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135. Poesía más Poesía: Jean Arp

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JEAN ARP

BIOGRAFÍA

Hans (Jean) Arp. Escultor, pintor y poeta francés participó en la creación del movimiento Dadá y realizó aportes significativos al arte abstracto y al movimiento surrealista.
Nació el 16 de septiembre de 1886 en Estrasburgo, unos años después de la guerra franco-prusiana (1870-1871), donde la zona pasó a manos de Alemania. Este hecho hizo que Jean dominara el francés y el alemán, firmando como Jean cuando escribía en francés y el de Hans cuando lo hacía en alemán. Luego de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Estrasburgo volvió a manos de los franceses.

Jean Arp

Fue poeta en las dos lenguas de su formación cultural franco-alemana transformándolas, según su propia imagen, en la ironía y la evasión romántica, en una continua “invención”. La poesía constituye el mejor comentario de la historia de su vida de creador.
En 1904, después de asistir a la Escuela de Artes y Oficios en Estrasburgo, fue a París, ciudad en la que publicó por primera vez sus poesías. Desde 1905 hasta 1907 estudió en la Kunstschule (Escuela de Arte) de Weimar, Alemania y en 1908 regresó nuevamente a París para asistir a la Académie Julian.
En 1915 se mudó a Suiza aprovechando la neutralidad suiza en la Primera Guerra Mundial. Arp más tarde contó la historia de cómo, cuando le notificaron que debía presentarse a la embajada alemana, evitó ser reclutado para el ejército: tomó el papeleo que le dieron y, en el primer espacio, escribió la fecha. Después puso la fecha en todo el resto de espacios en blanco, luego trazó una línea por debajo y cuidadosamente las sumó. Entonces se quitó toda la ropa y marchó con los papeles en la mano. Le dijeron que se marchara a casa.

Fue miembro fundador del movimiento Dadá en Zúrich en 1916. En 1920 junto a Max Ernst, y el activista social Alfred Grünwald, estableció el grupo Dadá de Colonia. En 1925 su obra apareció en la primera exposición del grupo surrealista, acaecida en la Galerie Pierre de París.
En 1926, se trasladó al suburbio de Meudon en París. En 1931, rompió con el movimiento surrealista y se unió al grupo Abstracción-Creación, asociación de artistas abstractos que se formó en París en 1931, trabajando y editando en la revista “Transition” y, junto a Seuphor y Torres García, fundó otro grupo llamado Abstracción-Creación, que representó el aporte francés al arte abstracto. De este mismo año es su libro Los ismos en el arte, que compuso junto con El Lissitzky.

Arp combina las técnicas de automatismo y las oníricas en la misma obra desarrollando una iconografía de formas orgánicas que se ha dado en llamar escultura biomórfica, en la que se trata de representar lo orgánico como principio formativo de la realidad.
A partir de los años treinta y hasta su muerte, escribió y publicó ensayos y poesías. En 1942 huyó de su casa en Meudon, escapando de la ocupación alemana y vivió en Zurich hasta el final de la guerra.
Viajó a América en dos oportunidades y en 1949 a Nueva York con motivo de una exposición individual suya organizada en la Galería de Curt Valentin, y en una segunda oportunidad, en 1950, para colocar un relieve en madera en la Universidad de Harvard en Cambridge.

En 1958 se presentó una muestra retrospectiva de sus trabajos en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), a la que siguió una exposición en el Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou de París, en 1962.

Su exigencia estética atribuía al arte el deber de liberar al hombre de la vanidad y de la opresión de la razón, de salvarlo, simplificándole la vida e identificándolo con la naturaleza. Desde sus relieves en madera y los collages, nacieron los relieves metálicos, los dibujos, los collages de papel recortado. Sus esculturas son liberadas de las inflexiones humanísticas, reconducidas hacia los valores espirituales de la esencia y del absoluto.
Actualmente el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Estrasburgo, conserva muchas de sus pinturas y esculturas.
Jean Art muere en Basilea, Suiza, el 7 de junio de 1966, dejando un rica obra artística.

