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294. POESÍA MÁS POESÍA: PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA

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BIOGRAFÍA DEL POETA PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA

Poeta, dramaturgo, soldado, sacerdote y archienemigo de Lope de Vega, Pedro Calderón de la Barca fue el máximo exponente del Barroco en el Siglo de Oro español. Miembro de la Venerable Congregación de Presbíteros Seculares Naturales de Madrid San Pedro Apóstol y caballero de la Orden de Santiago.

El bibliógrafo, cervantista y crítico Emilio Cotarelo y Mori retrató al célebre escritor barroco  nacido el 17 de enero de 1600 en Madrid, con las siguientes palabras: “Acostumbrados a ver en el retrato de Calderón el sacerdote anciano y en sus obras el decoro y gravedad del hombre maduro, nos cuesta trabajo imaginarlo joven, calavera y duelista, y persona, en fin, cuya mocedad fue de las más sueltas y borrascosas”.

Su teatro, basado en el de Lope de Vega, introduce importantes modificaciones: suprime escenas innecesarias y reduce las secundarias; subordina los personajes a uno central; acentúa las ideas monárquicas y el tema del honor. Su lenguaje es la culminación del culteranismo y su riqueza expresiva posee elementos del conceptismo intelectual. Fue contemporáneo, entre otros, de Góngora, Quevedo, Lope de Vega, Gracián, Kepler, Monteverdi, Hobbes, Pascal, Descartes, Espinoza, Hobbes y Locke.

pedro calderon de la barca - Poesia Online

Sintetiza el magnífico pero también contradictorio siglo XVII. Testigo de tres reinados (el de Felipe III, el de Felipe IV y el de Carlos II) vivió la Europa del pacifismo, la Europa de la Guerra de los Treinta Años y la del nuevo orden internacional, simultáneo al lento declinar de la monarquía, es decir, el Siglo de Oro de las letras y las artes que fue también el siglo de barro y de crisis que habría de definir después Ortega y Gasset como el del aislamiento o tibetanización de España.

Su padre, Diego Calderón, era hidalgo de origen montañés (Viveda, Santillana del Mar, Cantabria) y por herencia paterna había asumido el cargo de secretario del Consejo y Contaduría Mayor de Hacienda, sirviendo en él a los reyes Felipe II y Felipe III. Diego se casó en 1595 con Ana María de Henao, perteneciente a una familia también de origen noble. Pedro fue el tercero de los seis hijos que el matrimonio alcanzó a tener.

La primera etapa de su vida (hasta 1620), coincide con la última parte del reinado de Felipe III y de la privanza del Duque de Lerma. La muerte prematura de su madre en 1610 y el sentido autoritario de su padre, que dispone férreamente el destino y oficio de sus hijos, y muere en 1615, hacen que Calderón crezca profundamente influido por la complicidad familiar de sus hermanos Diego y José, pero, sobre todo, por su fundamental estancia en el Colegio Imperial de los Jesuitas (1608-1613) y, posteriormente, en las Universidades de Alcalá y de Salamanca, en la que permanece hasta 1615.

La lógica, el teatro y la persuasión retórica a él inherente, la escolástica, el agustinismo preexistencialista, la historia profana y canónica, el derecho natural y político fueron el bagaje intelectual con el que se enfrentó a la creación literaria (en la que probó suerte primero como poeta de certámenes y justas) y a la fascinación que debió producirle la comedia nueva de Lope que por entonces triunfaba en los corrales madrileños del Príncipe y de la Cruz.

Felipe IV - Poesia Online
Felipe IV

La llegada al trono de Felipe IV y el ascenso del valido Conde Duque de Olivares en 1621 supone la llegada de una nueva época que persiguió, frente al pacifismo de Lerma, la recuperación de una política agresiva que insiste en la afirmación de España como potencia. Después de graduarse de bachiller, decidió dejar los estudios religiosos por la carrera militar y llevó una vida algo revuelta de pendencias y juego. También hubo problemas en el ámbito familiar, pues los hermanos hicieron declaración oficial en 1621 de su estado de penuria y en el verano de ese mismo año él y sus hermanos Diego y José estuvieron enredados en un homicidio por lo que tuvieron que refugiarse en casa del embajador de Austria hasta que lograron un concierto con los querellantes. Acaso por estas estrecheces económicas tuvo nuestro poeta que entrar al servicio de Bernardino Fernández de Velasco y Tovar, VI duque de Frías y XI condestable de Castilla, con quien viajó por Flandes y el norte de Italia entre 1623 y 1625 participando en varias campañas bélicas.

En 1625 estrena su tragedia La gran Cenobia por parte de la compañía de Andrés de la Vega, que algún crítico denomina “el Macbeth hispano”. Calderón proveyó a la Corte de un extenso repertorio dramático: El sitio de Bredá (1626), El alcalde de sí mismo (1627), La cisma de Ingalaterra (1627), y, en 1628, Saber del mal y el bienHombre pobre todo es trazasLuis Pérez, el gallego y El Purgatorio de san Patricio.

En 1629 escribe El príncipe constante,  al igual que La dama duende, su primer gran éxito. Asimismo estrena en ese mismo año de 1629 Casa con dos puertas, mala es de guardar y, en el Real Sitio de la Zarzuela, El jardín de Falerina. En 1630 ya era lo bastante famoso como para que Lope de Vega elogiara su talento poético en El laurel de Apolo y en 1632 se ganó también las alabanzas de Juan Pérez de Montalbán en su Para todos. Ejemplos morales. En 1633 escribe Amar después de la muerte o El Tuzaní de la Alpujarra, según José Alcalá-Zamora “la más apasionante tragedia de guerra y de amor de nuestra literatura”.

Entre 1630 y 1640 Calderón se convierte ya en un clásico de su tiempo. La obra cumbre de este período (quizá de toda su dramaturgia) es La vida es sueño excepcional drama sobre la libertad del hombre y los límites impuestos por la ética social o la razón de estado. La obra está escrita en verso y se divide en tres actos. Al mismo tiempo, durante esta etapa Calderón, de la mano de Olivares, entra en palacio para producir sus primeras obras cortesanas y dirigir las representaciones teatrales.

