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131. Poesía más Poesía: Cecília Meireles

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CECÍLIA MEIRELES

BIOGRAFÍA

Cecília Benevides de Carvalho Meireles, nacida el el 7 de noviembre de 1901 en Río de Janeiro, Brasil, fue una poetisa, maestra y periodista, cuya poesía lírica y altamente personal, a menudo simple pero con simbolismos complejos e imágenes, le valieron una posición importante en la literatura brasileña del siglo XX.
Huérfana a una edad temprana, su padre muere tres meses antes de su nacimiento y su madre cuando contaba dos años y medio, acabó siendo criada por su abuela materna, Jacinta, y por su ama de llaves, Pedrina. Tanto una como otra tuvieron una fuerte influencia en la vida profesional posterior de Cecília: la abuela, en el gusto por la lectura, y Pedrina por las canciones y leyendas folklóricas, que acabaron por formar parte del repertorio literario de la escritora.
De pequeña estudio violín, literatura e idiomas. Teorías y métodos educativos, música, folklore, las civilizaciones orientales, etc.

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Comenzó su carrera en el magisterio con 17 años. Un año después publicó su primer libro de poemas, ”Espectro”.
Conoce, por entonces, al pintor portugués Fernando Correia Dias, radicado en Brasil desde antes de la Primera Guerra Mundial. Hombre afectado por profundas crisis depresivas y contrastantes estados anímicos, se casará con Cecilia Meireles en 1922 y compartirá con ella algunas de sus más ricas experiencias espirituales. De hecho, son suyas las interesantes ilustraciones que acompañan los textos de Nunca mais… e Poema dos poemas, libro aparecido en 1924.

Raiz de Xisto: Fernando Correia Dias e Cecília Meireles na Tertúlia do  Hotel Lamego
Fernando Correia Dias

El nacimiento de María Elvira, primera hija del matrimonio, constituyó un poderoso estímulo en la aproximación de Cecilia Meireles a la literatura infantil. A su labor docente y a su producción poética, añade entonces la escritora la elaboración de un libro que, poco después de su aparición, será adoptado oficialmente como texto de lectura en las escuelas. La obra se tituló Crianca, meu amor (Niño, mi amor. 1923) Nunca mais es también de 1923
A la primera María, siguieron dos más: María Matilde y María Fernanda, y las tres habrían de convertir a Cecilia Meireles en abuela de una numerosa descendencia. El tercer libro de poesía vino a luz poco después de nacer su tercera hija. Se tituló Baladas para El-Rei,( 1925) y también lo ilustró Fernando Correia Dias.

Por estos años se vinculó a los poetas modernistas de Río que publicaron Festa (1927-1929 y 1934-1935), haciendo que se interesara por la poesía portuguesa, cuyo simbolismo es bien diferente del francés gracias al concepto, intraducible, de saudade. El Modernismo de los poetas de Festa fue más equilibrado y meditativo que aquel postulado por los futuristas y vanguardistas de São Paulo y la Semana de Arte Moderna. El grupo modernista de Río ha sido descrito como «Tradicionalismo dinámico». Sus consignas incluían velocidade (velocidad en la expresión más que libertad formal), totalidade (ninguna forma de la realidad debía ser excluída), brasilidade (atención a la naturaleza y costumbres del Brasil) y universalidade (universalidad).

Como profesora opositó, en 1929, a la cátedra de Literatura de la Escuela Normal del Distrito Federal, quedando en segundo lugar. Su tesis defendía una modernización de la enseñanza, siguiendo los principios de la Escuela Nueva, entre los que destacaba que el trabajo del profesor debía ser realizado con amor y enfocado al desarrollo del niño y el valor de la libertad. Y que en la enseñanza primaria debía incluirse la música, la pintura, las artes. Y conducir a los niños en su aprendizaje, escucharlo, no someterlo. Abogaba también por una educación laica El tribunal examinador consideró muy osada su propuesta. Pero ella siguió defendiendo siempre los postulados de una educación más moderna y renovadora.