El dadaísmo de Jean Arp

Su herramienta casi siempre fue el yeso, que después se transfería a piedra o bronce. Su arte mezcla las técnicas surrealistas del automatismo y las imágenes oníricas con el concepto dadaísta de azar, dando lugar a sus características formas orgánicas, conocidas como escultura biomórfica. Con ellas, el dadaísta Arp afirmaba algo muy sensato: lo orgánico es el principio formativo de la realidad.
Y si lo pensamos, nada más abstracto que lo orgánico, por lo que sus características formas amorfas fueron de las primeras en deslizarse por los terrenos casi vírgenes del arte abstracto, y después serían imitadas hasta la saciedad incluso por él mismo.

IL DADAISMO copy1


Como buen dadaísta, Arp jugueteó con la idea de azar. Suyas fueron técnicas como cortar papeles de colores y lanzarlos al aire dejándolos caer para que la composición resultante fuera del todo arbitraria. Pero Arp, no veía caos en el azar como otros de sus colegas. Más bien consideraba al azar como una especie de ley de la naturaleza.
“Alsacia, como su nombre indica, es un país llamado a los más altos destinos. Es el país más limpio del mundo: cambia de camisa cada treinta años. Digiere sus banderas con la misma facilidad que su exquisito paté de hígado de piano, célebre en el mundo entero.” Así caracterizaba jean Arp a su país natal en “La cigüeña encadenada (Novela patriótica y alsaciana)”, una de las Tres novelas ejemplares escritas al alimón con Vicente Huidobro y publicadas en 1931. Recordemos que Alsacia y Lorena pasaron a formar parte del imperio alemán en 1871, a raíz de la derrota de Francia en la guerra franco-prusiana, y que volvieron a depender de París tras la derrota de Alemania en la primera guerra mundial.

Jean Arp había nacido en Estrasburgo en 1887, fue bautizado con el nombre de Hans y en la escuela recibió la instrucción en lengua alemana. Pero como en casa sus padres hablaban francés y en la calle sus amigos y compañeros el dialecto alsaciano, Arp fue trilingüe desde que aprendió a hablar. Los primeros poemas que escribió, alguno de los publicado por sus profesores cuando tenía 16 años, estaban escritos en alsaciano. Al trasladarse a Weimar para ampliar sus estudios artísticos, pasó a escribir y publicar en alemán, y en ese idioma continuó haciéndolo en Zurich durante la guerra, en el estallido dadá, del que formó parte de manera decisiva junto con Hugo Ball, Huelsenbeck, Tzara, Arco, Serner, etc. A partir de 1920, y sobre todo desde su instalación en París en 1925 y su incorporación al superrealismo, su lengua literaria pasará a ser preponderantemente el francés, aunque mantendrá siempre un bilingüismo que le permitirá a menudo traducirse a sí mismo o realizar versiones y adaptaciones de sus textos, que en tales trasvases se enriquecen.
“La palabra me resulta más fresca en francés”, le confesaba a Marcel Jean, recopilador de su obra en este idioma: Jours effeuillés (Pèmes, essais, souvenirs 1920-1965, París, 1966.

Jean Arp 1960 - Poesia Online
(Photo by Keystone/Getty Images)

Arp es universalmente conocido como uno de los grandes del arte moderno, es decir, como pintor y escultor, y esto ha oscurecido sin duda el alcance de su obra literaria. pero su dedicación a la poesía fue constante, sus publicaciones muy numerosas, y llegó a afirmar: “Si me viera obligado a escoger -aunque es un imposible- entre la obra plástica y la poesía escrita; si debiera abandonar o la escultura o los poemas, elegiría escribir poemas.” Su obra poética no tiene nada que envidiar a las de la mayor parte de los dadaístas y superrrealistas que fueron sus compañeros de aventura.
Se trata de una poesía creativa, fresca, sorprendente y rebosante de humor. El disparate dadá, provocativo y explorador, enriquecido con las aportaciones superrrealistas, su visión plástica y un gusto inagotable por el juego le conducen a unos textos en los que el arte no imita a la naturaleza, sino que la inventa, la renace, se integra en ella recreándola en mundos originales que sustituyen la inercia de lo trillado por la sorpresa de lo inextricable, lo secreto o lo nuevo, que florecen con aquel brillo primero de la semana matriz en que amaneció el mundo y con el que refulge, cuando sonríe, la belleza.

