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BIOGRAFÍA DEL POETA CAO XUEQUIN
“Tanto ha mejorado su condición
una mirada lanzada al azar.”
Hoy en Poesía más Poesía presentamos a Cao Xueqin, una figura trascendental de la literatura china y uno de los poetas que mejor capturó la esencia de una sociedad en declive. Nacido en el siglo XVIII bajo la dinastía Qing, Cao Xueqin es el autor de Sueño en el Pabellón Rojo, una de las obras más emblemáticas de la literatura china. Su poesía, intercalada en la narrativa de esta novela, no solo enriquece el desarrollo de sus personajes sino que explora las tensiones entre el deber y el deseo, el esplendor y la fugacidad de la vida, haciéndolo un verdadero puente entre el pasado feudal y la China moderna.
Contexto Histórico: Entre el Feudalismo y la Modernidad
Cao Xueqin nació alrededor de 1715, en el esplendor de la dinastía Qing, la última dinastía imperial de China, que gobernó desde 1644 hasta 1912, después de haber sucedido a la dinastía Ming. Este periodo se caracterizó por una consolidación del poder feudal y la extensión territorial del imperio, aunque también trajo consigo profundas divisiones internas y el inicio de la decadencia del sistema aristocrático. Al final de la dinastía Qing, China enfrentó cambios que marcaron el fin de su estructura feudal, una transformación capturada simbólicamente en la obra de Cao.
La Vida de Cao Xueqin: Del Esplendor a la Pobreza
Cao nació en una familia noble y cercana al emperador Kangxi. Su abuelo, Cao Yin, fue un respetado erudito y funcionario que trabajó recopilando poesía de la dinastía Tang, hecho que marcó la inclinación literaria de Cao. Su familia mantenía lazos estrechos con la corte imperial, lo que les permitía disfrutar de privilegios excepcionales. Durante los primeros años de su vida, Cao vivió en la opulencia. Se dice que la casa de los Cao en Nanjing estaba llena de lujos, con jardines exquisitos, muebles de alta calidad y un sinfín de piezas de arte.
Desde muy joven Cao, mostró un espíritu independiente y un carácter creativo que lo distinguía. A diferencia de otros miembros de su clase, que se preparaban para los exámenes imperiales siguiendo la doctrina confuciana, Cao se inclinaba por el arte, la poesía y la pintura. Este amor por las expresiones artísticas era motivo de tensión con su familia, que esperaba de él un comportamiento más acorde con las normas de la aristocracia.
La vida de lujo y privilegio dejó una profunda impresión en Cao Xueqin cuando, siendo aún niño, todo se vino abajo, y su familia perdió sus propiedades y posición con la subida al poder del emperador Yongzheng. Fueron despojados de sus privilegios y propiedades, lo que obligó a Cao a mudarse a Pekín, donde vivió en condiciones de pobreza. Esta transición, del lujo a la miseria, influyó profundamente en su visión del mundo y en la temática de su obra.
Tras la caída de su familia, Cao vivió en una pobreza extrema. Una de las pocas maneras que encontró para ganarse la vida fue pintando pequeños objetos de cerámica, especialmente botellas de vino y jarras. Se decía que su talento artístico era tal que estas botellas, aunque humildes, llevaban en sus diseños una delicadeza que reflejaba su amor por el detalle. Este trabajo, que le ayudaba a subsistir, fue una de las pocas maneras de mantener viva su creatividad en tiempos difíciles. Esta experiencia de lucha y sacrificio dejó una marca en su escritura, dotándola de una melancolía única y de una sensibilidad por los detalles efímeros y hermosos.
La Creación de Sueño en el Pabellón Rojo
Escrito en los últimos años de su vida, Sueño en el Pabellón Rojo es más que una novela: es un poema épico sobre la fugacidad de la vida y el colapso de una sociedad. Compuesto por más de 2500 páginas y 120 capítulos, de los cuales Cao escribió los primeros 80 antes de su muerte en 1764, la obra describe la vida de dos familias aristocráticas, los Jia y los Wang, que alcanzan el cenit de su poder para luego enfrentarse a una inevitable decadencia. La novela detalla vívidamente muchos aspectos de la cultura china del momento, como la medicina tradicional, la gastronomía, la cultura del té, las festividades, chengyu, la mitología, el confucianismo, el budismo, el taoísmo, la piedad filial, la ópera y la música china, la arquitectura, los ritos funerarios, la pintura, la literatura clásica y los Cuatro Libros y los Cinco Clásicos.
Sueño en el Pabellón Rojo es considerada entre las cuatro novelas clásicas de la literatura china. Las otras son Romance de los Tres Reinos, A la orilla del agua y Viaje al Oeste. No fue publicada en vida de Cao Xueqin y circuló clandestinamente en manuscritos incompletos. Amigos y conocidos copiaban a mano los capítulos que Cao iba escribiendo y compartían estos manuscritos entre círculos literarios, donde la obra fue ganando fama. Aunque la novela no contaba con un final, las copias incompletas ya causaban gran impresión por su profundidad y belleza. La popularidad de estos manuscritos se extendió tanto que, tras la muerte de Cao, el editor Gao E y el erudito Cheng Weiyuan decidieron añadir los últimos 40 capítulos para completar la obra, permitiendo así que la historia llegara al público en su totalidad.
A través de sus protagonistas, Jia Baoyu y Lin Daiyu, Cao construye un conflicto entre el deber social y los deseos individuales. Baoyu se rebela contra los estudios confucianos y se refugia en el mundo de las mujeres y la poesía, mientras que Daiyu, su amor trágico, representa la fragilidad y el arte en un entorno rígido. En sus diálogos poéticos, ambos personajes expresan una resistencia a las imposiciones sociales, convirtiéndose en símbolos de autenticidad en un universo opresivo.
Una anécdota vinculada a su proceso de escritura se refiere a cómo Cao Xueqin construyó uno de los momentos más trágicos de la novela: la muerte de Lin Daiyu. Se cuenta que Cao se conmovió tanto mientras escribía la escena en que Lin Daiyu, la joven y frágil prima del protagonista, muere de amor y tristeza, que él mismo lloró desconsoladamente. Cao sentía que sus personajes estaban vivos y que su sufrimiento era tan real como el de las personas a su alrededor. Este compromiso emocional con sus personajes muestra cómo la novela no era solo una obra literaria para él, sino una manera de expresar su propia melancolía y la profundidad de sus sentimientos.
El Estilo de Cao Xueqin y la Poesía como Alma de su Obra
La narrativa de Cao Xueqin destaca por su prosa poética, enriquecida con descripciones vívidas y un estilo que alterna entre el chino vernáculo y el mandarín pekinés, influyendo en la base del chino moderno. Sueño en el Pabellón Rojo contiene más de 400 poemas, utilizados no solo para embellecer la narrativa, sino para profundizar en las emociones de sus personajes. A través de sus versos, Cao ofrece una ventana a los conflictos internos de sus protagonistas, permitiendo al lector un acercamiento íntimo a sus deseos y sufrimientos.
Sus poemas recurren a elementos naturales, como el jade, las flores, el viento y las estaciones, como metáforas de la condición humana. Las flores que se marchitan simbolizan la juventud efímera, mientras que el jade representa la aspiración a algo eterno, aunque también es vulnerable al paso del tiempo. La poesía en esta obra es una confesión del alma, una manera de expresar lo que las palabras no pueden transmitir del todo en la prosa.
Cao Xueqin como Poeta: Características de su Poesía
Cao Xueqin revela en su poesía una sensibilidad que va más allá de la expresión individual, explorando la melancolía y la fragilidad de la vida humana. Su habilidad para fusionar las emociones de sus personajes con el entorno natural les da una profundidad psicológica única. La primavera, la lluvia, el jade y la luna no son solo escenarios, sino espejos de los conflictos internos de sus protagonistas. Cada poema es una afirmación de la belleza y el dolor de lo efímero, un recordatorio de que todo lo que amamos está destinado a desaparecer.
En el poema “Indigno de ser parte del cielo”, Cao expresa su angustia existencial, enfrentándose a un destino que parece inevitable. Este poema, como muchos otros en su obra, capta no solo su percepción de la condición humana, sino también su deseo de trascender y buscar un sentido más allá de las limitaciones terrenales. Los personajes de Sueño en el Pabellón Rojo encuentran en la poesía una forma de expresar sus deseos y frustraciones, convirtiéndola en una herramienta de resistencia contra el olvido y la indiferencia del mundo.
Cao Xueqin y la Influencia de la Poesía Tang: Un Legado de Versos y Revolución
Cao Xueqin nació en un contexto privilegiado no solo por su posición social, sino por la riqueza cultural que rodeaba a su familia. Su abuelo, Cao Yin, como hemos dicho, fue un distinguido erudito y funcionario de la corte que dedicó gran parte de su vida a recopilar y preservar la poesía de la dinastía Tang, la considerada “época de oro” de la poesía china. Como ya hemos visto en otros programas, la dinastía Tang (618-907) fue un periodo de florecimiento cultural donde poetas como Li Bai, Du Fu, Wang Wei y Bai Juyi crearon obras que se convirtieron en cimientos de la tradición poética china. Esta poesía no solo exaltaba la belleza de la naturaleza y el paisaje, sino que abordaba las emociones humanas, la melancolía, y las tensiones políticas y sociales, temas que, siglos después, Cao Xueqin exploraría en su propia obra.
La influencia de estos grandes poetas Tang en Cao fue profunda y decisiva. De Li Bai, el poeta de la libertad y la ebriedad, Cao absorbió el sentido de lo sublime y lo trágico en el anhelo humano. De Du Fu, heredó el tono melancólico y la preocupación por la injusticia social y la decadencia del sistema imperial. Wang Wei, maestro en fusionar la contemplación de la naturaleza con la espiritualidad, dejó una huella en el uso que Cao hace de los elementos naturales, como el jade y las flores, en su poesía y narrativa, creando metáforas que representan la condición humana. La sensibilidad social y la cercanía con el pueblo de Bai Juyi también están presentes en Sueño en el Pabellón Rojo, donde Cao da voz a personajes de diferentes estratos sociales, mostrando la dureza de sus vidas y el peso de las jerarquías.
Esta conexión con los poetas Tang no solo le ofreció a Cao una rica tradición de imágenes y simbolismo, sino una visión de la poesía como una herramienta para explorar la profundidad de los sentimientos y para cuestionar el orden establecido. Así, su obra combina la herencia poética con un compromiso crítico que recuerda el impacto de los Tang en sus tiempos. En Sueño en el Pabellón Rojo, los versos poéticos de los personajes funcionan como confesiones, como resistencia al deber y como un espacio donde expresan deseos reprimidos y frustraciones, reflejando el espíritu de libertad y crítica que marcó a los poetas Tang.
La influencia de Cao Xueqin y su uso de la poesía se proyectó hacia el siglo XX, cuando Mao Tse Tung, en medio de la Revolución Cultural, vio en su obra un vehículo de resistencia y autenticidad. La poesía de Cao, al igual que la de los Tang, trascendió su época para inspirar a Mao, quien valoró Sueño en el Pabellón Rojo como una crítica implícita a las estructuras feudales y a la opresión social. Mao percibió en Cao una voz que, aunque indirecta, hablaba de las injusticias que la República Popular China se proponía erradicar. De este modo, Cao Xueqin, heredero de los grandes poetas Tang, se convirtió en un puente poético y cultural, conectando el esplendor de la tradición poética china con el ímpetu de transformación que marcaría la China moderna.
Cao Xueqin: Una Bisagra entre el Feudalismo y la China Moderna
La influencia de Cao Xueqin en la China moderna se consolidó en el siglo XX, cuando figuras como Mao Tse Tung reconocieron el valor literario y cultural de su obra. Mao, líder de la revolución comunista, consideró Sueño en el Pabellón Rojo no solo una obra literaria, sino una crítica a las estructuras feudales que oprimían al individuo. En una China que empezaba a romper con las jerarquías de clase y con la opresión del pasado, la poesía de Cao pasó a ser un símbolo de resistencia, celebrando la autenticidad del espíritu humano.
Hoy, Cao Xueqin y su poesía son recordados en China como un legado que invita a la introspección y a la expresión de las emociones más íntimas. Su obra sigue siendo un puente entre la tradición y la modernidad, inspirando a una sociedad que, aunque transformada, sigue encontrando en sus versos un reflejo de sus propios anhelos y miedos. En este sentido, Cao no solo cuenta la historia de una era en decadencia, sino que se convierte en una fuente de inspiración para el espíritu moderno.
La Inmortalidad de Cao Xueqin
La vida de Cao Xueqin es un reflejo de su obra. Su poesía, impregnada de melancolía, no es solo un ornamento literario; es el testimonio de un hombre que entendió la fragilidad de la existencia humana. Cada poema en Sueño en el Pabellón Rojo es una confesión de la belleza y la tristeza de lo efímero, una manera de inmortalizar lo que, de otra manera, se perdería con el paso del tiempo.
A través de su poesía, Cao Xueqin nos invita a aceptar la vida en toda su complejidad, a reconocer que somos tan frágiles como las flores que caen y el jade que se desgasta. Sin embargo, en cada verso, Cao nos recuerda que, aunque la vida sea breve, su belleza reside precisamente en su fugacidad. Hoy, en Poesía más Poesía, celebramos su legado, una herencia literaria que trasciende las fronteras de su tiempo y que, en cada poema, sigue hablándonos de los misterios de la condición humana.
