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252. POESÍA MÁS POESÍA: LOUISE MICHEL

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BIOGRAFÍA DE LA POETA LOUISE MICHEL

Louise Michel nació en Voncrourt-la-Côte, Marsella (Francia), el 29 de mayo de 1830, y falleció el 9 de enero de 1905 en Marsella, Francia. Educadora, poeta,  escritora, anarquista francesa, fue una de las principales figuras de la Comuna de París. Dedicó su vida a la revolución, luchando desde las trincheras con el objetivo de transformar la sociedad desde la lucha, la justicia y la esperanza.

Hija de Marie Anne Michel, sirvienta del terrateniente Étienne-Charles Demahis, fueron los abuelos paternos quienes le dieron una educación basada en principios liberales. Su abuelo le enseñó a leer, a escribir, y compartió con ella los ideales de la Ilustración. Louise leía a Voltaire, Jean-Jacques Rousseau, Diderot… Para Louise fue un periodo muy feliz, donde soñaba con ser poeta. Vivió en un contexto convulso, donde desde pocos meses  después de su nacimiento tuvieron lugar las jornadas de revoluciones en París, que luego se extendieron por otros países de Europa. Cuando tenía dieciocho años fue testigo de la denominada “primavera de los pueblos”, la guerra Franco-prusiana y receptora de anarquistas y socialistas. Todo ello fue construyendo en ella un perfil revolucionario. Tras el fallecimiento de su abuelo en 1850, los hijos legítimos la expulsaron del castillo donde se había criado. Ella decidió estudiar para ser maestra, pero, por su rechazo a prestar juramento a Napoleón III, no pudo entrar en la enseñanza pública.

Louise jeune - Poesia Online

Trasladada a París en 1856, se dedicó a la enseñanza privada. Abrió escuelas primero en su zona natal y después en París con una pequeña herencia recibida.

Su pedagogía se basaba en los ideales republicanos y en una pedagogía innovadora.  Consistía en el sentido de la responsabilidad, en la participación activa del alumnado. Daba clases de ciencias naturales y escribía piezas teatrales que sus alumnas representaban en clase. Prohibía los castigos físicos e impartía clases fuera de las aulas. Su forma de enseñar hizo que recibiera amonestaciones por parte de las autoridades.

Escribió su primera carta a Víctor Hugo, que ya por aquellos entonces era un gran escritor, y comenzó así una correspondencia que se mantuvo hasta la muerte de él. Trabaron una gran amistad.

Louise Michel publicó varios textos de literatura y unos poemas que firmó bajo el seudónimo de Enjolras, que era un personaje de la novela Los Miserables, de Víctor Hugo. Comprometida con las clases más desfavorecidas, su evolución política se agudizó cuando entró en contacto con las clases de educación popular de republicanos como Jules Favre, Eugène Pelletan y Jules Simon, junto con sus lecturas de Darwin  y Claude Bernard y el seminario Le Droit des femmes dirigido por Marie Boissonnet, mujer de Jules Simon, André Léo y María Deraismes en la escuela profesional gratuita donde Loiuse daba clases de dibujo, literatura y geografía.

En este ambiente revolucionario y socialista trabó amistad con Eugène Varlin, Raoul Rigault y Emile Eudes, que colaboraba habitualmente con periódicos de la oposición como El grito del pueblo, cuyo redactor jefe era Jules Vallès.

En 1862 se hizo socia de la “Unión de Poetas” y en 1869 secretaria de la “Sociedad Democrática de Moralización”, que ayudaba a las obreras a ser económicamente independientes.

Louise Michel - Poesia Online

El 1 de septiembre de 1870, tras la derrota de Napoleón III en la guerra franco-prusiana se puso fin a la dictadura imperial. Los acontecimientos llevaron a la proclamación de la Tercera República. El pueblo de París se niega a ser desarmado. Los militares intentan retirar los cañones de los barrios durante la madrugada, pero las mujeres que hacen cola para comprar el pan se lo impiden. Un oficial ordena disparar contra las mujeres, por los soldados se niegan y lo matan. Los soldados de la Guardia nacional, junto con la clase obrera, que crecía entre los soldados, tomaron en el control de la ciudad el 18 de marzo, negándose a aceptar la autoridad de la Tercera República. Intentaron establecer un gobierno independiente. Marx lo denominó “el asalto al cielo” de la clase obrera, marcando lo que se denominaría la Comuna de París, que gobernó durante dos meses.

La Comuna de París celebra elecciones municipales, y gana la lista socialista, con el eslogan “la única lista que no tiene abogados”. Sus políticas tendían hacia un sistema progresista y antirreligioso, cuyo espíritu era el socialismo autogestionario. Se innova en materia de salud, educación y trabajo.

Louise Michel formó parte del Comité de Vigilancia del barrio de Montmartre en una de las asociaciones vecinales que se organizaron en cada distrito de París para  la defensa de la capital. Allí conoció a Theóphile Ferré, militante blanquista, que era un movimiento revolucionario fundado por el republicano socialista Louis Auguste Blanqui, del cual Louise era seguidora. Con Theóphile Ferré mantuvo una relación amorosa.

Louise Michel participó en la toma del Palacio de las Tullerías. Colaboró en la administración y resistencia de la Comuna y apoyó numerosas actividades como la convocatoria a reuniones, la organización de eventos y la redacción de panfletos, la creación de comedores para los niños de barrio, organizó un servicio de guarderías infantiles en toda la capital y apoyó ideas muy novedosas como la creación de escuelas profesionales y orfanatos laicos. Fue parte de las llamadas petroleras, que participaron en las barricadas de París,  incendiando lo que ya no podía ser defendido,  asombrando a su generación por su arrojo y valentía. También participó como enfermera, recogiendo y atendiendo a los heridos y reclutó a mujeres para llevar las ambulancias, incluyendo a las prostitutas. Decían que ellas no tenían “manos puras”. Louise Michel hizo callar a estas voces críticas respondiendo:  “¿Quién más que estas mujeres, las víctimas más lastimosas del viejo régimen, tienen derecho a dar su vida por el nuevo?

Louise Michel en uniforme de guarda nacional - Poesia Online

En la guerra civil española, dos batallones de brigadistas internacionales llevaron su nombre. Sus armas fueron la pólvora, el verbo y la pluma. Vistió el uniforme de la guardia nacional (y no es la primera vez que usa trajes de hombre, pese a las prohibiciones sociales y legales de uso del pantalón): en el combate tiene fama de tener excelente puntería.

En la guardia Nacional se alistaron trescientos ochenta y cuatro mil hombres en doscientos treinta y cuatro batallones por barriadas y un batallón femenino.

Dos meses duró la sublevación parisina, donde Louise mantuvo una destacada labor social y militante. Fue una de las mujeres más sobresalientes de la Comuna de París. Después de dos meses, fue aplastado en lo que se denominó la “Semana sangrienta”, por el Gobierno de Versalles (los poderes burgueses ) en abril- mayo de 1871 . Habían sido ejecutadas  una cifra estimada de entre 20.000 y  30.000 personas y otras 40.000 estaban siendo procesadas, afrontando condenas de prisión, cárcel o deportación   Muchos compañeros de Louise perdieron la vida. Ella sobrevivió, se escapó, pero se entregó a los “verselleses” a los pocos días para obtener la liberación de su madre que había sido arrestada en su lugar, amenazándola con fusilarla si no se entregaba. En la prisión de Versalles escribió el poema “Volveremos”.

