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BIOGRAFÍA DEL POETA ADAM ZAGAJEWSKI
Es considerado como uno de los poetas contemporáneos más importantes de su país. Poeta, novelista y ensayista polaco nacido en Leópolis, hoy Ucrania, en 1945. Su padre fue Tadeusz Zagajewski y su madre Ludwika Zagajewska, nacida Turska. Como otros repatriados polacos de las kresy anejas a la Unión Soviética, su familia fue expulsada por los soviéticos y se instaló en 1946, tras la Segunda Guerra Mundial, en Gliwice (Silesia), donde hizo sus estudios secundarios.
Se inscribió después en la Universidad Jaguelónica de Cracovia, donde llevó a cabo estudios superiores de Psicología y de Filosofía. Más tarde enseñó Filosofía en la Academia de Minería y Metalurgia (actual Universidad de Ciencias y Tecnología AGH), también en Cracovia. Se ligó entonces al movimiento poético de la Nowa fala (Nueva ola) y perteneció a su grupo literario polaco Teraz (Ahora), dando a conocer en revistas sus primeros poemas.
En 1967 hizo su debut con el poema Música, publicado en la revista Życie Literackie (Vida literaria). Luego fue publicando con regularidad en las revistas Odra (Escenario) (1969-1976) y Twórczość (Creatividad) (1969, 1971-1973).
En 1972 publicó su primer poemario, Komunikat (Comunicado), al que siguió la novela Ciepło zimno (Caliente y frío). Difundía además sus ideas en la revista clandestina Zapis (Registro), uno de los principales medios de la oposición democrática polaca. Publicó después Sklepy mięsne (Carnicerías).
Fue miembro del grupo poético Ahora hasta 1975, y es uno de los poetas más afamados de la llamada Generación del 68 o de la Nueva Ola, junto con otros autores decididos a comprometerse políticamente en sus obras, Kornhauser, Lipska, Krynicki y Baranczak.
Zagajewski creó dos de los principales lemas de este grupo: Powiedz prawde (Di la verdad) y Mow wprost (Habla claro).
Difundida la Carta de los 59 en 1975 tras los Acuerdos de Helsinki, se unió en 1976 al Comité de Defensa de los Obreros (Komitet Obrony Robotników, KOR) y las autoridades comunistas prohibieron la publicación de sus obras. En 1982 se estableció en París. Y en 1988 se trasladó a Estados Unidos, donde trabajó como profesor en la Universidad de Houston (Texas).
Regresó a Cracovia en 2002 junto a su mujer, Maja Wodecka.
En Cracovia frecuentó a personajes como el escritor Stanislaw Lem y el filósofo Roman Ingarden, y creó varias revistas. También ejerció como traductor (de Raymond Aron, Mircea Eliade, etc.).
Todos los años enseña, como profesor invitado, en la Universidad de Chicago.
Es coeditor de la revista literaria Zeszyty literackie (cuadernos literarios) que se publica en París.
Era miembro de la Asociación de Escritores Polacos e intervenía igualmente en los talleres de poesía de la Universidad Jaguelónica de Cracovia. Ha sido traducido a diversos idiomas.
Se hizo célebre por el poema «Try to praise the mutilated world» (Intenta celebrar el mundo mutilado), impreso en la revista después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, y por sus publicaciones sobre su poeta coterráneo Czesław Miłosz, premio nobel de Literatura en 1980.
Con este motivo declaró: «Vengo a España y nada me parece ajeno». Y sobre sus primeras lecturas de autores españoles señaló: «Una versión de El Quijote para niños. Después, dediqué mucho tiempo a los libros sobre la Guerra Civil. Y después, a Antonio Machado, mi preferido».
La vinculación de los primeros lugares en los que vivió con los episodios más oscuros de la Segunda Guerra Mundial, como el distrito de Kazimierz en Cracovia, en el llamado “barrio judío”, hizo que desarrollara una sensibilidad especial ante el holocausto. En una ocasión Zagajewski afirmó: “De niño paseaba con mi abuelo por un parque de Lvov y había unas barracas que, me dijeron, habían sido una filial de Auschwitz. Era un lugar muy oscuro y yo sentía que tocaba algo muy terrible”.
Junto con Julian Kornhauser escribió el manifiesto “Swiat nieprzedstawiony” (Un mundo no representado, 1974).
Después de una estancia de dos años en la capital alemana, viajó a Francia en 1982. Allí publicó al año siguiente la novela Cienka kreska (Trazo) y el ensayo List. Oda do wielosci (Letra. Oda a la pluralidad 1983). Tres años después llegó a las librerías su ensayo Solidarnosc i samotnosc (Solidaridad y soledad), en el que Zagajewski expuso sus tesis sobre el compromiso político de los escritores.
En su siguiente libro de poemas, Plótno (1990) se observa su evolución hacia la contemplación poética, cercana al misticismo, ya lejos de su poesía combativa inicial. Sobre este cambio en su lírica él mismo afirmó: “la poesía está en otra parte, más allá de las inmediatas luchas partidistas”. En 1994 publicó su siguiente libro de poemas, Ziemia ognista (Tierra de fuego); tres años antes había publicado un nuevo ensayo: Dwa miasta (Dos ciudades, 1991).
En 1998 publicó Wcudzym pieknie (En la belleza ajena), un libro de memorias en el que Zagajewski rememora momentos de su vida, sus inicios como poeta, y reflexiona sobre los hechos vividos en Cracovia, estableciendo así una conexión entre esta ciudad y el mundo interior del poeta. Ese mismo año publicó otro poemario, titulado Trzej aniolowie (Tres ángeles). Su siguiente poemario fue Pragnieni (Deseo 1999).
Tras regresar a Cracovia, en 2002 publicó la recopilación de ensayos Obrona zarliwosci (En defensa del fervor, 2002), toda una declaración de intenciones de un poeta para quien la poesía ha de conjugar “ironía y éxtasis” y el poeta es alguien “consciente de la historia”. Al año siguiente publicó el poemario titulado Powrót (El regreso).
