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BIOGRAFÍA DEL POETA PAUL BERLAINE
Paul Marie Verlaine (Metz, 30 de marzo de 1844-París, 8 de enero de 1896), conocido como Paul Verlaine, fue un poeta lírico francés, asociado inicialmente con los parnasianos y posteriormente vinculado al movimiento simbolista. Junto con Stéphane Mallarmé y Charles Baudelaire, formó los llamados Decadentes. Se le considera uno de los máximos representantes del fin de siècle en la poesía francesa e internacional.
En lo tocante a la lírica hay en la obra de Verlaine una diversidad de tendencias que muestra un mundo literario donde todo está mediado por la metáfora y la alegoría. Uno de los poetas franceses más puramente líricos, Verlaine fue un iniciador de la palabra-música moderna y marcó una transición entre los poetas románticos y los simbolistas. Su mejor poesía rompió con la retórica sonora de la mayoría de sus predecesores y demostró que la lengua francesa, incluidos los clichés cotidianos, podía comunicar nuevos matices de sentimiento humano mediante la sugestión y una vaguedad trémula que cautivan al lector desarmando su intelecto: las palabras podían usarse simplemente por su sonido para crear una música más sutil, un hechizo más potente que su significado cotidiano. Contenidos intelectuales o filosóficos explícitos están ausentes en su mejor obra. Descubrió la musicalidad íntima de la lengua francesa, durante sus años más creativos, fue un artista que buscaba constantemente desarrollar su talento único y «reformar» la expresión poética de su nación.

De familia perteneciente a la pequeña burguesía, Verlaine nació el 30 de marzo de 1844 en el número 2 de la Rue de la Haute-Pierre, en el centro histórico de Metz. Su padre, como el de Arthur Rimbaud, era capitán del ejército, y provenía de la localidad belga de Bertrix, en la región valona. Criado en el seno de una familia católica, fue bautizado en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.

A temprana edad abandona Lorena y se traslada con la familia a la capital francesa, donde hizo sus estudios y llegó a trabajar en el ayuntamiento de París. Frecuentó los cafés y salones literarios parisinos, y en 1866 colaboró en el primer Parnaso contemporáneo publicando los Poemas saturnianos, influenciados por Baudelaire, aunque ya anunciaban el «esfuerzo hacia la Expresión, hacia la Sensación devuelta» (carta a Mallarmé del 22 de noviembre de 1866), propósito que desarrollaría en sus mejores obras. En el año 1869, las Fiestas galantes, fantasías evocadoras del siglo XVIII de Watteau, confirmaban esta orientación. En 1870, se casó con Mathilde Mauté, a quien escribió La buena canción.
Al mes siguiente, la joven pareja empezó a vivir con los padres de Mathilde, fue entonces cuando Arthur Rimbaud aparece en su vida y la cambia completamente. Rimbaud se muda con ellos por invitación de Verlaine, quien había descubierto el genio precoz del adolescente. Al poco tiempo ambos se hacen amantes y, después de que el comportamiento de Rimbaud escandalizara a los círculos literarios parisienses, Verlaine deja a su mujer y se va con el joven poeta a Londres. Durante este viaje, escribe una gran parte de la colección Romanzas sin palabras.

En julio de 1873 viaja con Rimbaud a Bruselas (Bélgica). El 10 de julio de 1873, Verlaine dispara dos veces sobre su joven amante, que resulta herido en una muñeca. El poeta es condenado por el juez Théodore t’Serstevens a dos años de cárcel, que cumple, primero en Bruselas y, posteriormente en el nuevo penal de Mons. Durante su estancia en la prisión (octubre de 1873 a enero de 1875) Verlaine elabora la base de un libro que no verá nunca la luz (Carcelariamente). Su esposa obtiene la separación, tras un proceso iniciado en 1871. En prisión abraza nuevamente la fe católica, y de esta conversión procede probablemente el abandono de Carcelariamente y la idea de recopilar Sabiduría, que formará parte, con Antaño y hogaño (1884) y Paralelamente (1888), de una gran antología.