La prensa de Versalles, en aquella época le puso los motes de “La loba roja” y “la buena Louise”. Conoció al polemista Henri Rochefort y a Nathalie Lemel, activista en la Comuna de París, que la acercó a ideas anarquistas.

Louise Michel en Nueva Caledonia - Poesia Online
© Costa/ Leemage

Thèophile Ferré, su pareja, fue detenido a su vez y ejecutado en noviembre de 1871. Louise le dedicó el poema Los claveles rojos. Louise Michel es condenada en un consejo de guerra a diez años de destierro. Cartas de artistas e intelectuales impiden que se le aplique la pena de muerte.  En el juicio diría estas palabras:

No me quiero defender. Pertenezco por entero a la revolución social. Declaro aceptar la responsabilidad de mis actos.(…)Ya que, según parece, todo corazón que lucha por la libertad sólo tiene derecho a un poco de plomo, exijo mi parte. Si me dejáis vivir, no cesaré de clamar venganza y de denunciar, en venganza de mis hermanos, a los asesinos de esta Comisión.

Se ha reiterado el hecho de que hubiese vestido ropa masculina, intentando así convertir en un acto de reivindicación feminista lo que, al parecer, no fue más que una anécdota puntual.

Ella, siempre  con la franqueza inquebrantable que demostró tener frente a sus acusadores dijo:

El presidente (del tribunal):

¿Al parecer Usted llevó diversos trajes durante la Comuna?

Louise Michel:

Vestía como de costumbre. Sólo añadía un cinto rojo sobre mi ropa.

El presidente:

¿No vistió en varias ocasiones un traje de hombre?

Louise Michel:

Sólo una vez, el 18 de marzo; iba vestida de guarda nacional para no llamar la atención.

 

los anos londinenses de louise michel una reevaluacion politica 18901905 2017 constance bantman 04 07 2024 - Poesia Online

“Me sucederá lo que se quiera, pero cada vez que he gritado he pasado la primera y reivindicaré la parte de la acusación que me pertenece. Hagan de mí lo que les plazca, pero no me confundan con quienes parlotean y no actúan”

Fue deportada a Nueva Caledonia, una isla de Oceanía, colonia de Francia en aquel entonces.  Allí enviaba el gobierno francés presos comunes y políticos.  Louise colaboró con quienes luchaban por la independencia política de  esa colonia francesa, los Kanakos, habitantes naturales de ese territorio. Sus compañeros, en cambio, les consideraban como salvajes. Desarrolló una labor educativa también con los nativos, fundó el periódico  Petites Affiches de la Nouvelle-Calédonie y publicó Légendes et chansons de gestes canaques.  Ella aprendió su lengua, apoyó su lucha, y afianzó convicciones nuevas en su pensamiento. También elaboró un repertorio de datos sobre la fauna y flora de la isla que enviaría al Instituto geográfico de Paris. Louis tomó partido, junto con los kanakos, en la revuelta de 1878. Promovió también la independencia de Argelia y de otras colonias francesas en el mundo.

 

Amparada por la amnistía parcial concedida a los participantes en la Comuna de París, Louise Michel regresó a París en 1880. Recibida con una calurosa bienvenida y ovacionada por la multitud.    Antes de regresar, les regala a los Kanakos la mitad de su bufanda, que pasará a ser símbolo de su lucha, que aún perdura. Los kanakas siguen recordando y amando a Louise Michel. Publicó su obra La miseria, una de las más de veinte que escribió a lo largo de su vida, con un gran éxito. Continúo con su pasión militante , participando en manifestaciones, protestas y acciones que terminaron costándole su libertad en numerosas ocasiones. Para desmarcarse de los socialistas autoritarios y parlamentaristas, se pronuncia a favor de la adopción de la bandera negra por los anarquistas. Ella fue la primera persona en ondear la bandera negra, cosida a partir de trapos y faldas que  se convirtió en un símbolo de lucha.

En 1886 publica sus  Memorias con una gran acogida.

Son varias las causas sociales que defiende y numerosos los enfrentamientos con la policía que la llevan repetidas veces a la cárcel.

En la cárcel de Sain-Lazare, defendió los derechos de las prostitutas encarceladas y denunció su condición de víctimas explotadas por la sociedad. Proclamó la defensa de las mujeres y su derecho de la palabra y accionar. Reivindicó el lugar de la mujer, sin tener que suplicarlo, siendo de esta forma, en esa posición, donde se abrirían nuevos caminos para ellas. Le dieron el sobrenombre de “la Virgen Roja”.

Louisemichel 1 - Poesia Online

Fue amnistiada por el presidente de la República Jules Grévy. En 1887, se declaró públicamente en contra de la pena de muerte. Un año más tarde, cuando dio un discurso en Le Havre, fue víctima de un atentado perpetrado por un monárquico. Herida por dos tiros en la cabeza, se negó a denunciar a su agresor ante la justicia burguesa.

Tras un discurso en Saint- Etienne y otro mitin en Vienne que derivó en una manifestación violenta, fue arrestada y encarcelada. Al concedérsele la libertad, ella la rechazó porque los demás detenidos no se beneficiaban de la misma medida. Se negó a abandonar su celda mientras su compañeros permanecían presos. De rabia, destrozó lo que se encontró en ella.  Intentaron solicitar su internamiento en un psiquiátrico, pero las autoridades, temiendo la reacción de sus  numerosos seguidores, acabaron por liberarla. Ella, por temor a que la internaran, se exilió al mes siguiente a Londres, Inglaterra, donde gestionó una escuela libertaria durante varios años. A su regreso a Francia en 1895, una manifestación de simpatizantes le dio la bienvenida. El mismo año, fundó el periódico Le libertaire junto con Sébastien Faure. Adoptó una actitud moderada en la defensa del caso Dreyfus.

En sus últimos años se destaca su profesión sin descanso como educadora, convocante de círculos anarquistas y defensora de grupos particularmente vulnerables. Se encaminó hacia la organización de la lucha social, no a la caridad.

Defensora de derechos como la educación y la vida, a la información, a la manifestación y a la expresión, los derechos de la mujeres (igualdad cívica y política), los derechos de los niños y el derecho a la salud. Hizo gira de conferencias para trabajadores, codo con codo con desempleados, prostitutas y hambrientos, sufriendo órdenes de busca y captura, grilletes y mazmorras.

Publicó veintidos libros en vida y cinco póstumos, entre cuentos, novelas y escritos históricos.  Fue también historiadora de la Comuna .

 

Durante los diez últimos años de su vida, residió entre Londres y París donde supervisaba la edición de sus obras. Sus actividades fueron constantemente vigiladas por la policía y fue detenida en numerosas ocasiones.

Louise Michel murió de una pulmonía en enero de 1905, en la habitación n.° 11 del Hotel Oasis de Marsella, mientras daba una serie de conferencias para trabajadores. Miles de personas acudieron a su funeral en París, fue un acontecimiento masivo en la capital francesa.

Louise Michel sigue siendo hoy en día una figura emblemática del anarquismo francés y del movimiento obrero en general.

“Todo poder encarna la maldición y la tiranía; por eso me declaro anarquista·, diría.