De 1930 a 1933, escribió artículos diarios sobre educación en el periódico Diário de Notícias. Y de 1941 a 1943 en el diario A Manhã (La Mañana). Siendo la primer mujer columnista de un periódico. El pensamiento de los educadores como Anísio Teixeira y Fernando de Azevedo encontró sucesivo eco en su columna periodística. Ya antes, bajo el título de Pedagogia de ministro, en el Diário de Notícias (del 30 de abril de 1931), había criticado duramente la política educativa que llevaba a cabo Francisco Campos, Ministro de Educación y Salud. En otros tres artículos en el mismo diario, continuó abundando en su crítica.

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Su lucha por una educación de mayor calidad para su país la llevó a firmar en 1932 con otros grandes educadores brasileños, el manifiesto de la Nova Escola, y dos años después, en 1934, fue invitada por Anísio Teixeira, que a la sazón era director del departamento de Educación del Distrito Federal, para que desarrollase sus ideas educativas en el Centro de Cultura Infantil de Rio, y la creación de la biblioteca para niños, siendo ésta una experiencia piloto. Se puede considerar, por todo ello, a Cecília Meireles como una educadora militante.

El suicidio de su marido, en 1935, fue para ella terrible, teniendo que quedar de cabeza de familia criando a sus tres hijas. Pero también, porque en este mismo año, Anísio Teixeira tuvo que dimitir de su cargo, siendo sustituido por su enemigo político Francisco Campos, situación que le provocó a Cecília una gran inestabilidad profesional y educativa.
Tampoco estos problemas le impidieron seguir criticando duramente al gobierno de Getúlio Vargas, al que trataba claramente de dictador, como realmente lo era. Y Getúlio acabó cerrando en 1937 el Centro Cultural Infantil, con la disculpa de que en él había actividades subversivas, como la divulgación del libro de Mark Twain, “ Las aventuras de Tom Sawyer publicado en 1876, por sus supuestas ideas comunistas.
En 1934 dio conferencias sobre literatura brasileña en las universidades de Lisboa y Coimbra. Entre 1935 y 1937 enseñó literaturas luso-brasileñas, literaturas comparadas e historia y filosofía oriental en la recién fundada Universidad Federal de Río.
En 1937 aparece Viagem, después de catorce años de silencio poético y afirma a Cecilia como poeta. Es ahí donde comienza su madurez.

Cecília Meireles | Enciclopédia Itaú Cultural

En 1940 Meireles se casa con Heitor Vinícius da Silveira Grilo, profesor e ingeniero agrónomo, con quien tiene otra hija​.
Cecília inscribe su libro Viagem en un concurso de poesía de la Academia Brasileira de Letras. Concurrió al premio denominado Olavo Bi-lac, que ofrecía una buena cantidad de dinero. Ganó dicho premio, pero no profirió su discurso de agradecimiento, por haber sufrido censura por parte de algunos académicos.

En 1940 pasó a ser profesora de Literatura y Cultura Brasileña en la universidad Estadounidense de Texas. En los años siguientes continuó publicando otros muchos libros, casi sin tregua: Vaga Música (1942), Mar absoluto e Outros Poemas (1945), Retrato Natural (1949), Amor em Leonoreta (1951), Doze Noturnos de Holanda y O Aeronauta (1952) y Romanceiro da Inconfidência (1953), recapitula en éste último libro, considerado como histórico, los episodios que culminaron en la insurrección antiportuguesa de Vila Rica y en la ejecución de Tiradentes, líder del alzamiento, a fines del siglo XVIII.

Romanceiro da Inconfidencia nos entrega la memoria de los mártires de lo imposible.
Detrás de puertas cerradas, / y bajo encendidas velas, / entre sigilo y espías / / sucede la In-confidencia. / Y dice el Vicario al Poeta: / «Escríbeme aquella letra / / del versito de Virgilio…» / y le da papel y pluma / Y el Poeta al Vicario dice / con dramática prudencia: / / «Sean mis dedos cortados / antes que tal verso escriban…» / LIBERTAD, AUNQUE SEA TARDE, / se oye en torno a la mesa. / Y la bandera está viva / / y sube en la noche inmensa. / Y sus tristes inventores / ya son reos, pues osaron / hablar de la Libertad / (que nadie sabe qué sea). / … / Y la vecindad no duerme: // murmura, imagina, inventa. / No queda bandera escrita, / queda escrita la sentencia.

