D.H. LAWRENCE
Biografía
Nació en 1885, era el cuarto hijo de Arthur John Lawrence, un minero que casi no sabía leer, y de Lydia Beardsall, que había ejercido la docencia. Pasó buena parte de sus años de formación en el pueblo minero de Eastwood, Nottinghamshire (Inglaterra). Su lugar de nacimiento, en Victoria Street 8a, funciona hoy como un museo. Su entorno obrero y las tensiones entre sus padres le aportaron material de primera mano para muchas de sus obras. Lawrence regresaría literariamente en varias ocasiones a su pueblo natal, al que llamó «el campo de mi corazón», al hacer de él el escenario para buena parte de sus obras de ficción.
El joven Lawrence asistió al Beauvale Board School —llamado en su honor hoy en día D. H. Lawrence Infant School, convirtiéndose en el primer alumno local en obtener una beca para estudiar en la Nottingham High School, en las proximidades de Nottingham —hay una sección de la escuela de primaria que lleva su nombre—.
INFANCIA
Dejó los estudios en 1901 y consiguió un empleo de tres meses como dependiente en una fábrica de aparatos quirúrgicos en Haywood, antes de que un brote de neumonía pusiera fin a este trabajo. Mientras permanecía convaleciente, solía desplazarse a la granja Haggs, el hogar de la familia Chambers, donde entabló amistad con Jessie Chambers. Un aspecto importante de esta relación con Jessie y otros adolescentes fue la pasión que todos ellos sentían por la literatura.
De 1902 a 1906, Lawrence se desempeñó como maestro en la British School de Eastwood. También dedicó la casi totalidad de su tiempo a los estudios y recibió un diploma de docencia por la Universidad de Nottingham en 1908.
Durante estos primeros años, comenzó a trabajar en poemas, algunos relatos breves y el bosquejo de una novela, Laetitia —finalmente titulada The White Peacock (El pavo real blanco).
A finales de 1907 ganó un concurso de relatos breves en el Nottingham Guardian, siendo la primera vez que se le reconoció su capacidad literaria.
JUVENTUD
En el otoño de 1908, a los 23 años, Lawrence dejó el hogar de su juventud para trasladarse a Londres. Mientras enseñaba en el colegio de Davidson Road en Croydon, ciudad al sur de Londres, continuó escribiendo.
Algunas muestras de su primera poesía, enviadas por Jessie Chambers, llamaron la atención de Ford Madox Ford, editor del entonces influyente The English Review. El mismo Madox Ford le encargó después el cuento titulado Odour of Chrysanthemums, (olor de Crisantemos) del cual, una vez publicado en la revista, le llevó a Heinemann, un editor londinense, a pedir nuevos trabajos a Lawrence. Su carrera como autor profesional había comenzado ahora en serio, aunque aún siguió trabajando como profesor unos años más.
Su madre, Lydia, murió poco tiempo después de que hiciese las últimas correcciones de su primera novela, El pavo real blanco, que se publicaría en 1910. Su muerte, que marcó profundamente la vida de Lawrence, se debió a un cáncer. El impacto fue tan grande, que el propio autor describió los siguientes meses como su «año enfermo».
Es evidente que Lawrence mantenía una relación muy cercana con su madre, por lo que la pena que sintió tras su fallecimiento supuso un giro en su vida, del mismo modo que la muerte de la Sra. Morel provoca un giro crucial en su novela autobiográfica Hijos y amantes (Sons and Lovers), un trabajo que reúne muchos elementos de la vida provinciana del autor.
En 1911 Lawrence conoció a Edward Garnett, un editor que actuó como su mentor, le incentivó a seguir y se convirtió en un amigo valioso. A lo largo de estos meses, el joven autor revisó Paul Morel, el primer bosquejo de lo que luego sería Hijos y amantes. Asimismo, una profesora colega suya, Helen Corke, le ofreció libre acceso a sus diarios íntimos sobre una triste aventura amorosa, que sirvió de fundamento para El intruso, su segunda novela.