En muchos sentidos, Sueño en el Pabellón Rojo es para China lo que Don Quijote de la Mancha es para el mundo hispano: una obra monumental, que captura la esencia de una época y explora los recovecos más profundos de la lengua. Al igual que Cervantes, Cao Xueqin se convirtió en un espejo de su sociedad, reflejando con maestría la fragilidad, los sueños y las contradicciones de sus personajes. Jorge Luis Borges, fascinado por la profundidad de esta novela, escribió: “Es uno de los grandes libros del mundo, porque no es un mero informe de hechos exteriores, sino un viaje a la complejidad del corazón humano”. Así, Sueño en el Pabellón Rojo sigue siendo un viaje atemporal que, como el Quijote, nos recuerda que, aun entre las ruinas de los sistemas antiguos, el espíritu humano sigue buscando su verdad y su libertad.
SELECCIÓN DE POEMAS DE CAO XUEQUIN
Indigno de ser parte del cielo,
¡tantos años en vano pasé en la tierra…!
Aquí se narra mi vida en los dos mundos,
¿a quién pediré que la divulgue?
…………….
Un reguero de lágrimas tristes,
páginas llenas de palabras absurdas.
Dicen que su autor está loco,
¿pero quién leerá su escondida amargura?
…………..
Cuando se toma lo falso por verdadero, lo verdadero se torna falso;
cuando de la nada surge el ser, el ser permanece nada.
…………….
Me río de ti: quieres cuidar a esa tierna criatura
que habrá de ser un nenúfar sepultado por la nieve.
Cuídate de lo que llega: la fiesta de los Faroles:
evanescencia del humo cuando la llama se apaga.
…………….
No sé si ocurrirá lo que deseo;
a menudo me toma la tristeza.
Me frunce el ceño la melancolía,
pues volvió su camino para verme.
Sombra soy en el viento, y me pregunto
si ella será quien me acompañe siempre.
Si viene a tocarme la luz de la luna,
que lleve mi amor a su pabellón.
…………….
El jade del cofre quiere un buen precio alcanzar,
el alfiler del joyero muy alto espera volar.
…………….
El día quince la luna llena
baña con luz pura las balaustradas de jade.
Cuando surca los cielos su luminosa esfera,
alzan su mirada los hombres de la tierra.
…………….
Los hombres anhelan la inmortalidad,
pero nunca olvidan los lujos y el rango.
¿Dónde andan ahora los grandes de antaño?
Las hierbas silvestres recubren sus tumbas.
Los hombres anhelan la inmortalidad,
pero nunca olvidan la plata y el oro;
se pasan la vida amasando dinero
para que la muerte les selle los ojos.
Los hombres anhelan la inmortalidad,
pero no olvidan a las bellas esposas
que juran amor eterno a sus maridos
y se vuelven a casar en cuanto mueren.
Los hombres anhelan la inmortalidad,
pero traen hijos al mundo sin cesar;
padres cariñosos veréis a montones,
¿quién ha visto que un hijo ame a su padre?
…………….
Chozas humildes y salas vacías
donde colgaron antaño blasones;
hierbas marchitas, álamos resecos
que vieron cantar, danzar a los hombres.
Las telarañas recubren las vigas labradas,
retorna la gasa verde a los ventanales rotos;
frescos siguen y perfuman los afeites,
¿por qué en un segundo encanecen las sienes?
Ayer mismo acogió unos huesos la arcilla amarilla
y hoy rojas linternas alumbran el nido de los amantes;
ayer hubo unos hombres cargados de plata
que hoy son mendigos que todos desprecian.
La muerte ajena les hace suspirar,
pero ignoran que ya está llamando a su puerta.
¡Con qué celo a sus hijos educan!
¿Quién les asegura que bandidos no serán?
Con un joven noble la hermosa quiere casarse,
¿quién supone que en el Barrio Rojo ha de acabar?
Un hombre se queja de su rango inferior
y le ponen entonces un cepo en el cuello.
Ayer apreció mucho su abrigo raído,
y hoy se queja de que le queda larga su túnica morada.
Todo es lucha y tumulto en el escenario:
apenas uno acaba su canción, hay otro cantando.
Es locura incomparable confundir
con el propio hogar los parajes extraños,
y al final nuestro esfuerzo consiste
en coser las ropas que otra gente lucirá.
…………….
Si se ganará en el juego, quién lo sabe de antemano.
El incienso se consume, se acaba el té, pero aún quedan.
Para hacer augurios de fortuna o decadencia
hay que buscar quien contemple todo con ojo imparcial.
…………….
Tanto ha mejorado su condición
una mirada lanzada al azar.
…………….
Aunque mucho acumuló, olvidó retener la mano;
sólo al final del camino pensó en desandar sus pasos.
…………….
Las perlas de los sentados en torno a esta mesa brillan más que el sol y la luna;
las insignias de honor de los huéspedes relumbran en el salón como nubes iridiscentes.
…………….
Angustia y melancolía cortejaba sin razón,
y a veces se comportaba como idiota o loco.
Aunque fue de porte apuesto,
díscolo y vacío tuvo el corazón.
Obtuso, no comprendía sus deberes; terco, no se aplicaba en sus estudios.
Fue temerario en extravagancia,
y no escuchó el reproche y la difamación.
Privilegios y tesoros no sabía disfrutar;
cuando pobre, no podía soportar los sufrimientos.
Lástima que derrochara sus años mejores
defraudando al país y a su familia.
Era el inútil más grande del mundo,
no tiene par su indignidad.
Petimetres y noblecillos, permítanme aconsejar:
¡No imiten la perversidad de este joven!
…………….
Los caballos de oro
y las alas de jade
de los Jia de Jinling
no son bisutería
…………….
Vasto palacio de A Pang,
digno de un mandarín,
no caben en tus salones
todos los Shi de Jinling.
…………….
Si el Rey Dragón del Mar
Este desea un lecho de jade
debe pedirlo a los Wang,
y todo el mundo lo sabe.
…………….
La riqueza de los Xue
se diría una nevada;
hierro les parece el oro,
y las perlas, como grava.
…………….
Quien conozca a fondo los asuntos terrenales,
obtendrá la sabiduría.
Quien capte profundamente los sentimientos humanos, dominará el arte de escribir.
…………….
El ligero frío que envuelve el sueño es el frescor de la primavera.
El efluvio que toma los sentidos del hombre es el aroma del vino.
…………….
El sueño primaveral se alejó ya con las nubes.
Flores Caídas se pierden flotando por la corriente.
Escuchad este consejo, oh juventudes amantes:
No sigáis cortejando el inútil sufrimiento.
…………….
Cuando se toma lo falso por verdadero, lo verdadero se torna falso;
cuando de la nada surge el ser, el ser permanece nada.
…………….
La pasión, tan firme como la tierra, encumbrada como el cielo, no conoce freno desde tiempo inmemorial.
Qué difícil es para los jóvenes apasionados, para las muchachas melindrosas, saldar las deudas de brisa y de luz de luna.
Ellas mismas procuraron su tristeza otoñal, su dolor en primavera;
y ahora, ¿para quién su belleza de flor, su claridad de luna?
…………….
Extraña la luna clara cuando ha pasado la lluvia
y ya se desvanecieron las tornasoladas nubes.
Su corazón es más alto que lo más alto del cielo
pero su persona es humilde, y su rango inferior.
Su encanto y su inteligencia despiertan envidia y celos;
las calumnias le traerán una muerte prematura.
¡Cuánto sufrirá en vano su enamorado dueño!
…………….
En vano es complaciente y amable,
en vano ella es orquídea y osmanto.
Todos envidian al actor que la conquiste.
Su señor no la ama; nadie sabe por qué
…………….
Sus raíces son fragantes como el loto,
pero amargo es el camino de su vida.
Cuando en dos terrenos crezca un árbol,
su alma dulce por fin descansará.
…………….
Ay, que una tiene las virtudes de la esposa de Leyang;
ay, que la otra tiene el ingenio de la sobrina de Xiean.
Aquel cinturón de jade queda colgado en el bosque,
y sepultada en la nieve aquella horquilla dorada.
Durante veinte años ha aprendido a distinguir lo cierto de lo falso.
Las flores del granado ya se abren frente al portón del palacio.
¿Hay algo comparable al inicio de la primavera?
Cuando el Rinoceronte y el Tigre se encuentren, retornará al Gran Sueño.
…………….
Tiene talento, hermosos ideales,
pero nació muy tarde para encontrar la suerte.
El día Brillante y Blanco la despedirán llorando junto a la orilla del río,
y sólo en sueños volverá a su casa.
…………….
De qué le sirve una familia noble y rica si ya en la cuna se quedó sin padres.
Triste y sola contempla ahora el ocaso: fluye y desaparece el río Xiang,
y las nubes de Chu se van volando.
…………….
Es su único anhelo la pureza,
pero cómo vivir en un mundo vacío;
es fina como el jade y noble como el oro,
pero ha de acabar sepultada en el fango .
…………….
Eres un lobo ingrato:
sólo al tenerla te has vuelto feroz;
ella, bella flor y sauce tierno,
antes de un año viajará al sueño del mijo amarillo.
…………….
Traspasó con su mirada la primavera fugaz;
dejó elegantes vestidos, tomó las prendas budistas.
¡Qué pobre es esta hija de familia noble y rica
hoy sentada, solitaria, bajo la estatua de Buda!
…………….
Este fénix llega al mundo mientras corren malos tiempos.
Su habilidad y su juicio son admirados por todos,
mas él obedece, ordena después, por fin la repudia.
Volverá a Jinling llorando, a la casa de su padre.
…………….
La nobleza no resiste los reveses de la vida;
los parientes no visitan a una familia en ruinas.
A la abuela Liu la madre ayuda por un azar;
y la abuela asistirá a la hija infortunada.
…………….
Cuando el ciruelo y el durazno
dan frutos sus flores se marchitan;
ninguna comparable con la orquídea.
Pero no provoca envidia su pureza de agua o hielo:
sólo de burla servirá a los otros.
…………….
El amor es infinito como el mar y como el cielo.
La reunión de dos lascivos en lujuria acabará.
No es que venga todo mal de la casa de los Rong,
pues el desastre en verdad empezó en la mansión Ning.
…………….
Tierra donde el paisaje es tranquilo y prodigioso,
Cielo en el que nadie puede hacer nada.
…………….
¿Quién plantó las semillas del amor…?
…………….
CANCIÓN PRIMERA
PRÓLOGO A UN SUEÑO EN EL PABELLÓN ROJO
¿Quién plantó las semillas del amor
en la primera hora del mundo?
Llegaron de la pasión desbordada,
desde la brisa y la luz de la luna.
Días de desconsuelo y soledad.
En esta tierra de dulces anhelos
quiero cantar secretos dolorosos,
triste elegía del jade y el oro:
quiero contar mi Sueño en el Pabellón Rojo.
CANCIÓN SEGUNDA UNA VIDA MALGASTADA
Dicen que el oro y el jade se emparejan,
pero yo sólo quisiera cumplir
la promesa de la planta y la piedra.
Diferente me siento a la ermitaña
que vive sola en la límpida nieve,
y echo de menos al hada preciosa
que en los bosques umbrosos habitaba.
Lástima que no exista lo perfecto:
dicen que forman pareja feliz,
pero en ellos anida el desconsuelo.
CANCIÓN TERCERA
VANO ANHELO
Ella es flor inmortal.
Él es jade perfecto.
¿Por qué habrán de verse en esta vida
si así no está escrito?
Mas si en verdad es ése su destino,
¿por qué ha de impedirse su amor?
En vano una suspira,
el otro anhela en vano.
Ella es reflejo de luna en el agua;
él es apenas flor en un espejo.
¡Sus ojos los anegan tantas lágrimas!
Pueden correr del otoño al invierno,
desde la primavera al verano.
CANCIÓN CUARTA
FUGACIDAD DE LA VIDA
A la cima del honor sube a buscarla la muerte:
ella verá con sus ojos que ya perdió cuanto tuvo.
La incertidumbre marchita su corazón perfumado.
A la casa de sus padres, más allá de las montañas,
en sueños manda un recado: que su hija ya se fue
a las Fuentes Amarillas: que se recojan temprano.
CANCIÓN QUINTA
SEPARACIÓN DE LOS SERES QUERIDOS
Entre la lluvia y el viento recorrerá tres mil li
lejos de su hogar y de la sangre de su sangre.
Pero teme entristecer en la vejez a sus padres
y por eso les avisa: «No lloréis por vuestra niña.
Siempre estuvieron escritas la buena y la mala suerte;
es el sino, que gobierna los encuentros y partidas.
De este día en adelante viviremos separados;
que cada uno se cuide fiado en su propia mano.
Me despido, no lloréis por vuestra pequeña indigna».
CANCIÓN SEXTA
DOLOR EN EL JÚBILO
Todavía está en la cuna, y ya sus padres han muerto;
aunque el lujo la rodea, ¿alguien habrá que la quiera?
Por suerte nació mujer tan sincera y tan valiente
que nunca consideró los halagos de los hombres.
Ella, frescor de la brisa, parece luna brillando
sobre aposentos de jade donde ha pasado la lluvia.
Con un hombre inteligente y muy apuesto
podrá vivir largos años; podrá tomar la revancha
de su infancia desdichada.
Pero las nubes se esfuman por la torre de Gaotang,
y se va secando el lecho por donde el Xiang fluía.
No han de cambiar con sus quejas su destino los mortales.
