GLORIA FUERTES
BIOGRAFÍA
Gloria Fuertes (1917-1998) Nació en Madrid, el 28 de julio de 1917 “en un parto muy laborioso en el que, si se descuida (su madre), muere para vivirme”, diría en unos versos de su poema autobiografía. Fue la menor de nueve hermanos de un hogar humilde. Su madre era modista y su padre portero.
A los tres años ya sabía leer y a los cinco escribía cuentos y los dibujaba. Luego los cosía con hilos para encuadernarlos. Sus primeras lecturas las componen el famoso TBO y los cuentos de Pinocho que editaba Calleja, ya que según ella manifestó en varias ocasiones le asustaba Blancanieves allí muerta, y le parecía un horror que en el cuento de Caperucita la abuela fuera devorada por el lobo. Por eso, su cuento preferido era Pinocho, y sus juguetes, los que encontraba por la calle.
De los 2 a los 14 años asiste a diversos colegios, entre ellos uno de monjas en la calle Mesón de Paredes, que ella recuerda en un poema:
“Me llevaron a un colegio muy triste
donde una monja larga me tiraba pellizcos
porque en las letanías me quedaba dormida”.
Su madre la matriculó en el Instituto de Educación Profesional de la Mujer en todas las asignaturas propias de su sexo: Cocina, Bordados a mano y a máquina, Higiene y Fisiología, Puericultura, Corte y Confección, Taquigrafía y Mecanografía, pero ella no quería ser ni modista, como su madre, ni niñera, no quería servir a nadie, en todo caso quería servir a todos, así que también se matriculó en Gramática y Literatura. Su madre quería hacer de ella una esposa de provecho, que supiese bordar y cocinar y no entendía que su hija se matriculara en Gramática y Literatura y que sus aficiones fueran los deportes y la poesía. El lema de Gloria Fuertes, que dejó como legado en sus apuntes es “si vales de verdad y quieres algo con todas tus ganas, sales adelante seguro.” Escribe sus primeros versos a los catorce años, en 1932 Niñez, Juventud, Vejez (leer)
En 1934, teniendo Gloria Fuertes diecisiete años, fallece su madre, y se emplea en una fábrica donde, a ratos perdidos, escribe poemas.
Durante la guerra empieza a trabajar de contable y de secretaria en la fábrica de Talleres Metalúrgicos, y entre cuenta y cuenta escribía cuentos y poemas. Aunque sus lecturas de juventud son los poemas de Bécquer, Rubén Darío y Gabriel y Galán, lo que más le influye a la hora de escribir es la llegada de la Guerra Civil. Esta experiencia dramática de la guerra agudizó su sentido de protesta. Cuando le preguntan por la guerra responde:
“Yo estaba sana pero el hombre y el hambre me dolían todos los días. Aunque sin un rasguño de metralla, la guerra civil española me dejó en carne viva. Amanecí en la sección de quemados”.
Era antibelicista (la Guerra Civil la marcó profundamente), ecologista cuando la defensa de la naturaleza no era una preocupación en la sociedad y feminista.
En 1935 escribió su primer libro de poemas “Isla Ignorada”, (leer) aunque no lo publica hasta 1950.
Dio sus primeros recitales de poesía en Radio Madrid y Radio España. En esta época se movía por Madrid con una falda-pantalón y corbata en bicicleta, desde Lavapiés a la Calle Mayor para entregar sus cuentos y poesías en Escuela Española, y compraba libros a hurtadillas en la cuesta de Moyano.
En la Guerra Civil y Gloria Fuertes conoció a sus dos primeros amores. Representaban ambos bandos de la guerra y sufrió la pérdida de ambos. Su primer amor era un obrero, y el segundo, de la trinchcera franquista, era un médico al que metieron en la cárcel, del que señalaba que le influyó mucho, por ser un hombre muy culto.
En 1939, como ella misma relataba, pasó de la oficina de hacer cuentas a una redacción para hacer cuentos.
Una vez acabada la guerra comienza a relacionarse con el mundo de las letras en revistas como Pelayos, o Chicos, Chicas y Chiquitito, estas últimas bajo la dirección de Consuelo Gil, donde publica cuentos de humor desde 1940 hasta 1955. Colabora como redactora en la revista infantil Maravillas, suplemento infantil del diario Arriba, portavoz de la Falange y dirigido por fray Justo Pérez de Urbel. Lo primero que publicó fueron unas aleluyas y unas historietas de una niña de 9 años llamada Coletas. También aquí presentó a Pelines, un niño de 6 años que llegó a ser más popular incluso que Coletas. Al principio ella misma dibujaba las historietas, pero pronto se hizo cargo de esta labor la ilustradora Soravilla. Siguió publicando semanalmente cuentos, historietas y poesía para niños en esta revista hasta el año 1953.