Sophie Taebuer-Arp y Jean Arp enfrente de las marionetas que Taebuer realizó para "El Rey Ciervo" de Carlo Gozzi.
Sophie Taebuer-Arp y Jean Arp enfrente de las marionetas que Taebuer realizó para la obra “El Rey Ciervo” de Carlo Gozzi


Una parte central, la más serena, de la poesía de Arp la constituyen los poemas a Sophie. Sophie Taeuber, su compañera desde 1915, era también pintora y tuvo una decisiva influencia en la evolución intelectual y anímica de Arp. A su muerte, en 1943, el poeta le dedica textos emocionados en los que se conjugan la armonía del ser desaparecido, la naturaleza con la que tanto se identificaba y el arte en que la realizada y realzaba, así como sentimientos de trascendencia y de integración en la totalidad que se plasman en bellísimos poemas, en que el amor le lleva a recobrar la sencillez y la pureza primigenias.
Los siguientes poemas representan toda su trayectoria literaria, de 1922 (Et frappe et frappe et frappe) a 1964 (des vestiges).
Dice el traductor: sólo tengo que advertir que, en algunos casos, me he permitido realizar en castellano juegos de palabras conde Arp los realizaba en francés. El espíritu de los textos así lo pedía.

Jean Arp - CAPRICORNIO EN BLUE


BIBLIOGRAFÍA Y TEXTOS CONSULTADOS:

https://www.ecured.cu/Jean_Arp

-De la introducción que hace el traductor, Jesús Munárriz, al libro “Días deshojados”

POEMAS

Y GOLPEA Y GOLPEA Y GOLPEA

y sigue golpeando y otra vez
y así a continuación
y una vez dos veces tres veces hasta mil
y vuelve a empezar con más fuerza
y golpea la gran tabla de multiplicar y la pequeña tabla
de multiplicar
y golpea y golpea y golpea
página 222 página 223 página 224 y así a continuación hasta la página 299 pasa la página 300 y continúa por la página 301 hasta la página 400 y golpea ésta una vez hacia adelante dos veces hacia atrás tres veces hacia arriba y cuatro veces hacia abajo
y golpea los doce meses
y las cuatro estaciones
y los siete días de la semana
y los siete tonos de la escala
y los seis pies de los yambos
y los números pares de las casas
y golpea
y golpéalo todo junto
y la cuenta está hecha
y da uno.

CANTA CANTA

arriba en lo alto
arriba arriba en lo alto
el rojo canta una canción
canta canta
y el tiempo pasa

yo sueño y escribo
hete aquí que me acuerdo de los pintores y los escultores
que vi hace veinte años
en zurich en el café odeón
como leños
como pesados troncos
como bloques
como montones groseros y macizos
están acuclillados en bancos
y se entregan al desagradable proceso de la sublimación
luchan y gruñen contra sí mismos
pero hete aquí que estos señores desaparecen
se evaporan
desaparecen
y en sus sitios se encuentran huevos humeantes

el rojo canta
canta canta
yo sueño y escribo
yo bebo y canto
y el tiempo pasa

el rojo canta
canta canta
todo canta y flota
en la luz
un día desaparecemos con un leve roce
como hojas muertas
y nos transformamos en polvo
y nos convertimos en chispas de estrellas
y cantamos y flotamos
felices con abrigos de fuego

arriba en lo alto
arriba arriba en lo alto
el rojo canta una canción
canta canta

LOS PIES DE LA MAÑANA

los pies de la mañana
los pies de mediodía
y los pies de la tarde+
pasean sin cesar
en torno a nalgas confitadas
los pies de medianoche
por el contrario se quedan inmóviles
en sus cestos
de ecos de punto

por consiguiente
el león es un diamante

en los canapés de pan
se sientan los vestidos
y los desvestidos
los desvestidos sostienen entre los dedos de los pies
golondrinas de plomo
los vestidos sostienen entre los dedos de las manos
nidos de plomo
cada hora
los desvestidos se visten
y los vestidos se desvisten
e intercambian las golondrinas de plomo
por los nidos de plomo

por consiguiente
la cola es un paraguas

los pianos de cola
y de cabeza
colocan pianos de cola
y de cabeza
sobre sus colas
y sus cabezas