Al salir de prisión, vuelve nuevamente a Inglaterra y después a Rethel, donde ejerce como profesor. En 1883, publica en la revista Lutèce la primera serie de los «poetas malditos» (Stéphane Mallarmé, Tristan Corbière, Arthur Rimbaud), que contribuye a darlo a conocer. Junto con Mallarmé, es tratado como maestro y precursor por los poetas simbolistas y decadentistas. En 1884, publica Antaño y hogaño, que marca su vuelta a la vanguardia literaria, aunque el libro estuviera compuesto fundamentalmente por poemas anteriores a 1874.

A partir de 1887, a medida que su fama crece, cae en la más negra de las miserias. Sus producciones literarias de esos años son puramente alimentarias. En esta época pasa el tiempo entre el café y el hospital. En sus últimos años fue elegido «Príncipe de los Poetas» (en 1894) y se le otorga una pensión. Prematuramente envejecido, muere en 1896 en París, a los 51 años por sobredosis de sustancias alucinógenas. Al día siguiente de su entierro, varios paseantes cuentan un hecho curioso: la estatua de la Poesía, ubicada en la plaza de la Ópera, perdió un brazo, que se rompió junto con la lira que sujetaba, en el momento en que el coche fúnebre de Verlaine pasaba por allí.
La influencia de Verlaine fue grande entre sus coetáneos y no hizo más que crecer tras su fallecimiento, tanto en Francia como en el resto del mundo. En castellano, el modernismo no puede entenderse sin la figura de Verlaine. La obra de algunos grandes poetas del ámbito hispánico, como Rubén Darío, Manuel Machado, José Martí o Pablo Neruda son consecuencia directa o indirecta de la del poeta francés.

En la serie de manga y anime Bungō Stray Dogs, el personaje homónimo está basado en él.
Las dos primeras estrofas del poema «Chanson d’automne» («Canción de otoño») fueron la contraseña elegida por los aliados en la Segunda Guerra Mundial para dar la señal a la resistencia francesa de que se iniciaba el desembarco de Normandía.

Obras
Poemas
- Poemas saturnianos (1866)
- Las amigas (1867)
- Fiestas galantes (1869)
- La Buena canción (1870)
- Romanzas sin palabras (1874)
- Celulariamente (poemario escrito en la cárcel [1873-1874], publicado por primera vez en 1992 y traducido al español por Pedro José Vizoso en 2020)
- Sabiduría (1880; 2.ª ed. 1891)
- Antaño y hogaño (1884)
- Amor (1888)
- Paralelamente (1889)
- Dedicatorias (1890)
- Mujeres (1890)
- Hombres (título en español en el original, 1891)
- Canciones para ella (1891)
- Liturgias íntimas (1892)
- Elegías (1893)
- Odas en su honor (1893)
- En los limbos (1894)
- Epigramas (1894)
- Carne (póstumo, 1896)
- Invectivas (póstumo, 1896)
- Biblio-sonetos (póstumo, 1913)
- Obras olvidadas (póstumo, en tres volúmenes 1926-1929)
Prosa
- Los poetas malditos (1884)
- Louise Leclercq (1886)
- Memorias de un viudo (1886)
- Mis hospitales (1891)
- Mis prisiones (1893)
- Quince días en Holanda (1893) (2025)
- Los hombres de hoy (Veintisiete biografías de poetas y literatos, 1885-1893)
- Confesiones (1895)Paul Verlaine y Arthur Rimbaud
SELECCIÓN DE POEMAS DE PAUL VERLAINE
ARTE POÉTICA
¡Que sea la Música la excelencia suma!
Para ello, prefiere los metros impares,
solubles en el aire, vagos,
sin nada en él que pese o que pose.
Menester será no escoger ninguna palabra
que excluya cierta imprecisión;
nada habrá más grato que la gris canción
donde lo Indeciso a lo Justo se una.
Será cual tras velos las pupilas bellas;
será un mediodía tremante y soleado,
y será en un cielo de otoño templado
la cosecha azul de claras estrellas.
¡Del Matiz queremos el uso y retorno!
¡Nada de Colores!
¡Tenga primacía el matiz tan sólo,
el matiz que alía el sueño al ensueño
y la flauta al cuerno!
¡Rehúye cuanto puedas la Pulla asesina,
el Ingenio cruel y la Risa impura
que los ojos célicos con llanto tortura,
y ese olor a ajos de baja cocina!
¡A toda elocuencia retuerce el pescuezo!
Bien estará que hagas, por probar tus bríos,
que cese la Rima en sus desvaríos; pues si no,
¿hasta dónde irá?
