TO HUU
BIOGRAFÍA
To Huu, el gran poeta de la revolución vietnamita
Algunos datos históricos sobre Vietnam. En 939 el norte del actual Viet Nam recupera su independencia después de nueve siglos de dominación china. Las dinastías se suceden, en 1407 vuelven a invadir los chinos y así hasta 1858, Napoleón Tercero intenta la conquista de Indochina, cruce estratégico hacia China. En 1867, anexión de la Cochinchina por Francia. Es decir, que los franceses imponen sus valores y se apropian de las materias primas del país. Frente a esa situación, hubo varios lideres nacionalistas que lucharon para conseguir la independencia.
En 1940, segunda guerra mundial, Francia se rinde frente a Alemania, Japón invade Indochina, y Vietnam queda sometido a los franceses y a vez a los japoneses. Más tarde, ganará el movimiento de independencia del Vietminh dirigido por Ho Chi Minh y se irán los franceses y los japonés, para dejar lugar a los americanos del norte que querrán dominar a ese pequeño país, y tampoco lo conseguirán. En 1976, se funda la republica socialista de Vietnam reunificado.
Nuestro poeta de hoy, cuenta de la situación:
Nuestro pueblo ha conocido una suerte terrible y dolorosa a todo lo largo de su historia milenaria. Lo que le salvará, por encima de todo, es su amor por los hombres, su humanidad. Jamás hemos conocido un largo periodo de tranquilidad. Siempre había invasiones, éstas vinieran del Norte, de Sur, y hasta en algunas ocasiones del Oeste. Es una historia trágica. Porque las invasiones engendran rebeliones: en el interior del país contra el régimen feudal, en el exterior contra los invasores venidos de todas partes. Y aún más abundan las crecidas, los tifones. En todo tiempo, eso ha hecho muy dura la vida del pueblo: muertos, desgracias, calamidades de todo tipo. Casi nunca había la paz. En nuestro país casi no hemos conocido la paz-incluso desde hace cuatro mil años.
TO HUU: el gran poeta de la revolución vietnamita
Apodado simultáneamente “Poeta de la Revolución”, “poeta del pueblo” y “cofundador de la poesía revolucionaria vietnamita”, To Huu es el más conocido de los líricos vietnamitas del siglo XX. Consagró su carrera artística a la revolución y al amor, convirtiéndose en una celebridad de la cultura vietnamita y un poeta del humanismo revolucionario. En 1996, el Estado le condecoró con el Premio Ho Chi Minh.
To Huu, cuyo nombre de pila es Nguyen Kim Thanh, nació el 4 de octubre de 1920 en Phu Lai, un pueblo no muy lejos de la antigua ciudadela de Hue. Sus primeros poemas fueron publicados en columnas de periódicos cuando tenía dieciocho años.
Se incorporó al partido comunista en 1938 mientras era estudiante y fue encarcelado al año siguiente por sus actividades políticas. En 1942 se fugó de la prisión y en agosto de 1945 fue nombrado jefe de información regional del Viet Minh, la guerrilla que luchaba contra Francia. Tras la derrota de ésta y la división del país, To Huu fue nombrado viceministro de Cultura en el Gobierno del Norte. En 1956 se incorporó al Comité Central del partido comunista.
En 1946, To Huu publicó su primer poemario titulado “Tu ay” (De ahora en adelante). Más tarde, sacó al aire otras obras poéticas denominadas “Viet Bac” (Norte de Vietnam), “Gio long” (Viento), “Ra tran” (Yendo al frente), “Mau va hoa” (Sangre y flores) y “Mot tieng don” (Un sonido de música). El profesor asociado y subdirector del Departamento de Vietnamología de la Universidad Nacional de Educación de Hanói, Le Quang Hung, consideró: “To Huu fue la antorcha de la poesía revolucionaria vietnamita durante la primera mitad del siglo XX. Vivió los momentos más duros de aquella época, pero también los más gloriosos. La guerra y la revolución fueron los temas predilectos de este “poeta de la Historia del país”. Sus obras relatan los principales acontecimientos de la nación y el anhelo de libertad del pueblo vietnamita, siendo el reflejo y resultado de una perfecta sintonía entre el arte y la política, entre el pueblo y la revolución”.
Durante la guerra con Estados Unidos tuvo puestos de responsabilidad en las áreas de educación, propaganda y ciencia. En 1976 se incorporó al Buró Político. Integrará el gobierno en diferentes puestos. Muere en 2002 y este año, 2020 en octubre festejaron el centenario de su nacimiento. En Hanói inauguraron un museo que recompila sus trabajos.
Vamos a descubrir su vida contada por el mismo en el único libro que encontré SANGRE Y FLORES
Mi padre, nunca imagino en modo alguno que yo pudiera llegar un día a hacer algo pasable en poesía, él hubiese querido que sea un pequeño funcionario, y nada más. Y en mi pueblo, no había un solo alumno del segundo ciclo, ni siquiera una escuela primaria. Así, yo soy el primero en haber seguido los cursos de enseñanza primaria superior siendo desde entonces un “intelectual”.
MI VERDADERA ESCUELA
Mi primer camino político lo he hecho en el ambiente pequeño burgués de la escuela, mas no solamente en ella. Mi verdadera escuela de hombre y de comunista fue la escuela de las masas obreras y campesinas. Y en el colegio, mi verdadera escuela fue la Biblioteca de los alumnos. En ella pude leer a Victor Hugo, Rimbaud. Verlaine, Musset… – pero en clase, Rimbaud no nos lo enseñaban – Verlaine, Musset, si y Hugo: Les Misérables, Notre Dame de Paris y también sus Feuilles d’Automne, Légende des siècles, sin olvidar Les Châtiments. Les châtiments es el que más me impresionó. También leía yo Rabelais, Rousseau, Voltaire y Diderot: Le Neveu de Rameau me gustó mucho. También Daudet, pero sobre todo Anatole France quien me hizo descubrir el encanto de la lengua francesa. Fue eso mi verdadera escuela. En cuanto a los profesores, pues bien, entre ciertos de ellos y nosotros, jóvenes comunistas, existía frecuentemente la polémica. ¡Una polémica abierta! Éramos jóvenes y entonces enseñábamos todos los dientes. Cuando ellos extenuaban la historia de la Comuna, cuando murmuraban sobre los Comuneros, éramos nosotros los que cogíamos su defensa. Ya en esa época lo que pasaba ante todo, era la política, no la poesía, sino la política, la práctica… Y la poesía era un medio de lucha, nada más – pero ya ello es mucho… Para los poetas, en general eso no es bastante, más para mí sí. Se utiliza como una forma, como un arma de combate y cuando yo no estoy muy ocupado por la política ¡pues bien! Hago poemas.
Leía todo lo que caía entre las manos. Era la época del Frente popular en Francia y aquí contábamos con una librería del Partido o mejor dicho con dos librerías privadas. Una de ellas era cuidada por el actual primer secretario del Partido, Le Duan. En ellas se vendían periódicos y libros del Partido, progresistas, comunistas del país y de Francia. Ese fue mi primer contacto con el Partido.
Tal fue mi primera escuela de marxismo. Yo leía de todo, el Manifiesto Comunista, La Revolución de Octubre, el 18 de Brumario, la Santa Familia, Los principios del Leninismo, todo aquello por donde se comienza.
EL ARTE POR LA VIDA
El patrón de la otra librería, Hai Trieu, era también un comunista, literato y crítico literario. Con él podía discutir de literatura. Acababa de publicar un ensayo sobre Romain Rolland, Henri Barbusse, Gorki – los tres grandes- Romain Rolland vivía aún y en nuestro país era conocido como el gran humanista que se manifestó contra la guerra, contra los fascistas y Barbusse también con “El fuego”, etc. Era tiempo ese de gran movimiento antifascista que se hallaba en nuestra tierra, como en la tuya, como en todas partes.
Había leído su libro y un día vine a su casa. En esa época sostenía él una gran polémica con los defensores del Arte por el Arte. Él defendía el arte por la vida. Me hizo subir a su habitación que era un cuarto pequeño y lleno de libros. Allí me habló durante un gran rato de la belleza con B mayúscula.
Y me hizo un verdadero curso sobre la estética. Me dejó fascinado con sus palabras, en su minúsculo cuarto.
Así pues, me formé en política con Le Duan y en literatura con Hai Trieu
Su concepción es marxista: todo está ligado a la vida- ética y estética marchan de par; no hay estética sin ética, ni ética sin estética. Eso era entonces un lenguaje muy nuevo, porque anteriormente lo que tenía curso público, oficial y legalmente era la literatura romántica. Se cantaban las hojas del otoño, se cantaban las nubes, se cantaban las flores… pero sin decir prácticamente ni una palabra sobre la vida de las masas, del pueblo. Era un gran problema progresista para mi, en ese tiempo. Yo leía todos los que parecían más destacados entre nuestros colegas contemporáneos.