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Se ordenó sacerdote el 18 de septiembre de 1651. Precisamente ese año se publica El alcalde de Zalamea con el título de El garrote más bien dado. La trama de esta obra emblemática transcurre en un pueblo extremeño llamado Zalamea de la Serena, justo en el momento en el que tiene lugar la guerra de Restauración portuguesa (1640-1668), por lo que por esta localidad desfilan militares españoles que están a punto de entrar en combate. Es éste un drama de honor en el que Calderón contrapone la libertad del individuo ante el poder y el Estado. En la obra, un labrador llamado Pedro Crespo aloja en su casa al capitán don Álvaro Ataid, el cual secuestra y viola a la hermosa hija de don Pedro. Cuando éste se entera, intenta remediar la situación ofreciendo bienes al capitán para que se case con su hija, a la que el militar rechaza por ser de clase inferior. Ante tal afrenta a la familia de Pedro Crespo, éste es elegido por el pueblo nuevo alcalde de Zalamea y siguiendo con la denuncia interpuesta, y aun sin tener jurisdicción sobre el militar, Crespo prende, juzga y hace ajusticiar a don Álvaro dándole garrote. La trama se resuelve cuando el rey Don Felipe revisa la decisión del alcalde y la ratifica, y ademas premia su decisión nombrándole alcalde perpetuo de Zalamea.

Texto completo: https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-alcalde-de-zalamea–0/html/fedbf6d2-82b1-11df-acc7-002185ce6064_1.html

Ya en 1634 el dramaturgo escribe el auto sacramental El nuevo Palacio del Retiro, con seguridad encargo expreso del Valido para rememorar la edificación del emblemático Real Sitio del poder, donde comenzarán a representarse espectáculos de gran alcance escenográfico y coral como El mayor encanto Amor. Tales servicios al rey se verán recompensados en 1636 cuando reciba de Felipe IV el hábito de Caballero de la Orden de Santiago.

A esta década de plenitud creativa, sucede la crisis. El prestigio de la unión de Reinos, Estados y Señoríos que deseó Felipe IV se viene abajo mientras la monarquía hispánica es incapaz de mantener la cohesión interior. Desde 1640 será imparable la rebelión de Cataluña, Portugal, Aragón o Andalucía. En 1643 cesará como Valido el Conde Duque de Olivares. La paz de Westfalia de 1648 marca la independencia de Flandes y un nuevo orden europeo del que España será progresivamente marginada. Calderón participa como coracero en la guerra con Cataluña hasta 1642, ve morir en la misma, en 1645, a su hermano José, prestigioso militar. También morirá su hermano Diego dos años después. Es la época (quizá hacia 1646) en que nacerá su hijo natural Pedro José. Crisis pues exterior e interior que se refleja asimismo en un significativo cambio de su carrera dramática.

Y es que las muertes de la reina Isabel de Borbón y del príncipe Baltasar Carlos y la intolerancia de los moralistas imponen en 1644 el cierre de los teatros públicos durante cinco años. El dramaturgo se queda, al menos provisionalmente, sin espacio para el oficio en el que había adquirido fama y prestigio.

Estatua de Calderon de la Barca - Poesia Online
Estatua de Calderón de la Barca.

Aunque en 1649 se reabren los teatros, Calderón ha sufrido una crisis tanto espiritual como profesional. La resolución de convertirse en secretario del Duque de Alba durante unos años y la de ordenarse sacerdote en 1651 no pueden separarse tanto de su abatimiento personal como de su necesidad de seguir contando con ingresos económicos en su carrera de dramaturgo.

Calderón, que desde 1653 ocupa la Capellanía de la Catedral de los Reyes Nuevos de Toledo, se sabe en otra etapa creativa, más concentrada, abstracta y oficialista. Compone, ya entre 1630 y 1640 los primeros y espléndidos autos sacramentales, de raíz más ética que cristiana como El gran teatro del mundo o La cena del rey Baltasar. Calderón fue también víctima de la intolerancia del momento, pues al intentar representar en el auto Las pruebas del segundo Adán la absurda imposición de las leyes de limpieza de sangre a la figura de Cristo, fue objeto, incluso del acoso del Santo Oficio.

 

Texto completo: https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-gran-teatro-del-mundo–0/html/ff39e206-82b1-11df-acc7-002185ce6064_3.html

Vídeo representación en teatro: https://www.rtve.es/play/videos/teatro-en-el-archivo-de-rtve/teatro-siempre-gran-teatro-del-mundo/2479952/ 

 

A lo largo de su trayectoria teatral fue algunas veces importunado por los moralistas que veían con malos ojos los espectáculos teatrales, y en especial que los hiciera un sacerdote como él. A ellos les contestó altivamente de esta manera:

«Yo, señor, juzgué siempre, dejándome llevar de humanas y divinas letras, que el hacer versos era una gala del alma o agilidad del entendimiento que no alzaba ni bajaba los sujetos, dejándome a cada uno en el predicamento que le hallaba… Y, aunque es verdad que, ocioso cortesano, la traté con el cariño de habilidad, hallada acaso, no dejé de desdeñarla el día que tomé el no merecido estado en que hoy me veo, pues, para volver a ella, fue necesario que el señor don Luis de Haro me lo mandase de parte de Su Majestad… sin haber tomado la pluma para otra cosa que no fuese fiesta de Su Majestad, o fiesta del Santísimo… merced [que] me ha retirado la objeción de no sé quién, que juzga incompatibles el sacerdocio y la poesía… [Si] es justo… no se me obste; y si es malo, no se mande». (1651)

El propio Calderón escribirá muchas piezas breves, entremeses y mojigangas, que suponen un aspecto carnavalesco e irreverente frente a la seriedad teológica de los autos. Al mismo tiempo Calderón es el autor que con más asiduidad escribirá espectaculares obras, casi siempre basadas en fábulas mitológicas, para el Palacio del Buen Retiro, tanto en diversas estancias reales como en sus jardines y estanque. A partir de 1640, además, se construye un gran Coliseo. Allí la música y el canto, las primeras zarzuelas y óperas del teatro español se ponen en escena con toda la magnificencia vanguardista aportada por escenógrafos italianos como Cosme Lotti y Baccio del Bianco. Son obras como La púrpura de la rosa, La fiera, el rayo y la piedra o Las fortunas de Andrómeda y Perseo, que Calderón continuará escribiendo y vigilando en sus ensayos incluso tras la muerte de Felipe IV en 1665 y la llegada al trono de Carlos II. Con motivo del Carnaval de 1680 Calderón aún compondrá la espléndida comedia Hado y divisa de Leónido y Marfisa.

Rey Carlos II de Espana - Poesia Online
Carlos II

Tras dictar testamento el 20 de mayo, falleció a las doce y media de la mañana del domingo 25 de mayo de 1681, dejando a medio terminar el auto sacramental encargado para ese año, La divina Filotea. Su entierro fue austero y poco ostentoso, como deseaba en su testamento:  «Descubierto, por si mereciese satisfacer en parte las públicas vanidades de mi mal gastada vida». Los restos del insigne autor fueron enterrados y desenterrados seis veces, hasta que el incendio de la Iglesia donde finalmente había sido enterrado, durante la guerra civil, hizo que se perdiera para siempre la ubicación de su paradero.