CANCIÓN SÉPTIMA
DESPRECIADA POR EL MUNDO
Orquídea hermosa nació, su talento es el de una
inmortal y, sin embargo, sus rarezas maravillan:
detesta los manjares más sabrosos, las ricas sedas.
Ignora que inspira odio su pureza, que desprecia
el mundo su perfección.
Se marchitará a la luz del candil de un viejo altar,
se acabarán los afeites y los rojos pabellones;
pasará la primavera, la belleza se ajará.
El camino polvoriento irá manchando su cara,
como cuando acoge el fango a un hermoso jade blanco.
Delfines de casas nobles por ella en vano suspiran.
CANCIÓN OCTAVA
LA UNIÓN DE LOS ENEMIGOS
Bestia del monte Central,
lobo implacable y salvaje que ignoras la gratitud:
disfrutas, desenfrenado, del lujo y de los placeres;
desprecias la más primorosa flor del jardín ducal
como a un sauce silvestre en el camino;
pisoteas a la niña como a una mujer vulgar
hasta marchitar su alma,
ay,
antes de que pase un año.
CANCIÓN NOVENA
PERCEPCIÓN DE LO EFÍMERO EN LAS FLORES
Fugaces, ve cruzar tres Primaveras:
ya no le importa la flor del durazno
ni el sauce verde;
apaga el fuego de su juventud
por gozar de la paz de un cielo calmo.
No digan que estalla el durazno contra el cielo,
ni que hierven las nubes de damascos floridos:
¿quién ha visto una flor que resista el otoño?
Los hombres, quejumbrosos, desfilan por la aldea
entre los álamos;
bajo los verdes arces los espíritus gimen;
cubren las hierbas secas
las tumbas hasta el horizonte.
Y es ésta la verdad:
el hombre que ayer fue pobre trabajó afanosamente
para mudar su fortuna,
y aun a las flores maltrata
la mudanza de las estaciones.
Nadie puede escapar a la amargura
del nacimiento o de la muerte,
pero dicen que en Occidente crece un Árbol de la Sal
cargado de frutos de la inmortalidad.
CANCIÓN DÉCIMA
ARRUINADA POR LA PROPIA ASTUCIA
Tanta astucia y tanta intriga procurarán tu ruina.
Roto en vida el corazón,
y muerta, de qué te sirve
el talento.
Una mansión noble y rica, una familia en paz…
todo acabará en el suelo, disperso, mustio, hundido.
En vano media vida te afanaste,
pues como un mal sueño a media noche,
como una mansión que se derrumba,
triste, como el guiño triste
de una lámpara extinguiéndose,
súbitamente es dolor lo que hace un momento alegría.
Ay, en el mundo de los hombres
todo es mudable y fugaz.
CANCIÓN UNDÉCIMA
UN PEQUEÑO GESTO DE AMABILIDAD
Un pequeño gesto amable, y una amiga agradecida
que se encuentra por azar:
La buena acción de su madre
le valió la recompensa.
Hay que ayudar a los hombres que viven en la miseria,
y no seguir el ejemplo de su tío desalmado
o de su primo el ingrato,
que por amor al dinero
descuidan a sus parientes.
La fortuna y la desgracia
son las sumas y las restas
que hace el Cielo, tan exactas
que no se pueden cambiar.
CANCIÓN DUODÉCIMA
EL ESPLENDOR LLEGA TARDE
El amor es la imagen de un espejo;
fama y rango sólo un sueño;
belleza y juventud pasan veloces.
Deja de hablar de cortinas bordadas,
de las mantas con aves del amor:
no retrasan la cita con la muerte
la tiara de perlas, la casaca de fénix.
No ha de pasar penurias la vejez,
pero hay que pensar en los hijos y nietos.
Un tocado oficial alegra a un hombre
(¡cómo destella su sello dorado!),
y sube hasta el poder con majestad.
Pero está cerca el oscuro sendero
que conduce a las Fuentes Amarillas.
¿Dónde están los generales de antaño?,
¿dónde los orgullosos estadistas?
Hoy ya no son sino nombres vacíos
que admira la posteridad.
CANCIÓN DECIMOTERCERA
TODAS LAS COSAS BUENAS SE ACABAN
La primavera se acaba; de las decoradas vigas
un polvo fragante cae.
Galante y bella como la luna,
ella es la raíz profunda
del ocaso familiar.
La antigua tradición decae con Jing, y en la casa Ning se apresta la ruina.
Responsable es la pasión.
EPÍLOGO
LOS PÁJAROS SE DISPERSAN HACIA EL BOSQUE
Los funcionarios se arruinan,
los ricos dilapidan sus tesoros;
los que hicieron el bien han escapado
a las zarpas de la muerte;
los que no practicaron la clemencia
encuentran su justo pago;
los que una vida tomaron
ahora pagan con la suya;
la que adeudaba sus lágrimas
saldó hasta la última gota.
No es casual el castigo
por pecar contra los otros:
predestinados están encuentros despedidas;
en una vida anterior hay que buscar
las razones de cualquier muerte violenta,
y será afortunado quien disfrute
en la vejez de rango y riquezas.
Quien la esencia del mundo supo ver
huyó del mundo,
mientras los obstinados y necios
calcinan su vida.
Arruinados los plantíos,
regresan los pájaros al bosque;
después de tanta mudanza,
¡qué deshabitado y limpio
queda el blanco y vasto campo!
…………….
Ocurren extraños encuentros en un sueño secreto.
Soy el amante más obstinado que vieron los tiempos.
…………….
Bajo edredones bordados,
dormido de primavera,
siguiendo en trance a una diosa
deja el mundo terrenal.
¿Quién visita la Tierra de los Sueños?
El más obstinado amante
que vieron nunca los tiempos.
…………….
Cuando las cosas marchan bien es normal la caridad;
alguien profundamente agradecido es mejor que parientes o amigos.
…………….
La buena apariencia allana el sendero de la amistad.
La mutua atracción inicia a los muchachos en el estudio.
…………….
Es un absurdo creer que Nüwa reparó el cielo,
y más escribir las memorias de una roca
que, dejando el Gran Vacío de silenciosos espíritus,
otra forma asumió, pestilente y rastrera.
Perdida la fortuna, pierde el oro su brillo;
corren malos tiempos y no brilla el jade hermoso.
Altas colinas de huesos anónimos
fueron antaño señores y damas.
Jade Precioso de las Comunicaciones Espirituales
Nunca perder, nunca olvidar
Vida eterna, duradera prosperidad
…………….
Expulsa malos espíritus
Cura males misteriosos
Predice fortuna y desgracia
…………….
Nunca partir, nunca abandonar
Fresca juventud, eterna duración
…………….
De saber que mañana acarreará problemas,
¿quién enviaría a su hijo a estudiar hoy?
…………….
El ligero frío que envuelve el sueño es el frescor de la primavera.
El efluvio que toma los sentidos del hombre es el aroma del vino.
…………….
Amarillos crisantemos alfombrando el suelo,
verdes sauces por las laderas,
un hermoso puentecillo sobre el torrente Ruoye,
senderos zigzagueantes que suben a Tiantai.
De la roca, brotan manantiales cristalinos,
y flota vaporosa la fragancia
de las mil flores de los enrejados.
Los árboles mecen sus copas rojizas,
hermosos como un cuadro de frondas dispersas.
Ya refresca el viento otoñal;
ya callaron las doradas oropéndolas
y ahora, bajo el tibio sol, cantan los grillos.
Al sudeste, las cabañas anidan entre las colinas;
al noroeste, los pabellones meditan sobre el agua de un lago.
Una flauta sutil hechiza los sentidos humanos,
y muchachas vestidas de seda pasean por el bosquecillo
añadiendo encanto a la escena.
…………….
Pasarán tres Primaveras, se marchitarán las flores;
cada una buscará su propio destino.
…………….
Diez mil hombres no pueden gobernar un Estado;
y qué bien administra la casa una sola mujer.
…………….
¿Quién sabe que cada grano de arroz sobre cada plato
es fruto del fatigoso esfuerzo de un campesino?
…………….
Si el rey Dragón del Mar Este
desea un lecho de jade
debe pedirlo a los Wang,
y todo el mundo lo sabe.
…………….
Preparado ya el té, aún es verde el humo del precioso trípode.
Acabada ya la partida, aún están fríos los dedos junto al sereno ventanal.
…………….
La crecida primaveral hace más verde el lugar donde se enría el cáñamo.
Nubes fragantes envuelven a los que cortan las ramas del laurel.
…………….
Al atardecer, la fragancia de las orquídeas envuelve el patio.
A la luz de la luna, el aroma de los lirios flota sobre la isla.
…………….
Abrazando riachuelos y colinas,
hábilmente dispuesto está el jardín.
¡Cuánto trabajo costó este vergel!
No hay en el mundo un lugar igual.
Merece llamarse Vista Sublime.
ENSANCHANDO EL CORAZÓN, ALEGRANDO EL ÁNIMO
(Inscripción frontal)
Los paisajes del jardín, únicos y extraordinarios.
Obedeciendo la orden, cojo tímida el pincel.
¿Quién imagina en el mundo tanta belleza reunida?
¡Cómo ensancha el corazón este paseo! ¡Cómo nos alegra el ánimo!
DIEZ MIL MARAVILLAS COMPITEN EN ESPLENDOR
(Inscripción frontal)
La construcción del jardín es imponente y sublime.
Poco es mi talento, pero cantaré sin sonrojarme.
No hay palabras que describan las bellezas que aquí vemos.
Ciertamente, diez mil maravillas compiten en esplendor.
MILAGROS DE LA NATURALEZA
(Inscripción frontal)
Montañas y ríos se extienden hasta el infinito.
Los altos pabellones se alzan entre las nubes.
El jardín se baña en el fulgor del sol y la luna.
La Naturaleza misma se eclipsa ante el jardín.
ESPLENDOR Y NOBLEZA
(Inscripción frontal)
Yingchun
Brillantes colinas se entrelazan con el agua de cristal.
No hay una isla de los inmortales tan espléndida y tan noble.
Se confunden con las hierbas aromáticas los abanicos verdes de las cantantes,
y caen las flores del ciruelo tocadas por el vuelo de las rojas faldas de las bailarinas.
Ésta era de prosperidad debería quedar fijada en versos preciosos de jade y perla.
El regreso de la Noble Consorte es como el descenso de una ninfa desde la Torre de Jaspe. Una vez que ella ha pisado este lugar encantador,
que no se permita la entrada a los pies de los mortales.
UNIÓN DEL ESPLENDOR Y LA DICHA
(Inscripción frontal)
Al oeste del Palacio Imperial hay un parque fragante
donde abundan la luz del sol, los paisajes espléndidos, las nubes favorables.
Los altos sauces convocan al coro a las oropéndolas del valle,
y los esbeltos bambúes llaman al fénix a detener su vuelo.
La piedad filial se consagra con su visita.
Viendo la sabiduría encerrada en su poema,
me avergüenzo de escribir estos versos.
UNA TIERRA ENCANTADA, FUERA DE ESTE MUNDO
(Inscripción frontal)
¿Quién sabe dónde se construyó este famoso jardín?
Este paraíso está lejos del mundo polvoriento.
Colinas y riachuelos le prestan su delicia.
Paisajes nunca vistos lo enriquecen.
El perfume de las hierbas se confunde
con el aroma del vino del valle de Oro,
y las flores alegran la primavera de los salones de Jade.
¡Qué honor nos hace el emperador con sus favores
dejando a sus carros entrar y salir por la puerta de esta casa!
DONDE SE POSA EL FÉNIX
Los jades elegantes se han fortalecido,
dignos de recibir al fénix volador.
Los tallos son tan tiernos que parecen destilar
gotas verdes de sus entrañas,
y verde es la frescura que dan sus verdes hojas.
Impiden que el agua de la fuente salpique la escalera.
Conservan el aroma del humo de los trípodes
que llega atravesando los densos cortinajes.
Que nadie altere este damero de sombras,
para que duerma ella su dulcísimo sueño.
PURO AROMA DE LAS ALPINIAS
Las alpinias colman el patio,
y a su aroma se suma el de las trepadoras.
Suaves son como las hierbas de primavera,
y una tierna fragancia exhalan sus bejucos.
Una bruma liviana cubre los senderos sinuosos,
las gotas del fresco rocío mojan los corredores.
¿Quién dice que sólo los hermanos Xie
consiguen en sus versos que canten los estanques?
ROJO ALEGRE Y DELICIOSO VERDE
Todo el día reina el silencio sobre el patio tranquilo.
Una pareja de muchachas son el plátano y el manzano.
En la primavera las hojas del plátano parecen cansadas,
pero no descansan, floreciendo toda la noche, los rojos manzanos
que apoyan sus mangas rojas en las balaustradas,
mientras cubre el plátano las rocas con su niebla verde.
Dos bellezas compiten frente a la brisa primaveral;
su dueña debe cuidarlas y sentir añoranza por ellas.
RÓTULO
Taberna del Albaricoque a la Vista.
Un rótulo en lo más alto atrae a los bebedores,
y a lo lejos se divisa una aldea muy tranquila.
Los gansos surcan un lago de algas y nenúfares.
Desde los olmos hasta las vigas, van las golondrinas.
Ya están maduros en su bancal los puerros de primavera;
todo lo impregna la fragancia de las flores del arroz.
En estos buenos tiempos pacíficos y prósperos
nadie sabe qué es el hambre.
Tejedores y labriegos descansan de sus tareas.