En la obra de Zagajewski, tanto en sus versos como en la obra en prosa, es frecuente la utilización de una obra de arte, concebida como una forma de acceder al sentido oculto y sublime de lo cotidiano. Por citar algunos ejemplos, en Pragnienie hay referencias a obras de los pintores de Seurat, Münter o Czapski, y en Obrona zarliwosci recurre a un bodegón de Chardin.
“Mi infancia –recuerda este poeta en las primeras páginas de Dos ciudades transcurrió en una fea ciudad industrial. Me llevaron allí cuando apenas tenía cuatro meses de vida y, más tarde, oiría hablar durante años de Lvov, la ciudad extraordinariamente hermosa que mi familia había tenido que abandonar. La vida de mis padres se escindió en dos partes, antes y después del éxodo”.
“Pienso en los desterrados, en su sufrimiento. Pienso en mi padre que mientras conservó la memoria coleccionó álbumes, libros y planos de Lvov”, “Me fui a Cracovia a estudiar (…) Me fui a estudiar, lo cual era loable y pragmático, pero se trataba de algo más. Aunque apenas era consciente de ello, me guiaba también la necesidad de reencontrarme con mi ciudad, esa ciudad que -lo sabía- se había perdido para siempre. Por lo común, buscamos aquello que ya no existe”.
Como escribiría uno de los más importantes poetas en lengua polaca de la actualidad, y uno de los mejores conocedores de su obra, Tomasz Rozycki, en un bello artículo que le dedicaría en Los Angeles Review of Books, poco después de su desaparición: “Adam Zagajewski nació en un país mutilado, justo después de que la Segunda Guerra Mundial se cobrara seis millones de muertos solo en Polonia y borrara su capital de la faz de la tierra. A lo largo de toda su vida, trató de hacer exactamente lo que dice su poema escrito tras el atentado de las Torres Gemelas: trató de alabar un mundo que, a pesar de todo, es sorprendentemente hermoso. Tal vez deseaba encontrar un modo, en que se lograra transformar el dolor en belleza”.
En Adam Zagajewski un gran caudal de constantes apareció repetido en cada una de sus obras: las reflexiones éticas y las consideraciones morales; la observación de una cierta y suspendida metafísica de lo cotidiano; la historia y los avatares que ha sufrido Polonia durante los últimos siglos; las pequeñas historias o parábolas cuyos protagonistas son filósofos y músicos (ambas categorías indisolubles en la obra de este poeta); la reflexión a partir de un instante concreto que aporta de repente el carácter epifánico y eterno a un poema; la alabanza y deslumbramiento por paisajes y ciudades extranjeras visitadas; el apunte biográfico proveniente del mundo de los afectos; los encuentros con lecturas y otros autores, ya fueran poetas, pintores o compositores, que siempre encontraban su vía de expresión en los espléndidos poemas de este gran autor contemporáneo.
¿Tienen derecho a tener biografía los intelectuales, los poetas, incluso las más banales de ellas, desprovistas de escandalosos y chocantes sucesos espectaculares? Como si estuviéramos siempre inmersos en el famoso debate que enfrentó en su día a Proust y Sainte-Beuve, Adam Zagajewski volvía en no pocas partes de sus textos sobre este asunto que enfrenta –en ocasiones artificialmente- vida y obra de un autor. Lo haría, por ejemplo, en su brillante ensayo dedicado a la poesía de su querido y admirado Tomas Tranströmer, aportando certeras reflexiones sobre ese invisible y delicado “equilibrio” que tienen que mantener los mejores creadores. La memoria, evidentemente, no es ciega ni muda, ni lo es para unos sí y para otros no. Como la inteligencia o el talento, es profundamente democrática, y cada cual -como nos ha demostrado recientemente la historia europea y nos lo seguirá demostrando muchos años más- tiene que asumir y encajar su ración de coraje y valentía, o de culpa e iniquidades, si es que las hubiera.
Fallecía el 21 de marzo de 2021 en Cracovia.
Ha sido galardonado con los premios:
Premio Kurt Tucholsky (1985), Prix de la Liberté 1987, el Premio PEN Club de Francia (1987), el Premio Vilenica (1996), el Premio Tranströmer (2000), Gran Premio de Literatura de la Fundación Konrad Adenauer de Weimar 2002, el Gran Premio de Literatura Fundación Literaria Konrad Adenauer de Weimar 2002, el Premio Adenauer de Literatura en 2002. El Premio Horst Bienek de la Academia de Bellas Artes de Baviera en 2003. Los premios Berliner y Kurt Tucholsky, y el Premio Neustadt (2003). Premio Europeo de poesía, 2010; Premio Princesa de Asturias de las Letras, 2017
Libros:
Comunicado, 1972; Carnicerías, 1975; Caliente y frío, 1975; Oda a la mayoría, 1982; Trazo, 1983; Ir a Lvov, 1985; Solidaridad y soledad, 1986 (2010); Lienzo, 1990; Dos ciudades, 1991 (2006); Tierra del fuego, 1994; En la belleza ajena, 1998; Sed, 1999; En defensa del fervor, 2002; Retorno, 2003; Deseo, 2005; Mano invisible, 2012; Antenas, 2007; Poemas escogidos, 2017; Releer a Rilke; Asimetría, 2017; Una leve exageración, 2019
- http://amediavoz.com/zagajewski.htm
- https://www.elespanol.com/el-cultural/letras/20170608/poemas-escogidos-adam-zagajewski/222228858_0.html
- https://www.fpa.es/es/premios-princesa-de-asturias/premiados/2017-adam-zagajewski/
- https://ca.wikipedia.org/wiki/Adam_Zagajewski
- https://www.ieturolenses.org/revista_turia/index.php/actualidad_turia/adam-zagajewski-una-vida-en-el-exilio
- https://www.biografiasyvidas.com/biografia/z/zagajewski.htm
- https://es.wikipedia.org/wiki/Adam_Zagajewski
- https://www.lecturalia.com/autor/736/adam-zagajewski#google_vignette
SELECCIÓN DE POEMAS DE ADAM ZAGAJEWSKI
INTENTA ALABAR AL MUNDO HERIDO
Intenta alabar al mundo herido.