Una curiosa leyenda surgida en torno a Calderón de la Barca cuenta que cuando nació parecía estar muerto y lo introdujeron en un caldero de agua caliente. Entonces, al entrar en contacto con el agua a elevada temperatura, el recién nacido prorrumpió en sus primeros gritos. Su vida también tuvo algunos episodios dignos de una obra teatral, como cuando recibió una cuchillada en el tumulto que se organizó durante el ensayo de una de sus comedias.

Dramaturgo trágico a la altura de Sófocles o Eurípides en la angustiada perplejidad de los individuos que retrata y a la de Shakespeare en las grietas de humana debilidad que supo mostrar del poder, Calderón representa la cumbre de las artes escénicas de un periodo irrepetible. Su estatua, erigida en 1881 en la Plaza de Santa Ana de Madrid, se levanta frente al Teatro Español, emplazamiento del antiguo Corral del Príncipe.

En cuanto a su lenguaje, es manejado con solemnidad, enfatizando la belleza con el uso de antítesis, metáforas e hipérboles; Calderón hace brillar su dominio de la retórica y, aunque podría estimarse que es la culminación teatral del culteranismo, procura que las metáforas puedan ser fácilmente desatadas por su público reiterando un mecánico sistema de referencias cruzadas en torno a los cuatro elementos y recurriendo a una Retórica de fáciles paralelismos, oposiciones, simetrías y diseminaciones y recolecciones, o repitiendo los conceptos para que calen y sean entendidos:

En un día el sol alumbra
y falta; en un día se trueca
un reino todo; en un día
es edificio una peña;
en un día una batalla
pérdida y victoria ostenta;
en un día tiene el mar
tranquilidad y tormenta;
en un día nace un hombre
y muere; luego pudiera
en un día ver mi amor
sombra y luz, como planeta;
pena y dicha, como imperio;
gente y brutos, como selva;
paz e inquietud como mar;
triunfo y ruina, como guerra;
vida y muerte, como dueño
de sentidos y potencias.
Y habiendo tenido edad
en un día su violencia
de hacerme tan desdichado,
¿por qué, por qué no pudiera
tener edad en un día
de hacerme dichoso? ¿Es fuerza
que se engendren más despacio
las glorias que las ofensas?

(P. Calderón, El alcalde de Zalamea)

En sus personajes se acusa un característico frenesí razonador: los personajes calderonianos piensan de modo férreo e impecablemente lógico, aunque sus premisas sean de hecho absurdas; de esa manera, los característicos maridos calderonianos se enloquecen de celos y justifican sus crímenes de forma impecable pero éticamente absurda, abundando en su lenguaje nexos de subordinación lógica causal, consecutiva, condicional, concesiva o final.  Por otra parte, la intratextualidad de Calderón es muy fuerte, pues el autor a veces reutiliza o reescribe textos de unas comedias o autos en otros, autoparodiándose con intención cómica o imitándose a sí mismo conscientemente.

PIEZAS DRAMÁTICAS DATABLES

La selva confusa, comedia de enredo (1622).
Amor, honor y poder, comedia histórica (1623).
La cisma de Inglaterra, drama histórico (1627).
Casa con dos puertas, mala es de guardar, comedia de enredo (1629).
La dama duende, comedia de enredo (1629).
El príncipe constante, drama histórico (1629).
La banda y la flor comedia (1632).
La cena del rey Baltasar, auto sacramental (1632).
El mágico prodigioso, drama religioso (1637).
El mayor monstruo del mundo, drama de honor (1637).
El médico de su honra, drama de honor (1637).
Los dos amantes del cielo, drama religioso (1640).
El secreto a voces, comedia palatina (1642)
El pintor de su deshonra, drama de honor (1650).
El alcalde de Zalamea, drama de honor (1651).
La hija del aire, drama histórico (1653).
El gran teatro del mundo, auto sacramental (1655).
Guárdate del agua mansa, comedia de enredo (1657).
Eco y Narciso, drama mitológico (1661).
Hado y divisa de Leonido y de Marfisa (1680).

 

DRAMAS

Alcalde de Zalamea, El.
Amado y aborrecido.
Amar después de la muerte o El Tuzaní de la Alpujarra.
Apolo y Climene.
A secreto agravio secreta venganza.
Armas de la hermosura, Las.
Aurora en Copacabana, La.
Cabellos de Absalón, Los.
Cadenas del demonio, Las.
Celos, aun del aire, matan.
Cisma de Ingalaterra, La.
Darlo todo y no dar nada.
De un castigo tres venganzas.
Devoción de la Cruz, La.
Dos amantes del cielo, Los.
Duelos de amor y lealtad.
Eco y Narciso.
En esta vida todo es verdad y todo es mentira (1664).
Estatua de Prometeo, La.
Exaltación de la Cruz, La.
Fiera, el rayo y la piedra, La.
Fieras afemina amor.
Fineza contra fineza.
Fortunas de Andrómeda y Perseo.
Golfo de las sirenas, El.
Gran Cenobia, La.
Gran príncipe de Fez, El.
Hija del aire, La (dos partes).
Hijo del Sol, Faetón, El.
Hijos de la fortuna, Teágenes y Cariclea, Los.
José de las mujeres, El.
Judas macabeo.
Laurel de Apolo, El.
Luis Pérez el Gallego.
Mágico prodigioso, El.
Mayor encanto amor, El.
Mayor monstruo del mundo, El.
Médico de su honra, El o El celoso de su honra.[41]​
Monstruo de los jardines, El.
Ni amor se libra de amor.
Niña de Gómez Arias, La.
Origen, pérdida y restauración de la Virgen del Sagrario o Las tres edades de España.[41]​
Postrer duelo de España, El.
Pintor de su deshonra, El.
Príncipe constante, El.
Purgatorio de San Patricio, El.
Púrpura de la rosa, La.
Saber del mal y del bien.
Segundo Escipión, El.
Sibila de Oriente, La.
Sitio de Breda, El.
Tres afectos de amor, Los.
Tres justicias en una, Las.
Tres mayores prodigios, Los.