Acabad con los santos y los sabios y desaparecerán los grandes bandidos. Arrojad lejos de vosotros los jades, triturad las perlas y no habrá rateros. Quemad las tarjas, romped los sellos y el pueblo retornará a su simplicidad natural. Haced añicos las medidas de capacidad, quebrad las balanzas y el pueblo dejará de reñir. Desarraigad, destruid las doctrinas de los santos y el pueblo discutirá las cosas libremente. Desbaratad las escalas musicales, estrellad contra el suelo zampoñas y cítaras, obturad los oídos a la música del ciego Kuang y las gentes, bajo los cielos, aprenderán a escuchar por ellas mismas. Renunciad a los ornamentos y a los motivos de colores, pegad con cola los ojos de Li Zhu, y todas las gentes, bajo los cielos, aprenderán a mirar por ellas mismas. Destruid cartabones y medidas de cuerda, compases y escuadras, cortad los dedos a Chui y todas las gentes, bajo los cielos, recobrarán sus habilidades…
…………….
Quemad la flor, desechad el almizcle, y aquellas que habitan los aposentos interiores se guardarán sus consejos. Ajad la belleza de la preciosa horquilla, embotad la inteligencia del jade negro, descartad el afecto, y bondadosas y malvadas serán iguales en los aposentos interiores. Escuchar los consejos elimina el peligro de la discordia, la belleza ajada impide el afecto, la inteligencia embotada extirpa la admiración por el talento. Pues joya, jade, flor y almizcle son semejantes a redes que se tienden, trampas que se colocan para fascinar y hechizar a todos los hombres bajo los cielos…
…………….
¿Quién juega con el pincel sin motivo
tergiversando al maestro Zhuang a su antojo?
No percibe su poca perspicacia,
y en cambio se queja de las demás.
…………….
En las doncellas virtuosas siempre anida el resentimiento,
y ya desde la antigüedad conocen los celos las encantadoras esposas.
…………….
Se han secado las lágrimas del héroe,
y atrás quedó el hogar del ermitaño.
Por tu divina gracia he recibido
la tonsura bajo el Altar del Loto,
pero permanecer aquí no es mi destino
y hoy mismo abandono el monasterio.
Desnudo me marcho, sin ataduras.
Deseo dejar el convento
ataviado sólo con hojas de palmera
y cubierto con sombrero de bambú.
A donde me lleve la suerte voy
con mis sandalias de paja
y mi quebrado tazón de mendigo.
…………….
Los que se pretenden hábiles trabajan duramente hasta agotarse; las preocupaciones consumen a los que se creen sabios. Pero aquellos que no están dotados de ningún talento no albergan ambición alguna: disfrutan de su alimento y van errantes sin dirección fija, como barcas a la deriva.
…………….
Los árboles de las montañas son los primeros en ser cortados, las aguas cristalinas son las primeras en ser bebidas.
…………….
Si tú me pruebas, si yo te pruebo;
si mente y corazón ponemos a prueba;
si ya nada queda por probar,
llegaremos a la prueba verdadera.
Cuando las pruebas se hayan acabado,
mis pies encontrarán reposo.
…………….
En el principio no había «yo» ni «tú»,
¿por qué te inquietas si ella no entiende?
Libre he venido, libre me voy.
La incertidumbre y el júbilo
no tienen sentido para mí;
próximo o lejano,
tampoco me abruma el parentesco.
¿De qué han servido mis desvelos de antaño?
Hoy comprendo su futilidad.
…………….
Cuando no haya donde reposar los pies,
ése será el más puro y mejor estado.
…………….
El cuerpo es un árbol de Bodhi,
el espíritu un espejo brillante.
Mantenlos pulidos y limpios,
que el polvo allí nunca se pose.
…………….
Ningún árbol es el de Bodhi,
no existe el espejo brillante.
Nada es lo que aparenta ser.
¿Dónde podría amontonarse el polvo?
…………….
Ocho ángulos tiene el Hermano Mayor,
pero el Hermano Menor tiene dos cuernos
y le encanta sentarse en el tejado en cuclillas,
mientras el Hermano Mayor se sienta en la cama.
…………….
Un mono de cuerpo ligero se encarama en un árbol.
Es el nombre de una fruta.
…………….
Su cuerpo es cuadrado
y dura su sustancia;
aunque no pueda decir palabra,
es seguro que responderá.
…………….
A los monstruos infundo pavor.
Mi forma es un rollo de seda,
y paraliza los corazones
mi atronadora explosión.
Todos me buscan ansiosos,
pero ya no estoy.
El cohete.
…………….
No cesan los trabajos humanos ni los decretos del cielo,
pero sin la bendición del cielo sería estéril el trabajo humano.
¿Cuál es la causa de tanta incesante, frenética actividad?
La incertidumbre de las cifras del yin y el yang.
El ábaco
…………….
Todos los niños levantan la mirada.
Es bueno festejar el día Brillante y Claro,
pero ella se pierde cuando se quiebra el hilo de seda.
No culpemos de la separación al viento del este.
La cometa
…………….
Se esfumó una vida anterior, pura apariencia.
Ahora escucha la salmodia de los sutras
y es sorda a los cantos populares.
No digáis que viviendo así se yace en el fondo de un mar de penumbra,
pues asoma en su corazón la luz brillante.
Una lámpara de un templo budista
…………….
¿Quién abandona el palacio con el olor del incienso en las mangas?
No se parece ese aroma al del laúd o la frazada,
no requiere vigía que anuncie el alba
ni doncella que en la quinta vigilia le devuelva el ánimo.
Día y noche lo consume la ansiedad,
la angustia, mientras el tiempo se esfuma,
y aprendemos a estimarlo en la fugacidad de la vida.
¿Qué más le da si el día está claro o nublado?
NOCHE DE PRIMAVERA
Me cubre un ocaso de mantas de seda; están echadas, nubes ligeras, las cortinas de mi cuarto.
Hasta aquí llega, desde la calle vecina, el vago rumor de la sexta vigilia.
Sobre mi almohada se extiende un ligero frescor: Llueve y llueve más allá de las ventanas. Por mis ojos desfila la primavera, y evoco en su paisaje a la que vive en mi sueño.
¿Por quién derrama la vela su lágrima interminable?
Las flores cayendo, tan tristes, se quejan de mí.
Los mimos han vuelto perezosas a mis doncellas;
me hastían su cháchara y sus risas, acurrucado bajo las mantas.
NOCHE DE VERANO
Se abandona la bella muchacha, cansada ya de bordar, a un sueño profundo.
«Preparadme té», repite el papagayo desde su jaula dorada.
Al abrir el espejo precioso, pienso en la luna brillando a través de la ventana.
Por la alcoba, densas, flotan nubes de sándalo que huelen a incienso imperial.
Fluye de las copas de ámbar el cristalino Rocío de Loto.
La brisa fresca de los sauces vence balaustradas de cristal,
y van agitando su seda los abanicos por los pabellones del lago.
En las torres de carmín, las persianas levantadas, se despojan las muchachas de sus dijes.
NOCHE DE OTOÑO
Silencioso, el pabellón rojo perfumado por la ruda.
La luz del Espíritu del Laurel fluye y baña la gasa de las cortinas.
El musgo cubre los surcos de las rocas donde duermen las cigüeñas,
y, cerca del pozo, las hojas de paulonia mojadas por el rocío humedecen el plumaje de los cuervos.
Una doncella extiende una manta de fénix dorado.
Se quita las flores del pelo una muchacha que regresa del balcón.
No deja el licor conciliar el sueño en la silenciosa, sedienta noche;
pide que aticen las brasas de nuevo, que enciendan fuego para hervir el té.
NOCHE DE INVIERNO
Ya duermen el ciruelo y el bambú, sueñan en la tercera vigilia.
Pero yo, cubierto de mantas con cisnes bordados, no puedo dormir.
En el patio que asombran los pinos sólo se ven las cigüeñas.
Las flores del peral alfombran el suelo; ya no cantan las oropéndolas.
Tienen frío las muchachas de mangas verdes recitando los poemas;
y los señores, con sus abrigos de piel de marta, piden el licor más fuerte.
Es agradable que la doncella sepa preparar el té.
Y que lo hierva con la nieve recién caída.
…………….
Ayer florecían con brillante morado y tierno carmín;
hoy están entre los muros derruidos y los pozos arruinados.
…………….
¡Qué encantadora visión tuve esta mañana!
¿Pero a quién pertenece este patio lleno de placeres?
…………….
Pues eres tan bella como una flor,
y la juventud se aleja como el agua que corre.
…………….
Sola reposas en tu recóndita alcoba.
Fluye el agua y las flores caen, sin piedad…
…………….
Con el agua que corre y la flor que se deshoja se va la primavera
lejos, tan lejos como el cielo del mundo de los hombres.
…………….
Las flores se deshojan y roja corre el agua,
el dolor es infinito.
…………….
Ella no cuida su arreglo matinal ni el bordado nocturno,
pero se siente afligida bajo la luna y frente a la brisa.
…………….
La nariz como la hiel, colgando; las cejas, pobladas;
los ojos, estrellas de luz preciosa.
Harapiento, calzado de paja, cabeza tiñosa.
Una visión lamentable, en verdad,
era este bonzo vagabundo.
…………….
Larga una pierna, corta la otra.
Empapado y cubierto de barro.
Si le preguntáis de dónde viene
responderá: «De las islas Penglai,
que están al oeste del mar Ingrávido».
…………….
Ni cielo ni tierra te imponían límites;
en tu corazón no había dolor ni alegría.
Luego te dotó de espíritu el fuego,
y a este mundo llegaste buscando discordias.
…………….
Los afeites han empañado tu lustre;
día y noche los pasas en los lujosos aposentos de las muchachas.
Pero has de despertar de tu dulce sueño;
saldadas sus deudas, los desdichados amantes se deben separar.
…………….
Si algún día con tu dulce dueña
comparto la cortina nupcial,
¿cómo podré yo, indiferente,
contemplarte disponiendo el lecho?
…………….
Su llanto conmueve el alma silenciosa de las flores, que agachan la cabeza,
y arranca del sueño a las aves, que ciegas emprenden el vuelo.
…………….
La belleza, el talento de Daiyu no tienen igual.
Sola ha salido de su aposento bordado guardando un sentimiento secreto.
Al escuchar su triste sollozo
caen las flores por doquier y, sorprendidos, vuelan los pájaros.
…………….
Las flores deshojadas, dispersadas por el viento, ocultan el cielo.
¿Quién lamenta su rojo desleído, su mortecino aroma?
En los quioscos ondea suave la tela de la araña,
y en la bordada cortina, leves, quedan prendidos los vilanos de los sauces.
…………….
Llora la muchacha el final de la primavera;
nada alivia la tristeza que le oprime el corazón.
Del adornado aposento sale con una azada en la mano,
y en su trasiego, ¡cuánto sufre pisando las flores marchitas!
Los sauces, moviendo los cabellos, y los olmos, mostrando sus monedas,
ufanos de su fragancia, desatienden
el vuelo de los pétalos de durazno y ciruelo.
Pasará un año. Florecerán de nuevo.
Tal vez entonces no ocupe la alcoba.
El mes tercero ya están dispuestos en el techo
los perfumados nidos. Las insensibles golondrinas,
pasado un año, picotearán de nuevo
una nueva floración.
Pero caerán sus nidos, quedarán las vigas desoladas.
¿Dónde estará la muchacha?
Trescientos sesenta días al año amenazan sin piedad
la daga del viento y el sable de la escarcha,
¿cuánto tiempo fresca y bella vivirá una flor
si cae de un golpe, se la lleva el viento y no se vuelve a encontrar?
Es fácil ver una flor abierta, difícil encontrarla cuando ha caído.
La que sepulta las flores muertas, bajando la escalera, muere de tristeza.
Apoyándose en la azada, deja resbalar lágrimas secretas,
gotas de sangre que salpican cada tallo desnudo.
Cae la tarde y ya no canta el cuclillo;
con la azada al hombro, regresa a la cabaña y cierra la puerta.
Una lámpara verde ilumina la pared mientras el sueño avanza.
La lluvia golpea la ventana. Hace frío entre las mantas.
Si me preguntan por qué me siento angustiada
diré: amor a la primavera, sí, pero también enojo;
amor porque llega súbita cuando no la espero,
enojo porque se marcha sin avisar.
Anoche flotaba sobre el patio una triste canción.
Sería el alma de las flores o el alma de los pájaros.
Es difícil retener el espíritu de las flores y las aves:
las flores se avergüenzan y los pájaros callan.
Quisiera tener alas y emprender el vuelo
con los pétalos hasta el fin del mundo.
¿Pero quién sabe si allí existe
una tumba donde enterrar fragancias?
Mejor en bolsas de seda recoger sus restos de aroma
y en la limpia tierra, como una tumba, sepultarlos.
Pues puros partirán como puros llegaron:
sin dejarse cubrir por el sucio fango.
Flores muertas que he venido a enterrar,
¿cuándo os seguiré en la noche oscura?
Se ríen de mi locura porque os entierro,
¿lo hará alguien conmigo igual?
Ya se acaba la primavera. Van cayendo las flores.
También es hora de que las jóvenes se marchiten y mueran.
Cuando la primavera termine y la belleza se mustie
quedarán unos pétalos en el suelo y la muchacha muerta.
Nunca más volverán a encontrarse.
…………….
Las sombras de las flores cubren su cuerpo.
Los cantos de las aves llenan su oído.
…………….
Dos amantes tengo, dos,
y a ninguno dejar puedo.
Cuando me acuerdo de uno
del otro también me acuerdo.