Paralelamente a sus Doze Noturnos, Cecilia Meireles compuso los Poemas escritos na India pero no los publicó hasta 1962. Tal vez la explicación del distanciamiento cronológico que separa la aparición de ambos textos se explique en parte si se atiende al hecho de que constituyen dos propuestas francamente antitéticas. El repertorio de claridades y transparencias que informa los Poemas se opone diametralmente a la opacidad sin pausa de los Doze Noturnos. Se diría, cotejándolos, que la intención fue contrastar al Oriente místico y el Occidente desacralizado en un violento contrapunto de logros y fracasos morales. Esta impresión se acentúa cuando se advierte la alta correspondencia entre paisaje natural y humano celebrada por los Poemas. La comunión del hombre y la naturaleza es allí arquetípica. Se trata, por eso, de una de las obras donde más intenso es el goce de los valores propugnados por el ideario de Cecilia Meireles y donde, en contraste con el mundo occidental, la India se recorta como sitio de alianza plena, casi sensual, entre lo secular y lo sagrado. Podría concluirse, en consecuencia, que la tardía edición de Poemas respondió al deseo de presentarlos a la manera de un último mensaje o conclusión lírica empeñada en señalar el camino necesario.

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Cronológicamente, sin embargo, el libro final fue Solombra, difundido un año antes de su muerte, en 1963. Ya el título anticipa la atmósfera esencial en que la encontraremos al terminar su vida: la ambigüedad, el insalvable claroscuro. Por una parte, el intenso misticismo, el vivo, ardiente anhelo de trascendencia; por otra, el flujo sombrío del devenir, el vértigo de un tiempo que devora lo que toca en su transcurso. Es decir que esta última obra retoma las tradicionales disyuntivas de la identidad occidental de Cecilia Meireles como si con ella hubiera querido decirnos que era suya la trágica senda de su cultura. Sin identificarse con lo secular, no pudo, tampoco, ascender definitivamente a lo sagrado. La encontramos, pues, entre el sol y la sombra, Solombra, tierra de inciertas señales. Casi geométricamente se cierra la trayectoria de Cecilia Meireles. La vivencia absurda que orientara al Poema dos Poemas reaparece, asfixiante en Solombra. Allí está, también, la tajante disyuntiva entre el polo de la luz y el de la muerte y, por último, junto a la elegiaca celebración del canto como consuelo, reaparece, en cada uno de sus poemas, el sentimiento de que la vida es un destino incumplido (Santiago Kovadloff). A lo largo de todos esos años fue una “educadora andante”, recorriendo América.

En 1953 fue nombrada Doctora Honoris Causa por la Universidad de Nueva Delhi, donde viajó para participar en el acto. Todavía en el último año de su vida, 1964, publicó Ou isto, ou aquilo y Escolha seu sonho (O esto, o aquello y Escoja su sueño). Pero, con su salud muy debilitada, el 9 de noviembre de ese mismo año fallecía en su ciudad natal. El 6 de julio de 1932, en la revista Vida Prática de Rio había escrito:

Es necesario creer en el sueño.
Y salvarlo siempre. Para ser salvados.
Para dejar la frente radiosa de nuestra alegría
en el último canto, y en la última sombra,
donde otras vidas después
vengan un día a preguntar
las cosas que hoy nos estamos preguntando.

Gran parte de su trabajo se recoge en Obra poética (1958), en esta Antología Cecília no incluye sus tres primeros libros.
Varios de sus poemas han sido traducidos al inglés para antologías.

Dice de Cecília Meireles, Pedro Sevylla de Juana:

“Conocí a Cecília Meireles hace unos años, cinco o seis quizá. Desde entonces la tengo en mi altar literario. En aquel momento, después de las primeras lecturas, escribí: ¿Son los ojos, cielo sin fondo de nubes transparentes, de Cecília, lo importante para mí? ¿Lo es la mirada abierta y confiada, esos límites del Universo que ella alcanza? ¿Es el manantial inagotable de su sonrisa lo importante? Sí, porque su palabra simple y pura, surge en la mente armónica para expresar lo que ve su mirada; y para exponer lo recibido a través de todas las lenguas que entiende y habla. Sí, porque su rostro, y lo que el rostro revela del interior armónico, me entregan el estímulo necesario para profundizar en su obra. Para llegar más allá de su fértil imaginación, y de la fascinante facilidad de encantamiento.”