Recuerda los largos días de junio,
fresas silvestres, gotas rosadas de vino.
Los hierbajos que metódicamente invadían
las casas abandonadas de los desterrados.
Debes alabar al mundo herido.
Mirabas yates y barcos,
uno de ellos tenía que emprender un largo viaje,
al otro le aguardaba sólo la salobre nada.
Veías refugiados caminar hacia ninguna parte,
oías a los verdugos cantar
alegremente.
Deberías alabar al mundo herido.
Recuerda aquellos momentos, en la habitación blanca,
cuando estabais juntos y el visillo se movía.
Vuelve con la mente al concierto, cuando estalló
la música,
Recogías bellotas en el parque en otoño
y las hojas sobrevolaban girando las cicatrices de la tierra.
Alaba al mundo herido
y la pluma gris perdida por un mirlo,
y la luz delicada que vaga y desaparece
y regresa.
Versión de Elzbieta Bortkiewicz
DÍA DEL SANTO
Una vez, siendo aún estudiante, le regalé a madre
para su santo un álbum de pinturas de Brueghel (padre)
y una semana después me lo llevé alegando necesitarlo
para mi “trabajo” (ella se rio de mí).
Pero ahora la modernidad se adentra
incluso en los cementerios, cerca de su tumba
pusieron una máquina de velas, de verdad,
una columna de metal de donde salen velas,
basta con echar dos o tres óbolos.
Volvió a ser por San Luis, vine a esta ciudad,
pero la ciudad ya no estaba, sólo un bosque tropical de
recuerdos
y la infancia me habló directamente, todas las calles
hablaban, cantaban, o también incluso gritaban, sí,
gritaban explicando lo que había ocurrido y lo que ya
no estaba, y también sobre los que yo llegué a conocer.
No estaba seguro de cómo rezar por los muertos
en ese bullicio, en medio del grito de la memoria.
Puse una maceta con pequeños crisantemos en la losa
y tan sólo a la vuelta entendí que aquello era
precisamente la plegaria, ese momento de incertidumbre.
Entonces también pensé que no había cogido ni pluma
ni lápiz, no tenía con qué escribir lo que había pasado,
por suerte me salvó una cajera
de la estación de servicio, me dio
de regalo un bolígrafo amarillo usado
y una hoja DIN-A4 sin usar.
Empecé a anotar rápido y cuando garabateé
unas frases torpes aparecieron de la nada mis colegas,
apareció Charlie Williams y también Tomaz Salamun,
percibí que seguro que a Tomaz le habría gustado
la idea del bolígrafo en la estación de servicio.
Le aclaré con sinceridad: “Pero pasó así, en serio”,
y oí como respuesta: “¿En serio,
qué quiere decir en serio?” (lo dijeron los dos, a la vez, riéndose, aunque yo sé que antes
sus estéticas eran radicalmente diferentes).
Y no cambió nada, no cambió nada;
cuando llegué a Cracovia ya era de noche,
finales de agosto, pero aún hacía calor,
el verano recordaba su juventud, incluso la noche
era cálida y elástica, nada había cambiado,
en las cuevas crecían los lentos ejércitos de estalactitas
y tartamudeaban los satélites que espiaban la tierra,
y no había cambiado nada, nada.
Del libro Verdadera vida Traducción Xavier Farré
MIRIAM CHIAROMONTE
Miriam era como un pajarillo
que no le teme a nada.
Tenía una memoria excelente
y la ejercía de manera sistemática.
Cada día se aprendía un nuevo poema,
un soneto de Shakespeare, por ejemplo.
Lo entendía todo.
Teníamos la sensación
de que podría ser inmortal.
Por desgracia, no teníamos razón.
Del libro Verdadera vida Traducción Xavier Farré
MONTAÑAS
Cuando se hace de noche
las montañas son claras y limpias,
como un estudiante de filosofía
antes de un examen.
Las nubes acompañan al sol oscuro
hasta el final de la sombreada avenida
y se despiden de él largo tiempo,
pero nadie llora.
Mira, mira con avidez,
cuando llega el ocaso,
mira insaciablemente,
mira sin ningún temor.
Del libro Verdadera vida Traducción Xavier Farré
BOOGUIE-WOOGIE
Gritas desde la habitación de al lado
Preguntas cómo se escribe boogie-woogie
Y al acto pienso qué suerte
que no haya estallado una guerra
y que un gran incendio no haya engullido
los objetos históricos de nuestra ciudad
y nuestros cuerpos y casas
No se desbordó el río
y no arrestaron a nadie
de entre nuestros amigos
Se trata tan sólo del boogie-woogie
Respiro aliviado
Respondo se escribe como suena
sencillamente boogie-woogie.
TENGO QUINCE AÑOS
Tengo quince años. Soy un scout,
he perdido la brújula y el cuchillo en el bosque.
Voy por la calle de la estación; sobre mí, alto,
el sol nublado de Silesia y un halcón
que busca en vano a un amigo.
Soy un monaguillo en una iglesia fea,
tengo doce años, conozco el olor de la sacristía
donde se mezcla el sudor con el almidón.
Escucho jazz, Charlie Parker ya está muerto.
Tengo dieciocho años, listo para el examen de graduación
con una camisa blanca y una corbata azul marino.
Empiezo a leer a poetas y algunas veces
pienso que lo entiendo todo.
Tengo quince años, miro con indulgencia
a los adultos. Lo sé, seguro que yo
no voy a cometer los mismos errores.