Ellos nos traían un soplo de novedad, un soplo moderno occidental, en la poesía vietnamita, una forma de expresión nueva y sobre todo, ese lenguaje directo, que habla de las cosas del corazón. Era el reino del romanticismo y paralelamente a él, existía otra corriente literaria: el realismo crítico, vivamente defendido por los progresistas, camaradas o no, convencidos o no convencidos, comunistas o no comunistas, pero en todo caso: progresistas.
Che Lan Vien evocaba en cuanto a él la nostalgia del pueblo Cham que se extinguió – a su manera se trataba también de un canto patriótico puesto que lloraba la desdicha de los pueblos avasallados. Con ellos: The Lu, Xuan Dieu, Che Lan Vien, Huy Can, aprendí esas fuerzas nuevas, esas nuevas formas de expresión, un lenguaje más directo, más poético, más humano, más flexible. Más poético porque antes, desde hace mucho, de cierta manera la poesía no existía en nuestra lengua, no habían más que sentencias rimadas, frases hechas e imágenes hechas, prestadas de la literatura china: no hay nieve en nuestra tierra y hablaban siempre de nieve aquí. Sí, habían grullas o pájaros semejantes, que viven en el Norte, en China, en Europa. Y se hablaban de ellas en nuestro país aunque aquí no había ni siquiera una. Esas son imágenes estereotipadas que corresponden a la mentalidad de una cierta clase de letrados más que a la realidad del país. También había sin duda, letrados que eran patriotas y querrían trasmitirnos alguna cosa pero lo decían de una forma muy apagada, muy dogmática y académica. A decir verdad, no eran nada más que alusiones, préstamos hechos a la literatura china sobre todo por los viejos letrados. En cuanto a los literatos modernos que se alimentan de la cultura europea, ellos son los primeros que la habían aportado a nuestro país. Con Victor Hugo, Voltaire, Rimbaud, esta literatura va a introducirse en las escuelas, en las que los jóvenes intelectuales van a digerirla a su manera aportando una sangre nueva, con un nuevo modo de expresión más flexible que expresa una gran necesidad de libertad y florecimiento de la personalidad, pero ellos se encuentran cortados de las masas trabajadoras y sobre todo de las masas campesinas. En ellos, está ausente esa esencia que no solamente la expresión de la simplicidad sino también la sutileza, la poética del lenguaje popular. Existe en ellos un orden dogmático que es el dogmatismo europeo, el individualismo europeo que viene del romanticismo europeo y sobre todo el romanticismo francés – el contenido es individual – es el individualismo pequeñoburgues en el fondo burgués por entero. Con ellos no hay ese realismo social ni lirismo cívico, por cuya razón se producen dos corrientes: una corriente romántica y otra de realismo crítico. El realismo crítico que toca al principio una mayor cantidad de gentes; pero como la masa era iletrada y carecía de dinero, leía apenas las obras que editábamos nosotros y que circulaban muy poco entre los obreros y campesinos sino solamente entre los estudiantes y pequeños funcionarios. Existía entonces el movimiento contra el analfabetismo, desplegado por el Partido y las organizaciones democráticas que en aquella época, del Frente Popular eran legales; se trataba del Movimiento por la Difusión de la Escritura Vietnamita Romantizada. En el curso de las reuniones leíamos un poquito las obras del realismo social que entonces todavía existían muy pocas.
Yo estudié pues en esas dos librerías. En esa época entré en conocimiento con otro comunista: Phan Dang Luu que dirigía un periódico legal: Dan (El pueblo). Fue el que publicó mis primeros poemas que le envié. Así es como llegué a hacerme poeta. Los primeros poemas que le envié se titulaban Mo Coi (Huerfano) y Hai Dua Be (Los dos Huérfanos). Llevaban este título, porque yo me quedé huérfano de madre a la edad de doce años. Una vez fallecida mi madre, mi padre se fue a trabajar lejos, en el sur y a los trece años de edad dejé el hogar, la casa, la familia porque mi hermano no podía seguir alimentándome con su sueldito de funcionario de correos. Me acogieron como becario internado en el colegio y allí me fui haciendo mayor hasta 1936 cuando la llegada de Godard, mensajero del Frente Popular Francés, llegué entonces a ser uno de los dirigentes de la Juventud comunista que era ilegal. Legalmente se llamaba la Juventud Democrática.
No existía ninguna complicidad con los enseñantes franceses eran todos funcionarios. Te das cuenta, todos los que llegaban de Francia, una vez aquí no podían, ni querían oponerse para que no hubieran sido despedidos. Yo publicaba pues mis pequeños poemas en el diario que dirigía Luu. Era miembro del Comité central que acaba de liberarse del presidio de Ban Me Thuot. Tenía en casa El capital – y fue él quien me inculcó las primeras nociones de economía política con su Capital. Intentó hacérmelo leer. Yo leía las primeras páginas pero no comprendía nada. Él buscaba a enseñarme también los primeros rudimentos de filosofía política. Fue él que me dijo un día: Pues bien, Ven acá, ya eres poeta – joven – ¡¡
Sigue adelante. Mas tienes en cuenta esto: permanece cerca de la vida de las masas trabajadoras, de los obreros, de los campesinos. Es necesario que te expreses con el lenguaje del pueblo, que te hagas comprensible, accesible y no muy pesado.
Éstas son las tres cosas que él me dijo: -la vida del pueblo – no ser demasiado difícil – y no ser demasiado pesado.
Estas fueron las primeras directivas para mi, poeta en ciernes…
Yo me intereso a las necesidades del país, a los problemas del pueblo, pues hablar de los héroes, de la gente pobre, sencilla, es eso lo que les conmueve ante todo. Si me expreso mal, cuando hablo de ellos, de las cosas del país, seré aceptado mil veces mejor que los princesas, las nieves y todo lo que no se encuentra por aquí. El otro dato que sigue después es el lenguaje popular, las expresiones populares, las imágenes de la vida del pueblo y del país. Hasta las formas tradicionales chinas son más accesibles a las masas que las formas venidas del Occidente.
Se ama aquello que es más accesible, más íntimo. El molde de la poesía se halla en el oído popular tradicional. Por cuya razón busco en particular la vida del pueblo, la gente y las cosas del pueblo y del país. Cuando no se habla de eso, ¿qué puede uno decir, si no se toca al pueblo? Por esta razón yo creo que la vida del poeta debe mezclarse con la vida del pueblo, de las masas, de otra manera nada se puede lograr. Cuando no se está con la gente desde el fondo del corazón, todas las fantasías, las reflexiones son vanas como todas las tentativas de renovación desde el punto de vista de la forma. Mas hace falta mucho trabajo para lograr todo eso. Y las imágenes que se imponen son también una forma de trabajo porque crear, como se suele decir, es siempre el trabajo de recrear. ¿Cómo he podido yo encontrar el tiempo para todo eso? Yo soy un trabajador nocturno y a veces aprovecho inclusivo los días pasados en el hospital. Sobre los pasos del Tío Ho, por ejemplo, ha sido escrito en un hospital. ¡Ah! Sí, en prisión también se encuentra el tiempo puesto que no tiene uno ninguna otra cosa que hacer. Entonces como por fortalecerse se hacen poesías mentalmente y poco a poco se aprenden de memoria. Mis camaradas han recogido así numerosos versos. Más tarde, cuando la Revolución de Agosto llegó, algunos me dijeron:
-¿Dónde están tus poemas?
-Los he olvidado todos
-¡Oh! Ven acá, esfuérzate por recordarlos
Mas no logré recordarlos. No me quedaba casi nada en la cabeza – ni sobre las paredes, porque ciertas veces escribía con un alfiler sobre las paredes de la cárcel, en letras pequeñitas sobre la masa del cal. Pero algún tiempo más tarde blanquearon las paredes y todo desapareció. Y si se puede decir, así perdí bastantes poemas en las prisiones. Cuando me encontraba encerrado en esas celdas, no tenía amigos, ni vecinos, ni lectores. Era entonces… el arte por el arte (sonrisa) – puramente individual, una manera de olvidar los días… y una vez logré decir algunos poemas a mis camaradas de prisión. Algunos de ellos trabajaban como peones al exterior, en cuanto a mi no se me autorizaba a trabajar fuera, ni a quitar mi celda, yo debía permanecer siempre encerrado. Como los prisioneros llevábamos una lucha incesante en la prisión, por esta causa me habían aislado. En el interior de las prisiones, existen otras prisiones, las celdas donde encierran aquéllos que temen, los peligrosos, los dirigentes.