Del artículo La huella digital: “Una revista hacia Hispanoamérica” Por Luis Pablo Núñez extractamos:

Recordando la amistad entre estas dos escritoras, Cecília Meireles (1901-1964) y Gabriela Mistral (1889-1957), premio Nobel de Literatura en 1945, la Academia Chilena de la Lengua y la Academia Brasileira de Letras realizaron hace quince años una muy cuidada edición en la que poesía de una conversaba con la de la otra. Para ello, reimprimieron el ensayo que Cecília compuso sobre la vida y obra de Gabriela y sumaron el escrito por la chilena Adriana Valdés sobre Cecília, junto con una selección de poemas de una y otra poeta con su traducción confrontada al español o portugués, según correspondiera.

La edición bilingüe supone así un homenaje hacia la poesía de estas dos mujeres, que, más allá de la profunda religiosidad que impregna la obra de Mistral, compartieron una visión semejante de la vida y una misma profesión, pues ambas fueron maestras. Cada una ha sido reconocida en su respectivo país, como se puede ver al haber sido escogidas sus efigies para billetes de curso legal de Chile y Brasil.

Curiosidades Numismáticas: BILLETES CON (UNA) HISTORIA IV

De Revista Pesquisa. En el trabajo que suscribe Ana Paula Orlandi que titula: Mucho más allá de la poesía, expresa:
Hace 100 años, cuando en Brasil las mujeres ni siquiera podían votar, una joven de 19 años sobresalió por lo que, en su momento, fue tildado como “una osadía”. Sin pelos en la lengua, la muchacha, que oficiaba como secretaria de la asamblea fundacional de la Liga Femenina Brasileña, un grupo centrado en el debate de los derechos femeninos, no pudo contenerse y cuestionó los discursos de un obispo y un sacerdote en una ceremonia que se llevaba a cabo en el salón de la Asociación de Empleados de Comercio, en Río de Janeiro. “Esos religiosos, invitados por un grupo de católicas, generaron revuelo entre la audiencia al enumerar las penas en el infierno que algunas mujeres tendrían que saldar en caso de no avenirse a convertirse al catolicismo”, relata Valéria Lamego, investigadora visitante del Programa Avanzado de Cultura Contemporánea de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). “En medio del tumulto, Cecília Meireles tomó la palabra y advirtió: ‘La Liga Femenina será una institución laica, recibirá a personas de todos los credos religiosos. Yo soy una librepensadora’.

La mujer que se describe en las líneas anteriores no condice para nada con la imagen frágil que suele adjudicársele. “De hecho, son pocos los que conocen su trayectoria, la de una mujer que siempre trajinó y bregó por sus ideas”, dice Lamego. “Ella no enarboló banderas políticas en su obra poética, pero sí fuera de ella”.

En las últimas cuatro décadas, al alumbrar aspectos poco conocidos de la vida y obra de la autora, estudiosas tales como Lamego y Ana Maria Domingues de Oliveira han concretado una contribución para deconstruir el estereotipo de quien fuera folclorista, dramaturga, crítica literaria, docente, periodista y traductora de autores extranjeros entre quienes se cuentan la británica Virginia Woolf ), el español Federico García Lorca), el indio Rabindranath Tagore Ibsen, Rilke, Anouilh y Maeterlinck.

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Y también fue artista visual, tal como dan fe los dibujos que ilustran y que forman parte del libro intitulado Batuque, samba e macumba: Estudos de gesto e de ritmo 1926-1934, editado originalmente en 1983 por la editorial Funarte con el auspicio de una institución bancaria, y que tuvo una tercera reedición al final del año pasado que corrió por cuenta de Global Editora. “Además de ser una gran poeta, Cecília Meireles era una intelectual multifacética”, pondera Oliveira, docente jubilada de la Facultad de Ciencias y Letras de la Universidade Estadual Paulista (FCL-Unesp), campus de Assis. “Lamentablemente, quedó estigmatizada, incluso en el ámbito académico, como una ‘poeta etérea y ajena al mundo real’, que escribía ‘poesía femenina’, una cosa de menor importancia, siguiendo con el mismo punto de vista”.
Aún existe material no publicado y se dice que los derechos de autor que pertenecen a la familia interfieren en su publicación.