Aunque su obra literaria cuente con pocos ensayos teóricos y varios poemas, leyendas y cuentos, algunos para niños, Louise Michel es recordada principalmente por su activismo en pro de la revolución social. Su novela La miseria anticipa la crisis social de los suburbios de las grandes urbes francesas, a principios del siglo xxi. En reconocimiento a su labor docente, con frecuencia se pone su nombre a escuelas primarias y secundarias en muchas ciudades francesas.

 

Paul Verlaine dijo que ella era “la musa ronca y esbelta de los pobres”. Y Víctor Hugo, que ella llevaba consigo “el amargo cariño que duerme bajo la rabia”. Víctor Hugo escribió un extenso poema titulado “Más que un hombre”:

Los que saben. . . Tus días, tus noches, tus cuidados, tus lágrimas, entregadas a todos,
Tu olvido de ti mismo para ayudar a los demás,
Tus palabras como llamas de apóstoles,
Tu larga mirada de odio hacia todos los que son inhumanos,
Y los pies de los niños que te calientas entre tus manos, . . .

 

Hablan de un posible encuentro entre Louise Michel y Jean Arthur Rimbaud, en un umbral de la comuna.  El escribiría:

Ella venía del exilio

desplegando una bandera

en un palo de escoba.

Una bandera negra

en recuerdo de sus muertos.

Escribió Memorias de la Comuna en 1898.“Si no las escribiera, no podría soportar la vida” comenta en sus cartas Louise Michel a Víctor Hugo

Hasta 1916, una manifestación recordatoria la rendía homenaje cada año en su tumba en Levallois-Perret. Desde 1937, una estación del Metro de París, Isla de Francia, (Francia) lleva su nombre.

En 2004, el jardín situado al pie de la basílica del Sagrado-Corazón en Montmartre, París, Isla de Francia, (Francia) fue rebautizado en su honor.

 

El buque acondicionado en septiembre de 2020 por ese misterioso personaje llamado Banksy para patrullar las aguas del Mediterráneo y rescatar inmigrantes africanos o de Medio Oriente que arriesgan sus vidas para alcanzar las costas europeas, lleva su nombre. Y es así porque aquella mujer ha continuado viva de algún modo, inspirando, confortando y humanizando todo lo que toca.

Existen más de 160 escuelas y universidades con el nombre de Louise Michel, una en Nueva Caledonia. El 8 de marzo de 2004, durante la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, dieron su nombre a una de las plazas de Montmatre.

 

Obras

  • À travers la vie, poesía, París, 1894.
  • Le Bâtard impérial, por L. Michel y J. Winter, París, 1883.
  • Le claque-dents, París.
  • La Commune, París, 1898.
  • Contes et légendes, París, 1884.
  • Les Crimes de l’époque, novelas inéditas, París, 1888.
  • Défense de Louise MichelBurdeos, 1883.
  • L’Ère nouvelle, pensée dernière, souvenirs de Calédonie(canciones de los prisioneros), París, 1887
  • La Fille du peuplepor L. Michel y A. Grippa, París (1883)
  • Le Gars Yvon, légende bretonne, París, 1882.
  • Lectures encyclopédiques par cycles attractifs, París, 1888.
  • Ligue internationale des femmes révolutionnaires, Appel à une réunion.Firmado como “Louise Michel”, París, 1882.
  • Le livre du jour de l’an : historiettes, contes et légendes pour les enfants, París, 1872.
  • Lueurs dans l’ombre. Plus d’idiots, plus de fous. L’âme intelligente. L’idée libre. L’esprit lucide de la terre à Dieu…París, 1861.
  • Manifeste et proclamation de Louise Michel aux citoyennes de Paris, Firmado “Louise Maboul”, París, 1883.
  • Mémoires, París, 1886, t. 1. (en línea en fr.wikisource) (en francés)
  • Les Méprises, grand roman de mœurs parisiennes, por Louise Michel y Jean Guêtré, París, 1882.
  • Les Microbes humains, París, 1886.
  • La Misèrepor Louise Michel, segunda parte, y Jean Guêtré primera parte, París, 1882.
  • Le Monde nouveau, París, 1888
  • Lettres à Victor Hugo 1850-1879, Mercure de France, 2005.

Obras póstumas:

  • I. Avant la Commune. Prefacio de Laurent Tailhade, Alfortville, 1905.
  • Les Paysanspor Louise Michel y Émile Gautier, París, Incompleto.
  • Prise de possession, Saint-Denis, 1890.
  • Le Rêve(en una obra de Constant Martin), París, 1898.
  • Légendes et chants de gestes canaques. Présentation.Gérard Oberlé. Edición 1900. 1988.
  • Je vous écris de ma nuit, correspondance générale, 1850-1904, edición de Xavière Gauthier, Édition de Paris-Max Chaleil, 1999.

 

BIBLIOGRAFIA

https://ojodeperdiz.wordpress.com/2020/02/22/louise-michel-la-poesia-como-vision/

https://larosaroja.org/volveremos-poema-escrito-en-prision-por-louise-michel-heroina-de-la-comuna-de-paris/

https://www.cndh.org.mx/noticia/louise-michel-activista-educadora-popular-y-defensora-de-los-derechos-de-las-mujeres

https://www.eldiario.es/cultura/louise-michel-emblema-comuna-paris-cuidado-mujeres-asquean-rodea_130_7326010.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Louise_Michel

https://dialogos.online/2021/04/06/louis-michel/

https://blogs.mediapart.fr/olga-l-gonzalez/blog/220220/louise-michel-la-poesia-como-vision

https://dialogos.online/2021/04/06/louis-michel/

https://theanarchistlibrary.org/library/louise-michel-the-red-virgin

https://sobrelaanarquiayotrostemasvidayobradepensadoresy.wordpress.com/2017/12/07/louise-michel-vida-y-obra/

https://www.solidaridadobrera.org/ateneo_nacho/libros/Louise%20Michel%20-%20El%20Mundo%20Nuevo.pdf

 

SELECCIÓN DE POEMAS DE LOUISE MICHEL

GOLONDRINA QUE VIENES DE LA NUBE TORMENTOSA

Golondrina que vienes de la nube tormentosa,
golondrina fiel, dime, ¿a dónde vas?
¿Qué brisa te lleva, viajera errante?
Escucha, quisiera irme contigo.
Lejos de aquí, muy lejos de aquí, hacia inmensas orillas,
hacia grandes rocas desnudas, hacia playas y desiertos,
hacia lo desconocido silencioso, o hacia otros tiempos,
hacia los astros errantes que se deslizan en el cielo.
¡Ah! Déjame llorar, llorar, cuando con tus alas
acaricias la hierba verde y cuando a los profundos sonidos
de los bosques y de los vientos tú respondes
con tu voz ronca, dulce ave de los mares.
¡Golondrina, golondrina de los ojos negros, te amo!
No sé qué eco de costas lejanas me llega a través de ti.
Para vivir, ley suprema,
me hace falta, como a ti, el aire y la libertad.

 

 

A LOS QUE QUIEREN CONTINUAR COMO ESCLAVOS

A los que quieren continuar siendo esclavos.

Ya que el pueblo quiere que el águila imperial
Se cierna sobre su bajeza
Ya que duerme, agobiado bajo la fría racha
De la eterna opresión;

Ya que quieren todavía, todos aquellos a quienes se degüella,
Ofrecer el pecho al cuchillo,
¡Forcemos, oh amigos míos, el horrible degollamiento,
Liberaremos al rebaño!