¿Quién dirá las grandes culpas de la Rima,
y qué niño sordo o qué esclavo demente
nos dio esa baratija,
tan burda que a hueco y a falso suena si se lima?
¡Que llene la Música todos tus momentos,
que tu verso sea cosa volandera,
como si saliera de un alma viajera
a otros amoríos y a otros firmamentos!
¡Que tu verso sea la buenaventura
que en la crespa brisa matinal alienta,
y acaricia campos de tomillo y menta!… …
Y todo lo demás es literatura.
De Antaño y hogaño.
LIMBOS
La imaginación, reina
mantiene sus alas extendidas,
pero el vestido que arrastra
tiene torpezas extremas.
Mientras tanto el Pensamiento
mariposa, alza el vuelo y vuela,
rosa y negro claro, lanzada
fuera de la cabeza frívola-
La imaginación, asentada
en su trono ¡esa ilustre silla!
asiste, como indecisa
a todo este presto ajetreo.
y la mariposa se desboca,
sube y baja, se cierne y gira:
diríase en un naufragio
vuelcos del navío.
La reina llora de alegría
y de pena también, por culpa
de su corazón ahogado por el llanto,
y nada de ello entiende.
Psique segunda, con todo, se cansa.
su vuelo es como la mano aminorada
que cien juegos de magia
hicieron temblorosa.
¡Lástima, he aquí la agonía!
¿Quién lo hubiera pensado?
y mientras que, buen genio,
lleno de una suavidad láctea,
el bicho celeste
acaba palpitando en el suelo,
¡la imaginación permanece
en su gloria solitaria!
Del libro paralelamente Traducción de Carmen Morales y Claude Dubois.
EL HOGAR Y LA LÁMPARA DE RESPLANDOR PEQUEÑO…
El hogar y la lámpara de resplandor pequeño;
la frente entre las manos en busca del ensueño;
y los ojos perdidos en los ojos amados;
la hora del té humeante y los libros cerrados;
el dulzor de sentir fenecer la velada,
la adorable fatiga y la espera adorada
de la sombra nupcial y el ensueño amoroso.
¡Oh! ¡Todo esto, mi ensueño lo ha perseguido ansioso,
sin descanso, a través de mil demoras vanas,
impaciente de meses, furioso de semanas!
Versión de Luis Garnier
OH, NO ERES UNA ERUDITA
Oh, no eres una erudita
y por ello te felicito poderosamente,
y te honro y te alabo,
y quien me censure, razón no tiene,
porque tu finura al desnudo
sin vanas palabras y sin falsos gestos,
porque tu argucia mejor que ingenua,
porque tu marrullería en nuevos designios,
porque hasta tu “maldad”,
como dicen esos buenos infelices,
nos protegen de su estupidez
¿Tu maldad? ¡Tu bondad!
Porque esas virtudes de entre las tuyas,
me sientan mejor, te sientan mejor,
aunque no entonemos la cantinela,
de otras que exhalan olor a moho.
Dicen también, las gentes,
que no eres inteligente:
Ellos, tan inteligentes que son,
sencillamente, nos enternecen.
Parece ser que no comprendes
los versos que te susurro.
Bien, ¡Y esta vez me rindo!
los inspiras, es mucho peor.
Del libro en Los limbos, traducción de Carmen Morales y Claude Dubois
LASITUD
Encantadora mía, ten dulzura, dulzura…
calma un poco, oh fogosa, tu fiebre pasional;
la amante, a veces, debe tener una hora pura
y amarnos con un suave cariño fraternal.
Sé lánguida, acaricia con tu mano mimosa;
yo prefiero al espasmo de la hora violenta
el suspiro y la ingenua mirada luminosa
y una boca que me sepa besar aunque me mienta.
Dices que se desborda tu loco corazón
y que grita en tu sangre la más loca pasión;
deja que clarinee la fiera voluptuosa.
En mi pecho reclina tu cabeza galana;
júrame dulces cosas que olvidarás mañana
Y hasta el alba lloremos, mi pequeña fogosa.
Versión de Emilio Carrere
MI SUEÑO
Sueño a menudo el sueño sencillo y penetrante
de una mujer ignota que adoro y que me adora,
que, siendo igual, es siempre distinta a cada hora
y que las huellas sigue de mi existencia errante.