por consiguiente
la lengua es una silla

pies de niño
caen del techo
las damas de la alta sociedad
los llevan a guisa de guantes
orgullosas como lunas morenas

por consiguiente
el amor es un peine

en una boca
se abre otra boca
y en esa boca
se abre otra boca
y en esa boca
se abre otra boca
y así a continuación
sin fin
es una triste perspectiva
que añade un no sé qué
a otro
no sé qué

por consiguiente
la langosta es una columna

ERAS CLARA Y SERENA

Eras clara y serena.
A tu lado la vida era dulce.
Cuando las nubes querían cubrir el cielo
las ahuyentabas con tu mirada.

Mirabas con serenidad y con cuidado.
Contemplabas atentamente el mundo,
la tierra,
las conchas en la orilla del mar,
tus pinceles,
tus colores.

Pintabas el ramo de la luz
que crecía,
se dilataba,
se abría
sin cesar en tu claro corazón.
Pintabas la rosa de dulzura.
Pintabas la fuente de estrella.

Yo te solía ver de perfil trabajando,
frente a la ventana,
frente al mar lejano.
Trabajabas siempre con cuidado.
Yo te veía inclinar atenta la cabeza,
tu cabeza llena de las perlas del sueño.
Con cuidado hundías el pincel en el color.
Con cuidado removías el color.
Atentamente trazabas las líneas.
Atentamente coloreabas los planos.
Respirabas con calma.
Tus ojos relucían.
Sin temblar dulcemente abrías la puerta
hacia la luz.
Yo te solía ver de perfil trabajando,
frente a la ventana,
frente a los olivos,
frente al mar lejano.

A veces sacudías las alas y reías,
sin dejar de trabajar.
Querías darme miedo.
Hacías como que ibas a volar.
Pero tu tela avanzaba
y era siempre un ramo de claridad.

Te has ido clara y serena.
A tu lado la vida era tan dulce.
Tu última tela la dejaste acabada.
Tus pinceles, bien ordenados.

SOPHIE SOÑABA SOPHIE PINTABA SOPHIE DANZABA

Soñabas con estrellas aladas,
con flores que miman a flores
en los labios del infinito,
con fuentes de luz que se abren,
con eclosiones simétricas,
con sedas que respiran,
con ciencias serenas,
lejos de las casas de los mil dardos
de las prosternaciones de desiertos ingenuos,
entre mil milagros desordenados.
Soñabas con lo que reposa en la inmutable morada
de la claridad.
Pintabas una rosa desvelada,
un ramo de ondas,
un cristal vivo.

Pintabas las conchas
que recogías a la orilla del mar
y que colocabas en la mesa de dibujo
en torno a una concha grande
como un rebaño en torno a su pastor.
Pintabas una lágrima entre el rocío,
una lágrima entre perlas.
Pintabas la claridad que hace latir el corazón,
la dulzura que hace mover los labios.
Pintabas la noche que tiende las estrellas,
el sueño claro,
el buen placer de las flores.

Danzabas la aurora que desborda a la tierra.
Danzabas el jardín estremecido al alba.
Danzabas en el paisaje enguantado de la luna
con los gnomos traviesos de la sombra.
Danzabas el desnudo que pierde su juguete de aire,
el placer que solloza desposeído.
Danzabas las seis butacas bermejas
más perspicaz que seis cerebros de filósofos,
mientras el patíbulo de marfil sombreaba en la lava
de lo oscuro,
la risa del polvo,
la noche del mediodía y sus canciones de grillos.
Danzabas el adiós.

LAS ROSAS Y LAS ESTRELLAS

Las rosas y las estrellas
tienen el rostro de Sophie
la dulzura de su corazón
la pureza de su vida.