Uno solo es legión cuando da su vida,
Cuando a todos les ha dicho adiós:
Iremos sin compañía, la audacia aterroriza,
¡Contamos con el hierro y el fuego!

Basta de cobardías, los cobardes son unos traidores;
Multitud vil, bebe, come y duerme;
Ya que quieres aguardar, aguarda, lamiendo a tus amos.
¿No tienes ya bastantes muertos?

La sangre de tus hijos enrojece la tierra,
Duerme en el matadero de sordos muros.
Duerme, ¡aquí que se forma, abeja por abeja,
El heroico enjambre de los suburbios!

Montmartre, Belleville, oh legiones valerosas,
Venid, es hora de acabar de una vez.
¡En pie! La vergüenza es agobiante y pesadas las cadenas.
¡En pie! ¡Es hermoso morir!

 

 

CRIMINALES Y PUTAS

Discernidos en la oscuridad de las calles mal iluminadas,
Los sublimementes miserables arrastran los pies a través de la noche,
Sin nombre se deslizan y no proyectan sombra,
Más allá de puertas oscurecidas en el borde de la luz
Para que otros fantasmas los borren.

He visto criminales y prostitutas
y he hablado con ellos. Ahora pregunto:
¿Crees que están hechos como ahora
para arrastrar sus harapos en sangre y lodo,
Predestinados, una raza malvada?

Tú, de quien todos los hombres son presa,
los has hecho lo que son hoy.

 

 

A NUESTROS VENCEDORES

En ese vergonzoso punto estamos.

De profundo y vencedor hastío,

que el horror igual que la marea a sube,

y sentimos desbordarse nuestro corazón.

Sois hoy en día nuestros amos,

nuestras vidas están en vuestras manos,

pero a unos días les sigue el mañana,

y entre vosotros hay muchos traidores.

crucemos los mares crucemos los negros valles,

crucemos, crucemos

Crucemos, que la mies madura caiga en los surcos.

 

 

 

AL TERCER CONSEJO DE GUERRA

Todos estos tiempos son obra vuestra,
cuando lleguen mejores días,
la historia sorda a vuestra rabia,
juzgará a los jueces mentirosos.
Todos los que buscan una presa,
vendidos, traidores, os siguen los pasos,
este aplauso a los atentados,
soplones, bandidos, mujeres de vida alegre,
Cassaigne, Mariguet, Guibert, Léger Gaveau,
Gaulet, Labat, Merlin, Merlin, verdugo, etc. Versalles Capital

Versalles si, es capital.
ciudad corrompida y fatal,
ella lleva la antorcha,
Satory es su centinela,
y los bandidos la encuentran bella,
y como abrigo un sudario,
Versalles vieja cortesana,
bajo su vestido que el tiempo aja,
sujeta la República en la cuna,
cubierta de lepra y de crimen.
Mancilla ese sublime nombre,
Amparándolo con su bandera,
necesitan grandes castillos,
llenas de soldados y chicas,
para creerse poderosos y fuertes,
mientras que bajo su inmundo peso,
la ciudad donde late el corazón del mundo,
París, duerme el sueño de los muertos,
a pesar vuestro, el heroico pueblo,
hará grande a la República;
no se detiene al progreso,
es la hora en que caen las coronas,
como al final del frío otoño,
caen las hojas en los bosques.

 

Prisión de Versalles, octubre de 1871

 

 

 

LOS CLAVELES ROJOS

(Dedicado a su compañero Théophile Ferré, ejecutado en noviembre de 1871

 

Si voy al oscuro cementerio

hermano, tira sobre tu hermana,

como última esperanza,

claveles rojos en flor.

 

En los últimos tiempos del Imperio,

cuando el pueblo se despertaba,

clavel rojo, eso fue tu sonrisa

que nos dijo que todo renacía.

 

Hoy día, va a florecer en la sombra

negras y tristes prisiones.

Va a florecer cerca de la sombra cautiva,

y dile que lo mucho que la amamos.

 

Dile que por lo rápido del tiempo

todo pertenece al futuro

Que el vencedor en frente lívido,

Más que el vencido puede morir.

 

 

UNA CANCIÓN DE MUERTE

¿Qué es aquello que viene del oeste arrasando todo?
¿Y quiénes son estos que marchan firmes y extraviados?
Traemos el mensaje que los ricos han enviado
abatiendo a los condenados a despertar y saber.
No uno, ni siquiera uno o un millar deben morir,
pero todos y cada uno si oscurecen el día.
Les preguntamos por la vida de arduo trabajo,
Se nos ordenó aguardar el momento por nuestro pan;
Ansiamos expresar nuestros humildes pensamientos,
Regresamos sin palabras, trayendo a nuestros muertos.
No uno, ni siquiera uno o un millar deben morir,
Pero todos y cada uno si oscurecen el día.
Ellos no aprenden; no tienen oídos para escuchar.
Ellos esconden el rostro ante los ojos del destino;
Sus salones brillantes esconden el cielo que oscurece.
¡Pero observa a este hombre muerto golpear las puertas!
No uno, ni siquiera uno o un millar deben morir,
Pero todos y cada uno si oscurecen el día.

Aquí se encuentra la señal que quebrará nuestra prisión;
En medio de la tormenta él ganó el reposo presidiario;
Pero en el amanecer el sol surgió entre las nubes
Trayéndonos un día de trabajo lleno de esperanzas.
No uno, ni siquiera uno o un millar deben morir,
Pero todos y cada uno si oscurecen el día.

 

 

 

EN MEMORIA DE MARIE FERRÉ

Tenemos que admitir que ella está muerta.
Desde las puertas de la cárcel, no la veremos más.
La puerta a la nada fría nunca volverá a abrirse.
Estas palabras llegarán donde las lágrimas no pueden llegar.
Pronunciar su nombre nos llevará de regreso
a todos aquellos que hemos perdido.

Marie era modesta, valiente y orgullosa.
Un contraste de encanto que a menudo admirábamos.
Ya se terminó; y en su tumba
duerme para siempre; nuestra última sonrisa
guardada en su corazón; y bajo la piedra
Mi corazón está enterrado vivo.

Entre cielos sombríos y tierra pedregosa,
algunos tesoros raros son fugazmente nuestros
antes de que la pálida muerte se abalanza para robar.
Nos paramos bajo nuestras banderas carmesí
y lamentamos la pérdida de aquellos a quienes amamos,
demasiado pronto llevados a la tumba.

Revolución; Madre amada que nos devora
dando igualdad, toma nuestros destinos rotos
y haz de ellos un amanecer. Haz que la libertad
vuele sobre nuestros queridos muertos. Cuando las campanas
del siniestro mayo suenen de nuevo, despiértanos
a tu claridad luminiscente.

Febrero de 1882

 

 

VOLVEREMOS

¡Pasará el tiempo, los días, los años!
¡Crecerá la hierba sobre los muertos!
Acabará sus días lo que hoy nazca;
Los barcos no volverán a los puertos
Pasarán las noches oscuras,
se harán polvo las altas montañas,
las celdas, las tumbas,
pasarán como las olas
pero, proscritos o muertos,
volveremos.