Se vuelve transparente mi corazón sangrante
para ella, que comprende lo que mi mente añora;
ella me enjuga el llanto del alma cuando llora
y lo perdona todo con su sonrisa amante.
¿Es morena ardorosa? ¿Frágil rubia? Lo ignoro.
¿Su nombre? Lo imagino por lo blando y sonoro,
el de virgen de aquellas que adorando murieron.
Como el de las estatuas es su mirar de suave
y tienen los acordes de su voz, lenta y grave,
un eco de las voces queridas que se fueron…
Versión de Nicolás Bayona Posada
MUJER Y GATA
La sorprendí jugando con su gata,
y contemplar causóme maravilla
la mano blanca con la blanca pata,
de la tarde a la luz que apenas brilla.
¡Como supo esconder la mojigata,
del mitón tras la negra redecilla,
la punta de marfil que juega y mata,
con acerados tintes de cuchilla!
Melindrosa a la par su compañera
ocultaba también la garra fiera;
y al rodar (abrazadas) por la alfombra,
un sonoro reír cruzó el ambiente
del salón… y brillaron de repente
¡cuatro puntos de fósforo en la sombra!
Versión de Guillermo Valencia
SERENATA
Como la voz de un muerto que cantara
desde el fondo de su fosa,
amante, escucha subir hasta tu retiro
mi voz agria y falsa.
Abre tu alma y tu oído al son
de mi mandolina:
para ti he hecho, para ti, esta canción
cruel y zalamera.
Cantaré tus ojos de oro y de onix
puros de toda sombra,
cantaré el Leteo de tu seno, luego el
de tus cabellos oscuros.
Como la voz de un muerto que cantara
desde el fondo de su fosa,
amante, escucha subir hasta tu retiro
mi voz agria y falsa.
Después loare mucho, como conviene,
A esta carne bendita
Cuyo perfume opulento evoco
Las noches de insomnio.
Y para acabar cantaré el beso
de tu labio rojo
y tu dulzura al martirizarme,
¡Mi ángel, mi gubia!
Abre tu alma y tu oído al son
de mi mandolina:
para ti he hecho, para ti, esta canción
cruel y zalamera.
SOÑÉ CONTIGO ESTA NOCHE…
Soñé contigo esta noche:
Te desfallecías de mil maneras
Y murmurabas tantas cosas…
Y yo, así como se saborea una fruta
Te besaba con toda la boca
Un poco por todas partes, monte, valle, llanura.
Era de una elasticidad,
De un resorte verdaderamente admirable:
Dios… ¡Qué aliento y qué cintura!
Y tú, querida, por tu parte,
Qué cintura, qué aliento y
Qué elasticidad de gacela…
Al despertar fue, en tus brazos,
Pero más aguda y más perfecta,
¡Exactamente la misma fiesta!
Versión de Víctor M. Londoño
TÚ CREES EN EL RON DEL CAFÉ, EN LOS PRESAGIOS…
Tú crees en el ron del café, en los presagios,
y crees en el juego;
yo no creo más que en tus ojos azulados.
Tú crees en los cuentos de hadas, en los días
nefastos y en los sueños;
yo creo solamente en tus bellas mentiras.
Tú crees en un vago y quimérico Dios,
o en un santo especial,
y, para curar males, en alguna oración.
Mas yo creo en las horas azules y rosadas
que tú a mí me procuras
y en voluptuosidades de hermosas noches blancas.
Y tan profunda es mi fe
y tanto eres para mí,
que en todo lo que yo creo
sólo vivo para ti.
Versión de Luis Garnier
NEVER MORE
Oh, recuerdos, recuerdos! ¿qué me queréis? Volaba
un turbión de hojas secas; ponía el sol un brillo
de oro viejo en el bosque húmedo y amarillo,
y la fugaz llovizna de otoño sollozaba.
Íbamos los dos solos; su cabellera de oro
volaba loca al viento, cual nuestra fantasía.
— ¿Cuál fue el día más bello de tu vida?— decía
junto a mí, con su acento angélico y sonoro.
Respondió a su pregunta mi sonrisa discreta;
después, devotamente, con gesto de poeta,
besé su mano blanca de dedos afilados.
¡Ah, qué fragancia tienen nuestras primeras rosas
y qué bien suena, como músicas deliciosas,
el primer sí que brota de unos labios amados!