Como yo no podía salir, otros camaradas me hacían pasar hojas verdes, hojas plátanos y de otras especies de árboles que se podían encontrar en la prisión, como el mirobálano y otros más. Pues bien, hojas lisas y espesas y con un alfiler escribía yo sobre ellas. Era lisible, muy lisible, sin necesidad de productos químicos, nada; las hojas bien verdes, bien espesas bastan y los caracteres tenían un color violeta-negro muy bonito. Los prisioneros que salían a trabajar fuera las entregaban a otros camaradas que les esperaban a la salida. Ésas fueron mis primeras publicaciones, mis primeros ejemplares: toda, una rama, pequeña, pero con muchas hojas. Así se hacían públicos los poemas. Una rama… una rama poética hojas verdes… es inocente, inofensiva esta rama poética y ..política. No se las envían directamente a los diarios, sino primeramente a las organizaciones de masas. Y no sé porqué las gentes las enviarán a los diarios y se los publicaron, a toda luz. Los poemas de prisión con la firma: To Huu, tanto en Saigón como en Hanói – y jamás he entendido porqué no se me dio una paliza, – Tampoco he entendido porqué no se me dio una paliza, – Tampoco he entendido porqué, cómo y de dónde venían todo eso. Lo ignoraba yo todo eso, pues estaba encerrado en la cárcel y no sabía lo que pasaba afuera. Alguien, pues, los publicó, al exterior, y luego los hizo circular entre camaradas, en las organizaciones de masa. Algunos compañeros los aprendieron de memoria – lo que salvó una cantidad de versos – y cuando llegó la revolución logró hacer así una cosecha.
Fui detenido a finales del mes de abril de 1939 y el frente Popular había desaparecido. Era precisamente la víspera del primero de mayo. Yo había partido al campo para organizar esta fiesta y regresé a casa hacia las dos o las tres de la madrugada. Me dormí tarde pues el día siguiente me desperté tarde. Los agentes de la seguridad llegaron a mi casa y me detuvieron en mi cama. Nos detuvieron antes del primero de mayo para impedir el mitin, el gran mitin que se organizaría por ese día. Es un arresto preventivo.
El director de la policía era un colonialista. Conocía de memoria muchos poemas, largos poemas. Recitaba en vietnamita, y podía incluso declamar el Kieu. Poeta a su manera, era un opiómano y un erudito amante del arte.
UNA LARGA MARCHA
Esto es terrible. Mas es necesario vivir, sobrevivir y para ello hace falta una cierta amistad, solidaridad, comprensión y confianza mutuas: el amor por el futuro, el amor por nuestro semejante. Es, ante todo, gracias a eso que nos mantenemos en pie. Una poesía, una literatura que no hablara de eso, no podría llegar a las masas, sería por completo incomprensible e inaccesible para esas mismas masas. Ya sabes que somos un pequeño país. Ante nosotros, al Este está el mar. Detrás, las montañas, la Gran Cordillera. No podemos hacer una larga marcha como han hecho en China. Ni tampoco podemos recular hacia el Ural, como en Rusia. Tenemos que aferraros al terreno apretar nuestras filas, nuestros codos – y al apretar los codos, se cierra también la cintura – éste es nuestro modo de vida – es necesario que cambie esto, y ya que todo eso no viene de las clases dominantes, se hace por la base.
Para sobrevivir, es necesario bastarse.
En cada aldea todos los vecinos son amigos. Buena vecindad – quedar en buena vecindad es una consigna aquí de nosotros – sin vecino no se puede vivir. Se considera a los vecinos como familiares. Se dice que:
Se puede trocar a parientes que viven lejos
Por los vecinos que están al lado.
Mejor vale los vecinos cercanos
que los familiares lejanos.
Has visto que aquí las aldeas, las casas se miran. Esto es a la vez abierto y cerrado. Cerrado para el enemigo y abierto para los amigos, ello encierra un doble aspecto. Somos un pueblo abierto, abierto a los amigos, pero cerrado, muy cerrado para con los invasores. A los enemigos se lo ha conocido desde siempre y a los amigos los conocemos.
LOS DOS ENEMIGOS
Sin duda, el amor, la ternura y la afección constituyen una necesidad vital, sin la cual no se puede vivir. Y se repugna a todo esto: la autocracia, la indiferencia y se las tienen horror. Los dos enemigos, fíjate, son el egoísmo y el burocratismo.
LENGUAJE DE AMOR
Mi lenguaje se puede concebir solamente entre amigos – y más aún: entre enamorados. Son mis poemas de amor, escritos a mi manera. Yo no escribo poemas de amor concretamente, o directamente, quizás porque eso no es mi fuerte y por otro lado, no es fácil crear ese género de poesía, porque se puede repetir cosas que ha dicho todo el mundo. Pues hace falta decir cosas verdaderamente nuevas y eso, no es fácil. Yo prefiero estas formas de expresión, estas maneras de expresión. Sí, estoy enamorado de mi país, de mi pueblo, y hablo de éstos como un enamorado habla de una mujer. No me dirijo solamente a una persona, quiero abrazarlo todo. Y para abrazarlo todo, a veces se necesitan expresiones más vastas. Pero detrás de las cuales hay siempre, si eso puede decirse así, alguna cosa en concreto. Jamás completamente abstracta te digo.
Es siempre a través de alguien que me dirijo a los demás.
LA TEMPORADA DEL TRASPLANTE
Ho Chi Minh ha dicho que en la poesía hace falta el acero, porque el poeta debe ir al asalto. Tú te acuerdas de sus versos:
Los antiguos poetas se complacían cantando
la naturaleza: las nubes, las flores, la luna y el viento,
los ríos y montañas, sus cantos celebran.
Hoy debemos fundir los versos en acero
y ser cada poeta un bravo combatiente.
Estos versos los escribió en la cárcel, pero fueron publicados bastante después en 1960. El manuscrito había desaparecido. Un camarada lo había ocultado en una cueva. Y fue reencontrado entre 1955-1956. Se pudo revelar estos versos luego de Dien Bien Phu. Ho Chi Minh había olvidado que los hubiera escrito y cuando se le aportó el Diario de Prisión, se quedó sorprendido. Jamás se reconoció como poeta.
Nos va a hablar de los jóvenes poetas y sus producciones.
Aquí nosotros tenemos un refrán que dice:
Hijo que aventaja a su padre:
felicidad para la familia.
Si el hermano menor aventaja a sus mayores,
será mejor.
Ven, acá, lo que falta a nuestros jóvenes es el conocimiento de la vida, la vida del pueblo, para comprenderla y sentirla mejor. Y un pasado de cultura, incluyendo la cultura poética que sea más elevada así como más ampliada, más universal, para que no quede encerrada en los límites del país y del tiempo. Quisiéramos que remontasen al origen de nuestro pueblo y a la gran fuente universal de la cultura humana – Que puedan querer a Hugo, pero también a Villon, Byron y muchos otros…
Entre los jóvenes hay algunos que caen en ciertos errores ideológicos o artísticos. Pero cuando se es joven siempre tiene bastante fuerza para corregirse.
Es necesario ser exigente en cuanto al contenido y la forma, al mismo tiempo que se estimule la personalidad. Hace falta que los poetas adquieren un nivel nacional e internacional.
Que cada artista en la lucha común y en el canto general tenga una voz original. Y la mejor forma de inculcarle en ello es facilitarle el acercamiento a las grandes figuras, facilitarle las traducciones que ellos puedan leer directamente, sin distancia, sin intermediario.
ÉL ENTRA EN TODAS LAS CASAS
Tomemos a Hikmet como ejemplo: El primer poema que leí de él fue la pequeña de Hirosima y luego El pescador del Pacífico, sobre el año 55. Antes nunca oí hablar de él, ni había leído sus poemas. Se decía que existe un cierto poeta llamado Hikmet… Él llegó a nosotros a través del francés.
El primer poema de Eluard que leí es Libertad, el primero de Aragón, Del poeta a su Partido en Le Crève-Coeur y de Neruda el primer poema que leí es Que despierte el leñador.
Antes vivíamos en la selva. Las fronteras eran cerradas, fuimos cercados por todas partes sin poder entrar en contacto con la cultura contemporánea. Y sólo mucho tiempo después, cuando llegó la paz descubrimos, como si fuera una revelación, que sobre la tierra existen tantos poetas amigos, tantos hombres auténticos…
Además viene este otro gigante de nuestra época: Maiakovsky. Es un batallador, él sabe muy bien batallar.