 

COMEDIAS

Acaso y el error, El.
Afectos de odio y amor.
Agradecer y no amar.
Alcalde de sí mismo, El.
Amigo, amante y leal.
Amor, honor y poder.
Antes que todo es mi dama.
Argenis y Poliarco.
Astrólogo fingido, El.
Auristela y Lisidante.
Banda y la flor, La.
Basta callar.
Bien vengas, mal, si vienes solo.
Cada uno para sí.
Casa con dos puertas, mala es de guardar.
Castillo de Lindabridis, El.
Conde Lucanor, El.
Con quien vengo, vengo.
Cuál es mayor perfección.
Dama duende, La.
Dar tiempo al tiempo.
Desdicha de la voz, La.
De una causa, dos efectos.
Dicha y desdicha del nombre.
Empeños de un acaso, Los.
Encanto sin encanto, El.
Escondido y la tapada, El.
Fuego de Dios es el querer bien.
Galán fantasma, El.
Guárdate del agua mansa.
Gustos y disgustos son no más que imaginación.
Hado y divisa de Leonido y de Marfisa.
Hombre pobre todo es trazas.
Jardín de Falerina, El.
Lances de amor y fortuna.
Maestro de danzar, El.
Manos blancas no ofenden, Las.
Mañana será otro día.
Mañanas de abril y mayo.
Mejor está que estaba.
Mujer, llora y vencerás.
Nadie fíe su secreto.
No hay burlas con el amor.
No hay cosa como callar.
No siempre lo peor es cierto.
Para vencer amor, querer vencerle.
Peor está que estaba.
Primero soy yo.
Puente de Mantible, La.
Secreto a voces, El.
Selva confusa, La.
Señora y la criada, La.
También hay duelo en las damas.

AUTOS SACRAMENTALES

(Por orden alfabético)
A Dios por razón de estado (1650-1660).
Alimentos del hombre, Los (1676).
A María el corazón (1664).
Amar y ser amado y divina Filotea (1681).
Andrómeda y Perseo (1680).
Año santo de Roma, El (1650).
Año santo en Madrid, El (1615–1652).
Árbol del mejor fruto, El (1661).
Arca de Dios cautiva, El (1673).
Cena del rey Baltasar, La (1634).
Cordero de Isaías, El (1681).
Cubo de la Almudena, El (1651).
Cura y la enfermedad, La (1657-1658).
Devoción de la misa, La (¿1637?).
Diablo mudo, El (1660).
Día mayor de los días, El (1678).
Divino Jasón, El (antes de 1630).
Divino Orfeo, El (dos versiones).
Encantos de la culpa, Los (¿1645?).
Espigas de Ruth, Las (1663).
Gran Duque de Gandía, El (¿1639?).
Gran mercado del mundo, El (¿1634-1635?).
Gran teatro del mundo, El (¿1634-1635?).
Hidalga del Valle, La (¿1634?).
Humildad coronada de las plantas, La (1644).
Iglesia sitiada, La (antes de 1630).
Indulto general, El (1680).
Inmunidad del Sagrado, La (1664).
Jardín de Falerina, El (1675).
Laberinto del mundo, El (1677).
Lepra de Constantino, La.
Lirio y la azucena, El (1660).
Llamados y escogidos (¿1648–1649?).
Lo que va del hombre a Dios (¿1640?).
Maestrazgo del Toisón, El (1659).
Misterios de la misa, Los (1640).
Mística y real Babilonia (1662).
Nave del mercader, La (1674).
No hay instante sin milagro (1672).
No hay más fortuna que Dios (¿1653?).
Nuevo hospicio de pobres (1688).
Nuevo Palacio del Retiro, El (1634).
Orden de Melchisedech, El.
Órdenes militares, Las (1662).
Pastor Fido, El (¿1677?).
Piel de Gedeón, La.
Pintor de su deshonra, El.
Pleito matrimonial del cuerpo y el alma, El (1634).
Primer flor del Carmelo, La (antes de 1650).
Primero y segundo Isaac (¿antes de 1659?).
Primer refugio del hombre y probática piscina, El (1661).
Protestación de la fe, La (1656).
Psiquis y Cupido (1640).
¿Quién hallará mujer fuerte?.
Redención de cautivos, La (hacia 1672).
Sacro Parnaso, El (1659).
Santo rey don Fernando, El (primera y segunda parte) [1671].
Segunda esposa y triunfar muriendo, La (¿1648-1649?).
Semilla y la cizaña, La (1651).
Serpiente de metal, La (1676).
Siembra del Señor, La (anterior a 1655).
Socorro general, El (1644).
Sueños hay que verdad son (1670).
Tesoro escondido, El (1679).
Torre de Babilonia, La.
Tu prójimo como a ti (segunda redacción) [antes de 1674].
Universal redención, La. A tu prójimo como a ti.
Vacante general, La (1649).
Valle de la Zarzuela, El (¿hacia 1655?).
Veneno y la triaca, El (1634).
Verdadero Dios Pan, El (1670).
Viático cordero, El (1665).
Vida es sueño, La (segunda redacción) [antes de 1674].
Viña del Señor, La (1674).

 

TEATRO BREVE (BAILES, ENTREMESES, JÁCARAS Y MOJIGANGAS)

Baile de las jácaras (parte 2).
Baile de la plazuela de Santa Cruz.
Baile de los zagales.
Entremés de la barbuda (partes 1 y 2).
Entremés de la casa de los linajes.
Entremés de las carnestolendas.
Entremés de la casa holgana.
Entremés del convidado.
Entremés de los degollados.
Entremés de don Pegote.
Entremés del dragoncillo.
Entremés del escolar y el soldado.
Entremés de la Franchota.
Entremés de guardadme las espaldas.
Entremés de los instrumentos.
Entremés de las jácaras (parte 1).
Entremés del desafío de Juan Rana.
Entremés de la melancólica.
Entremés de la pedidora.
Entremés del mayorazgo.
Entremés de la plazuela de Santa Cruz.
Entremés de la premática (partes 1 y 2).
Entremés del reloj y genios de la venta.
Entremés de la rabia (parte 1).
Entremés del robo de las Sabinas.
Entremés del sacristán mujer.
Entremés del toreador.
Entremés del triunfo de Juan Rana.
Jácara del Mellado.
Mojiganga de la garapiña.
Mojiganga de los guisados.
Mojiganga de los ciegos.
Mojiganga de la muerte.
Mojiganga de la pandera.
Mojiganga del Parnaso (parte 2 de la Rabia).
Mojiganga del pésame de la viuda.
Mojiganga de Juan Rana en la zarzuela.
Mojiganga de los sitios de recreación del Rey.

 

 

SELECCIÓN DE POEMAS DE PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA

A LOPE DE VEGA CARPIO: DÉCIMA

Aunque la persecución
de la envidia tema el sabio,
no reciba della agravio,
que es de serlo aprobación.
Los que más presumen son,
Lope, a los que envidia das,
y en su presunción verás
lo que tus glorias merecen;
pues los que más te engrandecen
son los que te envidian más.

A LAS ESTRELLAS

Esos rasgos de luz, esas centellas
que cobran con amagos superiores
alimentos del sol en resplandores,
aquello viven, si se duelen dellas.
Flores nocturnas son; aunque tan bellas,
efímeras padecen sus ardores;
pues si un día es el siglo de las flores,
una noche es la edad de las estrellas.
De esa, pues, primavera fugitiva,
ya nuestro mal, ya nuestro bien se infiere;
registro es nuestro, o muera el sol o viva.
¿Qué duración habrá que el hombre espere,
o qué mudanza habrá que no reciba
de astro que cada noche nace y muere.