Volveremos en multitud innumerable;
Volveremos por todos los caminos,
como espectros vengadores saliendo de la sombra,
volveremos apretando los puños.
Unos en sus pálidos sudarios,
otros todavía sangrantes,
lívidos bajo las rojas banderas
los huecos de las balas en sus flancos.

¡Todo acabó!
Los fuertes, los valientes,
todos habéis caído, oh, mis amigos,
y ya se arrastran los esclavos, los traidores y los viles.
pero ayer, yo os soñé,
hermanos míos,
hijos del pueblo victorioso,
fieros y valientes como nuestros padres marcharon,
con la Marsellesa en los ojos.

Hermanos, en tal desmedida lucha,
amé vuestro coraje ardiente,
bajo la metralla rugiente y tonante,
con las rojas banderas flameando al viento
Volveremos por todos los caminos
Volveremos…

 

****

Elévate alto en una blancura brillante, pájaros

Elévate alto en una blancura brillante, pájaros,
vuela alto por encima de las olas rugientes,
y bate tus alas brillantes alrededor
del pequeño barco que se aleja.

Flota en un sueño sobre el mar espumoso,
Flota como una flota errante y dispersa,
Brilla a la luz del sol brillante,
Porque pronto nuestros hombres te capturarán.

Los hombres para saciarse de sus mezquinos vicios,
profanando la belleza, quieren tus plumas.
Quieren torturarte hasta la muerte.
¡Pobres pájaros voladores, tengan miedo! 

 

***

CANCIÓN DE LAS PRISIONES

“Cuando la multitud hoy muda
Ruja como el océano
Y a morir esté dispuesta
La Comuna resurgirá
Volveremos multitud sin número
Vendremos por todos los caminos
Espectros vengadores surgiendo de las sombras
Vendremos estrechándonos las manos
La muerte llevará el estandarte
La bandera negra velo de sangre
Y púrpura florecerá bajo el cielo llameante.”

 

Mayo 1871

 

*****

El Imperio acababa, mataba a placer

El Imperio acababa, mataba a placer

En su habitación, cuyo umbral olía a sangre

Reinaba, pero en el aire Silbaba la Marsellesa

Rojo era el sol del amanecer

 

 

***  

¿Oyes el trueno descarado
detrás del hombre que no toma partido?
Un hombre reacio traiciona el mañana.
Arriba de las montañas y sobre los acantilados
Vamos juntos a sembrar libertad.

 

***

 

Venid cuervos. Venid sin miedo

A todos se os saciará.

 

Canciones del 78

 

***

 

 

Copla de la canción Les Vengeurs (compuesta por Louise Michel)

La copa rebosa fango,
Para lavarla hace falta sangre.
Multitud vil, duerme, bebe y come,
El pueblo está ahí, siniestro y grande,
Allá los reyes acechan en la sombra,
Para acudir cuando haya muerto.
Hace mucho tiempo que duerme,
Acostado en el sombrío sepulcro

 

***

A la Comisión de Gracias

Prisión central de Auberive, 28 de julio de 1872

7 de la mañana

Señores,

Han llegado las vacaciones; partid a vuestras propiedades,

el trigo ha de estar bello este año, la sangre

humana lo ha abonado.

Cazad, Señores, la pólvora no os cuesta mucho, y es

un juego de príncipes.

El animal de caza y el hijo del pueblo, todo es bueno

para matarlo.

Divertíos, pero no olvidéis que recordamos.

¡Id, rápido! Los muertos van rápido.

 

(Carta enviada desde la prisión de Auberive a la Comisión de Gracias o al “anciano Thiers, como así lo llamaba en sus cartas)

 

LA LEYENDA DEL BARDO (fragmento)

¡Qué inmenso horizonte en la entrada del desierto!
¿A dónde vas, niña, por este sendero nuevo?
¿A qué lugar ignoto? ¿Cuál es tu esperanza?
¿A dónde voy? No lo sé; donde fulge el horizonte

Se oye una fanfarria, extraña, sombría y fuerte,
Y otros muchos van, otros que hallaré
Escuchad, se oyen pasos pesados sobre la tierra:
Es una etapa humana: con ellos iré

Yo amaba la sombra del cerco de hierbas locas
En donde en noches de invierno llegan lobos, gritando
Por entre las brechas del muro; en verano, pesadas haces
Y en los verdes robles las ráfagas del viento

***

¿Qué importa todo esto? Mirad los granos de arena
Y los montones de trigo maduro y en los surcos profundos
Los ríos del sol; -¿acaso todo no es similar?
¿A dónde se va todo esto? Hacia allá vamos

 

RECUERDO DE CALEDONIA

CANTO DEL CAUTIVO

 Aquí jamás se siente el frío;
el bosque siempre su verdura ostenta,
y desde el mar hasta el ramaje umbrío,
llega la fresca brisa que lo alienta.
Y es tal la paz, tan grande y permanente,
que al zumbar del insecto interrumpe
el rugir de la tormenta.
A veces, cuando, envuelta en negro manto
la sombra de la luz pasa la raya,
se escucha el dulce y prolongado canto
que las conchas entonan en la playa.
En tanto que la flor en la espesura,
unida por su amor al aura pura,
constantemente va donde ésta vaya.
Mirad cómo las olas hacia el cielo
dirigen su rizada cabellera,
y con marcha veloz y raudo vuelo
cruza el profundo mar nave ligera.
Y en la noche cubierta de esplendores
brotan fosforescentes resplandores
del seno de las ondas hacia afuera.
Corre, ven a salvarnos, nave amiga;
cambia de mala en buena nuestra suerte;
aquí nos hiere y mata la fatiga,
el presidio es más triste que la muerte.
No nos falta la fe ni la constancia,
y si un día volviésemos a Francia,
sería por luchar con brazo fuerte.
El fuego del combate nos inflama,
la libertad al bueno presta ardor
y la batalla a todos hoy nos llama
a los desheredados el clamor…
A la sombra la aurora ha confundido
Y un mundo surge de verdad y amor.

 

 

MANIFESTACIÓN POR LA PAZ

 PARÍS 1869

Es de noche, en largas filas caminamos

Por los bulevares, diciendo: ¡paz!, ¡paz!

En la sombra acechan jaurías serviles.

Oh libertad, ¿cuándo vendrá tu día?

 

Los adoquines, golpeados por pesados golpes

de bastón,

Resuenan sordos; el bandido se apoltrona.

Para refrescar con sangre su laurel marchitado,

El quiere combates, aunque Francia se ensombrezca

 

¡Maldito! desde tu palacio, ¿oyes pasar a estos

hombres?

¡Es tu fin! ¿Acaso los ves, en un sueño pavoroso,

Yendo por París, como fantasmas?

¿Escuchas? París, cuya sangre beberás

 

Y marchamos, al compás de un extraño ritmo

Por entre las golpizas, como un gran rebaño,

Pasamos; y César prepara, multiplicada, su falange

Y para herir a Francia está lustrando su cuchillo

 

Puesto que habrá combates, puesto que buscan

la guerra,

Pueblos, de frente doblegada, más tristes que

la muerte,

Es contra los tiranos que juntos hay que hacerla:

Bonaparte y Guillermo tendrán la misma suerte.

 

 

RONDA DE NEGROS

 Pasa, brisa del mar

Sobre las cañas móviles

Nuestras cadenas son de hierro.