Se estrenan diversas obras suyas de teatro infantil y poemas escenificados en varios teatros de Madrid.
En 1942 conoce a Carlos Edmundo de Ory, al que le dedica el poema “Delirio“. Carlos Edmundo de Ory fue un poeta, ensayista, epigramista y traductor español, principal representante del postismo. Fue hijo del poeta modernista Eduardo de Ory. Ya a finales de los años cuarenta entró en las tertulias del grupo literario denominado Postismo, un movimiento de posguerra que era lo más avanzado que podía proponer España estéticamente, bajo el régimen de Franco. Aunque nunca se sintió ligada a ningún movimiento y se definía como «autodidacta y poéticamente desescolarizada», la crítica ha unido su nombre a los movimientos literarios como la Generación del 50 y el Postismo. Con los de la Generación del 50 le une el haber publicado en esa época, así como el tipo de poesía de denuncia moral que hacía Celaya, Blas de Otero, José Hierro, García Nieto, Ángel Crespo o Buosoño entre otros cuyos temas son: la soledad, el dolor, la injusticia social, el amor, Dios, la muerte… Sin embargo, la principal diferencia entre Gloria Fuertes y estos poetas es que, aunque los poemas de ambos salen del dolor, del desamor y del amor, ni ellos ni los “postistas” supieron llegar al pueblo de la forma en que lo hacía Gloria Fuertes. Y es que ella decía que «antes de contar las sílabas, los poetas tienen que contar lo que pasa». Lo que no se puede negar es que en estos años sí surge una vertiente de la poesía española marcada por la queja más o menos explícita contra la opresión. Estuvo colaborando, además de junto con el ya mencionado Carlos Edmundo de Ory, con Eduardo Chicharro, Silvano Serseni, Ángel Crespo y Francisco Nieva, quien decía de Gloria Fuertes que era «un Prévert femenino que sonaba a Madrid, como la Piaf o Prévert sonaban a París».
En estos años se combinan perfectamente sus dos facetas creadoras: la infantil con la poesía social de adultos, y, para hacer ambos tipos de poesía, Gloria Fuertes analizaba su estado de ánimo y así actuaba: para escribir poesía infantil, «se hacía niño», tenía que estar contenta y graciosa, imaginativa, fantástica, idear un argumento que les hiciera gracia desde el primer momento y con un vocabulario sencillo; en cambio, si tenía algún problema, la poesía resultante era la del lector adulto.
Junto a Adelaida Lasantas, María Dolores de Pueblos y Acacia Uceta funda en 1947 el grupo femenino «Versos con faldas», que se dedica durante dos años a ofrecer lecturas y recitales por cafés y bares de Madrid. Fue un grupo tremendamente activo que organizaba lecturas de poesía y colabora en revistas como Rumbos, Poesía Española, con Gabino Alejandro Carriedo, o El pájaro de paja, dirigida por Ángel Crespo.
Gloria Fuertes fue una de las voces iniciales de la poesía femenina de posguerra con Carmen Conde y Ángela Figuera, entre otras.
En este mismo año obtiene el Primer Premio de «Letras para canciones» de Radio Nacional de España.
Fue fundadora y directora de la revista poética Arquero (1950-1954), junto a Antonio Gala, Rafael Mir y Julio Mariscal. En 1952 estrena su primera obra de teatro en verso Prometeo en el Teatro del Instituto de Cultura Hispánica y se publica “Canciones para niños“. En 1954 publica en Caracas “Antología Poética” y “Poemas del suburbio“, donde se refleja su solidaridad con las clases marginadas de la sociedad urbana, también aparece “Aconsejo beber hilo” en la colección Arquero y en Caracas “Todo asusta” (1958) con el que recibe la primera mención del Concurso Internacional de Poesía Lírica Hispana. Primer Premio de “Letras para canciones” de RNE, 1958
Por estos años publica la obra infantil “Pirulí“, y organiza la primera Biblioteca Infantil ambulante por pequeños pueblos, llevando libros adonde éstos no llegan por falta de dinero o por el analfabetismo que todavía existía en España.
Recibe la Primera Mención del Concurso Internacional de Poesía Lírica Hispana, 1959
Entre 1955-1960 cursa estudios de Biblioteconomía e Inglés en el International Institute. Fue allí donde conoció al gran amor de su vida: la hispanista estadounidense Phyllis Turnbull, con la que mantuvo una relación durante quince años. Compartió piso con ella y con su otro amor de juventud, Chelo Sánchez. La escritora quemaba la noche de Madrid y con las ojeras de madrugada se iba a hacer guardia en una biblioteca pública, uno de sus oficios más felices. “Dios me hizo poeta y yo me hice bibliotecaria. Mi jefe era el libro, ¡yo era libre!”.