 

A LA MUERTE

¡Oh tú, que estás sepultado
en el sueño del olvido,
si para tu bien dormido,
para tu mal desvelado!
Deja el letargo pesado,
despierta un poco, y advierte
que no es bien que desa suerte
duerma, y haga lo que hace
quien está desde que nace
en los brazos de la muerte.
Da lugar al pensamiento
para que discurra, y veas
y que lo más que tú deseas
no es más que soplo de viento.
No labres sin fundamento
máquinas de vanidad,
pues la mayor majestad
en un sepulcro se encierra,
donde dice, siendo tierra:
«Aquí vive la verdad…
Mira cómo pasó ayer,
veloz como tantos años:
evidentes desengaños
del limitado poder.
Lo que fue dejó de ser,
y no quedó dello más
del ha sido: tú, que vas
por este mundo inconstante,
mira que el que va adelante
avisa al que va detrás.
La corona y la tiara
que tanto el mundo estimó
¿qué se hizo?, ¿en qué paró
sino en lo que todo para?
¡Oh mano del mundo avara!
Si tanto bien nos limitas,
¿para qué, di, nos incitas
a aspirar a más y más,
si lo que despacio das
tan de prisa nos lo quitas?
Si te engaña el propio amor
para que no veas el daño,
la muerte, que es desengaño,
sirva de despertador.
Hoy nace la tierna flor
y hoy su curso se termina;
todo a la muerte camina:
la estatua del más bizarro,
como está fundada en barro,
la deshace cualquier china.
¿En qué piensas o a qué aspiras
cuando tras tu gusto vas,
pues dél no te queda más
que enemigos que conspiras?
Si es que adelante no miras,
mira la vida pasada,
que si en tan corta jornada
lo más pasa desa suerte,
hasta llegar a la muerte,
¿qué te queda? Poco o nada.
Desde el nacer al morir
casi se puede dudar
si el partir es el parar,
o el parar es el partir.
Tu carrera has de seguir:
y pues con tal brevedad
pasa la más larga edad,
¿cómo duermes y no ves
que lo que aquí un soplo es
es allá una eternidad?
Mira el tiempo volador
cómo pasa, y considera
cómo va tras la carrera
desde el menor al mayor.
El esclavo y el señor
corren parejas iguales,
que como nacen mortales,
iguales van a la hoya,
de cuya deshecha Troya
aún no quedan la señales.
La juventud más lozana
¿en qué paró?, ¿qué se hizo?
Todo el tiempo lo deshizo
y anocheció su mañana,
la muerte siempre es temprana
y no perdona a ninguno:
goza del tiempo oportuno,
granjea con tu talento,
que aquí dan uno por ciento
y allí dan ciento por uno.
¿Qué eternidades te ofrece
la más dilatada vida,
pues que apenas es venida
cuando se desaparece?
Hoy piensas que te amanece
y es el día de tu ocaso.
¡Término breve y escaso!
Mas ¿qué mucho, si volando
te va la muerte buscando
cuando tú vas paso a paso?
La dama más celebrada,
lazo en que todos cayeron,
ella y ellos, di, ¿qué fueron
sino tierra, polvo y nada?
¡Oh limitada jornada,
oh frágil naturaleza!
La humildad y la grandeza
todo en nada se resuelve:
es de tierra y a ella vuelve,
y así, acaba en lo que empieza.
¿De qué te sirve anhelar,
por tener y más tener,
si eso en tu muerte ha de ser
fiscal que te ha de acusar?
Todo acá se ha de quedar;
y pues no hay más que adquirir
en la vida que el morir,
la tuya rige de modo,
pues está en tu mano todo,
que mueras para vivir.

 

A MADRID POR LA DICHA DE SER SU PATRONO SAN ISIDRO LABRADOR: GLOSA

Madrid, aunque tu valor
Reyes le están aumentando,
nunca fue mayor que cuando
tuviste tu labrador.
Aunque de gloria se viste,
Madrid, tu dichoso suelo,
nunca más gloria tuviste
que cuando, imitando al cielo,
pisado de ángeles fuiste.
No igualará aquel favor
el que hoy ostenta tu honor,
aunque opongas tu trofeo,
aunque aumente tu deseo,
Madrid, aunque tu valor.
No tendrás glorias mayores,
que cuando en las manos bellas
de angélicos labradores,
eran tus flores estrellas,
los rayos del sol tus flores.
En vano están laureando,
en vano están coronando
tu frente, en vano el honor
que te ha dado un labrador,
Reyes le están aumentando.
Dirán que cuándo tuviste
más gloria que en ti se encierra.
Di que cuando ángeles viste
labrar humildes tu tierra;
di que cuando cielo fuiste;
que cuando al cielo imitando
el sol te estaba envidiando,
pues su luz tu luz prefiere;
y así sabrá quien dijere
Nunca fue mayor que cuando.
Mayores triunfos, mayores
lauros tu poder advierte,
pues con divinos favores
respetas, como la muerte,
mas que reyes, labradores.
Hagan inmortal tu honor
jaspes, mármoles y bronces;
pues para gloria mayor
hoy tienes tal rey, y entonces
Tuviste tu labrador.

 

CUENTO MORO

Hurí de cabellos de oro:
dícenme que quieres tú
que te cuente un cuento moro…-
Uno sé que es un tesoro,
y me lo contó Benzú.
En África se lo oí,
de Abbás en el campamento:
óyelo, preciada hurí;
que es un peregrino cuento
el cuento que dice así:
Muy diestro en tañer la lira
ser pudo el esclavo Hassán;
pero no al poner la mira
en la princesa Zelmira,
hija del viejo Sultán.
Del atrevido cantor
ni aun sospechaba el amor
la altiva infanta moruna,
como no sabe la luna
que la adora el ruiseñor.
Ni el triste en su loco afán
soñó nunca mejor suerte;
pues, de revelarlo Hassán,
la hija del viejo Sultán
pagárale con la muerte.
Y morir, para el cantor,
era asesinar su amor…
¡era no ver a Zelmira
con el éxtasis que mira
a la luna el ruiseñor!
Y así la miraba él,
rebozado en su alquicel,
cuando, las noches de luna,
paseaba en su vergel
la altiva infanta moruna.
Pero al cabo sucedió
lo que suceder debía
(estuviera escrito o no):
Zelmira se enamoró
y se casó el mejor día.
Se casó con Aliatar,
tan príncipe como ella,
poderoso en tierra y mar…,
y fue cosa singular
la boda de la doncella.
Sabedora allí Zelmira
del ingenio del cantor,
díjole: -«Tañe la lira,
y canta el ardiente amor
que el fiero Aliatar me inspira.»
Hassán maldijo su estrella;
sintió mortal agonía
a la voz de la doncella;
y, encarándose con ella,
armado de una gumía,
-«¡Antes (dijo) que cantar
la ventura de Aliatar,
cúmplase mi negra suerte!…»-
Y arrojó la lira al mar,
y él mismo se dio la muerte.-
Tal fue el caso que Benzú
me contó en Guad-el-Jelú,
y que yo te cuento a ti,
ya que quieres saber tú
lo que pasa por allí.