Del libro Verdadera vida Traducción Xavier Farré
SIN CASA
Mis amigos me aconsejan
Dejar ya de lamentarme
No te has quedado sin hogar
Me dicen
Sí ya lo sabemos
Perdiste esa ciudad pero ahora
Vives con comodidades
Y no es que te vaya tan mal
Estoy de acuerdo con ellos cómo podría
Negar que tienen razón
Después se van contentos
Y yo me voy repitiendo:
Vivo con comodidades
No me he quedado sin hogar
Y empiezo a creer
En lo que me dicen
Mis amigos
Del libro Verdadera vida Traducción Xavier Farré
ESTE
Girasoles de caras arrugadas,
ña alubia fisgona envuelve las delgadas varas.
Un idilio de profundos jardines; cantan los gallos.
De repente aparece Zamosc, la casa de Lesmian,
después florecen las malvas y ves Belzec,
una ciudad vacía donde vive
medio millón de sombras, un silencio sordo de tantas voces
y ya nadie llora, tan sólo cuatro
guapas judías del gueto de Kolbuszowa
miran al objetivo desde hace siglos como a la salvación,
pero no habrá salvación, no hubo,tan sólo está el objetivo, sólo
la lente con un brillo azulado
como si el alcohol quemara en un vaso,
e iglesias ortodoxas de madera esperan el fuego
muy tranquilas, inmóviles.
Esto es el Este sin sol, esto, el sol
sin verano, desde aquí ya estamos cerca
de los lugares definitivos, de los inicios, del límite,
de la tierra negra, de las arias sin final.
Del libro Verdadera vida Traducción Xavier Farré
PESTILLO
Mi abuelo impartía alemán
en la Universidad de Leópolis, a las ocho de la mañana.
Muchos estudiantes llegaban tarde.
Mi abuelo Karol, partidario de la disciplina,
atornilló en el bastidor de la puerta un pestillo
y unos minutos después de las ocho
la sala estaba cerrada herméticamente.
Pero ellos dormían y dormían, felices,
y no sabían que esa ciudad dejaría de existir
junto con el pestillo, que todo terminaría,
que habría deportaciones y ejecuciones, y llanto,
y que ese pestillo se iba a convertir
en un recuerdo idílico,
en un broche de Herculano, en un tesoro.
EN NINGÚN LUGAR
Fue un día
en ningún lugar
al volver del entierro de mi
padre,
un día entre continentes, iba perdido por las calles
de Hyde Park escuchando retazos de voces americanas,
no pertenecía a ningún lugar, era libre,
pero si eso era la libertad, pensé, preferiría
ser cautivo de un buen rey, de un cálido emperador;
las hojas fluían a contracorriente del rojizo otoño,
el viento bostezaba como un perro cazador,
la cajera en el colmado, en ningún lugar
(le intrigaba mi acento), me preguntó de dónde era,
pero lo había olvidado, tenía ganas de hablarle
de la muerte de padre, pero pensé: ya soy
demasiado viejo para ser huérfano; vivía
en Hyde Park, en ningún lugar,
where fun comes to die,
como decían no sin envidia los estudiantes de otras
universidades,
era un lunes sin carácter, cobarde,
sin forma, un día sin inspiración, en ningún lugar,
ni siquiera el penar
había adoptado una forma radical, tenía la sensación
de que el mismo Chopin en un día como ése se limitaría,
en el mejor de los casos, a dar clases
a estudiantes aristocráticas, acaudaladas;
de repente me acordé de lo que había escrito de él
Gottfried Benn, dermatólogo berlinés,
en uno de mis poemas preferidos:
«Cuando Delacroix anunció su teoría,
él se quedó preocupado porque no podía
justificar sus nocturnos»,
estos versos, irónicos y tiernos a la vez,
siempre me colmaron de una felicidad
casi tan grande como la música de Chopin.
Una cosa sí sabía: tampoco hace falta justificar
la noche, ni el dolor, en ningún lugar.
(versión de Xavier Farré)
ODA A LA SUAVIDAD
Los amaneceres son ciegos como gatitos.
Las uñas crecen confiadamente, aún
saben qué tocarán. Suaves
son los sueños y la ternura como niebla
suspendida sobre nosotros, igual que la campana de Sigismundo
antes que el frío la abrazase.
Versión de Elzbieta Bortkiewicz
HIGOS
Los higos son dulces, pero duran poco.
Se echan a perder rápido al transportarlos,
dice el propietario de la tienda.
Como los besos, añade su mujer,
una viejecita encorvada de alegres ojos.
NADAR
Los ríos de este país son dulces
Como una canción trovadoresca,
El pesado sol se dirige hacia occidente
En amarillas carretas circenses.
En las pequeñas iglesias rurales
Aparece el tejido del silencio, tan fino
Y antiguo que una sola respiración
Podría romperlo.
Me gusta nadar en el mar que siempre
Está hablando solo
Con la voz monótona de un viajero
Que ya ni siquiera recuerda
Cuánto tiempo lleva de viaje.
Nadar es como una oración:
Las manos se unen y se separan
Casi sin fin.
UN POEMA CHINO
Leo un poema chino
escrito hace mil años.
El autor habla de la lluvia
que cae toda la noche
sobre el techo de bambú de la barca,
y de la paz que finalmente
anidó en su corazón.
¿Será casualidad que vuelva a ser
noviembre, haya niebla
y una puesta de sol plomiza?
¿Será por azar
que otra vez alguien viva?
Los poetas dan mucha importancia
a los éxitos y a los premios,
pero otoño tras otoño los árboles
orgullosos van deshojándose
y si algo queda es el murmullo
delicado de la lluvia
en los poemas que no son
ni alegres ni tristes.
Tan sólo la pureza es invisible
y el atardecer, cuando luz y sombra
se olvidan de nosotros un momento,
ocupados en barajar secretos.
CANCIÓN DEL EMIGRADO
En ciudades ajenas venimos al mundo
y las llamamos patria, más breve es
el tiempo concedido para admirar sus muros y sus torres.