Son guapos y divertidos,
cómo describir su encanto.
Tuve una cita secreta ayer,
bajo el emparrado.
Vino uno a robar mi amor,
vino el otro a sorprendernos.
Y allí los tres, frente a frente,
¡no pude decirles nada!
…………….
Amor llora sin fin gotas de sangre, granos de amor.
En los pabellones decorados se abren sin descanso
las flores de primavera; se multiplican los sauces.
Al atardecer, el viento y la lluvia flagelan
la gasa de las ventanas y no puede dormir,
ni olvidar sus antiguas tristezas, sus nuevos dolores.
No puede comer los granos de jade, los platos de oro,
y su imagen, cada día más delgada, se refleja
apenas en los espejos.
Nada es capaz de desplegar su ceño fruncido.
Nunca acabará la noche y eterno es su dolor,
como la sombra de las cimas azules que divisa en la lejanía,
como el verde arroyo fluyendo
hacia lo infinito.
…………….
Eres encantador y sensible,
demonio astuto y perverso,
pero aunque fueras un dios
¿de qué serviría?
Nunca crees lo que te digo.
Pregunta cuando yo falte,
pregunta y te dirán
cuánto te quiero.
…………….
El día tres de la luna tercera
el cardamomo florece.
Un gusano ha venido
ansioso por entrar.
Empuja con gran fuerza
mas no lo consigue.
En la flor se encarama;
allí se balancea.
Carne, corazón mío,
si no te abro yo,
¿cómo entrarás?
…………….
Naciste con tantos encantos
que una diosa pareces llegada del cielo.
La juventud florida, la fresca edad
es justo el tiempo de los amantes.
Redobla el tambor de la atalaya
y brilla en las alturas el Río Celestial.
Date prisa, baja la luz de la lámpara de plata
y oculta nuestro amor con las cortinas.
Cuando la fragancia de las flores atrapa a los hombres
sabemos que el día está templado.
…………….
Lágrimas vanas que en vano tiritan
sin cesar, ¿para quién se están vertiendo?
El pequeño pañuelo que me envías,
¿cómo no va a acrecentar mi tristeza?
Lloro perlas, vierto jade rodado,
sin consuelo, a escondidas un día
y otro día. Qué cansado es secar
las manchas que rebrotan.
Déjalas que brillen en la almohada,
déjalas que relumbren en las mangas.
No hay un hilo de seda que enhebre
tanta perla rodando por mis mejillas.
Ya confusas las huellas que dejaron
las consortes en la orilla del Xiang,
se alzan mil bambúes en mi ventana.
No sé si los moteó mi llanto.
…………….
Se ríen de mi locura porque os entierro,
¿lo hará alguien conmigo igual?
Ya se acaba la primavera. Van cayendo las flores.
También es hora de que las jóvenes se marchiten y mueran.
Cuando la primavera termine y la belleza se mustie
quedarán unos pétalos en el suelo y la muchacha muerta.
Nunca más volverán a encontrarse.
Frente a las puertas cerradas, el sol de poniente ilumina las hierbas marchitas,
y el verde musgo se espesa bajo las macetas empapadas por la lluvia.
No se puede comparar el jade con la pureza de su espíritu.
Su cuerpo, como la nieve, encanta el alma,
y apenas late, tan tenue, su fragante corazón.
Con su bellísima sombra, la luna deja su huella en la tercera vigilia.
No digan que el hada blanca partirá volando;
vendrá conmigo, cariñosa, a cantar en el crepúsculo.
…………….
Para resguardar su fragancia, cierro la puerta durante el día
mientras salgo a regar las macetas cubiertas de musgo.
Las sombras graciosas de las flores desleídas se reflejan en la escalera otoñal;
hielo o nieve, sus espíritus descansan junto a las gradas que cubre el rocío;
extremada, su sencilla blancura nos dice que la flor es más brillante.
¿Cómo no va a tener manchas el jade, si es tan triste?
La flor es un favor que le hace el dios blanco, ¿cómo lo devolverá?
Su atractiva pureza calla bajo el crepúsculo.
…………….
Ilumina las puertas la blancura otoñal de las begonias:
son cúmulos de nieve, en sus macetas.
Recuerdan a Taizhen saliendo del baño, helada como su sombra,
o evocan a Xizi acariciándoles el corazón, jade como su espíritu.
No puede dispersar el viento del alba tanta tristeza, y la lluvia atardecida añade sus huellas a las del llanto. Apoyadas en las barandas, parecen sacudidas por un sentimiento profundo.
Los golpes de las lavanderas, y unos lamentos de flauta, te acompañan a despedir el crepúsculo.
…………….
Medio enrollada, la cortina de bambú; entornada la puerta.
Hielo picado parece la tierra, y jade las macetas.
…………….
Roba a la flor del peral una parte de su blancura
y le presta el florecido ciruelo una brizna de su espíritu fragante.
La diosa del palacio de la Luna le cose un vestido blanco,
y es triste, como la triste muchacha que en su otoñal
aposento seca las huellas del llanto:
sola, tímida, silenciosa, ¿a quién dirige sus lamentos
mientras se apoya contra el viento del oeste, ya cansada, y descienden las sombras?
…………….
Anoche bajó un dios a las puertas de la capital
y plantó jade de Lantian en una maceta.
Ella es la diosa de la Escarcha y prefiere el frío;
su alma sale, aunque nada tenga que ver con la muchacha Qian.
¿De dónde procedes, nieve que llega en otoño nublado?
Cae la lluvia sobre las huellas que anoche dejó el llanto.
¡Su único consuelo son los poetas que, celebrando su hermosura sin cesar,
le hacen compañía en el crepúsculo!
…………….
Las alpinias de la escalera conducen a una puerta cubierta de hiedra.
Para las begonias, la esquina del muro es un lugar tan hermoso como las macetas;
a las flores les gusta la pureza, y a la pureza es difícil hacerle compañía.
Y también se le parte el alma a la muchacha sentimental entristecida por el otoño.
Te pareces a una vela de jade cuyas lágrimas gotean al viento.
Tus huellas, bajo la luz de la luna, se ven confusas a través de la cortina de cuarzo hialino.
Quieres contar a Chang E tu sentimiento secreto,
pero ya reinan, en el corredor vacío, las sombras de la noche.
…………….
Ramos de magnolia astillan en el agua los reflejos del loto.
Trapas y raíces de loto perfuman el puente de bambú.
…………….
RECORDANDO EL CRISANTEMO
Sopla el viento oeste. Triste, miro a mi alrededor.
Qué suprema melancolía transmite esta estación de rojas centinodias y juncos blancos.
No quedan señales del otoño junto a la cerca vacía de mi viejo jardín;
ya sólo puedo verte, en sueños, bajo la luna delgada y la clara escarcha.
Mi corazón va con los gansos que vuelan hacia el lejano sur,
y en el crepúsculo, sola, me siento a escuchar los golpes de las lavanderas.
¿Quién se compadecerá de mi languidez por las flores amarillas?
Sólo me consuela saber que volveré a verlas cuando llegue la fiesta del Doble Nueve.
La Dama de las Alpinias
VISITANDO EL CRISANTEMO
Saldré de paseo por el otoño espléndido. Aprovecharé mi libertad.
No me lo han de impedir el licor en las copas ni las medicinas.
¿Quién ha plantado esta flor bajo la luna, antes de la escarcha?
¿De dónde brota tanto otoño al pie de la escalera, junto a la cerca?
Desde lejos he venido con mis sandalias enceradas. Jubiloso llego en otoño, recitando poemas sin cesar con ánimo elevado.
Si las flores amarillas se apiadaran del poeta,
iría a visitarlas con una moneda colgando del bastón.
El Príncipe Rojo y Alegre
PLANTANDO EL CRISANTEMO
Los removió de su lecho mi azada, al llegar el otoño,
y por todas partes los plantó, junto a la cerca del patio.
Anoche los revivió una lluvia inesperada.
Maravilla verlos en flor entre la escarcha matinal.
Canto mil poemas al crisantemo otoñal y, borracho, brindo de nuevo por su helada fragancia. Con esmero los cuido: cubro con barro sus raíces,
los riego con agua manantial
para acercarme a los senderos alejándome del mundo polvoriento.
El Príncipe Rojo y Alegre
FRENTE AL CRISANTEMO
Proceden de una parcela lejana, más valiosos que el oro,
éste pálido macizo y el otro oscuro.
Solitaria, sentada sin tocado junto a la cerca,
abrazo mis rodillas, envuelta en su puro y frío aroma, mientras canturreo.
No hay nadie en el mundo más orgulloso que tú;
mas se diría que sólo yo conozco tu valor.
No dejemos pasar en vano el otoño que se esfuma:
frente a ti, cada instante es un tesoro.
Vieja Amiga del Arrebol como Almohada.
CONTEMPLANDO EL CRISANTEMO
Tañendo el laúd, bebiendo licor, me alegra tu digna compañía que adorna, tan esbelta, la tranquilidad de mi escritorio.
En mi asiento me atrapa tu aroma de rocío de los tres senderos.
Dejando a un lado mi libro, te contemplo, oh tallo del otoño.
La escarcha cristalina atraviesa el papel de la ventana, y me gana un fresco ensueño.
Evoco nuestro primer encuentro, cuando el sol caía sobre el gélido jardín.
Cuando desafías la vulgaridad del mundo, nos parecemos tanto…
Ni tú ni yo nos detenemos a contemplar las flores de durazno y de ciruelo que mece el viento primaveral.
Vieja Amiga del Arrebol como Almohada.
CANTANDO AL CRISANTEMO
Noche y día me enreda el pícaro trasgo de la poesía;
junto a la cerca, contra una roca, medito y tarareo.
Tu belleza está contenida en el pincel con que escribo bajo la escarcha,
y, mirando la luna, musito tu fragante melodía.
Mis páginas están repletas de lamentos otoñales. Me compadezco.
¿Pero quién comprenderá, a través de mis palabras, que el otoño pueda entristecer mi corazón?
Desde que Tao Yuanming te cantó en sus poemas,
diez siglos, con caracteres brillantes, han hablado de ti.
La Reina de los Bambúes
PINTANDO EL CRISANTEMO
Tras recitar unos poemas, juego con el pincel sin darme cuenta de la locura.
No preciso reflexión para pintar como lo hago:
hojas espesas esbozo con mil manchas de tinta,
y unas huellas de escarcha tiñen los ramos de flores.
Con una pincelada clara, y otra oscura, percibo el alma
del crisantemo sacudida por el viento.
Bajo mi pulsera saltarina, rinde el otoño su fragancia.
No son éstas las flores que se cortan en la cerca del este,
pero, pegadas sobre el biombo, han de adornar la fiesta del Doble Yang.
La Dama de las Alpinias
INTERROGANDO AL CRISANTEMO
Pido noticias sobre el otoño, y nadie me responde.
Meditabunda paseo, con las manos en la espalda,
hacia la cerca del este. Pregunto murmurando al crisantemo:
¿Con quién te refugiarás, ermitaño, desafiando orgulloso al mundo con tu virtud?
Todas las flores se abren, ¿por qué tú te retrasas?
¡Qué solo estás en el jardín, entre la escarcha y el rocío!
Ya los gansos regresan al sur, y gimen, tristes,
los grillos. ¿Acaso te inspiran nostalgia?
No digas que no hay en el mundo un interlocutor digno.
Si me entiendes, ¿por qué no hablamos un poco?
La Reina de los Bambúes
PRENDIÉNDOSE EL CRISANTEMO EN EL CABELLO
Diariamente ocupada en cortarlo para los floreros,
en plantarlo al lado de la cerca,
se lo prende en el cabello ante el espejo y no lo considera un adorno.
Se lo prende el príncipe de Chang’an[9], que por él se desvive;
y el señor de Pengze[10], que por él enloquece como por el licor.
El rocío de los tres senderos del patio humedece sus breves cabellos,
y el aroma de la escarcha de los nueve otoños[11] tiñe su tosca gorra.
La gente vulgar no sabe apreciar su noble gusto,
¡dejadlos reír batiendo palmas a la orilla del camino!
La Forastera bajo el Plátano
LA SOMBRA DEL CRISANTEMO
Flor sobre flor, el crisantemo es como luz otoñal
vagando sigilosa por los tres senderos.
Detrás del ventanal, unas cuantas lámparas proyectan sus sombras, próximas o lejanas,
y la luz de la luna se filtra por la cerca de bambú.
En sus reflejos habita el alma de la fría fragancia de los crisantemos.
Pero todo es vacío: el sueño, y la escarchada huella que deja el alma.
Camina con cautela, no pises tanta umbrosa fragancia,
¿pues quién es capaz de distinguir su figura confusa con los ojos ebrios?
Vieja Amiga del Arrebol como Almohada
UN SUEÑO DE CRISANTEMO
En el otoño duermen, junto a la cerca, su sueño gracioso;
y volando con las nubes, y acompañando a la luna, se vuelven un sueño de bruma.
Vuelan hacia el mundo inmortal, mas no envidian a Zhuangzi, que se convirtió en mariposa.
Recordando a viejos amigos, buscan la amistad del señor Tao Yuanming.
Sueñan que siguen a los gansos en su retorno al sur.
Los aburridos grillos, con su triste y lamentable canto, los despiertan.
Y ya desvelados, ¿a quién describirán su dolor?
Hierbas marchitas. Niebla fría. Melancolía inacabable.