 

¿VES ESA ROSA QUE TAN BELLA Y PURA?

¿Ves esa rosa que tan bella y pura
amaneció a ser reina de las flores?
Pues aunque armó de espinas sus colores,
defendida vivió, mas no segura.
A tu deidad enigma sea no oscura,
dejándose vencer, porque no ignores
que aunque armes tu hermosura de rigores,
no armarás de imposibles tu hermosura.
Si esa rosa gozarse no dejara,
en el botón donde nació muriera
y en él pompa y fragancia malograra.
rinde, pues, tu hermosura, y considera
cuánto fuera rigor que se ignorara
la edad de tu florida primavera.

 

VIENDO ESTOY MIS IMPERIOS DILATADOS…

Viendo estoy mis imperios dilatados,
mi majestad mi gloria, mi grandeza,
en cuya variedad naturaleza
perfeccionó de espacios sus cuidados.
Alcázares poseo levantados,
mi vasalla ha nacido la belleza.
La humildad de unos, de otros la riqueza,
triunfo son al arbitrio de los hados.
Para regir tan desigual, tan fuerte
monstruo de muchos cuellos, me concedan
los cielos atenciones más felices.
Ciencia me den con que a regir acierte,
que es imposible que domarse puedan
con un yugo no más tantas cervices.

 

UN MORISCO DE AHORA

Insomne y soñoliento; con bufanda
(recuerdo del turbante) en el estío;
ajeno su magnánimo desvío
del siglo a la ruidosa propaganda;

adversario pasivo del que manda,
y absoluto señor de su albedrío;
Sultán, en fin, sin éxtasis ni hastío,
de las mozuelas con que a vueltas anda…

Tal, en Madrid, el último almohade
pasa por el rosario de la vida
horas indiferentes grano a grano…

¿Qué quiere? -Nada quiere. Solo añade
tinieblas a una crónica perdida,
oculto bajo un nombre castellano.

 

¿QUÉ GÉNERO DE ARDOR ES EL QUE LLEGO?…

¿Qué género de ardor es el que llego
hoy a sentir, que más parece encanto,
pues luciendo tampoco abrasa tanto
y abrasando tan mudo, arde tan ciego?
¿Qué género de llanto es sin sosiego
éste, que a tanto incendio no da espanto,
pues al fuego apagar no puede el llanto,
ni al llanto puede consumir el fuego?
Donde materia no hay, no se da llama.
Mas ¡ay! que sin materia en el abismo
una y otra aprensión es quien la inflama.
Luego cierto será este silogismo:
si fuego de aprensión tiene quien ama,
amor y infierno todo es uno mismo.

 

ESTE EJÉRCITO QUE VES…

Este ejército que ves
vago al hielo y al calor,
la república mejor
y más política es
del mundo, en que nadie espere
que ser preferido pueda
por la nobleza que hereda,
sino por la que el adquiere;
porque aquí a la sangre excede
el lugar que uno se hace
y sin mirar cómo nace
se mira como procede.
Aquí la necesidad
no es infamia; y si es honrado,
pobre y desnudo un soldado
tiene mejor cualidad
que el más galán y lucido;
porque aquí a lo que sospecho
no adorna el vestido el pecho
que el pecho adorna al vestido.
Y así, de modestia llenos,
a los más viejos verás
tratando de ser lo más
y de aparentar lo menos.
Aquí la más principal
hazaña es obedecer,
y el modo cómo ha de ser
es ni pedir ni rehusar.
Aquí, en fin, la cortesía,
el buen trato, la verdad,
la firmeza, la lealtad,
el honor, la bizarría,
el crédito, la opinión,
la constancia, la paciencia,
la humildad y la obediencia,
fama, honor y vida son
caudal de pobres soldados;
que en buena o mala fortuna
la milicia no es más que una
religión de hombres honrados.

 

SOLILOQUIOS

(De Segismundo)

1

Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido;
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.

Sólo quisiera saber,
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer),
¿qué más os pude ofender
para castigarme más?
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron
¿qué privilegios tuvieron
que yo no gocé jamás?

Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma
o ramillete con alas,
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma;
y teniendo yo más alma
¿tengo menos libertad?

Nace el bruto, y con la piel
que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas
-gracias al docto pincel-,
cuando atrevido y cruel,
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad,
monstruo de su laberinto:
¿y yo, con mejor instinto,
tengo menos libertad?

Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y apenas bajel de escamas
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío;
¿y yo, con más albedrío,
tengo menos libertad?

Nace el arroyo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la piedad
que le da la majestad
del campo abierto a su huida;
¿y teniendo yo más vida,
tengo menos libertad?

En llegando a esta pasión,
un volcán, un Etna hecho,
quisiera arrancar del pecho
pedazos del corazón:
¿qué ley, justicia o razón
negar a los hombres sabe
privilegio tan suave,
exención tan principal,
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?

2

Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?

Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

3

¿Otra vez (¿qué es esto, cielos?)
queréis que sueñe grandezas
que ha de deshacer el tiempo?
¿Otra vez queréis que vea
entre sombras y bosquejos
la majestad y la pompa
desvanecida del viento?
¿Otra vez queréis que toque
el desengaño, o el riesgo
a que el humano poder
nace humilde y vive atento?
Pues no ha de ser, no ha de ser.
Miradme otra vez sujeto
a mi fortuna. Y pues sé
que toda esta vida es sueño,
idos, sombras, que fingís
hoy a mis sentidos muertos
cuerpo y voz, siendo verdad
que ni tenéis voz ni cuerpo;
que no quiero majestades
fingidas, pompas no quiero.
Fantásticas ilusiones
que al soplo menos ligero
del aura han de deshacerse
bien como el florido almendro,
que por madrugar sus flores,
sin aviso y sin consejo,
al primer soplo se apagan,
marchitando y desluciendo
de sus rosados capillos
belleza, luz y ornamento,
ya os conozco, ya os conozco,
y sé que os pasa lo mesmo
con cualquiera que se duerme.
Para mí no hay fingimientos;
que, desengañado ya,
sé bien que la vida es sueño.