Existe otro poeta del cual aún se habla poco en nuestro país, es Brecht. Este cuchillo es cortante, es alemán
Uno no puede olvidar a Lorca. Es la España que no rinde-Es la Pasionaria de la poesía, este Lorca. Cuando se hablar de Lorca, se ve siempre el poeta de las barricadas y se ve Barcelona.
Nicolás Guillén tiene un acento particular. Entre nuestros poetas hay uno que evoca a Guillén, es Huy Can.
Como has visto, cuando te habla así de todos estos gigantes, lo poco que hemos podido leer de ellos no ha dado muchas cosas. Y cuando de tu país nos llegan estas traducciones, es una gran contribución.
Todos estos grandes poetas llegan así hasta nosotros. Jamás se los echará en olvido – es preciso que estén siempre presentes.
Ciertas personas dice:
-El tiempo de hoy no es para los poetas.
¿Estas de acuerdo, tú?
La poesía marcha con la ciencia, en tanto que progresa la humanidad se engrandece la poesía, a medida que la poesía sea humana. Y el hombre es siempre bueno. Lo que no es bueno no es precisamente el hombre; es la bestia, ya que sean Mr Nixon o Mr Ford… El tiempo es para una nueva poesía, que sepa aliar lo épico con lo lírico – lo personal y lo general. Ya no existen límites entre el individuo y la sociedad – el hombre es ahora social – la poesía del hombre social. No hay límites entre los poetas – tampoco las fronteras.
Dime: ¿por qué razón hay tan pocas poetisas? Las mujeres en la poesía están por todas partes. Parece que estén para que se las cante y no para cantar; esto, es algo extraño… Sin ellas no existiría la vida ni la poesía – Es precisamente, la poesía, la vida…
LA REVOLUCIÓN DE AGOSTO DE 1945 Y LA VICTORIA DE 1954
Agosto de 1945: Todos han encontrado la libertad, es como si amaneciera. Mas no es como la victoria de 1954, es diferente, otra cosa: de esclavo se pasa a ser hombre libre, del animal se transforma en ser humano. Sí, antes, todo era bestia. Éramos casi cadáver y de golpe, nos encontramos transformados en ciudadanos libres. Volvemos a encontrarnos con la palabra patria (To Quoc). Con la patria reencontrada – durante la resistencia se afirma. Con la revolución de Agosto, nos sentimos más y más como seres, en tanto que vietnamitas. Con Dien Bien Phu el pueblo está seguro de sí mismo, reencuentra su potencia, su vitalidad, confirmando su personalidad. Un combatiente de Agosto de 1945 puede hablar del tiempo en que no se conocía tal sentimiento, guardada aún cierto sentimiento de inferioridad. Antes uno no miraba como ahora, los ojos en los ojos, sobre todo las mujeres. Mira, los ojos de los jóvenes, sobre todo, los ojos de jovencitas muchachas. No son los ojos discretos de antes, son los ojos que brillan un sentimiento de igualdad y confianza en sí mismo. No son solamente los ojos de esperanzas, sino que están llenos de confianza y fe (tu tin) y los ojos de los pequeños también.
El resultado maravilloso de la revolución es la igualdad y la confianza del hombre en sí mismo, el hombre indómito. Con Dien Bien Phu, se ha convertido en indomeñable – y ahora es el indomable. Es el hombre fiel a la patria, al pueblo y al partido, el hombre que cumple todas las tareas, supera todas las dificultades, vence todos los adversarios.
Este es un principio de vida, una divisa: Nada es más precioso que la independencia y la libertad. Es conciso, claro, comprensible por todo el mundo. El marxismo en nuestro país se expresa así. La independencia, la libertad, es toda la vida.
UN CORAZÓN DE ORO
Me evadí en 1942, el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, me aproveché de la fiesta. Entonces me encontraba en Dak Lay, un campo de concentración en la región montañosa. Pensábamos que una semana sería suficiente para llegar a la llanura, pero nos hizo falta veintiocho días. Dos éramos los huidos, un obrero amigo y yo. Durante los tres primeros días, teníamos por comida el banh to, una especie de pastel de nuestra tierra natal. Se lo habían enviado unos familiares a los compañeros presos y estos camaradas nos lo habían guardado. Pero esto sólo duró tres días. Luego tuvimos que contentarnos con lo que pudiéramos encontrar, tragando todo lo que se nos caía entre las manos. Mi primera lección en la selva fue la de comer: comiendo canas bravas, tallos y brotes. Por cada diez kilómetros hacíamos una parada y los comíamos. Llevábamos un poco de sal. Marchábamos medio desnudos, disfrazados de montañeses, con sólo un taparrabo, cabeza descubierta.
El sol y el fango daban a nuestra piel un tono tostado.
Habíamos hecho una especie de mochila con nuestros pantalones sirviéndonos de las perneras para guardar la sal. Los terribles aguaceros de la montaña habían licuado nuestra sal y nos encontramos con unos pantalones salados. En el camino había una variedad de higo, parecida al sicomoro. Este pequeño fruto raspada la garganta, pero con el salado pantalón esto pasó. Durante mucho tiempo, marchamos siguiendo la orilla de un río con muchos saltos de agua, luego supe que se llamaba “My”. Así erramos durante 28 días, hasta que una noche llegamos ante un paisaje desierto con algunos papayos de gruesos frutos. Los recogimos una buena docena, con que nos hicimos una sarta. Andábamos de tal modo por la selva, dos pobres diablos. Llegamos al caer de una noche al poblado de los Ka Zong; allí había un patriarca, quien nos albergó. De cada hogar nos ofrecieron un plato: dos bolas de arroz, dos platos de pescado asado un poco salado. Reunimos así doce platos. Toda la noche la pasamos comiendo y durmiendo. Cuando nos despertaba el hambre comíamos y nos volvíamos a dormir. De tal forma pasamos toda la noche. Por la mañana el viejo nos preguntó:
-¿de dónde vienen?
-Somos peones, terminamos el trabajo y regresamos a casa.
-Quedaos aquí.
Pensé que ellos no sabían quienes éramos. Nos dio de fumar. Luego, durante el día, vimos llegar a tres hombres que querían comprar guindillas picantes, búfalos y el opio que posiblemente viene de Laos, puesto que esta región es limítrofe a dicho país. Hicieron provisión de pescado en la aldea, grandes pescados frescos con los que cocinaron una gran marmita de sopa, pero no nos invitaron a probarla ni nos dirigieron una palabra. Eran sin embargo compatriotas nuestros, puesto que venían de la llanura. Únicamente preguntaron:
-De dónde viene?
-Somos peones
Entonces pensamos: ¡cuidado! Vale más marcharse cuanto antes de la aldea. Queríamos quedarnos por una semana, pero ¿si eran policías? Mejor vale partir. Le dijimos al viejo que nos marchábamos y éste nada dijo en contra. Al llegar la noche, su hija se levantó y reunió unas provisiones: arroz glutinoso, pescado asado y luego nos despertó al amanecer. El viejo nos dijo:
-¡Seguidla!
Ella marchó delante de nosotros, evitando el camino, porque por cada cinco kilómetros había un puesto. Nos guío tomando por los senderos de atajo. Cuando volví años después, no existía el poblado. En su lugar, crecían las malezas, había sido arrasado, pero aún quedaban por allí un centenar de sus habitantes. Todos ellos, viejos y viejas, nos reconocieron. Y me recordaron con su fiel memoria todo lo que yo había dicho, hasta un pequeño detalle: les había dicho yo que cuando atravesábamos la selva comimos una tortuga viva. También me dijeron, que el viejo patriarca antes de morir había dejado un testamento: “Cuando esos hombres vuelvan denles estos colmillos de elefante”.
Eran de un elefante que habían cazado luego de nuestra partida y guardaron sus colmillos ¿pero por qué nos esperaban? Era algo inimaginable y sin embargo, estaban seguros que volveríamos.
-¿Sabían que éramos comunistas?
-Sí, lo sabíamos y no se lo dijimos.
El jefe del puesto había convocado al viejo antes que llegáramos y le dijo:
¡Cuidado! Por aquí andan dos comunistas. Mira su foto. Te daremos sal y cacerolas de cobre, si les cortas la cabeza. Te daremos también dinero, todo lo que quieras, además te suprimiremos los impuestos a la población durante tres años. El viejo cuando volvió a la aldea se lo contó a todos:
-Si vienen, tenemos que darles albergue.
La costumbre del tiempo requería que una aldea debe estar unida a su patriarca viejo. Entonces la aldea está unida, está con los comunistas.
-¿por qué quieren ustedes a los comunistas? ¿Saben cómo son?
-Están en contra de los piratas blancos, pues debemos defenderlos.