La Reina de los Bambúes
EL CRISANTEMO MARCHITO
Los crisantemos se inclinan y lentamente van cayendo bajo el peso del rocío cristalizado y la pesada escarcha.
Mientras contemplamos las flores bebiendo licor, se nos va el día de la Nieve Leve.
Todavía guarda su cáliz un resto de fragancia, pero ya se ajó su color,
y, en sus tallos, las hojas se marchitan y desordenan.
La luna cayendo ilumina la mitad de la cama, y tristes cantan los grillos.
Diez mil li, entre las frías nubes, volarán los gansos silvestres.
Nos volveremos a encontrar otro otoño:
¿Para qué lamentar esta breve separación?
La Forastera bajo el Plátano
…………….
Qué agradable es comer cangrejos a la sombra fresca de los fragantes osmantos.
Locos y alegres sazonamos su carne con jengibre y la rociamos de vinagre.
No se puede privar de buen vino el príncipe glotón,
pero este señor que camina de lado no tiene corazón,
y en nuestra avidez olvidamos que en su ombligo se acumula el frío.
Cuando nos hemos lavado los dedos, su agradable olor aún permanece.
No tiene más función el cangrejo que saciar el apetito humano.
Dongpo, el poeta inmortal, se rió de sí mismo por afanarse en vano.
…………….
Heroico hasta la muerte, con su armadura de hierro y sus largas lanzas,
sobre el plato, deliciosos, yacen su color y su forma. Seré la primera en probarlo.
Sus pinzas están colmadas de tierno jade,
su caparazón rebosa de grasa roja y suculenta.
Cómo me compadezco de sus ocho valientes patas.
¿Quién me alentará para que apure mil copas?
Celebremos la fiesta con esta exquisitez maravillosa,
hoy que la brisa encrespa el osmanto y la escarcha corona los crisantemos.
…………….
Sentados a la sombra del osmanto y la paulonia, alzamos nuestras copas
en Chang’an anhelando el Doble Nueve y, en la espera, se nos hace agua la boca.
Para los ojos del cangrejo no existen meridianos ni paralelos,
y dentro de su piel, entre el amarillo y el negro, alberga un oscuro designio.
…………….
Sin crisantemos, el vino no podrá paliar el fuerte olor,
y hace falta jengibre que prevenga el frío acumulado.
¿Y ahora de qué sirve, abatido en la olla?
En la orilla iluminada por la luna, en vano permanece la fragancia del arroz.
…………….
Ay vieja Liu, vieja Liu,
que jalas más que una vaca:
tragarías una cochina
sin decir una palabra.
…………….
La libertad de carácter se forja entre la niebla y las nubes;
entre arroyos y rocas se lleva una vida salvaje.
…………….
Las flores de otoño, tristes; triste la hierba marchita.
No acaba nunca la noche de velas parpadeando.
El otoño interminable se respira en la ventana.
Tristeza sobre tristeza. Otoño. Viento. Lluvia
que llegó tan súbita; viento que vino de un golpe
rompiendo mi ensueño verde junto a la ventana.
No puedo dormir de tanto otoño.
Pongo en el biombo la vela que lenta va derramando,
sobre el candelabro, lágrimas de cera
que evocan el dolor de la despedida.
¿En qué patio no irrumpe el viento del otoño?
¿Y en qué ventana no golpea la lluvia del otoño?
Las mantas de seda no me protegen ya del viento frío,
y la clepsidra empuja, más y más, a la lluvia.
No cesa, durante toda la noche, el llanto del viento y la lluvia,
débil o fuerte, que acompaña a quien luego emprenderá el camino
hacia un lugar lejano y ahora, bajo la lámpara, llora.
Una niebla fría envuelve el patio en soledad
y gotea sin cesar sobre los bambúes, ante la ventana silenciosa.
No sé cuándo cesarán el viento y la lluvia, pero ya mis lágrimas
han empapado el tul de la ventana.
…………….
Bien desplegadas, conservan las cortinas el aroma del incienso;
apenas cóncava, la piedra del antiguo tintero rebosa de tinta.
…………….
Solitaria sobre el inmenso desierto, una enhiesta humareda se eleva.
Crepuscular junto al largo río, cae una esfera de fuego.
…………….
El sol se pone. Blancos relumbran lagos y ríos.
La marea sube. El horizonte se vuelve azul.
…………….
Se demora sobre el arroyo el sol poniente.
Solitaria, una enhiesta humareda se alza desde la aldea.
Con la bruma de la lejana aldea
se confunde el humo del caserío.
…………….
En medio del cielo cuelga la luna; la noche está fría.
Límpida y blanca es su luz, redondo su reflejo.
Los poetas la contemplan y en ella se inspiran,
mas no soportan su visión los viajeros de corazón dolorido.
La luna, espejo de jade colgando junto al pabellón esmeralda,
parece un plato de hielo sobre la cortina.
No es preciso esta noche encender las velas de plata.
Ella, con su brillante esplendor, ilumina las barandas labradas.
…………….
No es agua ni plata la luz helada de la ventana,
y cuelga del límpido cielo un plato de jade.
Pálida flor del ciruelo embebida en su fragancia,
esbeltos los tallos del sauce, evaporado ya su rocío.
Parece que un polvo blanco recubre la escalinata,
o las balaustradas de mármol están tocadas de escarcha.
Ya no se oyen, al despertar, voces en el pabellón del Oeste,
pero a través de la ventana se adivinan unas huellas.
…………….
Cómo ocultar tan gran esplendor, forma tan sutil, tan frío espíritu.
Bajo la inabarcable luz de la luna
resuenan los golpes de las lavanderas,
y a su delgado cuerno, ya huida la quinta vigilia, cantan los gallos.
Bajo su capa verde de palma, sonidos de flauta otoñal escucha el viajero sobre el río
y, ya entrada la noche, las mangas rojas de una muchacha se apoyan en la baranda.
Que Chang E nos diga por qué no podemos estar juntos para siempre.
…………….
Antes que el durazno florezca o expanda su aroma la flor del almendro,
sonríe el ciruelo al viento del este que corre a su encuentro, desafiando al frío.
Su alma vuela hacia Dayu, con sus parientes.
No es su color el de las flores de la colina Luofu.
El verde ciruelo se prende de antorchas encendidas.
Borracha, la diosa blanca salta sobre el arco iris.
No es un encanto común el que florece,
rojo o rosado, entre el hielo y la nieve.
…………….
No canto al ciruelo blanco; canto al rojo,
por mostrar su belleza: sus capullos son los ojos entreabiertos de un borracho.
Mancha la sangre su rostro helado.
Su corazón no se lamenta, pero será polvo.
El hada blanca bebió un elixir equivocado.
Y mudó su hueso. Bajó del cielo en secreto.
Ya llegó la primavera al sur y al norte del Yangzi.
Que no se llamen a engaño mariposas y abejas.
Hermosas muchachas vestidas de rojo,
cada rama luce su flor compitiendo en elegancia.
Ya se retiró la nieve de los patios solitarios, de las balaustradas zigzagueantes.
Pero caen las nubes rojas sobre aguas que fluyen y valles vacíos.
Al compás de la flauta que tocan las muchachas me toma un sueño.
Por él navegan las hadas en barcos perfumados sobre el Río Celestial.
Proceden sin duda de la Morada de los Inmortales; así lo dicen su color y su figura.
…………….
Regreso al mundo de los hombres con nieve roja entre las manos frías.
Para cortar esta nube violeta, me aparté del mundo de polvo hasta este lugar perfumado. ¿Quién se apiadará de mí, poeta de hombros frágiles,
que conserva en sus ropas manchas de musgo del convento?
…………….
Arrancado de sus bosques y montañas,
se entrega a la diversión de los humanos,
¿Es realmente interesante?
Fama y lucro: apariencias.
Nada tiene detrás del cuerpo.
…………….
Viga sobre viga de cedro y sándalo tallados,
mas no por artesanos erigidos.
Aunque viento y lluvia barren el cielo,
no se escuchan tañidos de las santas campanas.
Desvanecido del cielo y del mundo de los hombres,
el marco de bambú nos dice su advertencia:
Levantad la vista hacia el mensaje del fénix,
y al aire azul suspirad vuestra respuesta.
No hay por qué atar con cuerdas a este verde caballo,
¡Qué fiero se ve galopando alrededor de las murallas!
A la orden del jinete acelera como un rayo.
Viaja solo sobre el lomo de la tortuga
que sostiene las Tres Montañas de los Inmortales.
…………….
CHIBI
Cadáveres de guerreros apresando la corriente.
Oh, sus nombres bordados en vanos estandartes sobre los barcos vacíos.
Vientos fríos atizaban el incendio en el fragor de la batalla.
Ahora giran allí mil espíritus galantes.
JIAOZHI
Pregonan su reinado las grandes campanas de bronce:
oyen su tañido las tribus al otro lado del mar.
Ma Yuan, en verdad, coronó grandes empresas;
a su lado, la flauta de hierro de Zhang Liang no merece alabanzas.
ZHONGSHAN
Nunca fueron tuyas la fama y la riqueza.
Arrastrado abruptamente al polvoriento mundo,
qué difícil cortar sus ataduras.
No te quejes si se ensañan contigo las afiladas lenguas.
HUAIYIN
Del perro salvaje, también el valiente ha de cuidarse.
Cuando fue príncipe de Qi ya estaba escrito su destino.
Permítanme un consejo: no desprecien al humilde;
hasta el fin de sus días recordó el favor de una comida.
GUANGLING
Cantan las cigarras. Los cuervos vienen a posarse.
Todo en un instante desapareció.
¿Cómo se ve hoy el paisaje del dique de Sui?
Fue la romántica reputación del emperador
la que desató las malas lenguas.
VADO HOJA DE DURAZNO
Ociosas flores, marchitas hierbas se reflejan en el estanque.
Al fin, Hoja de Durazno, has de separarte de tu ramo.
Muchas columnas del Estado eran así durante las Seis Dinastías;
hoy, triste, un pequeño retrato adorna en vano la pared vacía.
LA TUMBA VERDE
Aguas estancadas del oscuro arroyo.
Heladas cuerdas del laúd proclamando al mundo su dolor.
Oh, reglas absurdas de la casa de Han.
Vergüenza eterna sintiera la madera que rechazó el ebanista.
LADERA MAWEI
Manchas solitarias de sudor y carmín.
Oh, belleza que se marchó con la corriente,
los rastros de tu encanto
aún exhalan una ligera fragancia.
MONASTERIO DE PUDONG[
Pequeña Roja, la de hueso barato y cuerpo ligero
en secreto reúne a una pareja.
Por fin la azota su señora,
pero está la joven dama con su amante.
CONVENTO CIRUELO EN FLOR
No con el ciruelo: con el sauce en sueños se encuentra.
¿Quién tomará el retrato de la bella?
Cuando están juntos no piensan en la ausencia de Fragancia Primaveral.
Un año ha pasado desde que se separaron con el viento del oeste.
…………….
Anoche visité en mi sueño un Rojo Pabellón.
Hoy elevo mi canción sobre un país rodeado por el agua.
El mar se convirtió en nube, manto cubriendo la isla,
y la bruma en la colina se confunde con el bosque.
La luna antigua es la misma luna que relumbra ahora,
mas son otros sentimientos los que dicta a quien la mira.
En el sur del río Han, la primavera en mis ojos.
¿Cómo puedes, corazón, permanecer insensible a tantos recuerdos?
…………….
Van volando a la par las nubes del crepúsculo y los gansos salvajes.
Se escucha el triste graznar de un ganso salvaje planeando sobre el río barrido por el viento. Un ganso salvaje con una pata quebrada:
sus gritos colman de dolor los corazones.
Así es el regreso del ganso salvaje.
…………….
Si nada tienen que ver las avellanas con las piedras donde el vecindario lava la ropa,
¿de dónde sale entonces el sonido de las prendas batidas en diez mil hogares?
…………….
Saltando y rugiendo,
hacia el cielo se encrespan las olas fluviales;
Se necesita una cadena de hierro que sujete la barca solitaria al embarcadero
para que no se la lleve el viento que sopla sobre el río.
No conviene emprender un viaje.
…………….
Este Yatou no es aquel Yatou.
¿Cómo puede su cabeza estar embadurnada con aceite de osmanto?
…………….
Dulce la fuente, fresco el vino.
Relumbra como ámbar en una copa de jade.
Los brindis duran hasta que se alza la luna sobre los ciruelos,
los borrachos regresan apoyándose unos en otros.
Es conveniente visitar a parientes y amigos.
…………….
Mi escoba está hecha con las plumas verdes de un fénix.
Despacio, barro con ella las puertas del cielo.
Ved el polvo de jade que arremolina el viento,
y una nube repentina bajando a puertas tan lejanas.
No vuelvas a errar el tajo contra el Dragón Amarillo,
ni visites al viejo de Donglin.
Vuelve la mirada hacia las nubes rojas.
¡Oh, hermano, regresa pronto con alguien que barra por mí!
Si tardas, sufriré eternamente junto a las flores del durazno.
…………….
Aunque sea tuyo un umbral de hierro que dure mil años,
acabarás necesitando un panecillo de tierra.
…………….
XI SHI
La más bella de una generación, capaz de arrasar ciudades, desapareció entre la espuma de las olas.
En el palacio del reino Wu se la recordaba en vano.
Que nadie se burle de la muchacha del ceño fruncido
que en el pueblo del este seguía lavando la seda cuando ya tenía el cabello blanco.