(De "La Vida es Sueño")

 

CUENTAN DE UN SABIO QUE UN DÍA

Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.
¿Habrá otro, entre sí decía,
más pobre y triste que yo?;
y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó.
Quejoso de mi fortuna
yo en este mundo vivía,
y cuando entre mí decía:
¿habrá otra persona alguna
de suerte más importuna?
Piadoso me has respondido.
Pues, volviendo a mi sentido,
hallo que las penas mías,
para hacerlas tú alegrías,
las hubieras recogido.

De La vida es sueño

COPLAS

El día que tú te cases,
y no te cases conmigo,
¡que lástima le tendrá
el Amor a tu marido!

Sale el sol, y no te veo…
Ocúltase, y no te he visto…
-Si a esto remedio le llamas,
yo prefiero el daño mismo.
Me dices que no te vea,
para que olvide tu amor…
¡Ay! Los que pierden la vista,
solo piensan en el sol.
Sirviérame de consuelo
saber, cuando estoy ausente,
que el no verme te dolía
tanto como a mí no verte.
Antes que me lo dijeras,
conocí que me querías;
y siempre que te dejaba,
«Me quiere!,» diciendo iba.
Nunca olvidaré el instante
en que con los labios secos,
pálida como una muerta,
me dijiste: -«Sí: te quiero.»
No me engañaste al decirme
que a mi amor correspondías.
¡Nadie miente por llevar
una corona de espinas!
¡Ojalá no me quisieras!…
que lo peor del infierno
no es abrasarse en sus llamas,
sino saber que hay un cielo.
De tanto fiero tormento,
el que no puedo sufrir
es saber que por las noches
llorarás pensando en mí.
¡Ojalá hubiera ignorado
que es mío tu corazón!
¡Los ciegos de nacimiento
no echan de menos el sol!
Dime: ¿qué piensas hacer
de la vida que nos resta?
¿Hemos de estar siempre así?
No me lo digas: no mientas.
Si imaginas olvidarme,
no lo pienses, que te engañas.
¡Se olvida lo que sé tuyo;
pero nunca una esperanza!
Para no amarnos es tarde:
para olvidarnos, temprano.
¡Tuyo seré y serás mía!…
Yo no sé cómo ni cuándo.

 

AL RECIBIR MI RETRATO

Al verte, ¡oh grave pintura!,
entrar en mis lares hoy
con mi edad y mi figura,
no sé qué vaga tristura
siento al decir: «Así soy.»
Tal vez pienso que mañana,
cuando de mi edad lozana
rastros queden solo en ti,
dirá mi vejez ufana
a mis hijos: «¡Así fui!»
Tal vez pienso que algún día
(cuando Dios llamarme quiera)
buscará tu compañía
esta dulce esposa mía,
para decir: «¡Así era!»
Tal vez pienso que quizá,
al cabo de muchos años,
nadie te conocerá,
y un extraño a otros extraños
dirá al verte: «¿Quién será?»
Y que, al comprarte, atraído
por lo antiguo de tu traje
o por tu buen colorido,
les dirá: «¡Este personaje
no debe haber existido!»

 

AHORA, SEÑOR, AHORA…

Ahora, señor, ahora
que ya este humano edificio
en el polvo de su fin
se reduce a su principio;
ahora que descompuesto
este vital artificio
que un suspiro gobernó,
le va faltando un suspiro;
ahora que a mis alientos
está el número cumplido,
pues sin esperanza de otro,
respiro este que respiro;
ahora que rebelados
mis potencias y sentidos,
son, parciales de mi muerte,
mis mayores enemigos;
ahora que el corazón,
por alegar que él ha sido
quien quiso vivir primero,
morir el postrero quiso;
ahora que al desatarse
esta lazada que hizo
la naturaleza, el alma
está pendiente de un hilo;
ahora que al despedirse
del cuerpo donde ha vivido,
en vez de darle los brazos,
le lucha a brazos partidos;
ahora, en efecto, ahora
que ya el pecho helado y frío,
descompasado el aliento,
los miembros estremecidos,
el pulso desnivelado,
torpe la voz, yerto el brío,
en parasismos se emboza
el último parasismo,
es tiempo, Señor, es tiempo
de conocer los amigos,
pues el amigo mayor
se ve en la mayor peligro.
¡Oh dulce Jesús mío!
No entréis, Señor, con vuestro siervo en juicio.
¡Oh, cuánto el nacer, oh cuánto
al morir es parecido,
pues si nacimos llorando,
llorando también morimos!
Un gemido la primera
salva fue que al mundo hicimos,
y el último vale que
le hacemos, es un gemido.
Entre cuna y ataúd
sola esta distancia ha habido
hacia la tierra o el cielo
arrojarnos o admitirnos.
¡Qué bien en sus confesiones
lo significó Agustino,
cuando a esta proposición
no le averiguó el sentido!
¿Vive el hombre o muere el hombre?
Pues que ninguno ha sabido
si vive o muere, porque
todo se hace de un camino.
¿Qué más ejemplo que yo,
a este letargo rendido,
pues vivo al tiempo que muero
y muero al tiempo que vivo?
Y si al fin para morir
no ha menester más deliquio
ni más crítico accidente
el hombre, que haber nacido,
¡oh felice yo, oh felice
que morir he merecido
en vuestra fe, conociendo
tantos mortales avisos!
Y aunque es preciso el morir,
con lo que os pago os obligo,
pues resignado en vos, hago
voluntario lo preciso.
Y así, aunque vivir pudiera
mi vida estando a mi arbitrio,
hoy os hiciera en mi muerte
de mi vida sacrificio.
¡Oh dulce Jesús mío!
No entréis, Señor, con vuestro siervo en juicio.
No justiciero cerréis
a mis voces los oídos,
sino misericordioso
atended al llanto mío.
Justicia y misericordia,
dos atributos son dignos,
que un y otro en vos están
igualados, no excedidos.
Pues ¿por qué habéis de mostraros
riguroso y no benigno,
siendo rigor y piedad
en vos, Señor, uno mismo?
El castigo y el perdón
una costa os han tenido:
pues echad antes la mano
al perdón, que no al castigo.
¿Job no dijo que era el hombre
en pecado concebido?
¿Qué maravilla que amase
maldad que nació conmigo?
Mas ¡ay de mi! que también
David a este intento dijo
que siempre contra mí está
mi pecado por testigo.
Yo lo confieso, y confieso
que mis culpas y delitos
son infinitos, por ser
obrados y cometidos
contra un infinito Dios;
confieso que no he podido
satisfacer por mi solo
el número de mis vicios.
Pero por esto, Señor,
de la Iglesia en los archivos
también infinitos son
vuestros méritos divinos.
Ellos por mi satisfagan,
pues mi fiador habéis sido,
y en vuestros méritos pague
lo infinito a lo infinito.
¡Oh dulce Jesús mío!
No entréis, Señor, con vuestro siervo en juicio.
¡Qué dignamente, qué bien
en vuestra piedad confío,
si cuando llego a rogaros
clavado en la cruz os miro!
No me diera confianza
el veros en el impíreo
glorioso más que en la cruz
veros humano y pasivo.
Que esa derramada sangre
que en arroyos fugitivos
tiñe en púrpura la nieve,
deshoja el jazmín el lirios,
a lavar mis culpas corre,
cuyo segundo bautismo
hará que esta piel manchada
venza el candor del armiño.
Y puesto que vos morís
para que yo viva, indigno
será, Señor, que un Dios muerto
no salve un pecador vivo.
¿Indigno dije? ¡Ah Señor!
No supe cómo decirlo,
al verlo en vos intentado
sin verlo en mi conseguido.
Mas ¡ay de mi!, que vos siempre
salvarme habéis pretendido;
pero aunque sin mi me hicisteis,
me habéis de salvar conmigo.
Salvadme en vuestra virtud;
que yo a vuestros pies resigno
este cuerpo sin acción
y este alma sin albedrío.
Y si es vuestra voluntad
condenarme a los abismos,
para que en mí se ejecute
este espíritu os envío.
Y padeciendo diré,
por los siglos de los siglos:
¡Quién siempre os hubiera amado!
¡Quién no os hubiera ofendido!
¡Oh dulce Jesús mío!
No entréis, Señor, con vuestro siervo en juicio.