LA ÚLTIMA ESPERANZA
Hay un árbol en el cementerio
creciendo en plena libertad,
no plantado por obligado luto,
que ondea sobre una lápida modesta.
A este árbol, en verano y en invierno
acude un pájaro que con voz clara entona
su canción tristemente fiel.
Este árbol y este pájaro somos nosotros.
Tú, el recuerdo, yo, la ausencia
que el tiempo, al pasar, recuenta…
¡Ah, seguir viviendo a tus pies!
¡Ah! ¡Seguir viviendo! Mas, bella mía
la nada es mi frío vencedor.
Dime, al menos ¿vivo en tu corazón?
PIERROT
A León Valade
Ya no es el que soñaba con la luna de la vieja canción
que a los abuelos sonreía en el dintel de la puerta,
su alegría, así como su candela ¡lástima!, está muerta,
y su espectro hoy se nos aparece, delgado y claro.
Y he aquí que entre el espanto de un largo relámpago,
su pálida blusa parece, al viento frío que lo arrastra,
una mortaja, y su boca está abierta, de tal manera
que parece gritar bajo las mordeduras de los gusanos.
Con el ruido de un vuelo de aves nocturnas que pasan,
sus mangas blancas dibujan vagamente por el espacio
signos locos a los que nadie contesta.
Sus ojos son grandes fosas donde el fósforo trepa
y la harina hace aun más espantosa su cara
exangüe con la nariz afilada de un moribundo.
GASPARD HAUSER CANTA
He venido, huérfano sereno,
Dotado tan solo de mis ojos tranquilos,
hacia los hombres de las grandes ciudades,
ellos ingenioso no me vieron.
A los veinte años una nueva turbación
Con el nombre de amorosas llamas
Hizo que encontrara hermosas a las damas:
ellas hermoso no me vieron.
Aunque sin patria y sin rey
Y no siendo valiente en absoluto,
quise morir en la guerra:
la muerte no quiso de mí.
¿Acaso nací muy pronto o muy tarde?
¿Qué hago en este mundo?
Oh, vosotros, todos, mi dolor es profundo.
Rezad por el pobre Gaspard.
Del libro Sabiduría
EPÍLOGO DEL LIBRO POEMAS SATURNINOS
Ya está hecho. Este libro está acabado. Queridas Ideas
Que surcabais mi cielo gris con vuestras alas de fuego
Cuyo viento acariciaba mis sienes obsesionadas,
¡podéis volar de nuevo hacia el infinito azul!
Y tú, Verso que tintineabas, y tú, Rima sonora,
y vosotros, Ritmos cantores y vosotros, deliciosos
recuerdos escondidos, y vosotros, Ensueños, y también vosotras
Imágenes que evocaban mis deseos ansiosos.
Debemos separarnos, hasta días más propicios,
En los que nos reunirá el Arte, nuestro maestro, ¡adiós!,
Adiós, dulces compañeros, adiós, encantadores cómplices¡
Podéis volar de nuevo hacia el Infinito azul.
Hemos finalizado tan bien nuestra carrera
Y el joven corcel de nuestro gozo,
Tan enloquecido está por su galopada primera,
Que necesita un poco de sombra y algún descanso.
Porque siempre te hemos señalado, Poesía,
como nuestro astro único y nuestra única pasión,
teniéndote solo a ti por guía y compañera elegida,
madre, y desconfiando de la Inspiración.
DESPERTAR
¡Regreso a la poesía!
La riqueza sin duda alguna,
no quiere de mi indigencia,
Y es una triste consecuencia.
¡Para mí el pienso elegido,
el agua clara y pura y ese pan seco
cotidiano, no solo, acompañado,
por un agradable aire de Rabel.
¡Para mí la cama intranquila
de noches en blanco, de sueños negros,
para mí las esperanzas eternas
pavoneadas de la mañana a la noche!
¡Para mí la ética y la estética!
¡Soy el poeta famoso
que rima versos prodigiosos
a la sombra de un quinqué humoso!
Soy el alma por Dios elegida
para encantar a mis contemporáneos
con estribillos tan exclusivos y finos
cantados en ayunas ¡Oh cielo sereno!
SUEÑO
¡Renuncio a la poesía!
Voy a ser rico mañana.