Tras recuperarse de un segundo ataque de neumonía a finales de 1911, Lawrence decidió dejar la enseñanza para dedicarse de lleno a su actividad como escritor.
En marzo de 1912, el autor conoció a Frieda Weekley, cuyo apellido de soltera era von Richthofen, y con quien compartiría el resto de su vida. Frieda era seis años mayor que él, estaba casada y tenía tres hijos pequeños. Por entonces era la esposa de un antiguo profesor de lenguas modernas de Lawrence en la Universidad de Nottingham, Ernest Weekley. De este modo, ambos comenzaron una aventura y huyeron a la casa de los padres de Frieda en Metz, que en ese entonces era una fortificación alemana próxima a la frontera disputada con Francia.
Su estancia en Metz supuso el primer encuentro de Lawrence con el militarismo, cuando fue arrestado y acusado de ser un espía británico, antes de ser liberado gracias a la intervención de su futuro suegro. Tras esta experiencia, Lawrence se desplazó a una pequeña aldea al sur de Múnich, acompañado de Frieda en la que fue su «luna de miel», más tarde inmortalizada en un poemario titulado ¡Mira! Hemos cruzado hasta aquí (1917).
Desde Alemania, la pareja partió rumbo al sur, hacia los Alpes, en Italia. Este trayecto fue registrado en el primero de sus libros de viaje, una colección de trabajos interrelacionados llamada Crepúsculo en Italia, y la novela inacabada, Sr. Noon. Durante su estancia en la península itálica, Lawrence completó la versión final de Hijos y amantes que, cuando se publicó, fue reconocida como un vívido retrato de la realidad de las clases obreras en el ámbito provincial.
Tanto él como su esposa, Frieda, volvieron a Inglaterra en 1913 para una breve visita. Lawrence conoció y afianzó su amistad con John Middleton Murry, escritor, crítico literario y periodista, y la escritora de cuentos cortos neozelandesa Katherine Mansfield.
Lawrence y Frieda pronto regresaron a Italia y buscaron asilo en una cabaña en Fiascherino, en el golfo de Spezia. Aquí comenzó a escribir el primer borrador de una obra de ficción, que luego se convertiría en una de sus dos novelas más reconocidas, El arco iris y Mujeres enamoradas. Finalmente, Frieda Weekley obtuvo su divorcio. La pareja optó por regresar a Inglaterra con el comienzo de la Primera Guerra Mundial, y contrajo matrimonio el 13 de julio de 1914.
La nacionalidad alemana de Frieda Weekley, así como el rechazo abierto de Lawrence por el militarismo, levantaron sospechas hacia ellos en una Inglaterra sumida en la guerra, por lo que casi tuvieron que vivir en la indigencia.
El arco iris (1915) fue censurado, tras una investigación, por su supuesta obscenidad. Más tarde, la pareja fue incluso acusada de espionaje y apoyo a los submarinos alemanes en las proximidades de la costa de Cornualles, donde vivían en Zennor. (Inglaterra)
Durante este período, Lawrence terminó una secuela de El arco iris, titulada Mujeres enamoradas. En ella, el autor estudia los rasgos destructivos de la civilización contemporánea, a través de las relaciones evolutivas entre cuatro personajes principales, reflejados en el valor de las artes, la política, la economía, la experiencia sexual, la amistad y el matrimonio. Este libro representa una visión dura y contundente de la humanidad, que no resultó apto para su publicación durante el tiempo de la guerra pero que ulteriormente ha sido ampliamente reconocida como una novela inglesa de gran ímpetu dramático y delicadeza intelectual.
A finales de 1917, tras un acoso constante por parte de las autoridades militares, Lawrence se vio obligado a dejar Cornualles al recibir un aviso de que se le daba un plazo de tres días para hacerlo en virtud de la ley de defensa del Reino. Esta persecución fue descrita más adelante en un capítulo autobiográfico de su novela australiana Canguro, publicada en 1923.
Hasta 1919 la pobreza le obligó a cambiar de domicilio en reiteradas ocasiones, y casi sucumbió a una fuerte gripe.