Aquella aldea era como un nido de águilas. Jamás estos aldeanos se rindieron a todo lo largo de la colonización. Durante la Primera Resistencia, también lo hicieron. Contaban con una sección de guerrilleros. La aldea fue asolada decenas de veces por completo. A la orilla del río quedó solamente un montón de cenizas. Los aldeanos fueron a ocultarse en la selva espesa y de ella, vinieron a recibirme al acantonamiento de una compañía de zapadores, una de numerosas brigadas de construcción de carreteras. En el camino de regreso me encontré con las huellas del pasado, de mi propio pasado, después de tantos años y descubría mi país; el techo de mi país. No sabía que mi tierra tuviera un techo tan elevado: la Gran Cordillera. Desde ésta veo mi país mucho más grande y hermoso. Los chubascos templan el cielo, la tierra- es el agua – mas hoy es la lluvia de alegría. Antes, cada gota de lluvia, pesada con todo su peso, un peso de amargura. Eran casi todas gotas de desesperanza antes.
Fuentes:
Mapa: http://blog.feedbooks.com/es/el-simpatizante-de-viet-thanh-nguyen/
POEMAS
TENED PRESENTES MIS PALABRAS
Hay minutos que hacen la historia.
Hay palabras cinceladas de belleza.
Hay hombres que nacen de la verdad.
¡Nguyen Van Troi!
Ya no existes,
pero vivirás como fuiste
grande, heroico, fuerte,
así en la vida como en la muerte.
A tus pies está la hierba fresca.
La vida te rodea con el verde follaje.
Esta porción de tierra tuya exige liberarla.
Y tu carne y tu sangre-
exigen una vida digna de su nombre.
¡Ya no existes, hermano! No podrás contemplar
cómo el fuego llama al fuego
en medio de nuestro gran Sur en llamas,
¡Tal como tu corazón – ¿Qué fuego puede igualar?
que en la última minuta resplandece
una estrella fugaz.
23 de octubre de 1964.
CON LENIN
Allá en Gorki,
en la casa de Lenin,
las cosas conservaron
su partida reciente.
El camarada Lenin está muy ocupado.
Día a día sin término
la gente, frente al Kremlin,
espera desde el alba
para verlo
un momento
muy silenciosamente.
Lenin no está en su casa.
Pero en el robledal que ahora se ilumina
el banco verde guarda su calor todavía.
Treinta y cuatro años hoy
que escribió aquellas páginas
aquí sentado, al sol.
Oigo sonar las fechas históricas que cita
una joven soviética, hermosa como ellas.
Atravieso capítulos rojos de la historia
mientras me guía a lo largo de pasillos y piezas.
Revolución de Octubre,
el Partido de las masas
con Lenin modeló la raza humana,
con Lenin creó la nueva era
en la noche levantó la mañana.
Cuando me criabas, madre, en la miseria,
nació la Unión Soviética
-casi no te enterabas-
con Lenin, que adoraba a los niños.
Cuatro años tenía yo y él se marchaba.
Miradlo bien despierto hasta su ultima hora.
El bastón le sirvió tanto entonces como ahora.
La huella de su mano sobre la baranda.
Desde el almanaque, Chéjov lo contempla,
el 21 de enero bajo su estampa.
Lenin,
cómo creer que has desaparecido,
que este siglo ha perdido
su flor más delicada.
Entre los hombres eternamente viva
la mirada, la gran frente radiosa.
Brota en la primavera un mundo de alegría.
Yo he andado
en el verano
por Siberia y Crimea
y en todas partes vi
a Lenin.
Los talleres, las fábricas,
son Lenin.
Las siderúrgicas,
su metal en fusión,
corazones y mentes de la patria,
sangre de la nación.
En la llanura, el bosque, la desértica estepa,
Lenin la electricidad
y la fuerza soviética
que alumbra una tierra de felicidad.
Sobre este paso altivo la vida se eleva,
en esas miradas despierta al genio
orgulloso, que el hombre es tan libre
como una estrella.
Es Lenin
quien surge millones de veces
en la flor de los hombres,
quien resplandecen para siempre
como el sol ardiente sobre el inmenso mar
cada vez que el viento y la ola se elevan.
Es Lenin
la verdad que orienta.
Como en aquellos tiempos
eres tú el camarada
familiar, el primero.
En medio de un apretado grupo, campesinos y obreros,
tu sonrisa amistosa te plegaba los ojos.
Como en aquellos tiempos
eres tú
el combatiente
sin reposo ni tregua, sin reproche ni miedo,
odiando con el alma a enemigos, a encubiertos,
llevando todo el tiempo tu chaqueta gastada
y tu par de botas desvencijadas.
A quién llevan a su última estancia
en la helada que raja las piedras,
por un Moscú nevado de blancura que ciega.
Hay un frío que parte las almas.
Yo siempre veo a Lenin
con su amable expresión
trabajando en invierno
con los obreros de la construcción.
Y aquella tarde, antes de abandonarnos
para salir a un viaje inesperado,
escuchó todavía
a Krúpskaia, compañera y amiga,
junto a su cabecera leer
“El amor de la vida”.
(Lenin murió apaciblemente, mientras Kupskaia, su esposa, le leía, “El amor de la vida” de Jack London.)
Con Lenin, fue escrito después de una visita a la URSS, fue traducido del francés por Rafael Hernández.
IMPRESIONES EN LA PRISIÓN
To Huu:- Estos son ideas…
la vida en prisión, que solitaria;
el corazón ansioso, el oído expectante,
escucho emocionado el río de la vida
que fuera de aquí fluye con gran felicidad.
Aquí – el atardecer de luces en penumbra
Débil y blanquecina resbala en los barrotes.
Aquí – el frío glacial de los muros austeros.
Aquí – el siniestro claustro de madera de hierro.
El gorjeo del pájaro en el viento
que se levanta como la marea,
presuroso aletear de los murciélagos
de la noche que las alas agitan,
tañer de cascabeles del caballo
que piafa junto al pozo frío,
allá arriba, por la lejana senda
el chasquido de pantuflas que pasan…
¡Ah, cómo se desborda hoy la savia
en todas esas voces que son tan familiares!
Escucho el viento en la copa de árbol
sobre las ramas y las hojas,
escucho la amplia y saludable
pujanza de las cien especies.
Escucho vagamente que allá afuera
todo es apenas un suave murmullo
del mundo en medio del espacio inmenso
y se colma del néctar de la vida
que derraman las flores y as frutas
y del perfume de la libertad
que hay en cada una de las mil jornadas…
Todos estos milagros de mi alma
ingenua me hacen olvidar de súbito
en un breve minuto la existencia oprimida.
Fuera… ¡ cuántos destinos prisioneros
son pisoteados en fosos sin fondo!
Yo, esta tarde, en prisión
con todo el rencor en mi corazón
soy solamente uno
entre la humanidad adolorida
soy solo un joven pájaro pequeño
encerrado en una jaula minúscula
metida dentro de una enorme jaula.
El sonido de un toque de corneta
A lo lejos me llega con el viento.
Celda Nº1 Prisión Thua Thien
19 de abril de 1939
SANGRE Y FLORES
Sed ardiente, cien años esperando
este día llega la alegría
se creería todo un sueño,
un cielo sereno de un azul increíble
y la tierra apacible del sueño de los niños.
El gran amor es más fuerte que el acero y fuego.
Este campo de batalla está en el corazón de los hombres.
Que importa sol o lluvia, la tierra es siempre bella y redonda,
la vida nos quiere, nos hace falta vencer por ella.
Ningún dolor pertenece a un solo hombre.
Tal proeza, también, pertenece a la humanidad toda.
¡Oh Viet Nam! Esta sangre y estas flores,
¿acaso puedan dar más color y sabor a los días que vendrán?
Las heridas se curan con dificultad,
la mitad de tu cuerpo sufre todavía ¡Oh país natal!
pero ya está llegando la primavera, estación de alegría.
Bosques y montañas han vuelto a encontrar el verde color de la liberación,
Brotad, ¡oh olas del Mekong!
y barred el fango,
las alambradas que separan rostros y parten corazones.
Volvemos todos a encontrarnos juntos, hijos del país,
la sangre se ha mezclado con la sangre roja,
igual que el cinabrio puro.
¡Saigón! ¡Hue! Se acerca el día de los reencuentros.
Maravilloso esplendor, esto serán nuestros montes y ríos reunidos.
28 de enero de 1973
CANTO DE OCTUBRE
En el tiempo en que tú
no estabas aún en este mundo,
la tierra siempre estaba llorando,
la humanidad no se había hecho hombre,
la noche milenaria, salvaje era.