Templo Cultural Delfos: Cecília Meireles: batuque, samba e macumba

Invento: Cecília Meireles em Batuque, samba e macumba | Meireles, Samba,  Batuque

Premios recibidos

  • 1939 Premio de poesía Olavio Bilac, de la Academia Brasileña de Letras, por Viagem.
  • 1942 Socia honoraria del Real Gabinete Português de Leitura, en Río de Janeiro.
  • 1952 Oficial de la Orden del Mérito de Chile
  • 1953 Socia honoraria del Instituto Vasco da Gama, en Goa (India).
  • 1953 Doctora honoris causa, de la Universidad de Nueva Delhi
  • 1962 Premio por traducción en teatro, de la Asociación Paulista de Críticos de Arte.
  • 1963 Premio Jabuti, por la traducción de obra literaria del libro Poemas de Israel.
  • Premio Jabuti de poesía, por su libro Solombra

Otras páginas consultadas:

LaOtra Revista
Bs. Cuadernos hispanoamericanos Nº 463. Cecília Meireles “Entre lo secular y lo sagrado” por Santiago Kovadloff.
Quaderns de Versàlia IX de 2019. En colaboración con Banco Sabadell. Edición en portugués y catalán con algunos trabajos y traducciones en castellano.
“No pronuncies las palabras de los Hombres” Poemas de Cecilia Meireles por Pedro Casas Serra.
Revista Comillas por José Paz Rodriguez Universidad de Vigo

POEMAS

PRISIÓN

En esta ciudad
cuatro mujeres están en la cárcel.
Cuatro solamente
una en la celda que da al río,
una en la celda que da al monte,
otra en la celda que da a la iglesia,
y la última en la que da al cementerio
allá abajo.
Cuatro solamente.

Cuarenta mujeres en otra ciudad,
cuarenta por lo menos,
están en la cárcel.
Diez vueltas hacia las espumas,
diez hacia la movediza luna,
diez hacia piedras sin respuesta,
diez hacia engañosos espejos.
En celdas de aire, de agua, de vidrio
están presas cuarenta mujeres
cuarenta por lo menos, en aquella ciudad.

Cuatrocientas mujeres
cuatrocientas, digo, están presas
cien por odio, cien por amor,
cien por orgullo, cien por desprecio
en celdas de hierro, en celdas de fuego,
en celdas sin hierro y sin fuego, solamente
de dolor y silencio,
Cuatrocientas mujeres en otra ciudad
Cuatrocientas digo, están presas.

Cuatro mil mujeres en la cárcel,
y cuatro millones y ya no llevo la cuenta,
en ciudades que no se dicen,
en lugares que nadie sabe
están presas, lo están para siempre
sin ventana, sin esperanza,
unas vueltas hacia el presente,
otras hacia el pasado, y las otras
hacia el futuro, y el resto el resto,
sin futuro, pasado o presente
presas en la prisión giratoria,
presas en el delirio, en la sombra,
presas por otros y por sí mismas,
tan presas que nadie las suelta,
ni el rojizo rayo del sol
tampoco la golondrina azul de la luna
pueden llevar ningún recado
a la prisión donde las mujeres
se convierten en sal y muro.

Traducción de Heloísa Costa Milto
Del libro ESPECTROS 1919

ESPECTROS

En noches de tormenta
especialmemte
cuando afuera
el vendaval ruge
y del pelágico furioso
a la espantosa voz
los cielos responden y
sacuden todo.

Del alfarrábio que esta alma
ávida sondea
Buscando, agotada de tanto estudio
veo ante mí, a través de la
habitación silenciosa,
pasar lentmente,
en una vuelta lenta.

De ahí al cambio de luz
(Cualquier cosa que el viento
se desvanezca o el viento
cobre vida,
En largas sombras y
Esplendor del sol),
Fantasmas silenciosos de
otra época. La sugerencia de
la noche vivida. Dioses
demonios, monstruos,
reyes y hombres.

DE VIAGEM 1039

“EPIGRAMA CINCO”

Amo la gota de agua que se equilibra
en la hoja plana, temblando al viento.
En el océano del aire el universo entero
vibra en secreto y ella resiste en su aislamiento.
Su cristal simple contiene la forma,
en el instante incierto: pronto a caer,
pronto a quedar –límpido, exacto.
Y la hoja es un pequeño desierto
para la inmensidad del acto.