Fue Phyllis la que consiguió a la poeta un billete a Estados Unidos, gracias a una beca Fulbright, aunque muy pronto regresó a Soto del Real, donde ella y la norteamericana habían fundado una biblioteca ambulante. Fue, probablemente, su época más feliz. “Si la literatura está en decadencia es porque los escritores están demasiado tristes. Hacen falta más risas”, aseguraba Fuertes. En 1971, un cáncer se llevaba al amor de su vida y Gloria no quiso reír más. No obstante, siguió adelante y adquirió una nueva filosofía: “La vida es una mierda de vaca de la que tenemos que hacer un pastel de manzana”
En la década de los 60 publica algunas de sus obras más conocidas: “Que estás en la tierra” (1962), “Ni tiro, ni veneno, ni navaja“, en 1965 con el que obtiene el Premio Guipúzcoa; “Poeta de guardia“, en 1968, uno de los mejor considerados por la crítica y “Cómo atar los bigotes del tigre“, en 1969 con el que consigue el accésit del Premio Vizcaya de Poesía:
Cangura para todo, en 1968, fue todo un éxito al obtener una mención de honor en el Premio Andersen de literatura infantil.
A partir de la década de los 70 Gloria empieza a vivir por y para la literatura. Publica “Antología poética” (1950-1969) en 1970.
En 1972 obtiene la beca de la Fundación Juan March para literatura infantil, y siguió publicando libros de cuentos como “La pájara pinta“, y “La oca loca“.
Un año más tarde aparece “Sola en la sala“, como testimonio de su propia soledad, de su insatisfacción amorosa. Dice que lo escribió estando por primera vez enferma, y que decía lo que tenía que decir «con la rapidez de un dardo, un navajazo, una caricia». También publica “Cuando amas aprendes geografía“, así como numerosos títulos infantiles: “Don Pato y Don Pito”, “El camello cojito”, “Las tres reinas magas“, entre otros…Su obra de teatro Las tres reinas magas, en la que Melchora, Gaspara y Baltasara asumen las tareas de sus maridos la noche de Reyes, se sigue representando en muchos colegios de España.
Se convierte en una prolífica poeta, y la poesía constituye el motor de su vida. Llega el momento de su antología titulada “Obras incompletas” (1975) donde reúne poemas de sus libros anteriores.
Comienza a colaborar activamente en diversos programas infantiles de TVE, como Un globo, dos globos, tres globos, del que compone hasta la sintonía, y La cometa blanca (a partir de 1982) convirtiéndose así definitivamente en la poeta de los niños y es que con los niños le gustaba enredar adivinanzas, pareados y juegos de palabras disparatados y ripios. Fue designada por el diario Pueblo como la «figura más popular».
Sigue publicando obras para adultos como “Historia de Gloria: (amor, humor y desamor)” y “Mujer de verso en pecho“, en 1995.
Los versos de Gloria Fuertes están llenos de frases hechas, de máximas y proverbios, registros infantiles, coloquialismos, con lo que ella juega ingeniosamente para darles un nuevo significado. Sabía que su actitud lúdica de desmontar y reinventar palabras llevaba a los niños a un mundo de fantasía y les provocaba la diversión, a través de esos pareados y rimas facilonas. Juega con el lenguaje como jugaría un niño: El libro loco de todo un poco, La ardilla y su pandilla, Coleta payasa, ¿qué pasa?, Don Pato y Don Pito, El hada acaramelada El abecedario de don Hilario, Pelines, Doña Pito Piturra… entre otros.
Su fama trasciende los límites de la literatura y Gloria es conocida como poeta y como personaje. Su peculiar voz es familiar en todos los hogares españoles de estos años. Su actividad es imparable: lecturas, recitales, homenajes… y constantes publicaciones.
El escritor Camilo José Cela la definió como; «una de las más luminosas voces poéticas españolas». Es más, en alguna ocasión le confesó que le «gustaría escribir para niños» como ella.
Con Miguel Oscar Menassa estableció una relación de amistad y se confesó una gran admiradora de él. Cuenta cómo, cuando leyó el libro El Oficio de Morir, le llamó a su casa para decírselo y le sentó en una silla que le había regalado Televisión Española, indicándole “esta silla es suya, no mía”, y agarró el libro El Oficio de Morir y empezó a mostrar pasajes del mismo, llegándole a preguntar: -¿usted sufrió mucho cuando escribió este libro?, -Yo no sufrí nada-le contestó Menassa. -Entonces es usted un gran escritor-
Acudía a recitales en la Escuela Grupo Cero y se maravillaba y sorprendía de cómo, en los talleres de Poesía, los poetas que se iban forjando tenían un estilo propio, cada uno diferente. Los alumnos de sus talleres escribían muy parecido a ella, como si fuesen una imitación.