Después de la experiencia traumática de los años de guerra, Lawrence comenzó lo que él mismo llamó su «peregrinación salvaje», un tiempo de exilio voluntario. Huyó de Inglaterra en cuanto tuvo oportunidad y regresó solamente en dos ocasiones, por un breve período, por lo que pasó el resto de su vida viajando en compañía de su esposa.
Esta peregrinación lo llevó a recorrer Australia, Italia, Sri Lanka —entonces conocida como Ceilán—, Estados Unidos, México y el sur de Francia.
Muchos de estos lugares aparecen en sus obras, algunas de ellas escritas durante esta etapa, como, por ejemplo, La chica perdida —por la cual fue merecedor del Premio Memorial James Tait Black de ficción—, La vara de Aarón y el fragmento titulado Sr. Noon —la primera parte del cual publicó en la antología de Phoenix, y la obra completa en 1984, de forma póstuma—.
Experimentó con novelas cortas, como La muñeca del Capitán, El zorro, y La mariquita. Asimismo, algunos de sus relatos fueron impresos en la colección Inglaterra, mi Inglaterra y otras historias. Durante estos años, escribió también una serie de poemas sobre la naturaleza que luego aparecerían en Aves, bestias y flores.
Otros libros que no pertenecen al género de ficción son dos estudios del psicoanálisis de Freud y Movements in European History, un libro de texto escolar publicado bajo pseudónimo, que reflexiona sobre su malograda reputación en Inglaterra.
ÚLTIMOS AÑOS
Durante los últimos días de febrero de 1922, Lawrence y su esposa dejaron Europa con la intención de emigrar a los Estados Unidos. Zarparon en dirección este, primero a Ceilán y después a Australia.
Los Lawrence llegaron finalmente a los Estados Unidos en septiembre de 1922. Allí conocieron a Mabel Dodge Luhan, una figura pública, rica mecenas de las artes, y pensaron en establecer una comunidad utópica, excesivamente idealista, imposible e ingenua, en lo que, por ese entonces, era Kiowa Ranch, cerca de Taos, Nuevo México. Adquirieron la propiedad, hoy conocida como D. H. Lawrence Ranch, en 1924, como intercambio por el manuscrito de Hijos y amantes. Estuvieron en Nuevo México durante dos años, con visitas que incluyeron el lago de Chapala y Oaxaca, en México.
Un breve viaje a Inglaterra a finales de 1923 resultó ser un fracaso y pronto regresó a Taos, convencido de que su vida como autor estaba en América. No obstante, en marzo de 1925 sufrió un grave ataque de malaria y tuberculosis mientras realizaba su tercera visita a México. Pese a que consiguió recuperarse parcialmente, el diagnóstico de su estado le obligó a volver a Europa. El avance de su enfermedad y su frágil salud limitaron su capacidad de desplazamiento durante los últimos años de su vida.
La familia se afincó en una villa del norte de Italia, en las proximidades de Florencia. Durante este tiempo, Lawrence escribió La Virgen y el Gitano y varias versiones de El amante de Lady Chatterley (1928). Esta, su última novela de importancia, se publicó inicialmente en versiones privadas en Florencia y París e incrementó su fama. Lawrence respondió con firmeza a aquellos que decían sentirse ofendidos, y publicó una serie de poemas satíricos, con el título de “Pensamientos” y “Ortigas”, así como un tratado sobre Pornografía y obscenidad. …………(13-14-15)
La vuelta a Italia le permitió a Lawrence renovar sus viejas amistades; durante estos años se mantuvo cercano a Aldous Huxley, y su mujer María, quien le profesaba un profundo cariño, y quien publicaría la primera colección de las epístolas de Lawrence tras su muerte, junto con una nota biográfica.
Con el artista Earl Brewster, Lawrence visitó un conjunto de sitios arqueológicos locales en abril de 1927. Los ensayos resultantes que describen estas visitas a las antiguas tumbas fueron escritos y agrupados con el nombre de Sketches of Etruscan Places (Bocetos de lugares etruscos), un libro que contrapone el vívido pasado al fascismo de Benito Mussolini.
A lo largo de estos últimos años, Lawrence revivió un viejo interés por la pintura con acuarela.