Pasa, brisa del mar

Sobre las riberas fértiles.

 

Canta, brisa del mar

Refresca nuestras cabezas,

Canta para arrullarnos.

Canta, brisa del mar

En el coro de la tormenta.

 

Deslízate, brisa del mar,

Por sobre nuestros huesos bajo tierra,

En donde la muerte cavará

Nuestro último asilo,

En el frío polvo.

 

Tú que sin cesar cantas,

Áspera brisa del mar

Vuelve a decirles nuestra pena

A las piedras y a la roca.

 

 

LOS BLANCOS

 Hombre blanco, ¿de dónde vienes? Fueron necesarias

muchas cortezas para tejer las alas de tu piragua;

muchos árboles para hendirla.

¿Qué potencia te ha arrancado a tu cabaña para haber

venido desde tan lejos? Pues vienes de lo más

lejano habitado por hombres, bajo el sol frío que los

vuelve pálidos.

Si hubieras venido de las islas que conocemos, las

alas de tu piragua estarían levemente arrugadas;

pero están gastadas por el viento, como si diez veces

hubiera soplado el ignam*

Hombre blanco, ¿qué nos dices, por qué has venido

de tan lejos?

En tu país se come todos los días, ya que un ayuno

de una mañana parecía incomodarte; ¿qué nos darás

de tantas riquezas?

El hombre blanco no cuenta nada; no da nada. El

hombre blanco se establece en el país con sus compañeros.

Siembran allí semillas de las que se nutre la

raza pálida ¡y las guardan para ellos! Los habíamos

recibido como hermanos, pero ellos no lo fueron.

Desde que los hombres blancos vinieron, ya no contamos

el número de veces que hemos cosechado el

ignam; no hacemos más la fiesta; no contamos nada.

Los días pasan como las gotas de agua del gran lago.

Para qué habríamos de medirlo, si las piraguas aladas

del hombre blanco apostan en la orilla.

Se llevaron a Counié, de pálido cinto. Se llevaron a

N’ji, cabellera de selva. Se llevaron todo.

Nunca más el hombre de las islas será feliz; nunca

más bailará sobre la orilla el pilou del mar.

Así es como hablaba el viejo Counié, pero la gente

joven se puso a reír. Bailaron con las mujeres blancas

y les dieron los collares de jade de sus madres; intercambiaron

con los hombres de las grandes piraguas

las hachas de piedra de sus padres contra los kougas

(los fusiles) de los Blancos.

Y todos los ignam, formaron en la orilla el pilou18

del mar.

 

*(En Nueva Caledonia, la vida del clan se rige por la cultura del ignam. El tiempo social corre paralelo al tiempo del tubérculo, que decide las fechas de los grandes acontecimientos: consagración del jefe, nacimientos, matrimonio, duelo…)

 

EL LECHO DE LOS ANCESTROS

Los ancestros yacen sobre la alta montaña.

Están profundamente dormidos, inmóviles como la

roca.

En vano pasan junto a ellos los bailes de fiesta y los

bailes de guerra; en vano suben los ruidos de la tribu,

todo se apaga sin eco. Dormid, ¡oh padres! La vida es

buena, el sueño mejor.

Suaves son los frutos que han madurado en el árbol

y la sombra de las palmeras de coco en la noche; más

suave es el olvido.

Dormid, ¡oh padres! Dormid mucho tiempo, el sueño

es bueno. Dormid siempre, la nada es mejor.

¿Qué hacéis, padres, acostados sobre la tierra?

¿Quién reposa con vosotros?

¿Pero quién roe hasta el hueso vuestros robustos brazos?

El corazón no late ya bajo vuestras costillas: era

un cangrejo que al levantar su pinza arranca su carne.

¿Qué brillante collar cae de vuestro cuello al pecho?

Es la serpiente de mar de anillos brillantes.

No son vuestros ojos, ¡oh padres!, los que se agitan,

rojos. ¡Son lombrices entrelazadas! Pero vosotros no

sentís nada, oh padres, ya no veis, ya no escucháis.

Dormid, ¡oh padres! Dormid mucho tiempo, el sueño

es bueno. Dormid siempre, la nada es la mayor

felicidad.

Así cantaba en la alta montaña la negra Tei, cuyo

nombre significa llorar; Tei, la niña del cementerio.

Allí pasaba el día, allí pasaba la noche: Tei no tenía

más parientes y los muertos la habían adoptado.

Allá, vivía de los frutos que caen de las ramas, y sin

cesar cantaba así en las altas hierbas.

Una noche, las jóvenes habían venido y la habían

llevado al baile que se arremolina hasta el valle.

Pero cuando el viento se levantó sobre la montaña,

Tei se alzó sobre sus alas.

Su mano fría helaba las de ellas; la dejaron partir.

En otra ocasión, Nahoa (el amanecer), hijo del gran

jefe con pájaro, le había dicho: “¿Quieres volverte

la hija de mi padre? Tenemos esteras de corteza en

nuestras cabañas. Nuestras mujeres llevan collares

de perlas de jade, de las que nunca se separan, y mis

padres tienen abundante indidio, que sólo se puede

recoger en los arrecifes si se sacrifica a la más bella

joven de las tribus.

Nuestras madres y nuestras mujeres están pesadas de

grasa. Comen los más bellos frutos del bosque, los

mejores peces del gran lago.

Tienen cinturones de flecos alrededor de la cintura y

peines de nicrohem (escama) en sus cabellos.

Son las hijas y las hermanas, las mujeres y las madres

del gran jefe, del jefe con pájaro.

Yo soy el hijo del gran jefe, soy rey desde mi nacimiento

y en mi cabaña la mano de poderes está cargada

de caracoles.

¿Quieres venir a mi cabaña, oh hija del cementerio?

Pero Tei movió suavemente la cabeza y desapareció

al fondo del bosque fúnebre.

Y su voz cantaba en la noche el refrán que amaba.

Dormid, ¡oh padres! Dormid mucho tiempo, el sueño

es bueno. Dormid siempre, la nada es mejor

 

 

EL POLO SUR

¿Por qué no buscar ir hacia el misterio inmenso?

Vamos en camino; incluso allá veremos

a osados balleneros franqueando distancias;

con ellos iremos un día.

 

Veremos sobre el agua praderas inmensas

donde plantas sin flores tienen ramas gigantes

en donde el animal florece –algas, holoturias

corales, monstruos, enanos o gigantes.

Y veremos, veremos el brillo del día polar,

e iremos siempre, hasta allá iremos;

tal vez un continente se extiende en ese misterio;

lo atravesaremos.

 

Mucho más rápido se irá por las nuevas rutas;

naves submarinas y naves del aire

pronto todas vendrán acá. Blancas se divisan sus alas

Hoy, sobre las grandes olas verdes

 

Pronto escucharemos resoplar como bestia

A la poderosa máquina, y la electricidad

Conducirá por los aires a las flotas. ¡Oh tempestades!