EL ETC. BLANCO

La catedral blanca se transforma en guantes blancos.
Blanco, blanco, blanco. el elefante blanco almohaza la cabellera del aire en la espuma blanca de la nada. Blanco, blanco, blanco. Los ojos arrojan objetos de leche a los caminos eléctricos y acumulan en torno a los pianos de goma gritos blancos. Blanco, blanco, blanco. El tiempo blanco lame las manos, los guantes, las mujeres, los rostros, las cabelleras. Blanco, blanco, blanco. Las manos blancas vienen a arrancar los dientes al lago. blanco, blanco, blanco. Las estrellitas bailan sobre los grandes órganos con gran placer de los millones de niñitos blanco. Blanco, blanco, blanco. El blanco se transforma en muerte azucarada que suplica: blanco, blanco, blanco.
Los monumento transpiran mermelada. Los grandes pies de hierro se precipitan bajo una caída de dientes en la catedral de setas de la mujer blanca. La mujer blanca come de vez en cuando cabelleras apagadas. El rostro de la mujer blanca deposita en el lago una danza de fósforo y de largas patas de aire. El elefante afeita a la mujer blanca. El aire se apaga y la vida inmensa arroja lo azucarado y lo salado en torno a los vivos y a los muertos.

LA GRAN MUJER BLANCA

Ante su inmensa ventana tan alta como un ventanal de catedral, la gran mujer blanca de la gran boca con dientes de elefante y con pies de goma vibra hacia la tripa majestuosa de la nada. Pero lo que la vuelve estilizada y afeitada como leche es un monumento de aire desnudo en el aire desnudo que grita y lleva guantes. La gran mujer blanca está completamente desnuda. Sus ojos son blancos. Sus brazos son blancos. Almohaza el aire y frota sus colmillos de elefante. La gran mujer blanca, desmadradamente blanca, no se digna comer su tiempo perfumado en la hierba apagada. Vibra hacia la tripa majestuosa de la nada, he dicho, lo repito, y lo repetiré cuantas veces sea necesario. Está impaciente por entrar en faena o como queráis llamarlo. Ya llegan sus aviones con objetos y los depositan a los pies de la tripa majestuosa de la nada. En un impulso terrorífico y remunerado, con un grito de cocodrilo, se precipita por la ventana sobre los objetos que danzan en torno a la tripa majestuosa de la nada y los come. Come tiroleses, defenestradores, grasas, elefantes enteros, elefantes, elefantes y más elefantes y todavía más elefantes, venerables servidores vivos o muertos, augustos azucarados, alfonsos tarados, saladillos, pesados, ligeros, decorativos, arrogantes, valientes, cigarros puros diplomáticos, cigarros de Estado, ñam, ñam, ñam, marinas, ferrocarriles, apartamentos, café diabólico de Estado, ñam, ñam, ñam, sex-appeal de la casa, etc. Come, come a su abuela así como abuelas y lo que estas abuelas arrojan de su existencia acumulada, llena de fósforo y de lagos de placer y que se transportan en una litera de luz eléctrica y se sitúa frente a una caída de ojos en torno a niños dandys que tienen derecho a una pensión de Estado, ñam, ñam, ñam. Las abuelas llevan en millones de zeppelines millones de moscas que golpean sin parar con manos largas, grandes y patentadas. Transforman setas macabras en vida continua. En, dentro y sobre las abuelas la hierba sigue viva. Pero como las abuelas les rompen la cara a las obras de espuma, todos los verdaderos diplomáticos frotan sin descanso las ventanas del tiempo. La gran mujer blanca come. Come mermelada de naranja, patas de piano, cabelleras de piedad, rabia, monumentos con pies que llegan y suplican. Come con satisfacción como niños sin descanso, con todas sus fuerzas. Espuma, transpira, le rechinan los dientes y se da cuenta de que debe sobrepasarse y coronar su labor ya inconcebible. como ya no tiene nada más que comer se arranca los colmillos de elefante, los pies de goma, los ojos blancos, los brazos blancos, se come a sí misma y al grito terrible de ñam, ñam, ñam, se come finalmente la tripa majestuosa de la nada.

LA EDAD EL RELÁMPAGO LA MANO Y LA HOJA

la edad tiene manos de flechas.
la edad es una planta
que habla como una hoja desnuda
y tiende trampas de luz blanca

el relámpago brota en una mano desnuda.
el relámpago habla de la edad sin campana
y saluda al espacio desnudo
que llega de la luz muda.

la mano es blanca como una pluma de planta
la mano es blanca como una hoja de flecha.
la mano lleva una campana dormida
por el espacio mudo
y se posa en un relámpago adormilado.

la hoja es una mano muda
la hoja olvida que duerme.
habla como una campana desnuda
y despierta al espacio blanco
que cae en una trampa muda.
las hojas intercambian espacios dormidos.