 

A LA NOCHE

Esos rasgos de luz, esas centellas
que cobran con amagos superiores
alimentos del sol en resplandores
aquello viven que se duele de ellas.

Flores nocturnas son: aunque tan bellas,
efímeras padecen sus ardores,
pues si un día es el siglo de las flores,
una noche es la edad de las estrellas.

De esa, pues, primavera fugitiva,
ya nuestro mal, ya nuestro bien se infiere;
registro es nuestro, o muera el sol o viva.

¿Qué duración habrá que el hombre espere,
o que mudanza habrá que no reciba
de astro que cada noche nace y muere?

CANTARCILLO

Ruiseñor que volando vas,
cantando finezas, cantando favores,
¡oh, cuánta pena y envidia me das!
Pero no, que si hoy cantas amores,
tú tendrás celos y tú llorarás.
¡Qué alegre y desvanecido
cantas, dulce ruiseñor ,
las aventuras de tu amor
olvidado de tu olvido!
En ti, de ti entretenido
al ver cuán ufano estás,
¡oh, cuánta envidia me das
publicando tus favores!
Pero no, que si hoy cantas amores,
tú tendrás celos y tú lloraras.

 

CUENTAN DE UN SABIO, QUE UN DÍA…

Cuentan de un sabio, que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas yerbas que cogía.
«Habrá otro», entre sí decía,
«más pobre y triste que yo?»
Y cuando el rostro volvió,
halló la respuesta, viendo
que iba otro sabio cogiendo
las hojas que él arrojó.

DE “A SECRETO AGRAVIO, SECRETA VENGANZA”

Cuando la fama en lenguas dilatada
vuestra rara hermosura encarecía,
por fe os amaba yo, por fe os tenía,
Leonor, dentro del alma idolatrada.
Cuando os mira, suspensa y elevada
el alma que os amaba y os quería,
culpa la imagen de su fantasía
que sois vista mayor que imaginada.
Vos sola a vos podéis   acreditaros;
¡dichoso aquel que llega a mereceros,
y más dichoso si acertó a estimaros!
Mas, ¿cómo ha de olvidaros ni ofenderos?
Que quien antes de veros pudo amaros,
mal os podrá olvidar después de veros.

 

DE “ANTES QUE TODO ES MI DAMA”

Viendo el cabello, a quien la noche puso
en libertad, cuán suelto discurría,
con las nuevas pragmáticas del día
a reducirle Cintia se dispuso.
Poco debió al cuidado, poco al uso,
del vulgo tal la hermosa monarquía;
pues no le dio más lustre que tenía,
después lo dócil, que antes lo confuso.
La blanca tez a quien la nieve pura
ya matizó de nácar a la aurora,
de ningún artificio se asegura.
Y pues nada el aliño la mejora,
aquella solamente es hermosura
que amanece hermosura a cualquier hora.

 

ÉSTAS QUE FUERON POMPAS Y ALEGRÍA…

Éstas que fueron pompas y alegría,
despertando al albor de la mañana,
a la tarde serán lástima vana,
durmiendo en brazos de la noche fría.
Este matiz que al cielo desafía,
iris listado de oro, nieve y grana,
será escarmiento de la vida humana:
¡tanto se emprende en término de un día!
A florecer las rosas madrugaron
y para envejecerse florecieron;
cuna y sepulcro en un botón hallaron.
Tales los hombres sus fortunas vieron:
en un día nacieron y expiraron;
que, pasados los siglos, horas fueron.

 

MANJAR DE LOS FUERTES

El género humano tiene
contra las fieras del mundo,
por más que horribles le cerquen,
su libertad afianzada,
como a sustentarse llegue
de aquel Pan y de aquel Vino,
de quien hoy es sombra éste…

Nadie desconfíe.
Nadie desespere.
Que con este Pan y este Vino
las llamas se apagan,
las fieras se vencen,
las penas se abrevian,
las culpas se absuelven.

 

¿VES ESA ROSA QUE TAN BELLA Y PURA…?

¿Ves esa rosa que tan bella y pura
amaneció a ser reina de las flores?
Pues aunque armó de espinas sus colores,
defendida vivió, mas no segura.
A tu deidad enigma sea no obscura,
dejándose vencer, porque no ignores
que aunque armes tu hermosura de rigores,
no armarás de imposibles tu hermosura.
Si esa rosa gozarse no dejara,
en el botón donde nació muriera
y en él pompa y fragancia malograra.
rinde, pues, tu hermosura, y considera
cuánto fuera rigor que se ignorara
la edad de tu florida primavera.

 

 

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

https://ciudadseva.com/autor/pedro-calderon-de-la-barca/poemas/

https://www.cervantesvirtual.com/portales/calderon_de_la_barca/

https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/seleccion-de-poemas–0/html/ff24af12-82b1-11df-acc7-002185ce6064.html

https://www.elejandria.com/autor/calderon-de-la-barca-pedro/155

https://cesarcallejas.wordpress.com/2020/05/25/lo-que-hay-en-la-cisterna-pedro-calderon-de-la-barca-obras-selectas-para-libre-descarga/

https://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_Calder%C3%B3n_de_la_Barca

https://www.cervantesvirtual.com/portales/calderon_de_la_barca/autor_calderon_epoca/

http://www.los-poetas.com/h/calde1.htm

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/pedro-calderon-barca-gran-poeta-edad-oro_15045

http://www.amediavoz.com/calderon.htm

 

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