Hielos y noche, todo está amaestrado

 

LA MUERTE

Oh ven, me dice una voz suave

Más que el murmullo del bosque

O que el manantial sobre el musgo

Y que la más suave de las voces

Oh ven, dice una mirada en la sombra

Parecida al Sena en la noche

Cuando siguiendo su borde oscuro

Van los pensamientos bajo el cielo negro

Ven, sé calmar las penas

Ven, te mostraré el puerto

Sólo yo sé liberar

Ven sin miedo, soy la muerte

Oh muerte, en época de hecatombes

Yo te desafiaba a menudo

Siempre, es verdad, amé las tumbas

Que duermen como palomas

Bajo el firmamento azuloso

Te veo de nuevo sonriente, bella

Como te vi en los combates

No existe para mi frente de rebelde

Un abrazo más suave que el tuyo

Mirando la vida irse a lo lejos

Me dormiré suavemente

Escucharé el mar rabioso

Mezclarse con las canciones del viento

Y bajo las alas de los ciclones

Sabiendo que no habrá más despertar

Que apilen los días monótonos

El horizonte se teñirá de rojo

Esperanza recuerdos promesas

Todo volvería en un instante

Mezclando el tiempo de mi infancia

Con el instante que se va borrando

Volvería a ver las rosas rojas

Que florecían al fondo del cercado

Ahora en brotes por mil

Estarían sobre las tumbas

Entre los bosques y la montaña

Las altas torres del viejo castillo

Oleadas de trigo en el campo

Doblegados por el viento de la ladera

La lucha por la liberación

Al ruido de pesados cañones que truenan

Y el horizonte abriéndose, inmenso.

 

 

EN LOS SOBERBIOS CLAROS DE LUNA

En los soberbios claros de luna,

Los niaulis de blanco tronco

Se retuercen en las altas hierbas,

Atormentados por el esfuerzo de los vientos.

Allí desconocidas profundidades,

Los ciclones suben a las nubes

el amargo viento de los mares llorando todas las noches,

Con sus gemidos cubre a los helados proscritos.

Los niaoulis, etc.,

En los niaulis gimen los ciclones.

Sonad, vientos de los mares, vuestras monótonas trompas.

Es preciso que la aurora llegue,

Cada noche encierra una mañana,

Para el que la víspera no es más que un sueño.

Las olas se balancean, el tiempo pasa,

El desierto se hará ciudad.

En los bornes que la marejada sacude,

Se agitará la humanidad.

 

Apareceremos en esos tiempos

Igual que ahora vemos

Ante nosotros esas tribus salvajes

Cuyas rondas giran y giran,

Y de esas razas primitivas,

Mezclándose con la ya vieja sangre humana

Saldrán fuerzas activas,

Creciendo el hombre como el grano.

 

En los mares polares

La nieve cae, la ola balancea,

El aire está helado, el cielo negro,

El barco cruje bajo la marejada

Y la mañana se funde con la tarde.

 

Formando una pesada ronda,

Los marinos bailan cantando:

Como un órgano de fuerte voz,

En las velas sopla el viento.

 

Por temor a que el frío les llegue,

Le cantan al helado polo

Una tonada de las landas de Bretaña,

Una vieja canción de otros tiempos.

 

Y el ruido del viento en las velas,

Ese aire tan ingenuo y viejo,

La nieve, el cielo sin estrellas.

De lágrimas llenan los ojos.

 

¿Es un canto mágico esa tonada?

Para enternecer tanto el corazón,

No, es un soplo de Armórica,

Henchido de retama en flor,

 

Y es el viento de los mares del polo,

Soplando en sus trompas de bronce

Los nuevos cantos populares,

De la leyenda de mañana.

 

Louise Michel. A bordo de la Virginie

 

 

VED DE LAS OLAS A LAS ESTRELLAS

Ved de las olas a las estrellas

Apuntar a esas errantes blancuras.

Las flotas van a toda vela

En las inmensas profundidades;

En los cielos flotas de mundos,

Sobre las ondas las facetas rubias

De resplandores fosforecentes.

 

Y las chispas flotantes,

Y los mundos a lo lejos perdidos

Brillan cual pupilas.

Por doquier vibran sones confusos.

En el umbral de nuevas leyendas

El gallo galo bate las alas

Al muérdago el año nuevo Brenus Brenus.

 

La vista de esos abismos embriaga,

¡Más alto olas, más fuerte vientos!

Se pone muy caro vivir

Tan grandes son aquí los sueños

Sería preferible no ser

Y abismarse para desaparecer

En el crisol de los elementos.

Henchid las velas, oh tempestades,

¡Más alto olas, más fuerte vientos!

Que el relámpago brille sobre nuestras cabezas,

¡Navío adelante, adelante!

¿Por qué esas monótonas brisas?

Abrid vuestras alas, oh ciclones,

Atravesemos el abierto abismo.

 

14 de septiembre de 1873

 

 

CARTA A VÍCTOR HUGO,

Otoño, 1850

 

Otoño, 1850] Gracias, mil gracias. Es una alegría, en medio de todas mis penas, refugiarme en usted como en otro mundo. No le escribiré seguido, pero sí cartas bien largas en las que le enviaré toda mi alma. Si creí que no me respondería, era sin acusarlo. Hugo, creía en la fatalidad. Me desesperaba incluso de Dios y me parecía que debía maldecirme porque dudando de él tenía fe en usted. Gracias nuevamente. No importa lo que me pase: si se lo confío, sufriré menos. Qué importa la distancia entre nosotros. Mi alma es un rayo de la suya y dejo correr mi pensamiento sin inquietarme. Perdón por no escribirle con más respeto, pero con usted las palabras frías me hacen mal, y además, yo que no lo veré nunca, ¿por qué me sería prohibido de decírselo, Hugo? Comprenderá que un prisionero amará el solo rayo de sol que brillará en su soledad. Déjeme decirle todo lo que pienso, como si usted estuviera acá, en el vestíbulo delante del sillón vacío de mi abuela, sus manos  sobre las mías, tal como pasábamos largas horas ella y yo por las noches. ¿Ha experimentado alguna vez esos momentos en que el alma rompe el cuerpo? Es así que yo moría, y entonces seré bien dichosa, la volveré a ver. Y si Dios me da alas, velaré sobre usted. ¿Dígame si ha tenido pensamientos que devoran y que no se comprenden? Debe ser la lengua del cielo o la del infierno. Eso no se sabe más que en la tumba. Todo me parece como un sueño, pero es quizá el sueño el que es la vida. He venido a dudar de todo, incluso de la realidad de la existencia. Escribiré algunas páginas de mi vida, pero solo para usted. Todo lo que le diré no será más que entre Dios y nosotros. Y comprenderá entonces porqué creí en la fatalidad, y porqué, como un nombre mágico que brilla en la noche, grité hacia ella. Pero no será hoy que le diré todo eso, me es imposible seguir una idea y esos pensamientos que no logró desenredar me desgarran. Me parece que mi frente se quiebra para dejarlos volar y no encuentro una palabra para escribirle. Hugo, no me olvide nunca, dígame que piensa en mí. Aunque esto no sea así, dígamelo.