El acoso oficial se hizo persistente y una exhibición de algunas de estas pinturas en la Warren Gallery de Londres fue confiscada por la policía británica a mediados de 1929, así como algunos de sus trabajos. Nueve de las pinturas de Lawrence permanecieron en exposición permanente en el hotel La Fonda, en Taos, desde poco antes de su fallecimiento. Fueron colgadas en una pequeña oficina detrás del escritorio frontal del hotel y expuestas al público.
MUERTE
Lawrence siguió escribiendo hasta poco antes de su muerte. En sus últimos meses compuso numerosas piezas poéticas, revisiones y ensayos, así como una contundente defensa de su última novela contra aquellos que buscaron su censura. Su último trabajo importante fue una reflexión sobre el libro de la revelación, el Apocalipsis.
Tras haber recibido el alta del sanatorio, falleció en Villa Robermond, en Vence, Francia, debido a complicaciones por la tuberculosis.
Frieda Weekley regresó al rancho de Taos y, más tarde, su tercer marido recogió las cenizas de Lawrence y las trasladó a una pequeña capilla en las inmediaciones de las montañas de Nuevo México.
Frente a las grandes desventajas iniciales y su siempre delicada vida, la pobreza en que se mantuvo durante las tres cuartas partes de su vida y la hostilidad que sobrevive a su muerte, él no hizo nada que realmente no quisiera hacer, y todo lo que más quiso hacer lo hizo. Viajó por todo el mundo, fue dueño de un rancho, vivió en los rincones más hermosos de Europa, y conoció a quien quería conocer y les dijo que estaban equivocados y que él estaba en lo correcto. Pintó e hizo cosas, y cantó, y cabalgó. Escribió alrededor de tres docenas de libros, de los cuales incluso la peor página baila con una vida que podría ser equivocada para cualquier otro hombre, mientras que las mejores son reconocidas, incluso por aquellos que lo odian, como insuperables. Sin vicios, con muchas virtudes humanas, el marido de una mujer, escrupulosamente honesto, este estimable ciudadano aun así consiguió ser libre de los grilletes de la civilización y del no de las camarillas literarias.
Aldous Huxley también defendió a Lawrence en su introducción a una colección de cartas publicada en 1932. Sin embargo, el defensor más influyente de la contribución de Lawrence a la literatura fue el crítico literario de Cambridge, F. R. Leavis, que sostuvo que el autor había hecho una importante contribución a la tradición de la ficción inglesa. Leavis puso énfasis en que El arco iris, Mujeres enamoradas, y los relatos e historias breves fueron grandes obras de arte. Más tarde, el juicio por El amante de Lady Chatterley en 1960, y la consiguiente publicación del libro, reafirmó la popularidad y notoriedad de Lawrence por la gran acogida que tuvo, y su trabajo comenzó a ser incluido en muchas cátedras de literatura inglesa, tanto en los institutos como en la universidad.
Un buen número de críticas feministas, en especial Kate Millett, han cuestionado la política sexual de Lawrence, y este cuestionamiento ha dañado su reputación en algunos aspectos desde entonces.
El autor mantuvo ideas aparentemente contradictorias referentes al feminismo. La evidencia de su obra escrita muestra una abrumadora tendencia a representar mujeres fuertes, independientes y complejas. Produjo grandes trabajos en los que los personajes femeninos eran centrales. En una carta destinada a Huxley, el escritor declara que:
No me preocupa demasiado lo que la mujer siente —en el uso ordinario del término— (…) Sólo me importa lo que la mujer es —lo que ella es— de forma inhumana, psicológica, material.
Es posible que todavía persista una imagen de D. H. Lawrence como un pornógrafo de calidad literaria, como un libertino sexual capaz de provocar con sus textos sensaciones excitantes. Lástima. La prohibición por obscenidad de varios de sus libros en una Inglaterra todavía post-victoriana –y en la España franquista– está en el origen de la equivocación. También el uso interesado y excesivo –búsqueda de la comercialidad– que el cine ha hecho del contenido erótico de sus obras.