Lágrimas, sudor y sangre,
por medida y medida
trocadas contra arroz enmohecido,
cogido grano a grano.
Luego que te has alzado
la tierra comienza a sonreír,
y la humanidad, luego de ese día,
canta el canto de Octubre.
Los tristes ojos, semicerrados,
se abren como una aurora
ya vislumbra el porvenir,
y las manos se aferran de nuevo
a la roja bandera durante la larga noche.
1950
HIMNO A LA PRIMAVERA DEL AÑO 1961
Canto a la primavera
Del sesenta y un.
En la rama del jinjolero penden dorados frutos,
En la gota de rocío el sol refleja.
Mejor sol cuanto el invierno fue más duro.
Dulzura, sólo llegas en razón de amargura.
En el umbral del año una ola enturbia el alma.
Viene la primavera, ¡y qué efusión tan súbita!
El océano ruge allá en donde verdeaban las moreras
Estos versos de antaño que cristaliza aún el dolor humano.
De la cresta de olas al abismo, un destino desdichado.
¡Oh To Nhu, las lágrimas lloran el sino de Kieu!
El alma de Nguyen Trai pasa errando
Con el ruido de la espada que blandió-
Y la voz de sus poemas que queja hasta desgarrar el corazón…
Las voces del pasado, cantos de nuestros ancestros
Con ellas hoy celebro nuevamente a mi tierra.
En lo adelante tenemos un rincón del planeta,
Un pedazo de cielo, las montañas, las aguas.
La parte que llega es aún incompleta,
Pero ya para siempre nuestra bandera flota.
Viet Nam, pueblo heroico, has sabido mostrar
Cómo alcanzas con mano vacía la dignidad humana.
¡Alegría de vivir! La vida se nos abre y cada día funciona
Como la nueva serie de nuestras tiendas
Llenas de cosas hechas por nuestras propias manos.
Hoy, venid al Mercado de las Flores, enamorados,
Y comprad algunos regalos para la boda.
Untuosa y fresca seda de Nam Dinh,
Peines de Hang Dao suaves para el cabello.
Claro que somos aún pobres, nada abundante,
Nuestras calles estrechas y los techos de paja,
Pero hay bastantes láminas de fiesta
Para que el Tet toda pared lo cante.
Para quién escribo este poema del año
Crece la noche… desciende el frío,
Suena Hanói… un pitazo por la estación-
Sale un expreso.
¿Un tren que corre o largo del camino del Sur?
¿Un tren? ¡No! Es mi corazón
que estalla¿ y se parte en dos!
Sé que eres fuerte, mi corazón,
¡No llorarás
pero cómo ardes!
El gran fuego atiza este fuego interior.
Desde hace días ando transido de nostalgia,
Distraído y turbado, sin sosiego posible.
Escucho la campana guerrera y los fusiles
Del Sur erguido, que llaman a las armas.
Mis tres niños dormitan desde hace largo rato.
¿Cuántos hay que nunca han conocido lecho?
El gallo cantó el alba.
Poema, toma impulso sobre tus alas fuego.
Un pájaro canta ante mi puerta,
Comienza un nuevo día de primavera,
Aurora quieta.
En la rama del jinjolero penden dorados frutos
Como la sencilla alegría, el pequeño sueño
Colocado ante los ojos de los hombres:
Paz.
Independencia
Prosperidad
Felicidad
Libertad
24 de enero de 1961
LOS QUE NO MUEREN
A mi amigo y hermano Nguyen Chi Dieu
Tú y yo entre los cuatros muros desnudos y fríos,
en silencio nos miramos. No son necesarias las palabras.
Tú oyes el otoño desatar las hojas,
retirar la savia de la vida.
Yo miro toda una primavera andar hacia nosotros,
tú eres un viejo marinero que conoce el timón;
y yo soy el joven compañero que acaba de coger el remo,
cercano uno del otro y sin embargo tan lejos,
entre nosotros dos toda la vastedad de este mar inmenso.
Tu barca ha pasado tantas veces las crestas de las olas
balanceada sobre el salado abismo,
el ala de la vieja vela antaño desafió orgullosa la locura del viento.
Hoy, desgarrada, pende al mástil dislocado
y las planchas borrachas en otros tiempos del ritmo de las olas
esta noche la tempestad las llevó sobre la arena
esta noche – sobre el promontorio de piedras solitarias.
De pie contemplo tu barca desnuda y muerta,
¡Cuantos días gloriosos en su casco!
¿Es que mueren, ¡Oh vosotros hombres de la tierra! las almas,
que han sufrido mucho, y dado antes de la hora
toda la sangre de su juventud para aportaros un nuevo día?
No, no, no, tú no mueres en mi.
El sentido de tu vida ha hecho abrirse las flores, brotar los nuevos retoños
en la cabeza y el corazón de los más desheredados.
Tú vives, en todas las fuerzas vivas,
de los árboles que en estos tiempos impulsan la savia al extremo de sus ramas.
La aguja imantada que ha orientado toda tu vida,
la tengo yo ya en mi mano,
está trazado el rumbo, levanto el ancla y tomo el timón.
Mi barca se desliza alegremente entre mil y mil otras.
Qué importa que ese vaso mar esté sereno
o desmontado de olas rabiosas y crueles
yo continúo al timón hasta el día en que agotado,
una noche en vez y contra todo, como tú
volveré entre los restos, de planchas rotas
mientras que las otras barcas se deslizan hacia adelante.
Otoño de 1938
COMO EL PEZ EN EL AGUA
Dos jóvenes, un cuadro revolucionario y un combatiente, se encuentran en camino de guerrilla, en un desfiladero.
Al encontrarnos por la primera vez:
¿Cuál es tu nombre y cuál el mío?
¿De dónde vienes tú? ¿De dónde llego yo?
Somos parientes y hermanos.
Una mirada sin palabras, basta,
los ojos buscan hablarse
nuestra ropa parda es del mismo origen,
habla queda de mutua estima.
Tu boca se entreabre como corola de frescor,
tu rostro enfermo encuentra sus colores,
el vasto campo en este décimo mes,
embalsama la más bella de las cosechas.
Allá lejos, en la aldea rodeada de verdes bambúes una abuela mece al nietecillo, que se adormece contra su viejo seno:
pequeñín, que avs creciendo entre mis brazos,
tu padre se fue allá lejos, al frente,
y esta es la hora que aún no ha regresado,
tienes que ser bien manso,
mi pequeñín, duérmete,
tu mamá se fue para el mercado
a vender hojas de perfumado té,
tu mamá se fue al mercado
para vender legumbres,
tu papá se fue para combatir al enemigo,
y allá estará todavía por largo tiempo,
mientras tu madre en arrozales profundos,
seguirá trabajando día y noche.
¿Oíste, hermano combatiente?
Seguramente, en ciertos momentos,
tu corazón siente nostalgia,
fuerte – hermano, llenos de dulzura,
tus ojos fijan el lejano horizonte…
Este mediodía sobre el desfiladero,
con delicia gustamos por unos minutos
compartiendo unas briznas de tabaco fuerte,
tú lanzas una bocanada, yo lanzo otra bocanada.
Un instante después nos separamos,
tú vuelves al llano, yo a la montaña,
tu corazón y el mío,
están oprimidos por un gran sentimiento.
¡Oh! El pez en el agua…
1947
LA MARCHA DEL PRISIONERO
A Huynh Ngoe Hue
Pasamos por las calles de Qui Nhon al exilio,
¿por qué hoy nos parecen tan queridas las casas?
Vosotros que os cruzáis y mezcláis las pisadas
¿Por qué me parecéis mis antiguos amigos?
¡Ve despacio, camión, sólo algunos instantes,
si no, un día, tendré yo sed de todo esto!
Pero ya en el camino las casas se dispersan,
algunos transeúntes – sombras por los caminos-,
los verdes arrozales ondulan de nostalgia,
desde el campo en terraza surge una melopea en el sol de la tarde,
lejanas las siluetas del pasado, a mis ojos
Las montañas se esfuman – tristes y solitarias.
La carretera sube hacia esa tierra extraña:
Kon Tum: desfiladero – montes, montes y montes-,
cantan pinos al borde del murmullo de arroyos,
¿a quién llamáis chillando, pájaros de la tarde?
Quisiera rugir para disipar la amargura,
mas mi rabia se ahoga en el viento que pasa.
Sube el camino hacía Dac Sut, hacia Dac Pao,
los pasos trepan cimas y torrentes,
los puentes suspendidos encima de los rápidos,
hay puestos fronterizos dispersos, solitarios,
el corazón transido de dolor, yo os recuerdo,
hermanos prisioneros que me habéis precedido.