… Y ESTRELLAS, ESTRELLAS…

las estrellas protestan por estar encerradas en medallones
de gelatina blanca
para engalanar el cuello de los espantapájaros.
a las estrellas les gusta bailar, saltar, escaparse, salir pitando,
perderse, pero no les gusta vegetar en los medallones.
Su sangre de oro se coagula
y maúllan lamentablemente como gatos enfermos.
Enferma, enferma, enferma, gime su sangre.
Se sienten como animales en el establo.

Los espantapájaros escupen sus semillas en sus lágrimas.
Las flores desfloran a las flores.
Los espantapájaros escupen sus lágrimas en sus semillas.
Las estrellas desfloran a las estrellas.
Y surgen estrellas, estrellas,
estrellas con su cuerpo de escarabajo,
con garras cálidas,
con ojos de órgano,
estrellas que hacen la rueda desplegando un abanico
de plumas de fuego.
los espantapájaros llevan vestidos seductores, deslumbrantes
de terciopelos, sedas, damascos.
Cubiertos de bordados, de adornos de una maravillosa
riqueza como unas gualdrapas de torneo.
sombreros de copa de oro con veletas de diamantes,
escobas de marfil y de ébano
Su cuello está engalanado con medallones de gelatina
blanca que encierran estrellas.

El hombre que sueña es capaz de hacer bailar a los huevos del tamaño de casas o de agavillar relámpagos. Sabe también cómo arreglárselas para que se sostenga en el aire, encima de una pobre mesita coja que parece una cabra momificada, una gran montaña que sueña, por su parte, con un ombligo y con dos anclas de navío.

INTENTA TRANSFORMARTE EN VIENTO ALMIDONADO

Intenta transformarte en viento almidonado
o en fresa con visera
o en paraguas de ojos afeitados.

Intenta encontrar una persona más blanca
que un sueño blanco
o una persona de espuma
que lleve al brazo una cesta de nubes.

¿De dónde vienes?
Del jardín de las constelaciones y los estanques.
¿A dónde vas?
A las constelaciones de las piedras y los estanques.

Dosel de las
con melodías de velero.
Llamas de aves
armaduras diurnas.

Ella soñaba ella cantaba
con una inalterable realidad.

Ella soñaba ella cantaba
palabras espejos vivos.

Pasó
sobre la quimera de tetas de olivas
a través de los pueblos
de paisajes vivos.

LA CATEDRAL ES UN CORAZÓN

La catedral es un corazón.
¿Cómo he podido decir
que la catedral de Estrasburgo
era un corazón?
Por la misma razón
que tú podrías decir
que somos una rama de estrellas
que los ángeles tienen manos de muñecas
que el azul está en peligro de muerte
que detesta a los superhombres
y que prefiere los muñecos de nieve
que se derriten en una playa veraniega
rodeados de lámparas de petróleo.
La catedral es un corazón.
La torre es un brote.
¿Has contado los escalones
que llevan a la plataforma?
Cada noche se van haciendo más numerosos.
Crecen.
La torre gira
y gira en torno de sí misma.
Gira crece
baila con sus santas
y sus santos
con sus corazones.
¿Se echará a volar con sus ángeles
la torre de la catedral de Estrasburgo?
La catedral de Estrasburgo
es una golondrina.
Las golondrinas
creen en los ángeles de nubes.
Las golondrinas
no creen en las escaleras.
para subir al aire
se dejan caer en el aire
por el aire tejido
de azul infinito.
La catedral de Estrasburgo
es una golondrina.
Se deja caer en el cielo alado
en el aire de los ángeles.