Caminamos de este a oeste, ante nosotros rueda
el gran aro del sol
ardiente, a través del cual, como en el circo,
salta ágilmente un león domado. En ciudades extrañas
contemplamos las obras de viejos maestros
y, sin asombro, en añejos cuadros vemos
nuestros propios rostros. Habíamos existido
antes, e incluso conocíamos el sufrimiento,
nos faltaban tan sólo las palabras. En la iglesia
ortodoxa de París los últimos rusos blancos,
encanecidos, rezan a Dios, varios lustros
más joven que ellos y, como ellos,
impotente. En ciudades ajenas
permaneceremos, como los árboles, como las piedras.
Versión de Elzbieta Bortkiewicz
A MÍ MISMO EN MIS MEMORIAS
Fluye, fluye, nube gris,
se abre la flor de la peonía,
nada te une ya a esta tierra,
nada te une ya a este cielo.
Delira en la canícula el jardín,
un gato da bostezos en el porche.
Caminas por la calle de los tilos
en flor, de qué ciudad, lo ignoras,
en qué país, no lo recuerdas.
Brillan livianos los estorninos,
la noche se aproxima suavemente,
juegan al escondite los capullos de las rosas.
Eres tan sólo un sueño, una imagen,
sólo un anhelo eres.
Cuando te vayas, como las nubes,
se teñirá de bronce tu recuerdo.
Y rondarás los ríos
y las sombras de los árboles,
pero naufragarás en la tierra, en la tierra, en la tierra.
Versión de Elzbieta Bortkiewicz
AUTORRETRATO
Entre ordenador, lápiz y máquina de escribir
se me pasa la mitad del día. Algún día se convertirá en medio siglo.
Vivo en ciudades ajenas y a veces converso
con gente ajena sobre cosas que me son ajenas.
Escucho mucha música: Bach, Mahler, Chopin, Shostakovich.
En la música encuentro la fuerza, la debilidad y el dolor, los tres elementos.
El cuarto no tiene nombre.
Leo a poetas vivos y muertos, aprendo de ellos
tenacidad, fe y orgullo. Intento comprender
a los grandes filósofos -la mayoría de las veces consigo
captar tan sólo jirones de sus valiosos pensamientos.
Me gusta dar largos paseos por las calles de París
y mirar a mis prójimos, animados por la envidia,
la ira o el deseo; observar la moneda de plata
que pasa de mano en mano y lentamente pierde
su forma redonda (se borra el perfil del emperador).
A mi lado crecen árboles que no expresan nada,
salvo su verde perfección indiferente.
Aves negras caminan por los campos
siempre esperando algo, pacientes como viudas españolas.
Ya no soy joven, mas sigue habiendo gente mayor que yo.
Me gusta el sueño profundo, cuando no estoy,
y correr en bici por caminos rurales, cuando álamos y casas
se difuminan como nubes con el buen tiempo.
A veces me dicen algo los cuadros en los museos
y la ironía se esfuma de repente.
Me encanta contemplar el rostro de mi mujer.
Cada semana, el domingo, llamo a mi padre.
Cada dos semanas me reúno con mis amigos,
de esta forma seguimos siendo fieles.
Mi país se liberó de un mal. Quisiera
que le siguiera aún otra liberación.
¿Puedo aportar algo para ello? No lo sé.
No soy hijo de la mar,
como escribió sobre sí mismo Antonio Machado,
sino del aire, la menta y el violonchelo,
y no todos los caminos del alto mundo
se cruzan con los senderos de la vida que, de momento,
a mí me pertenece.
Versión de Elzbieta Bortkiewicz
HABLA MÁS SUAVE
Habla más suave: eres mayor que aquel
que fuiste tanto tiempo; eres mayor
que tú mismo y sigues sin saber
qué es la ausencia, el oro, la poesía.
El agua sucia anegó la calle; una tormenta breve
sacudió esta ciudad plana, adormecida.
Cada tormenta es un adiós, cientos de fotógrafos
parecen sobrevolarnos, inmortalizar con flash
segundos de miedo y pánico.
Sabes qué es el duelo, la desesperación
violenta que ahoga el ritmo cardiaco y el futuro.
Entre extraños llorabas, en un moderno almacén
donde el dinero, ágil, sin cesar, circulaba.
Has visto Venecia, y Siena, y en los lienzos, en la calle,
jovencísimas, tristes Madonnas que ansiaban ser
muchachas normales y bailar en carnaval.
Has visto incluso pequeñas urbes, nada bonitas,
gente vieja extenuada por el sufrimiento y el tiempo.
Ojos de santos morenos brillando en iconos
medievales, ojos ardientes de bestias salvajes.
Entre los dedos cogías guijarros de la playa La Galere,
y de pronto sentías por ellos una inmensa ternura,
por ellos y por el pino frágil, por todos los que allí
estuvieron contigo y por el mar,
que aunque potente, es tan solitario.
Una ternura inmensa, como si fuésemos huérfanos
de la misma casa, para siempre apartados los unos de los otros,
condenados a breves momentos de visitas
en las frías cárceles de la actualidad.
Habla más suave: ya no eres joven,
el éxtasis ha de pactar con semanas de ayuno,
has de elegir y abandonar, dar largas
y hablar extensamente con embajadores de secos países
y labios cuarteados, has de esperar,
escribir cartas, leer libros de quinientas páginas.
Habla más suave. No abandones la poesía.
Versión de Elzbieta Bortkiewicz
LA ALEGORÍA DEL BUEN Y EL MAL GOBIERNO
El buen gobierno, Buongovero,
y el buen juez; vemos cómo Siena florece
bajo un soberano justo.
Por doquier reina la tranquilidad, patente.
Los campesinos trabajan tranquilos,
las uvas estallan de orgullo
y un cortejo nupcial baila en la calle.