Ay, aquí os ocultaron, queridos compañeros,
vuestros huesos lanzaron aquí entre la maleza,
el brazo del guardián se cansó del flagelo,
¡Vuestra sangre fue dicha para todos sus jefes!
¡Cada una de estas piedras es de sangre reseca,
cada trozo del puente, un trozo de cadáveres!
Vosotros, los primeros en andar el camino,
¡Sabed que andan los nuestros detrás de vuestras huellas!
La carretera trepa hacia el monte Dac Lay,
quiebra el silencio el canto de algún gallo salvaje,
en la bruma movida por el viento glacial
no pasa ningún pájaro – se sumen en las nubes
minúsculas aldeas, hay un puesto a lo lejos,
su bandera incolora desde las atalayas
lanza a mi corazón cenizas de la tarde.
¿Quién descifrar pudiera la fuerza de la cólera
en los ojos del preso que miran a lo lejos
las montañas hundidas en la neblina, decidme,
montañas, desde aquí hasta el llano allá abajo?
¡Cuántas leguas por medio – cuántas noches de marcha?
Enero de 1942
PESCADO Y BROTES DE MOSTAZA SALADOS
El brote de mostaza salado es un plato que aquí no existe, se le encuentra allá por el Centro del país. Es un plato de los pobres, dado que de hecho, no es una gran cosa: una planta que se come cuando el tallo empieza a tener brotes. No es muy bueno y produce comezones. Pescado y brotes de mostaza salados es una confesión hecha en un momento crítico, durante una huelga de hambre en la cárcel: de la lucha a la rendición hay un solo milímetro. El valor o la rendición; éste es el problema.
Cinco días de agotamiento,
En la pipa fumar para olvidar
Unos sorbos de agua no sacian
La sed, le espíritu pasa
De la vigilia al sueño
Son que se vaya la obsesión del hambre.
al extremo del piso humea la sopa
y el tasón de pescado oloroso
une su aroma al del arroz.
¡Qué tentación tan fuerte!
Quiero dormir pero no puedo,
El vientre sin cesar insiste:
“¡Come aunque sea una brizna, come!
¡Para qué así sufrir y así morir!”
Lo escucho en voz baja tentarme,
Enrojezco de cólera, las orejas fogosas:
“¡Calla, no hables así!
¡Más vale morir!”
Guarda silencio para prepararse,
Después implora con pasión:
“Tu vida tiene sólo veinte primaveras,
¿para qué así sufrir y así morir?”
Él levanta y baja la voz,
Relata numerosas cosas viles.
Yo en silencio, tendido sin moverme,
Entonces él cambia su táctica:
“Bueno, de acuerdo, continúa luchando,
pero debes conservar el aliento
para no abandonar a los amigos
para no abandonar la partida
hasta el día de la cosecha-
Come un poquito de pescado,
Dos o tres brotes de mostaza,
¿Quién va a saberlo?
Tu honor estará a salvo,
¡No tengas miedo pues!
Si tu aliento te traicionara
Un sorbo de agua ahí quedaría de ayer,
¡bebe – nadie lo notará!”
Esta vez debo confesarlo:
Cierto es que esas palabras me conmueven,
Cierto es que le falta razón,
¡en el fondo no es falso lo que dice!
como un poquito de pescado
dos o tres brotes de legumbres
saladas, ¿quién lo va a saber?
¡tu honor estará a salvo!
Pero vacilo, reflexiono
después la cabeza hace: no,
cierto es que nadie lo sabrá,
¡pero actuar así es imposible!
Desde que dirigí mis pasos
hacia el camino de la lucha
tengo en mí como dos remaches
un par de ojos divinos:
la gran causa.
Desde que se halla en colectividad
por defender el interés de todos,
en la vida, en la muerte,
está uno codo con codo,
no debe abandonar las filas,
nada puede tentarlo,
no se vende ni compra la conciencia
y el honor de cada cual es
propiedad común de los camaradas.
Hay que velar por él con gran cuidado
como a la niña de los ojos
hasta la última gota de sangre,
hasta el último aliento.
No se puede perder la disciplina,
la franqueza debe extenderse
lo mismo que una estera
sin el asomo de una arruga,
sin una sombra opaca,
sin una sola mancha de bajeza.
El vientre lo ha entendido todo
y parece reconocer su falta,
desde ese instante ya no insiste,
no osa siquiera suspirar
y me sonrío yo de la victoria.
Lao Bao, noviembre de 1940
VIET BAC
Tú partes ¿aún recuerdas la Zona Guerrillera
el bocado de arroz con sal
y el peso del odio común?
Tú partes, mas ¿recuerdas las casuchas de paja
pobres pero colmadas de corazones rojos?
-Añoro como añoro a la que amo
la luna que se alza en lo más alto
de las montañas, el sol cuando se pone en la ladera.
Añoro cada aldea cubierta por el humo
y la neblina. Allá en la madrugada
y por la noche, en torno del fogón
cuántos seres queridos se reunieron.
Añoro cada bosque de bambúes,
las bajas y crecidas del canal Thia,
del río Day y del arroyo Le.
Parto y añoro todos estos días,
Tú ahí, yo aquí, ambos juntos
compartimos dolores y alegrías.
Por amor compartimos un pedazo
de yuca asada y un tazón de arroz
y hasta una manta de corteza fibrosa.
Añoro a la madre con su hijo apretado contra la espalda
curtida por el sol que trepa a la montaña
recogiendo el maíz mazorca por mazorca.
Y las clases de alfabetización,
y las antorchas que dieron su luz
a las veladas recreativas.
Añoro los días y meses,
en desafío a todas las penurias
las canciones vibraban en las cumbres.
Añoro aquellas campanadas
de madera en el bosque por la tarde
y aquellos pilonazos monótonos
en la ribera del lejano arroyo…
Parto, ¿tú acaso me recuerdas?
Parto y recuerdo flores y personas.
Destacan las flores rojas de los plátanos
sobre el fondo verde de las selvas.
En los días de primavera las flores
blancas de los albaricoqueros
el follaje selvático salpican,
añoro a la tejedora de sombreros
que pulía cada hilo de bambú.
Las cigarras cantaban
y caían las hojas amarillas,
añoro a la hermanita que los brotes
de bambú, ella sola, recogía.
Octubre de 1954
DESDE ENTONCES
Desde entonces flamean en mí los fuegos del verano
el sol de la verdad ilumina mi corazón.
Mi alma es un jardín todo flor y follaje
colmado de perfumes y de cantos de pájaros.
Ligo mi corazón a todos los hombres del mundo
dejo a mi amor que abrace a cientos de horizontes
y se une mi alma a las almas que sufren
para llevar a todas las fuerzas de la vida.
Desde entonces soy el hilo de miles de hogares,
el benjamín de miles de pobres y humillados,
el hermano mayor de millares de niños
que vagan sin abrigo ni arroz ni hogar ni fuego.
Julio de 1938
ÚLTIMAS PALABRAS
A partir de entonces me lancé al viento y al polvo.
Si mañana llego a morir
a los veinte años, el corazón hirviendo de sangre,
a los veinte años el alma llevando en el viento de la tempestad,
los músculos firmes y tensos hasta hacer crujir la piel
en medio de una vida llena de sabor que promete tantas flores.
A veinte años, apenas pasada la infancia,
Si muero, moriría una vida todavía joven
Envolviéndome el cuerpo en una estera
que luego ¿enterrarán, osentas podridas, bajo la duna,
o si dejarán los despojos a voracidad de una banda de cuervos?
De nada me arrepentiré y reiré
de todas estas imágenes que esbozarán al torno mío.
….
Esta es la voz ¡Oh, compañero de vida tan querido!
la voz de un pequeño amigo antes de irse,
son sus últimas palabras de adiós,
¡acógelas, compañero de la vida!
Sobre el camino de la lucha – sin retroceder ni un paso –
puesto que vivimos para la revolución, ¡qué importa!
Morir alegremente, como después de haber labrado el arrozal,
El corazón ligero, el campesino dichoso
se extiende sobre el lecho de hierbas a pierna suelta y duerme,
y en su sueño embalsama el verde campo,
y la alegría esboza sus labios que sonríen la esperanza.
Lao Bao – Noviembre de 1940
(Escrito durante la huelga de hambre en la prisión de Lao Bao en nov 1940)
Canto a Nguyen Van Troi, joven electricista de Saigón que intentó volar un puente cuando pasara por él el automóvil de Mac Namara. Fue fusilado en 1964.
COMBATIENTE DE DIEN BIEN PHU
Viva el combatiente de Dien Bien Phu,
el combatiente heroico
la cabeza en el crisol de fuego y acero,
cincuenta días y noches sobre las montañas cortadas
el sueño en los hoyos
empapado por la lluvia
que come el arroz frío.