Todo ello ha distorsionado el perfil real de Lawrence y la posibilidad de escuchar su voz con nitidez. También la dureza de la crítica feminista que, encabezada en su día por la mismísima Virginia Woolf, siempre ha considerado que Lawrence sentía antipatía hacia las mujeres, que las presentaba como posesivas y destructivas.
Lawrence fue algo así como el último romántico y el primer hippie, y su discurso sobre el sexo está basado en la convicción de que la sexualidad debe manifestarse sin trabas, respondiendo al instinto, a la animalidad más que subyacente en el ser humano, que está sofocada por la civilización industrial y que ha perdido su dimensión natural, doblemente natural –si se quiere– pues ha de desarrollarse en contacto y armonía con la Naturaleza.
POEMAS
FRAGMENTO, NUEVO PARAÍSO Y TIERRA
Era el costado de mi esposa
¡Lo toqué con mi mano, lo agarré con mi mano,
erigiéndose, del nuevo despertar desde la tumba!
Era el costado de mi esposa
con la que me casé años atrás
a cuyo lado me he recostado durante cerca de mil noches
y durante todo ese tiempo, ella era yo, ella era yo;
La toqué, fui yo quien tocó y fue tocado.
ÚLTIMAS PALABRAS A MIRIAM
Nuestra es la vergüenza y el dolor
Pero la desgracia es sólo mía;
Tu amor fue oscuro y profundo,
El mío fue como el amor del sol por las flores
Que crea con su brillo.
Yo era diligente para explorarte,
Floreciendo tallo por tallo,
Hasta que el fuego de mi creación te arrojó
Quemando hacia la última frontera de la Angustia,
Entonces fui rechazado.
Conocí tu dolor, y quebró
Mi delicado nervio de artesano;
Tu cuerpo se encogió en mi pulso,
Y mi coraje fracasó al intentar darte
La última y bella tortura que merecías.
Eres esbelta, adornada,
Pero opaca y abatida en la carne,
La cuál, habiéndola penetrado con implacable
Y ardiente angustia, fue consumida
En una adorable y brillante mortaja.
Como una ventana pintada: el refinado
Sufrimiento arde a través de tu carne,
Desnúdala y bendícela con la temblorosa
Dulzura de la sabiduría: porque ahora
¿Quién se llenará de nuevo en tí?
¿A quién consumirás en libertad,
Con la escoria y el terror de tu cuerpo,
Desde que tu fuego ha fracasado en mí?
¿Qué hombre se inclinará sobre tu carne
Para penetrarla con la gimiente cruz?
Una silenciosa, casi una cosa bella es tu rostro,
Que me llena de vergüenza
Al verlo endurecer,
Torciendo la imagen perfecta de Dios,
Y oscureciendo mi eterna fama.
ÍNTIMOS
¿No te interesa mi amor? -me preguntó con amargura.
Le alcancé el espejo y dije:
¡Tenga a bien dirigirle esas preguntas a quien corresponda!
¡Tenga a bien formular sus pedidos a la central!
¡En todas las cuestiones de importancia emocional,
diríjase directamente a la suprema autoridad!
De modo que le pasé el espejo.
Y en la cabeza me lo hubiera partido,
pero entonces se fijó en su reflejo.
Fascinada, sus ojos lo observaron, perplejos,
mientras yo huía.
EL DESEO ESTÁ MUERTO.
Desire is dead
El deseo puede estar muerto
y aún así un hombre puede ser
el lugar de reunión de la lluvia y el sol,
maravilla que derroca al dolor
como un árbol en invierno.
D.H. Lawrence (1885-1930
VIII
Y todo se ha ido, el cuerpo se ha ido
Completamente abajo, ido, enteramente ido.
La oscuridad de lo alto tan pesada como la de lo abajo,
y entre ambos el pequeño barco
se ha ido.
Es el fin, es el olvido.
AUTOCOMPASIÓN
Nunca vi una criatura salvaje
lo siento por ella misma.
Un pequeño pájaro caerá aterido, muerto de una rama
sin haber sentido pena por sí mismo.