LA DAMA YU
El corazón se rompía con los relinchos del Caballo Negro, semejantes al viento nocturno. Ay, llena de odio, la dama Yu se sentó frente a Dos Pupilas.
Antes que acabar como Qing Bu y Peng Yue, carne picada,
mejor suicidarse con una espada en la tienda de Chu.
WANG ZHAOJUN
Una belleza incomparable salió del palacio de los Han
(desde antiguo tienen las muchachas adorables un triste destino).
Aunque despreciara la belleza de las mujeres,
¿cómo pudo un soberano otorgar a un pintor el derecho a decidir?
PERLA VERDE (LÜ ZHU)
Desechados por igual los escombros y las perlas,
¡cuánto quiso Shi Chong de verdad a esta belleza!
Sólo porque su buena fortuna ya estaba trazada en una vida anterior,
hasta después de muerto tuvo quien lo acompañara.
PLUMERO ROJO (HONG FU)
Era diferente: saludaba sólo con las manos y hablaba con elocuencia.
Por eso la belleza lo distinguió como héroe, aunque era de baja posición.
Al señor Yang, cadáver vivo, nadie le tenía miedo;
y él, ¿cómo iba a ser una atadura para Hong Fu, una heroína?
…………….
El deseo por una pariente
distanció a marido y mujer.
Sin desmontar de sus caballos, parten los generales.
Cada uno galopa hacia su propio destino.
…………….
Se desmorona la colina de Jade que nunca más se alzará.
Flor de durazno, pisoteada. Queda el suelo manchado de rojo.
…………….
FLOR DEL DURAZNO
Al otro lado de la persiana hay un durazno en flor y una brisa leve de primavera.
A este lado, la flor del durazno[1] que se arregla ensimismada el cabello al levantarse. Fuera, el durazno en flor; adentro una muchacha.
Una flor y una hermosa doncella que una persiana separa.
Alzarla quisiera la brisa; la flor atisbar la belleza.
Fuera, como antaño, el durazno florecido;
adentro la muchacha, más frágil que una flor.
Lo sabe la flor del durazno y se siente triste.
A través de la persiana vuelan sus sollozos con la brisa
que atraviesa las varillas de bambú.
Las flores colman el patio,
mas redobla el desconsuelo la escena primaveral.
La puerta, entornada. El patio, cubierto de musgo.
El crepúsculo. Y ella, sola, apoyada en la baranda,
entrega sus lágrimas al viento del este.
La doncella de la falda roja se desliza bajo ramajes cuajados de flores,
entre la exuberancia de hojas y pétalos:
pétalos de fresco rojo; hojas de esmeralda, verdes.
Desde lejos se divisan los diez mil duraznos esfumados en la bruma
proyectando contra pabellones y paredes un rosáceo resplandor.
Arde el telar del cielo, y cae sobre la tierra el brocado que sostenía[2],
mientras ella despierta en la serena primavera y retira la almohada de coral.
Una doncella le trae agua fragante en batea de oro;
agua que al primer contacto hiela sus coloreadas mejillas.
¿A qué se parece el frescor del maquillaje?
Al color de las flores. O al llanto de la muchacha.
Mirad sus lágrimas. Mirad la flor del durazno:
las lágrimas caen sin cesar, la flor insiste en su belleza.
Los ojos llenos de lágrimas contemplan la flor; es fácil que se sequen las lágrimas.
Cuando eso ocurra y termine la primavera, las flores se marchitarán.
Será que las flores mustias han de cubrir el cuerpo de la muchacha marchita.
Con las flores caídas y el cansancio de la muchacha llegará súbito el crepúsculo.
Escuchad el canto del cuco. La primavera se acaba.
Sobre la persiana solitaria, la luna deja su huella.
…………….
No son paños de seda tejidos por las bordadoras
las brumas perfumadas que se enrollan fuera de la persiana.
Las sostiene levemente con los dedos tan finos,
despertando la envidia de golondrinas y cuclillos.
Alto, os lo suplico, no os vayáis.
No dejéis huir a la primavera.
…………….
En vano cuelgan del sauce ramas delgadas,
largas hebras de seda.
No puede retener las semillas,
y por el este y el oeste, el sur y el norte, se esparcen libremente.
…………….
No lamentéis mi caída;
Sólo yo sé hacia dónde vuelan;
Las oropéndolas se lamentan, las mariposas se fatigan, y la primavera toca a su fin.
Nos volveremos a ver. Retornará la primavera. Pero será otro año.
…………….
Se expande el polen por el Islote de las Cien Flores,
y por la Torre de las Golondrinas se desvanece su fragancia[6].
Unas a otras se persiguen las semillas, rodando como bolas
o flotando sin rumbo. Como yo, tan desdichada.
En vano que estén tan juntos. De qué sirven la belleza y el talento.
Flores y árboles también conocen la tristeza.
Han perdido su juventud y blanquean ya sus cabellos.
Es lamentable que nadie te coja, ni a nadie tengas que te cuide en esta vida.
Te entregas al viento del este y la primavera te ignora.
Sólo el azar decidirá si se va o se queda, permitiéndote flotar por aquí y por allá.
…………….
Eran menudas y ralas en el jardín de los Han,
las semillas que adornaban el dique de Sui.
El viento del oeste se llevó su esplendor primaveral.
Bajo la luz de la luna, la flor del ciruelo es sólo un sueño.
¿Cuántos patios están cubiertos por las flores rojas caídas?
¿Cuántas casas ven sus ventanas cubiertas de nieve fragante?
Al norte y al sur del Gran Río sucede igual.
Despiertan el dolor profundo de los viajeros separados.
…………….
Frente al salón del Jade Blanco danzan elegantes
al ritmo gracioso de la brisa primaveral…
…………….
… Como si mariposas y abejas giraran en torbellinos.
¿Cuándo caerán sobre las aguas que fluyen?
Tampoco se entregan a los polvos perfumados.
Sobre miles de ramas, siempre iguales,
las semillas se unen o se separan.
Que nadie se burle de que no tenga raíces:
el viento agradable le presta sus fuerzas
para elevarse hasta las nubes azules.
…………….
La noche del triple cinco, en la fiesta del Medio Otoño…
… recuerda por su alegría a la fiesta de los Faroles.
Sembrada de estrellas, refulge la bóveda del cielo…
… y cubren la tierra los sones espesos de flautas y cuerdas.
Por doquier, ¡qué locamente vuelan las copas, de mano en mano!…
… No hay una casa que tenga los ventanales cerrados.
El frío afila la brisa que se levanta suave…
… ¡Qué dulce escena nocturna! ¡Qué cálido ambiente!
Alguien se burla de los ancianos que se disputan los pasteles…
… y hay quien se ríe de las jóvenes que cortan sandías.
Flota en el aire el aroma del osmanto de jade…
… a la luz de la luna, exuberante, brilla la azucena de oro.
Las velas iluminan el suntuoso banquete…
… donde un estrépito de copas y fichas estremece el fragante jardín.
Los que plantean los enigmas, los que los resuelven, todos se someten a las mismas reglas…
… que unos y otros escuchan tres veces.
Ruedan los dados: sólo se ven puntos rojos…
… y al son de los tambores la flor cambia de mano.
La luz de la luna agita los patios y tejados…
… su esplendor plateado funde el cielo y la tierra.
En todos los juegos habrá castigo o recompensa por igual para anfitriones e invitados…
… pero componiendo versos siempre habrá el mejor y el menos bueno.
Acodado en la balaustrada, uno pule sus versos…
… y otro evoca un paisaje, apoyado en la puerta.
Ya se acabó el vino, pero la inspiración permanece…
… Pasa la última guardia. Poco a poco, se van apagando
los sones de la música.
Ya van menguando charlas y risas…
… hasta que sólo quedan vagos rastros, como de nieve o escarcha.
En las escaleras mojadas por el rocío, el Zhaojun se marchita…
La niebla envuelve en el patio las hojas de las mimosas.
Desde las estalactitas se precipitan torrentes otoñales…
… El viento arrastra las hojas hasta la raíz de las nubes.
Solitaria y pura, la Estrella del Otoño…
… y el Sapo de Plata, que aspira y que sopla.
La Liebre de Jade destilando elixires…
… Vuela Chang E hacia el palacio del Frío Infinito.
Sube hasta el cielo a saludar a la Tejedora y al Vaquero….
… En un barco visita a la nieta del Emperador Celestial.
El disco lunar muda incesante, crece y decrece…
… empieza y acaba en vano cada mes. Sólo su espíritu permanece.
Casi no hay agua en la clepsidra…
… y en la ventana, confusa, apenas queda la sombra de la lámpara.
Cruza el gélido estanque la sombra de una cigüeña…
… El espíritu de la flor yace sepultado en fría luz de luna.
En trípodes de oro, trazando espirales, el incienso se consume,
y a las bateas de jade se apega una grasa blanca como el hielo.
Hay una flauta recta que hace llorar a una viuda,
y una pequeña doncella calentando la manta de seda.
Un fénix de colores adorna los vacíos cortinajes,
y en los ociosos biombos, bordados, ánades y patos.
Un espeso rocío ha hecho el musgo más resbaladizo,
y una pesada escarcha impide tocar los bambúes.
Pero hay alguien que pasea alrededor de una laguna
y trepa después a una meseta silenciosa
donde las rocas se dirían dioses y demonios en liza;
y lobos, y tigres agazapados, los retorcidos troncos.
La luz del alba ilumina el pétreo pedestal de la tortuga,
moja el rocío la mampara, al otro lado de la puerta.
El canto de mil pájaros estremece el bosque
y suena en un valle el chillido de un mono.
¿Cómo, si conoce tan bien los caminos, se extravía?
Si la fuente es familiar, ¿por qué pregunta por su origen?
En el convento del Enrejado Verde tañen las campanas.
En la aldea de la Fragancia del Arroz ya cantan los gallos.
Si hay motivo de júbilo, ¿de dónde esta tristeza?
¿De dónde la preocupación si no hay motivo de ansiedad?
Sólo ella misma puede distraer sus sentimientos delicados.
¿Con quién puede hablar de su gusto gracioso?
La noche acaba, mas no habléis de cansancio.
Hierven un té mientras discuten cuidadosamente cada verso.
…………….
Cuarta señora Lin, General Adorable.
Carne, hueso de jade. Y corazón de hierro.
Por el príncipe Heng entregaste tu vida;
por eso es tan fragante la tierra de Qingzhou.
De tristezas no sabe ésta joven tan bella,
pues sólo de venganza entienden los generales.
Secándose las lágrimas, dejó su cuartel bordado
y salió de Qingzhou, con el corazón lleno de furia.
Era leal a la bondad de su príncipe,
¿pero quién diría que una doncella iba a vengar su muerte?
¿Quién escribirá en su tumba: «Nunca la lealtad fue tan grande;
ni tan eterna, incomparable, la galantería»?
El príncipe Heng, el de los Largos Días, tenía dos amores: las hermosas doncellas y el arte de la guerra.
Adiestradas por él, sus concubinas tensaban el arco desde corceles lanzados a galope tendido. Al encanto de las danzas, al son de las canciones prefería el desfile de los sables y las picas.
No hubo ojo alertado que viera a lo lejos la nube de polvo que levantaban los rebeldes.
El bello perfil de la cuarta señora Lin, General Adorable, brillaba a la luz de una roja linterna.
…………….
Y qué perfumados los gritos de guerra que lanzaba su boca.
Para una criatura tan frágil, qué difícil blandir lanzas y espadas brillantes, frías como nieve o escarcha.
Su cinturón bordado, del color de las flores de hibisco; sus nudos tintados de lila…
…………….
… no lucían transparentes perlas, sino la hoja afilada del sable.
Una sola noche de maniobras las dejaba exhaustas;
el sudor arrastraba el colorete, manchando el delicado pañuelo de seda.
Un año pasó. Al este de la cordillera los rebeldes asolaban el país como un enjambre de avispas, fuertes como tigres
y leopardos azuzados por el hambre.
…………….
Él príncipe Heng, el de los Largos Días, convoca a las tropas imperiales.
A cada batalla sucede una derrota.
Un viento hediondo que llevaba olor a sangre hacía inclinarse los trigales.
Y el sol refulgiendo en los estandartes, solos. Y la tienda del príncipe, vacía.
Ay, el silencio de las verdes colinas; ay, el murmullo del arroyo cantando su canción de siempre mientras el de los Largos Días combate y muere.
La sangre moteó la hierba; limpiará la lluvia los blancos huesos.
La luz de la luna enfría la arena. Los fantasmas velan los cadáveres de los guerreros.
Soldados y oficiales corren para ponerse a salvo.
Pronto será cenizas Qingzhou, la inexpugnable.
Nadie hubiera supuesto que la lealtad, virtud de hombres, anidara en los aposentos interiores.
Una concubina se irguió llena de furia.
…………….
¿Quién será esa favorita entre las favoritas del príncipe Heng?
¡Oh, general tan bello, cuarta señora Lin, sólo ella podría!
Ella, convocando al combate a las doncellas de Qin, dando órdenes a las bellezas de Zhao…
Hermosas flores de durazno y de ciruelo encaminándose al campo de batalla.
Lágrimas manchando las monturas bordadas; y el corazón pesado, repleto de congoja.
Silencio. En la fría noche ni un solo ruido se ha de oír, ni un leve roce de las armaduras.
Es difícil prever el destino, victoria o derrota, pero han jurado compensar a su señor. A vida o muerte.
¿Cómo iban a vencer, ellas, tan frágiles, a los rebeldes terribles?
¡Qué pena! ¡Sauces quebrados! ¡Flores caídas!