En cambio, el mal gobierno empieza
torturando la justicia,
que lleva un bello nombre, Iustitia,
y miente, y siembra la Discordia,
disfruta con la Crueldad
y con el Engaño; finalmente contrata a asesinos.
La ciudad queda vacía, los campos dejan
de dar cosechas, las casas arden.
Pero tras siete siglos, mira,
(compara estos dos frescos)
el mal está descolorido, apenas legible
mientras que el Bien atrae la mirada
con sus vivos colores.
Basta esperar
setecientos años.
Del libro Verdadera vida Traducción Xavier Farré
FRONTERA
“Huele la gasolina de los grillos”
Vladimir Holan
Gente pobre aguarda en la frontera
y mira con esperanza hacia la parte contraria
Huele la gasolina de los grillos
las alondras cantan
una versión abreviada de un himno
El este a ambos lados de la frontera
Al norte está el este
y al sur está el este
Alguien lleva una esfera gigante
donde sólo se ven los océanos
Una chica en un fíat 125 antiguo
repasa aplicada los deberes
en un cuaderno verde a rayas;
las fronteras están en todos lados
BREVES INSTANTES
Esos breves instantes
que suceden tan raramente
¿es esto la vida?
Esos días contados
cuando vuelve la claridad;
¿es esto la vida?
Esos momentos cuando la música
recupera su dignidad;
¿es esto la vida?
Esas raras horas
cuando vence el amor;
¿es esto la vida?
LA VIDA AJENA
Te gusta consultar las biografías de los poetas
Allí rebuscas en la vida ajena
Qué sorpresa tan inesperada
encontrarse en el bosque oscuro de una vida ajena
Pero en cualquier momento puedes salir
a la calle o al parque
o de noche al balcón
mirar las estrellas
que no pertenece a nadie
las estrellas que nos hieren como cuchillos
sin ni una gota de sangre
las estrellas brillantes y limpias
crueles.
EN DROHÓBYCH
Pero hay pueblos
en los que las sombras
son más auténticas
que las cosas
Allí también
llega la noche
Las viejas casas
esperan pacientemente
Y después oscurece del todo
Mira
cuán apaciblemente
SENZA FLASH
Senza flash! «Sin flash!»
(exclamación que se oye a menudo en las galerías italianas)
Sin llama, sin noches de insomnio, sin ardor,
sin lágrimas, sin grandes pasiones, sin convencimiento.
Viviremos así: senza flash.
Queda y pausadamente, dócilmente, entre sueños,
las manos manchadas con la tinta negra de los diarios,
las caras grasientas de crema: senza flash.
Turistas sonrientes, camisas impecables,
Herr Lange y Miss Fee, Monsieur et Madame Rien
entrarán en el museo: senza flash.
Se detendrán ante el cuadro de Piero della Francesca, donde
Cristo, casi enajenado, surge de la tumba,
resucitado, libre: senza flash.
Quizás ocurra entonces algún hecho imprevisto:
se agite el corazón bajo el tejido suave,
se haga el silencio, destelle el flash.
Versión de Elzbieta Bortkiewicz
UNA MAÑANA EN VICENZA
(En memoria de Josif Brodski y Krzysztof Kieslowski)
El sol era tan tierno, tan delicado,
que hasta temíamos por él; un ademán incauto
podía rayarlo, incluso un grito -si alguien hubiera
querido gritar- lo habría puesto en peligro; tan sólo a las veloces golondrinas
de alas duras, como de hierro fundido,
se les permitía silbar en alta voz, porque vivieron
su infancia
breve, en la inquietud de sus nidos de barro,
junto a sus hermanos, pequeños planetas locos,
negros como bayas silvestres.
En un pequeño café un mozo soñoliento -bajo sus ojos
las últimas sombras de la noche acumuladas- buscaba calderilla
en su bolsillo sin fondo, y el café olía a solemnidad
de tinta de impresión, a dulzura y a Arabia. El azul del cielo prometía
una larga tarde, un infinito día.
Te estaba mirando como si te viera por primera vez.
Y hasta las columnas de Palladio tenían aspecto
de recién nacidas, de recién surgidas de las olas del alba
como Venus, tu compañera mayor.
Empezar de nuevo, contar las pérdidas, contar a los caídos,
empezar el nuevo día, aunque ya no estéis, tú,
a quien dos veces enterramos y lloramos dos veces,
-viviste una vida dos veces más intensa que otros, en dos continentes,
dos idiomas, en la realidad y en la imaginación- y tú, de cara afilada
y una mirada que hacía crecer los objetos y los corazones
(siempre demasiado pequeños).
No estáis, y por eso llevaremos a partir de ahora una doble vida,
en la luz y en la sombra a la vez, en el sol estridente del día,
en la frescura de los pasillos de piedra, en el duelo, en la alegría.
Versión de Elzbieta Bortkiewicz
ILUSTRACIÓN
La poesía es la infancia de la civilización,
decían los filósofos ilustrados, y también
nuestro profesor de polaco, que perdió la fe,
delgado como un signo de exclamación, alto.
No sabía qué contestar en aquel entonces,
yo mismo no dejaba de ser un niño aún,
pero creo que en el poema quería
encontrar la sabiduría (sin renuncia)
y también un cierto tipo de sosegada locura.
Encontré, mucho después, un momento de alegría
y la oscura felicidad de la melancolía.
Del libro Verdadera vida Traducción Xavier Farré
INSTANTES BREVES
Estos breves instantes
Que son tan raros –
¿Se supone que son la vida?
Estos pocos días
Cuando vuelve el brillo –
¿Se supone que son la vida?
Los momentos cuando la música
Recupera su dignidad –
¿Se supone que son la vida?
Estas raras horas
Cuando el amor gana –
¿Se supone que son vida?
EN DROHÓBYCH
Pero hay pueblos pequeños
donde las sombras
son más verdaderas
que las cosas.
Allí también
llega la noche.
Las casas antiguas
esperan en calma.
Y luego la oscuridad.