RETRATO

Yo no tenía este rostro de hoy,
tan calmo, tan triste, tan delgado,
ni estos ojos
tan vacíos,
ni este labio amargo.

Yo no tenía estas manos sin fuerza,
tan detenidas y frías y muertas;
yo no tenía este corazón
que ni se muestra.

Yo no advertí este cambio,
tan simple, tan cierto, tan fácil:
¿En qué espejo se perdió
mi imagen?

MOTIVO

Yo canto porque el instante existe
y ya mi vida está completa.
No soy alegre ni soy triste:
soy poeta.

Hermano de las cosas fugitivas,
no siento gozo ni tormento.
Atravieso noche y días
al viento.

Si derribo o si edifico,
si permanezco o me deshago
–no sé, no sé. No sé si quedo
o paso.

Sé que canto. Y la canción es todo.
Tiene sangre eterna el ala ritmada.
Y sé que un día estaré mudo:
–nada más.

PERSONAJE

Tu nombre me es casi indiferente
Y ni tu rostro ya me inquieta.
El arte de amar es exactamente
el de ser poeta.

Para pensar en ti, me basta
el propio amor que por ti siento:
Eres la idea, serena y casta,
nutrida del enigma del reflejo.

El lugar de tu presencia
es un desierto, entre diversidades:
pero en ese desierto es en el que piensa
la mirada de todas las saudades.

Mis sueños viajan rumbos tristes
Y, en su profundo universo,
Tú, sin forma y sin nombre, existes,
Silencioso, oscuro, disperso.

Todas las máscaras de la vida
Se inclinan hacia mi rostro,
en la alta noche desprotegida
en que experimento mi gozo.

Todas las manos venidas al mundo
desfallecen sobre mi pecho,
y escucho el sonido profundo
de un horizonte insatisfecho

¡Oh! ¡que se borre la boca, la risa,
el mirar de esos rostros precarios,
por el improbable paraíso
de los encuentros imaginarios!

¡Que nadie y que nada exista,
De cuando la sombra en mí descansa:
-yo busco lo que no se avista,
de entre los fantasmas de la esperanza!
Tu cuerpo, y tu rostro, y tu nombre,
tu corazón, tu existencia,
todo- el espacio evita y carcome:
y yo sólo conozco tu ausencia.

Yo sólo conozco lo que no veo.
Y, en ese abismo de mi sueño,
ajena a todo otro deseo,
me descompongo y arreglo.

  De VAGA MUSICA (1942)                                                                                    

REINVENCIÓN

La vida solo es posible
reinventada.

Avanza el sol por las campiñas
y pasa su mano dorada
sobre las aguas, sobre las hojas…
Ah! todo burbujas
que surgen de hondas piscinas
de ilusionismo… — nada más.

Pero la vida, la vida, la vida,
la vida sólo es posible
reinventada.

Viene la luna, viene, retira
las cadenas de mis brazos
Me proyecto por espacios
llenos de tu Figura.
Todo mentira! Mentira
de la luna, en la noche oscura.

No te encuentro, no te alcanzo…
Sólo— en el tiempo equilibrada,
del vaivén me desprendo
que más allá del tiempo me lleva.

Sola — en la tiniebla,
quedo: recibida y dada..
Porque la vida, la vida, la vida,
la vida solo es posible
reinventada.

DE MAR ABSOLUTO 1945

PRIMER MOTIVO DE LA ROSA

Te veo en seda y nácar,
y tan de rocío trémula,
que creo ver efímera,
toda la Belleza en lágrimas
por ser bella y ser frágil.

Mis ojos te ofrezco:
espejo para la imagen
que tendrás en mi verso,
cuando, después que pases,
jamás nadie te olvide.

Entonces, de seda y nácar,
toda de rocío trémula,
serás eterna. Y efímero
el rostro mío, en las lágrimas
de tu rocío…Y frágil.

“SEGUNDO MOTIVO DE LA ROSA

A Mario de Andrade

Por más que te celebre, no me escuchas,
aunque en forma y nácar te asemejes
a una concha, sonora, la musical oreja
que graba el mar en las íntimas volutas.