Sombras
Y si esta noche mi alma puede encontrar su paz
en el sueño, y hundirse en la bondad del olvido,
y en la mañana despertar como una flor recién abierta,
entonces me habré impregnado otra vez de Dios y estaré recreado.
Y si a medida que pasan las semanas mi espíritu se oscurece
y se apaga bajo la sombra de la luna, y una melancolía extraña y suave
invade mis movimientos, mis ideas y mis palabras,
entonces sabré que todavía camino junto a Dios,
y que estamos más cerca ahora que la luna se ensombrece.
Y si a medida que el otoño se vuelve más profundo y oscuro
siento el dolor de las hojas que caen y de los tallos que se quiebran en la tormenta
y los problemas, la disolución y la angustia
y luego la suavidad de las sombras profundas que rodean, rodean
mi alma y mi espíritu, rodean mis labios
con tanta dulzura, como si se desvanecieran, o más bien
como el sopor de una canción débil y triste,
más oscura que la del ruiseñor,
que persiste hasta la llegada del solsticio
y el silencio de los días breves, el silencio del año, la sombra,
entonces sabré que mi vida todavía se mueve
junto a la oscura tierra, empapada con el profundo olvido
de la caducidad y la renovación de la tierra.
Y si en las mudables fases de la vida del hombre
me hundo en la enfermedad y en la miseria,
mi corazón parece muerto y mis muñecas rotas
y la fuerza me abandona y mi vida es sólo
la despedida de la vida:
Y si aun así, en medio de todo esto, surgen fragmentos de adorable olvido
e indicios de renovación, raras flores invernales sobre el tallo marchito,
extrañas flores que jamás habían brotado en mi vida,
entonces tengo la certeza de estar aún en manos del Dios desconocido,
que me devasta para sumergirme en su olvido,
para que resurja en una mañana nueva, renacido.
POR QUÉ ELLA LLORA?
Why Does She Weep?
Calla y dime¿
¿Por qué lloras?
Somos tú y yo
Los mismos de antes.
Si oyes un lamento
Es sólo un conejo
Volviendo a su agujero,
En un momento.
Si algo se agita en las ramas,
Es el paseo inquieto de las ardillas,
Abrumadas por nosotros, debajo,
Amándonos.
¿Por qué lloras entonces?
¿Le temes a Dios
En la oscuridad?
Yo no le temo a Dios.
Deja que venga.
Si se oculta entre las hojas,
Deja que venga.
Ahora, en el día fresco, somos nosotros
Los que andamos entre los árboles
Llamando a Dios: ¿dónde estás?
Y es él quien se oculta.
¿Por qué lloras?
Mi corazón es amargo.
Deja que venga a justificar
Sus actos, ahora.
¿Por qué lloras?
Pero si puedes sufrir
Entonces llora, por la memoria
De nuestra vieja justicia.
Nos hemos equivocado
Muchas veces;
Pero esta vez comenzamos
A hacerlo bien.
Llora, entonces, llora
Por la abominación de nuestra justicia.
Dios seguirá oculto.
Él nunca vendrá.
UNA CANCIÓN DE AMOR
Rechazarme, no si yo te dijera
Que olvide el sonido de tu voz,
Que olvide tus ojos que buscaban a través de
La bruma percibir nuestro matrimonio, y se regocijaron.
Sin embargo, cuando la flor de la manzana abre completamente
Bajo el manoseo de la pálida luz de la luna,
Veo tu rostro blanqueado en mi pecho, y se esconden
Mis ojos de diligente trabajo, fingen.
Ah, entonces, en mi habitación discurro
La persiana para ocultar el jardín, donde la luna
Disfruta de las flores abiertas a medida que se destiñe
Su belleza, su gracia, favor por favor.
Y levanto mis brazos doloridos por ti,
Y levanto mi pecho angustiado, ávido,
Y lloro por tu gran dolor
Y me lanzo a las puertas del sueño, por descanso.
Y toda la noche agitado, preocupado por ti,
Soñando con tu boca cedida y dada a mí,
Sintiendo tu pecho fuerte, manteniéndolo en
Paz, donde el sueño es más fuerte incluso que el vino.