Mira
qué gentilmente.
VIENTO
Seguimos olvidando qué es la poesía
(o tal vez sólo me pasa a mí).
La poesía es el viento que sopla de los dioses, dice
Cioran, citando a los aztecas.
Y sin embargo, hay tantos días silenciosos y sin viento.
Los dioses duermen entonces
o llenan declaraciones de impuestos
para dioses aún más altos.
Que vuelva ese viento.
El viento que sopla de los dioses
que venga, que se despierte
ese viento.
DE LAS VIDAS DE LAS COSAS
La piel perfecta de las cosas se extiende sobre ellas
tan cómodamente como una carpa de circo.
La noche se acerca.
Bienvenida, oscuridad.
Adiós, luz.
Somos como párpados, afirmamos cosas,
tocamos ojos, pelo, oscuridad,
luz, India, Europa.
De repente me encuentro preguntando: “Cosas,
¿conocéis el sufrimiento?
¿Habéis estado alguna vez hambrientas, en la miseria?
¿Habéis llorado? ¿Conocéis el miedo,
la vergüenza? ¿Habéis conocido los celos, la envidia,
pequeños pecados, no de comisión,
pero tampoco curados por la absolución?
¿Habéis amado, y muerto,
de noche, con el viento abriendo las ventanas, absorbiendo
el frío corazón? ¿Habéis probado
la edad, el tiempo, el duelo?”.
Silencio.
En la pared, baila la aguja de un barómetro.
(De Lienzo, 1991)
EN LAS ENCICLOPEDIAS NO HAY SITIO PARA OSIP MANDELSTAM
En las enciclopedias una vez más no hay sitio para
Osip Mandelstam otra vez está
sin hogar aun así es tan difícil encontrar un piso
Como registrarse en Moscú es casi imposible
El Cáucaso todavía le llama el bosque de las tierras bajas de
Asia
ruge estos días no han llegado todavía
Otra persona recoge guijarros en las playas del mar Negro
Esta investigación cambiante sigue aunque el uniforme
es de un nuevo corte y su sastre de cabeza de madera
casi se cayó haciendo una reverencia
Cierras un libro suena como un disparo
Polvo blanco del papel te hace cosquillas en la nariz una
tarde latina está aquí nieva nadie vendrá esta noche
es la hora de acostarse pero si llama a tu delgada puerta
déjale entrar
(De Temblor, 1985)
EN LA BELLEZA CREADA POR OTROS
Sólo en la belleza creada
por otros hay consuelo,
en la música de otros y en los poemas de otros.
Sólo otros nos salvan,
aunque la soledad sepa a
opio. Los otros no son el infierno,
si se les ve temprano, con sus
frentes puras, lavadas por sueños.
Por eso me pregunto qué
palabra debería utilizarse, “él” o “tú”. Cada “él”
es una traición a un cierto “tú” pero
a cambio el poema de alguien
ofrece la fidelidad de un grave diálogo.
(De Temblor, 1985)
AUTORREGRATO
Entre ordenador, lápiz y máquina de escribir
se me pasa la mitad del día. Algún día se convertirá en medio siglo.
Vivo en ciudades ajenas y a veces converso
con gente ajena sobre cosas que me son ajenas.
Escucho mucha música: Bach, Mahler, Chopin, Shostakovich.
En la música encuentro la fuerza, la debilidad y el dolor, los
tres elementos.
El cuarto no tiene nombre.
Leo a poetas vivos y muertos, aprendo de ellos
tenacidad, fe y orgullo. Intento comprender
a los grandes filósofos -la mayoría de las veces consigo
captar tan sólo jirones de sus valiosos pensamientos.
Me gusta dar largos paseos por las calles de París
y mirar a mis prójimos, animados por la envidia,
la ira o el deseo; observar la moneda de plata
que pasa de mano en mano y lentamente pierde
su forma redonda (se borra el perfil del emperador).
A mi lado crecen árboles que no expresan nada,
salvo su verde perfección indiferente.
Aves negras caminan por los campos
siempre esperando algo, pacientes como viudas españolas.
Ya no soy joven, mas sigue habiendo gente mayor que yo.
Me gusta el sueño profundo, cuando no estoy,
y correr en bici por caminos rurales, cuando álamos y casas
se difuminan como nubes con el buen tiempo.
A veces me dicen algo los cuadros en los museos
y la ironía se esfuma de repente.
Me encanta contemplar el rostro de mi mujer.
Cada semana, el domingo, llamo a mi padre.
Cada dos semanas me reúno con mis amigos,
de esta forma seguimos siendo fieles.
Mi país se liberó de un mal. Quisiera
que le siguiera aún otra liberación.
¿Puedo aportar algo para ello? No lo sé.
No soy hijo de la mar,
como escribió sobre sí mismo Antonio Machado,
sino del aire, la menta y el violonchelo,
y no todos los caminos del alto mundo
se cruzan con los senderos de la vida que, de momento,
a mí me pertenece.
(De Mística para principiantes, 1997)
ESCRIBÍA EN LA OSCURIDAD
A Ryszard Krynicki
Cuando vivía en Estocolmo, Nelly Sachs
trabajaba por las noches con una luz apagada
para no despertar a su madre enferma.
Escribía en la oscuridad.
La desesperación le dictaba palabras
tan pesadas como colas de cometa.
Escribía en la oscuridad,
en silencio, que sólo interrumpía
el reloj de pared con sus suspiros.
Hasta las letras eran soñolientas,
sus cabezas caían en las hojas.
La oscuridad escribía
tras coger esta mujer ya no joven
como si fuese su pluma.
La noche se compadecía de ella,
sobre la ciudad se erigía
una gris prisión del alba,
la aurora de dedos rosa.
Cuando se dormía ella
los mirlos ya despertaban
y no hubo ninguna pausa
en la tristeza y el canto.
(De Mística para principiantes, 1997)
LA POESÍA ES BÚSQUEDA DEL RESPLANDOR
La poesía es búsqueda de resplandor.