Te dejo en cristal, frente al espejo,
sin eco de cisternas o de grutas…
Ausencias y cegueras absolutas
brindas a las avispas y a las abejas,.

¡Y a quien te adora, oh sorda y silenciosa,
y ciega y hermosa e interminable rosa,
Que en tiempo, aroma y verso te transmutas!

Sin tierra ni estrellas brillas, presa
en mi sueño, insensible a la belleza
que lo eres sin saber, pues no me escuchas…

SORDINA

¿Quién toca el piano bajo la lluvia?
La tarde, turbia y despoblada.
¿De qué antigua, límpida música
recibo la reminiscencia apagada?

Mi vida en una poltrona
yace, ante la ventana abierta.
Veo árboles, nubes y la monótona
ruta del tiempo, descubierta.

Entre mis ojos descansados
y mis descansados oídos,
alguien coge con dedos pausados
ramos de son, descoloridos.
La lluvia interfiere en la música.
¡Tocan tan lejos El turbio día
mezcla piano, árbol y nubes,
y siglos de melancolía.

ESTIRPE ………….. 1953

Los mendigos mayores no dicen nada, no hacen nada.
Saben que es inútil y exhaustivo. Se dejan estar. Se dejan estar.
Déjanse estar al sol o a la lluvia, con el mismo aire de entero valor,
lejos del cuerpo que dejan en cualquier lugar.
Entretiénense en extender la vida por el pensamiento.
Si alguien habla, su voz huye como un pájaro que cae.
Y es de tal modo imprevista, innecesaria y sorprendente
que para oírla bien tal vez giman algún ay.
¡Oh, no gemían, no!… Los mendigos mayores son todos estoicos.
Pondrán su miseria junto a los jardines del mundo feliz
pero no quieren que, desde el otro lado, sepan de la extraña suerte
que los recorre como un río un país.
Los mendigos mayores viven fuera de la vida: se excluyeron.
Abren sueños y silencios y desnudos espacios a su alrededor.
Tienen su reino vacío, de altas estrellas que no cobijan.
Su mirar jamás mira y su boca no llama ni ríe.
Y su cuerpo no sufre ni goza. Y su mano no toma ni pide.
Y su corazón es una cosa que, si existiera, súbito olvidaría.
¡Ah!, los mendigos mayores son un pueblo que se va convirtiendo en piedra.
Ese pueblo, que es el mío.

De ROMANCE DE LA INCONFIDENCIA (1953)

ROMANCE VII o del negro de las catas mineras

Ya se oye cantar al negro
y aún ha de tardar el día.
¿Será al lucero del alba
con sus rayos de alegría?
¿Será por algún diamante,
ardiente en la aurora fría?

Ya se oye cantar al negro
por la agreste inmensidad.
Sus amos están durmiendo,
quién sabe qué soñarán.
Ojos clavados al suelo,
siempre espía el capataz.

Ya se oye cantar al negro.
¡Qué nostalgias por las sierras
El cuerpo, en aquellas aguas;
el alma, en lejanas tierras.
En cada vida de esclavo,
qué sordas, perdidas guerras.

Ya se oye cantar al negro.
¿Por dónde se encontrarán
esos diamantes sin mancha
que traen la libertad,
piedras cuyo corazón
—más que humano—es un fanal?

Ya se oye cantar al negro.
Llora neblinas el alba.
Piedra menuda no vale:
¡libertad, piedra granada
La tierra, toda movida…
El agua, toda tornada.

.. Dios del cielo ¿y es posible
tanto penar, para nada.

DE POEMAS DE LA INDIA

MULTITUD

Más que las ondas del largo océano
y que las nubes en los grandes vientos,
corre la multitud.
Más que el fuego en la floresta seca,
lumínicos, fluctuantes, deshilachados vestidos
resbalan sucesivamente
entre los pliegues, los lazos, las puntas sueltas
de los turbantes desordenados.
¿Adónde van presurosos los pasos, Bhai?
¿Hacia qué encuentro? ¿Hacia qué llamado?
¿En qué lugar, por qué motivo?
Bhai, nosotros, que parecemos inmóviles,
acaso estaremos también sin sentirlo
corriendo, corriendo así, Bhai, tan lejos,
sin querernos, sin sabernos dónde,
como agua, nube y fuego.
Bhai, ¿quién nos espera, quién nos recibirá,
quién tiene pena de nosotros,
erráticos, absurdos, ciegos,
derribados por las murallas del tiempo?