La sangre mezclada al fango fresco
el corazón no vacila
y la voluntad no flojea.
¡Oh, mis camaradas medio enterrados,
caballetes de ametralladoras
las cabezas cegando troneras de fortines,
cuerpos raudos franqueando montañas de alambradas
como una tempestad que avanza!
¡Oh, mis camaradas que a golpe de hombro,
caláis las baterías, destrozados el cuerpo,
los ojos entornados, aún enlazáis el acero.
Vuestras manos asierran montañas, desactivan las bombas
Cueste lo que cueste abristeis el camino,
para los camiones repletos de municiones
y pesados de proyectiles.
Los camiones que avanzan hacia el frente.
Mayo de 1954
LOS TRES SONIDOS
Todo el sonido de la vida está en tres sonidos,
Las máquinas de la fábrica rugen amenazantes,
La campa de la iglesia dobla sonoramente,
El gongo de la prisión tañe hasta reventar.
Cada sonido posee su tono
y cada tono su lenguaje.
La máquina ruge: “vierte tu sudor,
que tus lágrimas sean hulla hirviente,
qué importa si tus brazos se fatigan,
toda tu vida has de golpear, golpear,
reviente más, así, aún más,
sin un minuto de descanso”.
La campana te susurra dulcemente: “ a rezar,
Acepta, hijo, las penas de tu vida,
Luego tu alma será libre y dichosa,
Porque con la humildad se gana el paraíso,
El infierno con el resentimiento,
Sonrisas de alegría al viento del otoño”.
El gong amenaza: “ ¡A la ergástula!
¡Dobla la espalda y baja la cerviz!
Ve las altas murallas, los portones
De la prisión, ve las cadenas y el vergajo,
Ve el cañón del fusil, el filo de la guillotina,
Has de morir si reivindicas el derecho a vivir”.
El gong de la prisión tañe hasta reventar.
Las maquinarias de la fábrica rugen amenazantes.
La campana de la iglesia dobla sonoramente.
Todo el sentido de la vida en esos tres sonidos.
Prisión de Qui Nhon – Agosto de 1941
EL SUR
Si entre nosotros, amigo, preguntaras
cuál es la palabra de todas amarga
entre las miles que escuchamos yo y tú,
mi corazón, amigo, diría: ¡el Sur!
Querida, si desearás en dulce reclamo
saber el nombre permanente entre tantos
como un amor ejemplo de la virtud,
mi corazón, querida, diría: ¡el Sur!
Si quieres saber, hijo, del país de los cocoteros
verdes que se repiten en aguas verdes,
de la onda verde del arroz en plenitud
contra el cielo azul: esa tierra es el Sur.
¡El Sur! ¿Por qué mi corazón de noche fluye
cuando el pájaro escapa en pos de las nubes,
cuando la melopeya de barquera se desgrana
y un monocordio gime o suena una flauta?
¿Por qué esta ausencia de algo en todos los rostros,
en medio de las comidas ese ahogo,
esa ansia por cumplir todo a plenitud?
-Es la mitad que aún arde, madre: el Sur.
14 de diciembre de 1963
TÍO HO
En el transcurso de estos días
el dolor de un adiós.
La vida vierte lágrimas,
Derrama el cielo lluvias,
Tío, esta tarde acudo a ti…
Aterrida y mojada está la huerta
y algunos troncos de los cocoteros.
Como un chiquillo una vez más transito
la senda familiar de chinas blancas
hasta el pie de la escalera y ahí
me quedo levantado al cabeza.
Campanilla, campanilla, ¿suenas aún?
El cuarto silencioso – los visillos
Bajados y la lámpara apagada!
¿Por qué has partido, Tío?
El otoño está ahora en su esplendor,
soleado el azul cielo, en sus victorias
el sur y sueña en un día de fiesta
acoger tu presencia y verte, Tío, sonreír.
¡Oh, toronja, para quién esta miel dorada,
y para quién estos perfumes suaves!
¡Oh, corolas de jazmín!
Ya no hay la silueta familiar
que de mañana y tarde se pasea,
en torno del pequeño lago en donde
se imprime el vuelo de las nubes blancas.
Si el corazón pudiera librarse de su carga,
pero a lo largo de la noche
cuánto pesa la compasión por la vida.
¡Oh, Tío! Tienes tú un corazón grande e inmenso
y sufres los sufrimientos del pueblo, del país
y los sufrimientos de cinco continentes.
Tú vives como nuestro cielo
y nuestra tierra, amando cada espiga
de arroz y cada rama florecida,
la libertad de cada vida esclava
la leche para dar al niño y seda
en homenaje a las gentes ancianas.
Tú piensas en el sur del mismo modo
que tiene la nostalgia del país,
el sur te espera como espera a un padre.
Tú escuchas cada paso en la primera línea,
acechas tú cada noticia
de alegría, el cañoneo lejano.
Como la luz del alba es tu alegría,
alegría de cada brote nuevo,
del fruto que madura en cada rama,
alegría de la canción unánime
que al unísono entonan cuatro océanos,
prestas mil atenciones para todos
y sólo te olvidas de ti.
Tú nos legas tu afecto, una sencilla
vida sin otro ni laca bermeja,
una delgada blusa, un alma de mil verstas
mejor que las estatuas de bronce a la intemperie
al borde de los senderos desiertos.
¡Tío Ho! Cuando el sonido llegue,
cómo te nos alejas y para mil otoños,
al partir nos recomendaste:
Mientras existen ríos y montes…
Nuestro afecto aterido de felicidad,
no osa llorar mucho el corazón.
Tú partes ya por ese gran camino
que lleva a los maestros,
a Marx, Lenin, el mundo de los sabios,
un gran fulgor los montes y los ríos
empurpura, nosotros todos juntos,
tú nos haces avanzar adelante.
Vuelvo a ver tus sandalias usadas,
rebosantes de beneficios,
te amamos y así nuestro corazón
es más puro y más claro,
permítenos jurar contigo
guardar el brío y siempre ir adelante
y firmes como las mil cumbres
de la Cordillera Larga.
6 de septiembre de 1969.
MADRE SUOT
Silencio,
La Madre va a contarnos su historia.
La arena
arde bajo el sol que la agobia.
En las dunas resplandecientes de Quang Binh.
La Madre Suot cuenta: Nací en Bao Ninh
¡Qué extensión la del río y el mar!
Llevada por las olas en inverno y verano,
noche y día a bordo de un sampán,
conocí la dureza desde los diez años
fui sirviente de cuatro amos
por más de doce años ¡toda una primavera!
Casada ¡tener hijos para tanta miseria!
Tuve ocho frutos buenos y otros verdes ¡amargos!
Cuando pienso en los míos algo me aprieta el pecho.
En mis padres que me dieron la vida,
en mi esposo, en mis hijos,
hasta en mi misma.
Hoy lo ríos son nuestros y las olas son nuestras,
los barcos van y viene hasta la mar abierta.
Hoy el cielo es más alto y la mar es más ancha,
la luz del día penetra hasta el fondo del agua,
la primavera brota como una cosa íntima.
Al llamado acudió el jefe de familia
y se “enroló” de nuevo en su tropa de pesca.
Me “presenté” enseguida ¡y qué dicha tan plena!
Barquera en el Nhat Le, gobernando en la popa,
día y noche los paso transportando a las tropas.
No hay oleaje ni viento ni bombardeo que valga.
¿No vencimos a Francia?
¡A los yanquis también botaremos al agua!
¿Y qué importa la edad? Hasta el fin llegaremos.
De todo corazón, ¡adelante, sin miedo!
¿De dónde sacas tanto coraje, Madre, dinos?
-La suerte de la patria es cosa de uno mismo.
Yo salgo mucho menos que esos muchachos,
sólo algo sé de barcas a los sesenta años…
Día y noche seguido, bajo las bombas,
lluvia o sol, ¡me mantengo firme en la horda!
Indiscretos, entonces, le susurramos:
¡Y de verdad el Padre aprueba todo eso?
-¡Hay razones de peso! –nos responde riendo-
Tú te vas a alta mar.
¡Mi riesgo es mucho menos!
Un argumento así vale más que los ruegos…
Ya en la barca me alcanza y recomienda:
“Mujer, cuídate mucho, toma esto:
es una vela verde, ¡cúbrete bien con ella!”.
¡Madre!
¡Qué obra de amor y dedicación
por la patria y el Partido, tu vida!
¡La arena quema, el sol del mediodía,
un mediodía en que se quema el sol!
4 de noviembre de 1965