Los habitantes del continente de los agujeros sin aguja
tienen un cierto parecido con nosotros y con los perros.
Cuando se levantan y caminan sobre las patas traseras
hay que desconfiar de ellos.
Entonces son incontestablemente más inteligentes
que nosotros.
Pero en cuanto quieren ser fieles y estar a gusto
corren a cuatro patas y son bestias.
Entonces se les puede coger.
Basta hacer pst pst y saltar encima
y se les coge del collar.
El gran patriota del continente de los agujeros sin aguja
no se abandona nunca a la fidelidad ni a su gusto
y no corre nunca a cuatro patas.
Cristóbal Colón era del continente de los agujeros sin
aguja y era un gran patriota.
Cristóbal Colón era el único verdadero descubridor del
continente que seguramente habría descubierto varios
continentes más en nuestra tierra
de no haber sido devorado por la reina de España
que no podría resistir las frutas confitadas tales como
Cristóbal Colón lo era.
Seguramente habría descubierto el continente de las
puntillas sin puntas,
el continente de las estrellas de tallo negro,
el continente de los ombligos sin vientre
a los que el gran limaco en bicicleta alude siempre.

EL COPISTA DE CHAUVIGNTY

El copista de Chauvigny
no copia en papel ni en tela.
Copia en carne en metal en madera.
Copia paisajes sin asas y con asas.
Copia a las señoritas Empedrador
a los viejos lanzados
copia las maquinitas
que sustituyen a las polillas
las lenguas evadidas
pero copia sobre todo en carne y hueso
niños mayores y pequeños
de exacto parecido verdaderamente vivos.
Los copia con sus almas y sus huesos
sus orejas de cuero
sus trompas líquidas
sus ojos crisálidas.
Yo mandé copias mis seis hijos
y mis seis hijas
y ni yo ni mis hijos sabemos distinguir
copias de originales.
¡Viva el copista de Chauvigny!

SE MARCHARON

El pastor y la rosa se marcharon
por los sueños arriba
al centro de sí mismos.
Se marcharon
donde ya no se muere
con las grandes golondrinas
con los ángeles transparentes
donde ya no se muere.
Se marcharon
al centro de sí mismos
por los sueños arriba
el pastor y la rosa
se marcharon.

Vestigios
de vértigos
en tallos
de estrellas

ARENA DE LUNA

¿No puedo por una sola vez,
suspira un ángel,
durante este breve minuto
la vida humana,
tomarme vacaciones
de la feria celeste?
¡Me gustaría tanto
ser un pobre diablo y como tal
cantar a la luna!

Por los noctámbulos
que casualmente se inclinan ante ella
no se siente atraída la luna en absoluto.
A los que sueñan con la luna, en cambio,
se les da por entero;
aumenta para ellos
su dulzura argentina,
con ellos está siempre dispuesta
a jugar y bromear.
Con los que sueñan con la luna
le gusta practicar la magia:
hace estornudar a los monumentos,
licuefacta la piedra,
besa a los muñecos de nieve.

La luna sueña
con cantos ondulantes.
la luna sueña
con el infinito
con alas argentadas de luz,
con soledades llenas de sueño.

La luna es una flor
que se introduce y crece en nosotros.
Gracias a ella, ¡en qué santuario
se transforma nuestro pobre osario!

la antiluna,
con botines lustrosos y sombrero de copa,
salta del mundo del caos
y proclama
que la luna no es otra cosa
que el reflejo del caos.

Un cliente pide
una luna vacía
en un universo vacío,
una fuente
de aire, de vidrio y de relámpagos,
de danzas rancias
en superabundancia.

Una luna sueña
con lunas luminosas
rodeadas de lustres de seda
de tamaño lunar.

El principio de esta luna
es una nube alada.
El final de esta luna
es una fragilísima
colita de arcilla.
En el centro gravitan las piedras reidoras
de los continentes que se preguntan
si convienen a ese canto tan argentino.
El reino de las perlas brillantes
se encuentra con el día de alas negras.

Pero no es eso todo.
Un blanco trueno lunar de múltiples pliegues
concede uno de sus pliegues a la campana de las nubes.
Se diría que un duelo
solemne entre soñadores lunares
ha sido celebrado.
¿Quién intentó
proyectar esas sombras demoníacas?¿Bigote lunar?
¿Ombligo de luna?
n templo lleno de flores se abanica con sus trenzas.

Una luna de sangre.
Una luna de nieve.
Una luna de nieve.
Una luna que aparenta
ser inmóvil
pero que en un instante
al contemplarla un soñador de luna
se deja caer el abismos sin fondo
y luego, al mismo tiempo,
a espaldas del soñador de luna
resurge de los abismos sin fondo
con sonrisa callada, orgullosa, argentina.

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