimenticia /
casi inmemorial / de palabras proferidas
a lo largo de edades y culturas?

¿acaso una inesperada precipitación
apagará la brasa del Enigma?

¿es ésto lo único cierto en la vida?

“—eres festejado /divinas palabras hiciste” /
¡pero has muerto!

PRIMAVERA I

A veces en que estamos sobre el mundo
para ver la espantable maravilla,
en que vemos nacer la primavera
bajo un grito mortal, como los niños.
Hay veces tan difíciles, y estamos
de pie, en la irrespirable tolerancia
de la tierra, entre luces de peligro,
comiéndonos las uñas, escribiendo
una letra con tierra sobre el cielo,
para vernos el hasta dónde, el hasta
cuándo, y vernos a veces como muertos
con los huesos floridos, así reyes
yacentes y enjoyados. Para vernos.
Y hay veces entre otras, tan serenas,
en que vamos de sombra, y no se ve.

Del libro La invitación

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