POBREZA

No descendía de columna o pórtico,
a pesar de tan viejo,
ni era de piedra,
áspero de arrugas;
ni de hierro,
aunque tan negro.
No era una escultura,
todavía que tan nítido,
seco,
moldeado en arrugas fundidas de polvo.
No era inventado, soñado,
acaso vivo, existente,
inmóvil testigo.
Casi imperceptible su voz
parecía cantar – parecía rezar
y suplicaba apenas.
El mundo tenía en sus ojos de ópalo.
Nadie le daba nada.
¿No veían? ¿No podían?
Pasaban. Pasábamos.
Las manos tenía unidas y al pedir,
bendecía.
Era un hombre tan antiguo
que parecía inmortal.
Tan pobre
que parecía divino.

TARDE AMARILLA Y AZUL

Entre pozos cavados en la tierra seca viajo.
En la amarilla tierra seca.
De un lado a otro, pozos y pozos.
Amarillos y azules saris,
hombres cubiertos de viejos mantos áureos,
dóciles niños morenos,
todo conexo a las vacas veneradas
que suben y bajan alrededor de los pozos.

Dorados campos solitarios,
largas y largas extensiones color mostaza.
¿Son flores?
Luna del crepúsculo abriendo en el cielo jardines aéreos,
delicadas nubes de ópalo.
Pozos y pozos, mujeres cargando ramos todavía con hojas,
árboles caminantes a lo largo de la tarde silenciosa.
Pasean los pavorreales luminosos y felices.
Caminan mansos los búfalos de cuernos encaracolados.
Caminan los búfalos junto a los hombres: una sola familia.
Y los camellos rojizos aparecen como colinas alzándose,
y atraviesan la última claridad del crepúsculo.
Todas las cosas del mundo:
hombres, flores, animales, agua, cielo…
¿Quién está cantando a lo lejos una pequeña tonada?
De la maleza exigua,
sale de repente una bandada de pájaros:
como fuego artificial de estrellas azules.
(Y el desierto se acerca).

MÚSICA

Tan lejos iba aquella música, Bhai,
y por más que la luz lunar brillase
no se sabía quién la tocaba ni en qué lugar.
Por los peldaños de aquella música, Bhai,
podía irse más allá del mundo, más allá de las formas,
del arabesco de estrellas por el cielo.
Quién tocaría entre la soledad, Bhai,
en la clara noche – toda azul como el dios Krishna
ajeno a todo, reclinado contra el mar.
Tan lejos iba la tenue música, Bhai,
una pequeña melodía era
tímida, triste, de dos o tres nítidos sonidos.
Tan frágil soplo en flauta rústica, Bhai,
– como la vida en nuestros labios provisorios…
– ¿amor? ¿Quejido, pensamiento? – nombres en el aire.
Él tocaba sin saber qué oído, Bhai,
podía haber acompañado ese instante
de presencia fugaz con delicada voz.
Tan lejos iba aquella música, Bhai,
¿con quién hablaba, entre el agua y la noche? ¿Y qué decía?
(De la vida a la muerte, ¿qué decimos, Bhai, y a quién?

DE CÁNTICOS 

CÁNTICO 13 – RENUÉVATE

Renuévate.
Renace en ti mismo.
Multiplica tus ojos, para ver más.
Multiplica tus brazos para sembrarlo todo.
Destruye los ojos que hayan visto.
Crea otros, para las visiones nuevas.
Destruye los brazos que hayan sembrado,
Para olvidarse de cosechar.
Sé siempre el mismo.
Siempre otro.
Pero siempre alto.
Siempre lejos.
Y dentro de todo.

CÁNTICO 15 – NO QUIERAS SER

No quieras ser.
No ambiciones.
No pongas límites a tu camino.
La Eternidad está muy lejos.
Y dentro de ella tú te mueves, eterno.
Se lo que viene y lo que va.
Sin forma.
Sin término.
Como una gran luz difusa.
Hija de ningún sol.

Te recomendamos ver el programa de televisión.

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