UNA MUJER ESPIRITUAL
Cierra tus ojos, mi amor, déjame que te enceguezca;
Ellos te han enseñado a ver
Sólo la media aritmética en la cara de las cosas,
El álgebra ingeniosa en los rostros de los hombres,
Y Dios como la geometría
Completando sus círculos, y trabajando inteligentemente.
Voy a darte un beso en los ojos hasta dejarte ciega;
Si puedo, si alguien pudiera.
Entonces, tal vez en la oscuridad, tu tendrás lo que deseabas encontrar.
Has descubierto tantos fragmentos, con tus ojos ingeniosos,
Y yo soy un caleidoscopio
Que agitaste y sacudiste, y sin embargo, no vendrá a tu mente.
Ahora deja de quejarte de mi.-Pero Dios, ¡cómo te odio!
¿Temes que te voy a estafar?
Crees que si me aceptas como soy, que eso te calmara
¿De alguna manera?-Tan triste, tan intrínseco, tan espiritual, sin embargo, tan prudente, que
Deberás tenerme con toda tu voluntad y tu conciencia –
Te odio.
QUISIERA CONOCER UNA MUJER
Quisiera conocer una mujer
que fuera como una llama roja en una chimenea
brillando después de las agitadas ráfagas del día
Para que pudiera acercarme a ella
en la dorada tranquilidad del atardecer
y deleitarme realmente a su lado
sin la obligación de esforzarme a amarla por cortesía,
ni la de conocerla mentalmente.
Sin tener que sufrir un escalofrío cuando le hablo.
POBREZA
La única gente a la que alguna vez escuché
hablar acerca de Mi Señora Pobreza
Era gente rica, o gente que imaginaba serlo.
El mismo San Francisco era un joven corrupto y rico.
Habiendo nacido entre gente trabajadora
Sé que la pobreza es una dura, vieja bruja,
Un monstruo cuando uno está acuciado por las
necesidades inmediatas.
Y el que diga lo contrario miente.
Yo no quiero ser pobre, estar acuciado.
Pero tampoco quiero ser rico.
Cuando miro ese pino en la proximidad del mar,
Que crece fuera de la roca, emplumado, floreciendo
Hacia el cielo,
Veo que posee una abundancia natural,
La magnífica fuerza de sus raíces absorbe el alimento cotidiano
Y sus plumas parecen verdes vasos llenos de vino
alzados hacia el sol y el aire.
Yo quiero ser así, tener una abundancia natural
Y un gran, espléndido plumaje.
ELEMENTAL
¿Por qué la gente no deja de ser atractiva
y de pensar que es atractiva, y de querer ser atractiva,
y comienza en cambio a ser más elemental?
Puesto que el hombre está hecho de los elementos
fuego, y lluvia, y aire, y tierra viva
y ninguno de éstos es atractivo
sino elemental,
está desequilibrado al lado de los ángeles.
Quisiera que los hombres recobraran su equilibrio
entre los elementos
y fueran un poco más ardientes, tan incapaces de mentir
como el fuego.
Quisiera que fueran fieles a su propio
movimiento, como el agua,
que pasa todas las etapas de vapor, y río, y hielo
sin perder su naturaleza.
Estoy enfermo de las gentes atractivas;
de algún modo, son falsas.
SOMOS TRANSMISORES
Mientras vivimos somos transmisores de la vida.
Y cuando dejamos de transmitirla, la vida deja de fluir por nosotros.
Esto es parte del misterio del sexo, es un flujo hacia delante.
La gente asexuada no transmite nada.
Y si cuando trabajamos, podemos inyectar vida a lo que hacemos,
vida, más vida nos invade, nos inunda y compensa,
nos alista,
y vibramos con vida a través del curso de los días.
Aunque sólo fuera una mujer haciendo torta de manzana,
o un hombre creando una silla,
si la vida entra en la torta, buena es la torta
buena es la silla:
contenta la mujer, con fresca vida manando en su interior,
contento el hombre.
Da y te será dado
es todavía la verdad acerca de la vida.