La poesía es un camino real
que nos lleva hasta lo más lejos.
Buscamos resplandor en la hora gris,
al mediodía o en las chimeneas del alba,
incluso en el autobús, en noviembre,
cuando al lado dormita un viejo cura.
El camarero en el restaurante chino
estalla en llanto y nadie imagina por qué.
Quién sabe, quizás esto también es una búsqueda
que se parece a un instante a la orilla del mar,
cuando en el horizonte aparece un barco rapaz
y se detiene, paralizado largo tiempo.
Pero también, momentos de profunda alegría
e incontables momentos de angustia.
Déjame ver, por favor.
Déjame persistir, por favor.
Al atardecer cae una fría lluvia.
En las calles y avenidas de mi ciudad
en silencio y con fervor trabaja la oscuridad.
La poesía es búsqueda de resplandor.
(De De Regreso, 2003)
ZURBARÁN
Zurbarán pintó
santos españoles
y naturalezas muertas,
los alternaba,
y por eso los objetos
que yacen en las pesadas mesas
de sus naturalezas muertas
son, también, santos.
EL GRAN POETA BASHO SE PONE EN CAMINO
Después de largos preparativos
el gran poeta Basho se pone en camino.
Ya el primer día pasa
al lado de un niño sollozando
abandonado por sus padres.
Lo deja allí, en un borde del patio
porque, dice, ésa es la Voluntad del Cielo.
Sigue, hacia el norte, hacia la nieve
y las cosas escondidas, desconocidas.
Van callando los ecos de las ciudades imperfectas,
tan sólo los arroyos caóticamente hablan
mientras que las blancas nubes juegan a la nada.
Se oye el canto de un oriol, delicado,
inseguro como una plegaria, como el llanto.
Del libro Verdadera vida Traducción Xavier Farré
YOGA DE VOCES DE UN PASILLO DE HOSPITAL
Esto no es Vivaldi ni Stockhausen
Son voces no entrenadas
Esto no es el bel canto
Oyes murmullos a veces alguna palabrota
O el silencio lleno de amargura
Dos mujeres mayores
Hablan de los médicos
-el rubio es más amable
En unas angarillas yace un viejo de pálida cara
tiene los ojos cerrados
Aquí ya no hay compasión
la compasión se fue y tarda en volver
no ha dejado dirección alguna.
Del libro Verdadera vida Traducción Xavier Farré
UN AMANECER DE INVIERNO
Suele pasar en invierno que al amanecer
un taxi te lleva al aeropuerto
(toca otro festival).
Recuerdas, soñoliento,
que era justo aquí, muy cerca,
donde vivió Andrzej Bursa,
quien escribió: “el poeta sufre por millones”
Es todavía de noche, en la parada
algunas personas se encogen de frío,
al verlos piensas, qué suerte tienen,
sólo sufren por sí mismos.
LIENZO
De pie, callado ante el cuadro sombrío,
ante el lienzo que hubiera podido tornarse
abrigo, camisa, bandera,
pero en cosmos se había convertido.
Permanecí en silencio,
colmado de encanto y rebelión, pensando
en el arte de pintar y el arte de vivir,
en tantos días fríos y vacíos,
en los momentos de impotencia
de mi imaginación,
que como el corazón de la campana
vive tan sólo en el balanceo,
golpeando lo que ama
y amando lo que golpea,
y pensé que este lienzo
también hubiera podido ser mortaja.
Versión de Elzbieta Bortkiewicz
LLUVIA EN LEÓPOLIS
Llueve en el dragón de Wawed
en los huesos de los gigantes
TADEUSZ RÓZEWICZ,
“lluvia en Cracovia”
Llueve sobre la catedral armenia
y sobre la iglesia de San Jorge.
Sobre la ópera y una casa negra.
Las colinas se disipan en la niebla.
Y Ostap Ortwin, quien
era una persona noble
(defendió a Stanislaw Brzozowski).
En plena calle le disparó
un agente de la Gestapo.
Civilización (hasta cinco sílabas).
Mal (sólo una).
En Londres vi el autorretrato de Van Eyck
con el lema “Als ich can”, es decir,
“Como puedo”, y no es ningún selfie.
Llueve sobre el Café Escocés
y sobre el Castillo Alto,
En el barrio de Kajzerwald,
y sobre la sinagoga.
Y esta ciudad, que estaba asentada
como Roma sobre siete colinas
con el cetro y el orbe,
ahora es llana y pequeña.
Rechinaron las ruedas de los tranvías
en sus rieles tan estrechos.
Y entonces todos lloramos,
los paseantes y los foráneos
Vencedores y vencidos.
Del libro Verdadera vida Traducción Xavier Farré
VAPORETTO
En el bolsillo de la cazadora encuentras
un pasaje azul para el vaporetto
(il biglietto, non cedibile).
El billete azul, poco mayor
que un sello de la República de Togo,
te promete un cambio, un viaje.
Se derrite la laca en el recuerdo,
se deshiela la almendra de la nieve alpina.
Ahora puede empezar la expedición.
Estás en Texas, en la tierra llana,
entre los robles eternamente verdes,
que no recuerdan nada.
Por canales estrechos navegarás
con !”alemas, a contracorriente;
y hallarás glaciares y grisura.
El billete reza: corsa semplice,
pero no menciona el desierto,
la monotonía del gravoso mar,
el deseo, el aduanero malicioso,
que no te espera sólo a ti,
islas de indiferencia y de cenizas.
Navegarás largamente. Quizás llegues
allí donde descansa el erizo de Venecia,
agua, encajes y oro.
Quizás llegues allí donde se alzan
las rojas torres de Venecia, torres fieles,
agujas de un compás perdido en el océano.
Traducción de Elzbieta Bortkiewicz
PRÓXIMO PROGRAMA JUEVES A LAS 22 HS (HORA ESPAÑOLA)