 

Louise Michel

 

 

 CARTA A VICTOR HUGO

[Sin fecha. Entre 1871 y 1873. A VictorHugo]

Poeta,

 

Ya que se ejecuta a los republicanos bajo la República y que todo se calla en esta tumba de París, ya que no hay más prensa, ya que no hay ni una sola alma en este osario, es a usted que le envío las cartas que, desde el fondo de mi prisión, dirigí a los jueces. Sabrá bien, usted, transmitirle al pueblo este último grito de mi consciencia. Cuando Eudes fue condenado a muerte, escribimos una carta bastante orgullosa que junto a miles de firmas llevamos con mucho orgullo también a Trochu, entonces gobernador de París. Michelet publicó una carta, la cual nos encargamos de cubrir con miles de firmas en miles de ejemplares. ¿Quién hará eso hoy que estamos todos en prisión y muchos en la tumba? No solamente existe este horror de una ejecución fría tras las hecatombes de mayo, pero además, para mí que lo sé todo, está el hecho que la Comuna no solo no cometió esos crímenes, sino que resistió cuando París estaba repleto de agentes provocadores y de traidores. Le pido a usted que sea tan justo publicar las cartas que le adjunto. No solamente mis jueces evitaban presentar ante los consejos de guerra a las mujeres revolucionarias, incluso cuando las palabras de estas mujeres los impresionaron, ahogaron sus voces. Llevaron ante los consejos de guerra a desgraciadas que lloraban y comparsas pagadas, pero a mí, de quien dijeron que pasaría en las primeras causas, esperaron al último con el fin de que no me dirija ante esa mala multitud de los consejos y despierte un poco el espíritu. Prefieren que antes ya estén consumados todos sus crímenes y, en seguida, harán un simulacro de amnistía, la cual, por mi parte, no aceptaré. ¿Los miserables, los bandidos, que nos envían a nosotros, los revolucionarios, deportados, por haber cometido el crimen de querer salvar la República, y abren las prisiones para los que no hicieron nada? Ellos sabían bien que ninguno de entre nosotros querría entrar en su París, tal como lo hicieron, ni quedarse en la Francia que están haciendo. Cuando ya no estén y cuando todo sea ruinas, si nos llaman, los que queden vendrán nuevamente a dar su vida para la multitud que lo reniega y pide su cabeza. No sé, querido maestro, cómo le escribo, ya que la indignación y la vergüenza me pasan por la cabeza. Si hacen estos horrores, oh revolución, mis amores, seré yo quien te vengará y nunca habrá existido tal venganza.

 

Louise Michel

 

 

 

FRASES:

“Me paré en medio de la plaza perdida en mis pensamientos. Miré las malditas ventanas desde las que seguían disparándonos y pensé: Algún día estaréis de nuestro lado”.

 

“No soy la única persona atrapada por situaciones de las que emerge la poesía de lo desconocido. Recuerdo a un joven que sin estar de acuerdo con nuestras ideas vino a disparar con nosotros a nuestra trinchera. Llevaba un volumen de Baudelaire en el bolsillo y leímos algunas páginas con gran placer, cuando tuvimos tiempo de leer. No sé qué le deparó el destino, pero probamos nuestra suerte juntos. Fue interesante. Tomamos un café en los dientes de la muerte”.

 

“En mi mente siento la suave oscuridad de una noche primaveral. Es mayo de 1871 y veo el reflejo rojo de las llamas. Es París que arde. Ese fuego es el amanecer, y puedo verlo todavía mientras estoy aquí sentada escribiendo. Los recuerdos me invaden y hasta puedo olvidar que estoy relatando mis memorias”.

 

“Allá lejos, en los bosques de Nueva Caledonia,

una vez vi un árbol podrido colapsar

repentinamente. Cuando la nube de polvo se

dispersó, sólo quedaba un montón de basura,

sobre el que, como lápidas en un cementerio, se

extendían unas ramas verdes, el último esfuerzo

vital del viejo árbol, arrastradas por el tronco

muerto. En ese árbol, miles de insectos habían

vivido durante siglos, y ellos también fueron

engullidos por el colapso. Algunos de ellos se

agitaban dolorosamente en el polvo y, asustados

y molestos, trataban de escapar de la luz del día

porque nacidos en la sombra, no soportan los

rayos del sol.
Al igual que esos insectos, vivimos en un árbol

viejo y creemos obstinadamente que aún vive,

pero el menor soplo de viento lo destruirá y sus

escombros caerán desperdigados por la tierra.

Nadie puede escapar al cambio.”

 

 

PALABRAS DICHAS POR LOUISE MICHEL EN EL SINDICATO DE TRABAJADORES DE AMIENS

“Reivindico los derechos de las mujeres y no de los sirvientes. Si algún día nuestros enemigos me atrapan, no deben dejarme escapar, porque no peleo como un aficionado. Estoy luchando como lo hace la gente cuando está absolutamente decidida a que es hora de que terminen los crímenes sociales. Por eso seré despiadado durante la lucha y no deseo misericordia para mí. No me dejo engañar ni por las mentiras sobre el sufragio universal ni por las mentiras sobre las concesiones que parecen estar haciendo a las mujeres.

“Las mujeres somos la mitad de toda la humanidad. Luchamos del lado de todos los oprimidos y mantendremos nuestra parte de igualdad, que es justa.

“La tierra es del campesino que la cultiva; la mina a quienes la cavan; todo es de todos: el pan, el trabajo, la ciencia. Cuanto más libre sea la raza humana, más riquezas y poder extraerá de la naturaleza.

“La ‘multitud vil’ tiene los números, y cuando decida hacerlo, será la fuerza que libere a la gente en lugar de sobrecargarla”.

 

 

INVIERNO Y NOCHE

Central de Auberive, 28 de noviembre de 1872

 

Soplad, oh vientos de invierno, sigue cayendo nieve,

Estamos más cerca de los muertos bajo tus helados sudarios.

Que la noche no tenga fin y que el día se acorte:

Se cuenta en inviernos sobre los fríos muertos.

 

Me gustan bajo las nubes sombrías,

Oh abetos, vuestros sombríos conciertos,

Vuestras ramas movidas por el viento

Como arpas en los aires.

Los que han descendido a las sombras

A nosotros no volverán jamás.

De ayer o bien de días sin número

Duermen en la paz profunda.

 

¿Cuándo,entonces, como se enrolla un sudario

A los muertos para sepultarles,

Se verá sobre todos nosotros a nuestra era

Replegarse como un manto?

Como el grano que se vuelve haz,

Sobre el suelo regado por la sangre,

El futuro crecerá soberbio Bajo el rojo sol saliente.

 

Soplad, oh vientos de invierno, sigue cayendo sin parar, oh nieve,

Estamos más cerca de los muertos bajo tus helados sudarios,

Que la noche no tenga fin y que el día se acorte:

Se cuenta en inviernos sobre los fríos muertos.

 

 

 

EN LOS MARES POLARES

La nieve cae, la ola balancea,
El aire está helado, el cielo negro,
El barco cruje bajo la marejada
Y la mañana se funde con la tarde.

Formando una pesada ronda,
Los marinos bailan cantando:
Como un órgano de fuerte voz,
En las velas sopla el viento.

Por temor a que el frío les llegue,
Le cantan al helado polo
Una tonada de las landas de Bretaña,
Una vieja canción de otros tiempos.

Y el ruido del viento en las velas,
Ese aire tan ingenuo y viejo,
La nieve, el cielo sin estrellas.
De lágrimas llenan los ojos.

¿Es un canto mágico esa tonada?
Para enternecer tanto el corazón,
No, es un soplo de Armórica,
Henchido de retama en flor,

Y es el viento de los mares del polo,
Soplando en sus trompas de bronce
Los nuevos cantos populares,
De la leyenda de mañana.

Louise Michel. A bordo de la Virginie.

 

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