Pero dar vida no es tan fácil.
No significa entregarla al primer miserable, o dejar que
los muertos en vida te devoren.
Significa propiciar el fuego de la vida donde no lo había,
aun cuando sólo fuera en la blancura de un pañuelo lavado.
DEMOCRACIA
Soy demócrata cuando amo el sol libre que encuentro en
Los hombres,
y aristócrata cuando detesto a los posesivos, a los
de entrañas mezquinas.
En todo hombre amo el sol
cuando lo veo entre sus cejas,
claro, sin temor, aun pequeño.
Pero cuando veo esos grisáceos hombres de éxito
tan pestilentes y cadavéricos, absolutamente sin sol,
como groseros esclavos de la prosperidad,
balanceándose mecánicamente,
entonces soy más que radical, y quiero manejar una guillotina.
Y cuando veo obreros,
pálidos y sórdidos como insectos, hormigueando
y viviendo como piojos por un poco de dinero,
y no mirando nunca hacia arriba,
entonces quisiera como Tiberio,
que la muchedumbre tuviera una sola cabeza
para podérsela hachar.
Siento que cuando los hombres pierden el sol
no deben existir más.
UNA SANA REVOLUCIÓN
Si haces una revolución, hazla alegremente,
no la hagas lívidamente serio,
no la hagas mortalmente serio,
hazla alegremente.
No la hagas porque odias a la gente,
hazlo sólo para escupir en sus ojos.
No la hagas por dinero,
hazla y condena el dinero.
No la hagas por la igualdad,
hazla porque tenemos demasiada igualdad
y va a ser gracioso sacudir el carro de manzanas
y ver por qué lado se irán éstas rodando.
No la hagas para las clases trabajadoras.
Hazla de tal modo que todos nosotros podamos ser
nuestras propias y pequeñas aristocracias
y patear como asnos fugitivos alegremente el suelo.
No la hagas, de todos modos, para la Internacional del Trabajo.
el trabajo es aquello de lo cual el hombre ha tenido bastante.
¡Eliminémoslo, acabemos con eso!
El trabajo puede ser agradable, y los hombres gozarlo;
y entonces no es trabajo.
¡Tengamos eso! ¡Hagamos una revolución para divertirnos!
Traducción de Mario Satz
LO QUE EL HOMBRE HACE
Cualquier cosa hecha por el hombre y hecha vívidamente
vive a causa de la vida depositada en ella.
En un metro de muselina de la India está la vida hindú.
Y una indígena navajo, tejiendo en su manta
la forma de un sueño,
tiene que dejar una pequeña brecha en ésta
para que su alma salga, y pueda luego
retornar a quien la hizo.
Pero en el singular diseño, deja sus huellas
como una serpiente las deja sobre la arena.
Lo salvaje en cautividad
Cuando lo salvaje permanece en cautividad
Sin reproducirse
Se vuelve melancólico.
Y muere.
Todos los hombres están cautivos.
Cautivos de una actividad cautiva.
y aunque lo ignoren
los mejores no pueden reproducirse
La gran jaula de nuestra domesticación
mató el sexo en el hombre; la simpleza del
deseo es distorsionada, desviada y retorcida.
Y con la amarga perversidad
apretándolos adversamente
en la juventud odian, copulan y lloran.
El sexo es un estado de gracia.
En una jaula no puede tener lugar.
Entonces hay que destruirla.
para volver a probar.
LO SALVAJE EN CAUTIVIDAD
Cuando lo salvaje permanece en cautividad
sin reproducirse
se vuelve melancólico.
Y muere.
Todos los hombres están cautivos.
Cautivos de una actividad cautiva.
Y aunque lo ignoren
los mejores no pueden reproducirse.
La gran jaula de nuestra domesticación
mató el sexo en el hombre; la simpleza del
deseo es distorsionada, desviada y retorcida.
Y con la amarga perversidad
aprentántolos adversamente
en la juventud
odian, copulan y lloran.
El sexo es un estado de gracia.
En una cajula no puede tener lugar.
Entonces hay que destruirla
para volver a probar.