A otros les paso el turno
¿Quién quiere, quién, ser mi Sosía?
Bello empleo, tomo como testigo
Las buenas horas de paseo
Donde, rimando mal alguna balada,
Pasaba mis noches tarde y lejos.
Bajo la luna luciente y clara
Los puentes brillaban insidiosos,
El agua envolvía de oleajes graciosos
París, alegre como un cementerio.
¡Renuncio a toda esa dicha
Y lego a los jóvenes mi lira!
Hijos, heredad mi delirio,
Yo heredo una bolsa corrompedora.
Del libro Invectivas. Traducción de Carmen Morales y Claude Dubois.
GROTESCO
Sus piernas por toda montura,
por todo bien el oro de sus miradas,
por el camino de las aventuras
marchan harapientos y huraños.
El prudente, indignado, los arenga;
El tonto compadece a esos locos aventurados;
Los niños les sacan la lengua
Y las chicas se burlan de ellos.
Son más que odiosos y ridículos,
y maléficos, en efecto,
y tienen el aire, en el crepúsculo,
de un mal sueño.
Y con sus agrias guitarras,
crispando la mano de los liberados,
canturrean unos aires extraños,
nostálgicos y rebeldes
Y es, en fin, que sus pupilas
Ríe y llora – fastidioso-
el amor de las cosas eternas,
¡Viejos muertos y antiguos dioses!
Id, pues, vagabundos sin tregua,
errad, funestos y malditos,
a lo largo de los abismos y de las playas
bajo el ojo cerrado de los paraísos.
La naturaleza del mundo se aísla
para castigar como es preciso
la orgullosa melancolía
que te hace marchar con la frente alta,
Y, vengando en ti la blasfemia
de inmensas esperanzas vehementes,
hiere tu frente de anatema.
EN EL BALCÓN
En el balcón las amigas miraban ambas como huían las golondrinas
Una pálida sus cabellos negros como el azabache, la otra rubia
Y sonrosada, su vestido ligero, pálido de desgastado amarillo
Vagamente serpenteaban las nubes en el cielo.
Y todos los días, ambas con languideces de asfódelos
mientras que al cielo se le ensamblaba la luna suave y redonda
saboreaban a grandes bocanadas la emoción profunda
de la tarde y la felicidad triste de los corazones fieles.
Tales sus acuciantes brazos, húmedos, sus talles flexibles
extraña pareja que arranca la piedad de otras parejas
de tal modo en el balcón soñaban las jóvenes mujeres.
Tras ellas al fondo de la habitación rica y sombría
enfática como un trono de melodramas
y llena de perfumes la cama vencida se abría entre las sombras.
LAS CONCHAS
Cada concha incrustada
en la gruta donde nos amamos,
tiene su particularidad.
Una tiene la púrpura de nuestras almas,
hurtada a la sangre de nuestros corazones,
cuando yo ardo y tú te inflamas;
Esa otra simula tus languideces
y tu palidez cuando, cansada,
me reprochas mis ojos burlones;
Esa de ahí imita la gracia
de tu oreja, y aquella otra
tu rosada nuca, corta y gruesa;
Pero una, entre todas, es la que me turba.
Te ofrezco
Te ofrezco entre racimos, verdes gajos y rosas,
Mi corazón ingenuo que a tu bondad se humilla;
No quieran destrozarlo tus manos cariñosas,
Tus ojos regocije mi dádiva sencilla.
En el jardín umbroso mi cuerpo fatigado
Las auras matinales cubrieron de rocío;
Como en la paz de un sueño se deslice a tu lado
El fugitivo instante que reposar ansío.
Cuando en mis sienes calme la divina tormenta,
Reclinaré, jugando con tus bucles espesos,
Sobre tu núbil seno mi frente soñolienta,
Sonora con el ritmo de tus últimos besos.
CANCIÓN DE OTOÑO
Los sollozos más hondos
del violín del otoño
son igual
que una herida en el alma
de congojas extrañas
sin final.
Tembloroso recuerdo
esta huida del tiempo
que se fue.
Evocando el pasado
y los días lejanos
lloraré.
Este viento se lleva
el ayer de tiniebla
que pasó,
una mala borrasca
que levanta hojarasca
como yo.
PRÓXIMO PROGRAMA JUEVES A LAS 22 HS (HORA ESPAÑOLA)