Sus espíritus no quisieron alejarse de aquella tierra
donde los caballos patearon sus afeites y la médula de sus dulces huesos.
Llegaron las noticias en un vuelo a la capital.
No hubo hogar donde no irrumpiera el desconsuelo.
La pérdida de Qingzhou espantó al emperador,
y generales y ministros agacharon la cabeza, avergonzados.
Tanto funcionario, tanto militar, ¿para qué?
Si ninguno vale lo que la cuarta señora Lin, oh General Adorable.
Por mujer tan admirable suspiro,
y en mi canción, ya concluida, quedan pensamientos y tristeza.
…………….
«En el año en que reina la paz eterna; mes en que hibiscos y osmantos florecen, y rivalizan en fragancia; día en que todo lo invade el hastío, yo, el Jade Impuro, señor del patio Rojo y Alegre, he venido a ofrendar ante la Doncella de los Hibiscos, diosa de las flores del otoño en el palacio del Emperador Blanco, pistilos y estambres de cien flores, seda que una sirena tejió, agua de la fuente de la Fragancia que Rezuma y té hervido con rocío de hojas de arce.
»Ofrendas muy ligeras son las cuatro, mas con ellas, queriendo expresar lo sincero de mi gesto, digo:
»En medio del silencio me viene a la cabeza que ya han pasado dieciséis años desde que al mundo polvoriento viniste, niña. Pero cuando yo te conocí hacía ya mucho tiempo que el apellido de tus antepasados y el recuerdo de tu tierra natal habían caído en el olvido. Sólo cinco años y ocho meses he podido vivir día a día junto a ti, comer, lavarme, divertirme y cumplir todos los actos cotidianos sin distancia alguna. Recuerdo que, cuando tú vivías, ni el oro ni el jade eran comparables a tu virtud; ni el hielo ni la nieve a tu pureza; ni el sol ni las estrellas a tu espíritu; ni la flor ni la luna a la belleza de tu figura. Todas tus hermanas admiraban tu candor y tu gracia, todas las amas tu bondad y tu amabilidad.
»El águila cayó presa en una red tendida por pájaros de plumaje venenoso, demasiado parlanchines, que odiaban su vuelo alto. La orquídea fue arrancada de raíz porque las malas hierbas envidiaban su fragancia. ¿Cómo una flor tan delicada iba a resistir un viento tan feroz? ¿Cómo un sauce melancólico iba a resistir lluvia tan violenta? Calumniada, caíste mortalmente enferma. De tanto gemir, tus labios de cereza perdieron el color; tus mejillas de albaricoque, ya lívidas y marchitas, perdieron su fragancia. De detrás de los biombos y cortinas llegaron infundios y habladurías. Cardos y espinos treparon por dentro y fuera de las puertas y ventanas. No sucumbiste como pago a errores que hubieras cometido; la humillación y la injusticia te mataron. Tu corazón rebosaba de dolor y tristeza infinita; también de odio y rencor sin límites. La noble virtud es el blanco preferido de la envidia. Tu destino, niña, es igual al de Jia Yi, calumniado y degradado a
Changsha. La franqueza es el origen de los peligros; tu suerte, muchacha, es más triste que la de Gun,
ejecutado en los alrededores de Yushan. Enterraste en tu corazón amarguras infinitas, ¿y quién lamentará tu muerte desgraciada?
»Si te has dispersado como las nubes de los inmortales, ¿cómo encontraré tu rastro? Sin saber el camino
que conduce a Jukuzhou, ¿de dónde sacaré el Incienso que Resucita a los Muertos?. Sin el barco de los dioses en el que se llega a Penglai, ¿cómo podré obtener la medicina que devuelve la vida? Parece que yo mismo hubiera pintado ayer ese humo negro que cubre tus cejas. Los anillos de jade ya están fríos, ¿quién los calentará hoy para ti? Aún quedan restos de medicinas en el trípode; aún hay lágrimas sobre los vestidos. El
espejo está roto, la fénix ha perdido a su pareja. Lleno de tristeza, no tengo valor para abrir el tocador de Sheyue; el peine ha desaparecido, convertido en un dragón que echó a volar. Qué pena que se hayan
quebrado los dientes del peine de Tanyun; tus adornos han caído entre las hierbas; entre los polvos, han recogido tus horquillas de esmeralda. El pabellón de las Urracas se ha quedado vacío; yace ociosa la aguja de
la fiesta del Doble Siete; el cinturón con ánades bordados está roto, ¿quién lo arreglará con hilos multicolores?
»En la estación otoñal, que de los Cinco Elementos corresponde al Oro y está gobernada por el Emperador Blanco del Oeste, sigo soñando en mi lecho. Pero en la estancia ya no hay nadie. En las gradas
donde se cultivan los árboles Wutong, qué oscura es la luna. Tu alma perfumada y tu sombra elegante han desaparecido a la vez; dentro de la cortina bordada se disipó el aroma de las flores de loto. Ya no se escucha tu aliento ligero ni tu voz dulce. La hierba se extiende hasta el horizonte. No sólo las cañas se marchitan. Por doquier, sólo se oye el chirrido luctuoso de los grillos. Cae la noche y cubre de rocío las musgosas gradas, pero no se escuchan los golpes de las lavanderas que cruzan la antepuerta. La lluvia del otoño gotea sobre el
muro cubierto de enredaderas; apenas es audible el son triste de las flautas que viene del patio vecino. Aún recuerdan tu nombre fragante. Hasta el loro sigue llamándote bajo los aleros; cuando tu vida iba a extinguirse, la begonia que está fuera de las balaustradas se marchitó vaticinando tu muerte. Antes jugaban al
escondite detrás del biombo, ahora ya no se oyen los pétalos de loto cayendo al suelo; en el patio te divertías en los concursos de hierbas, pero ya te esperan en vano las orquídeas. ¿Quién hará vestidos de seda, si están abandonados los hilos blancos? ¿Quién planchará el brocado de plata cuando se arrugue?
»Ayer, obedeciendo órdenes de mi severo padre, me llevaron en carruaje hasta un jardín lejano; hoy, desafiando la autoridad de mi madre, he venido apoyado en un bastón a llorarte, sin saber que ya se habían llevado tu féretro solitario. Cuando he sabido que habían quemado tu ataúd, me ha ganado la vergüenza por haber roto mi juramento de morir y ser enterrado en la misma tumba que tú. La catástrofe que ha sufrido el lugar donde descansas eternamente me hace sentir aún más vergüenza al recordar mi promesa de convertirme en cenizas contigo.
»Cerca del viejo templo vagan los azules fuegos fatuos en el viento otoñal; en el crepúsculo de la desolada colina sólo quedan unos cuantos huesos blancos desperdigados; crujen los olmos y las catalpas; suspiran crisantemos y artemisas; los monos chillan tristemente más allá de los brumosos cementerios; lloran desconsolados los fantasmas por los nublados senderos. Yo creía que el joven señor que vive dentro de las cortinas de gasa roja tenía un sentimiento profundo; ahora entiendo que la niña que fue enterrada en su montículo de tierra amarilla ha tenido un destino demasiado desdichado. Cuando perdió a Liu Biyu, el
príncipe Runan derramó lágrimas de sangre hacia el viento del oeste. Shi Chong, que no pudo proteger a
Perla Verde, se lamentó silenciosamente a la luna fría.
»¡Ay! Espíritus malignos son los causantes de esta calamidad, y no los dioses envidiosos del cariño que
sentíamos. ¡Cerrar con pinzas la boca de la calumniadora! ¡El castigo no puede ser menos severo! ¡Arrancarle el corazón a la arpía no aplacaría mi odio! Tu estancia en la tierra fue breve, pero lo que siento por ti es ilimitado. Con un cariño tan grande no puedo dejar de hacerme preguntas.
»Acabo de saber que el Emperador Celestial te había citado en el palacio de las Flores, pues en vida fuiste compañera de las orquídeas, y muerta eres la dueña de los hibiscos. A pesar de que las palabras de la pequeña doncella parecen absurdas, a mi humilde juicio tienen un gran fundamento. En la dinastía Tang, Ye
Fashan había invocado al espíritu de Li Yong para que le escribiera un epitafio, y el Emperador Supremo ordenó al poeta Li He que redactase una crónica. Las cosas son ahora diferentes, pero la razón es idéntica: distintos talentos reciben diversas tareas; si la persona no es digna de su cargo, ¿no es absurdo nombrarla para que lo ocupe? Estoy convencido de que el Emperador Celeste hace buen uso de su poder asignando a cada uno un cargo acorde con su temperamento e inteligencia. Por lo tanto, espero que tu espíritu inmortal descienda aquí, y ofrezco a tus despiertos oídos esta pobre canción escrita para convocar a tu espíritu:
¡Qué inmenso, inabarcable cielo!
¿Cabalgas por la bóveda celeste a lomos de un dragón de jade?
¡Qué vasta es la tierra!
¿Desciendes a las Fuentes Amarillas en un carruaje de jade y marfil tirado por elefantes? ¡Qué deslumbrante, luminoso dosel!
¿Es el fulgor de las estrellas titilando?
¿Y son constelaciones, a un lado y a otro,
esas plumas de colores que te abren el camino?
¿Es tu sirviente el Dios de las Nubes?
¿Te acompaña también el Dios Carretero de la Luna?
Oigo crujir las ruedas de tu carruaje.
¿Viajas en una carroza de fénix?
Percibo una fragancia sutil.
¿Llevas un cinturón de hierbas aromáticas?
Centellea la luz de tu falda.
¿De brillante luz de luna has labrado tus colgantes?
En un altar de exuberantes hojas de orquídeas,
¿quemas perfumado aceite en lámparas de loto?
En calabazas grabadas,
¿bebes un excelente licor de osmanto?
Mirando obstinada a través de la bruma,
¿consigues ver algo?
Inclinándote hacia la lejanía,
¿captas algún sonido?
Quieres viajar libremente por el espacio infinito,
¿pero cómo puedes dejarme en este mundo polvoriento? Suplico al Dios del Viento que conduzca mi carruaje,
así podré irme contigo.
Iracundo está mi corazón,
¿pero de qué sirve lamentarse?
Ahora descansas eternamente;
¿Acaso es ésta la mudanza natural?
Si dormías tranquila en tu recluida tumba,
¿por qué te has marchado convertida en inmortal?
Yo sigo aquí, uncido al yugo, como algo de sobra en el mundo. ¿Acudirá tu espíritu a mi llamada?
¡Ven, ven y no te vuelvas a marchar!
¡Oh, ven! ¡Yo te imploro!
»Como tú vives silenciosa en un mundo esfumado, no podré verte aunque te acerques. Las hiedras te sirven de biombos y cortinas; los juncos azules, de columnas honoríficas. Que los sauces no cierren sus ojos, y los corazones de loto despejen su amargura. Las hadas de la Música te invitan al Acantilado del Laurel, y en la Isla de la Orquídea te da la bienvenida la Diosa del Río Luo. Nong Yu toca su sheng y Han Huang toca su yu. Convocan a la Reina de la Montaña Song e invitan a la Abuela del Monte Li. La Divina Tortuga emerge del Río Luo. Cien animales bailan al son de la melodía Xianchi. Los dragones cantan bajo el Agua Roja, los fénix sobrevuelan el Bosque de las Perlas.
»Cuando se hace una ofrenda lo más importante es la sinceridad; no importa que sean o no labradas las copas para la libación.
»Partes en tu carro desde las Ciudad de las Nubes Matinales y regresas al Jardín Misterioso. Por un momento tu figura parece levemente visible, pero de repente la borran brumas y neblinas. Las nubes, la neblina, se unen y separan; la bruma, la lluvia, oscurecen el cielo. Los polvos y las nubes se dispersan, las estrellas brillan en las alturas. ¡Qué hermosas son las colinas y los riachuelos cuando la luna asciende a lo más alto!
»¿Por qué mi corazón está tan intranquilo, como si hubiera entrado en un sueño? Suspiro mirando a mi alrededor y derramo lágrimas sin saber qué hacer.
»Los seres humanos están silenciosos. Sólo escucho los sonidos naturales del bosque de bambú. Las aves, asustadas, emprenden el vuelo. Los peces se disputan el cebo de los anzuelos haciendo ruido. En forma de plegaria he escrito mi dolor, y esperando buena fortuna he realizado estos ritos.
»¡Ay! ¡Qué triste! Ven a disfrutarlos».
…………….
El joven caballero que vive detrás de las cortinas de gasa roja tiene un sentimiento profundo. La niña enterrada bajo su montículo de tierra amarilla ha tenido un destino desdichado.
Tras la ventana de gasa rosada, la joven dama tenía un sentimiento profundo. Bajo el montículo de tierra amarilla su doncella ha tenido un destino desdichado.
Tras la ventana de gasa rosada, nunca tuve la fortuna de vivir contigo. Bajo el montículo de tierra amarilla, ¡qué desdichado es tu destino!
…………….
Durante la noche, el viento frío del otoño
ha desperdigado la sombra de las flores de loto, rojas como el jade.
Las flores de las centinodias y las hojas de trapa tampoco pueden soportar tanta tristeza. El rocío espeso, la pesada escarcha oprimen sus tallos delicados.
Ya no se oye durante el día el traqueteo de las piezas de ajedrez.
Han manchado el tablero grumos de barro que traían las golondrinas en el pico.
Los antiguos añoraban las amistades perdidas;
cuanto más nosotros, primos inseparables como los pies y las manos.
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