Gloria decía que escribir para niños tenía una gran responsabilidad, ya que lo que pretende es despertar en ellos el amor por la vida, por la gente, las plantas, los animales, pero sin dejar el humor ni la fantasía porque la risa es muy necesaria y constantemente repetía que hay adultos que nunca han sido niños y son seres penosos. Sin pretenderlo, tuvo un gran afán pedagógico ya que consiguió que aprendiéramos la tabla de multiplicar, recitáramos los ríos de España o escribiéramos bien.
En 1997 publicó en la editorial Torremozas, “Pecábamos como ángeles“, una selección de su poesía amorosa en la que nos presenta su vertiente más apasionada y tiene la virtud de emocionar siempre.
Cuando Gloria ya conocía la gravedad de su enfermedad le preguntaron que qué tal estaba y ella contestó «Estoy a solas con Dios y mi dolor», pero no estuvo sola ni un minuto, siempre había alguien con ella, incluso cuando murió el 27 de noviembre de 1998 estaba rodeada de sus amigos íntimos, los que siempre estuvieron ahí.
Cuando murió dejó cien millones de pesetas a la ciudad de los muchachos.
Si singular fue su manera de entender el mundo de las letras, también podemos decir que su peculiaridad la trasladó incluso a la muerte. Así, en su tumba, como ella quiso, puede leerse lo siguiente:
“Gloria Fuertes. Poeta de Guardia. Ya creo que lo he dicho todo. Y que ya todo lo amé.”
En el año 2016, la aerolínea noruega Norwegian Air Shuttle la homenajeó incorporando su retrato a uno de sus Boeing 737-800. Aseguran que es una de las personalizaciones de sus aviones que más éxito han tenido. En el extranjero es una poeta fundamental de la posguerra española. En EEUU hay doce estudiosos especializados en ella y docenas de tesis doctorales
Gloria Fuertes es una de las principales voces de la poesía femenina de la segunda década del siglo pasado. Con un lenguaje sencillo, directo, sabe reflejar su amor a la infancia, a los humildes, a la vida, a la paz. Denuncia la injusticia social, impregnando sus poemas con un tinte de humor muy peculiar. Autora más apreciada y estudiada en el extranjero, en España el paso del tiempo ha de colocarla en el lugar que le corresponde.
La etiqueta de poeta de los niños – y su gran popularidad- eclipsaron a la escritora de denuncia, feminista, ecologista, pacifista y adelantada a su tiempo en una España en blanco y negro.
Decía que quería ser popular no famosa porque escribía para el pueblo, para todos, no solo para los niños, de manera que el pueblo lo entendiera porque ella venía del pueblo.
SELECCIÓN DE POEMAS DE GLORIA FUERTES
NIÑEZ, JUVENTUD Y VEJEZ
Nacer, vivir, crecer, saltar,
reír, chillar, mentir,
aprender, amar, estudiar,
brincar, jugar, correr,
reír, reír…¡niñez!
Hablar, pensar, cantar,
moverse, andar,
jugar a amar,
cambiarse de lugar,
sin quietud…¡juventud!
Sufrir, llorar, gemir,
sentir, pensar, no vivir,
quietud, resignación,
desolación…
tristeza, dejadez …¡vejez!
ISLA IGNORADA
Soy como esa isla que ignorada,
late acunada por árboles jugosos,
en el centro de un mar
que no me entiende,
rodeada de nada,
sola sólo.
Hay aves en mi isla relucientes,
y pintadas por ángeles pintores,
hay fieras que me miran dulcemente,
y venenosas flores.
Hay arroyos poetas
y voces interiores
de volcanes dormidos.
Quizá haya algún tesoro
muy dentro de mi entraña.
¡Quién sabe si yo tengo
diamante en mi montaña,
o tan sólo un pequeño
pedazo de carbón!
Los árboles del bosque de mi isla,
sois vosotros mis versos.
¡Qué bien sonáis a veces
si el gran músico viento
os toca cuando viene el mar que me rodea!
A esta isla que soy, si alguien llega,
que se encuentre con algo es mi deseo;
manantiales de versos encendidos
y cascadas de paz es lo que tengo.
Un nombre que me sube por el alma
y no quiere que llore mis secretos;
y soy tierra feliz que tengo el arte
de ser dichosa y pobre al mismo tiempo.
Para mí es un placer ser ignorada,
isla ignorada del océano eterno.
En el centro del mundo sin un libro
sé todo, porque vino un mensajero
y me dejó una cruz para la vida
para la muerte me dejó un misterio.
AL BORDE
Soy alta;
en la guerra
llegué a pesar cuarenta kilos.
He estado al borde de la tuberculosis,
al borde de la cárcel,
al borde de la amistad,
al borde del arte,
al borde del suicidio,
al borde de la misericordia,
al borde de la envidia,
al borde de la fama,
al borde del amor,
al borde de la playa,
y, poco a poco, me fue dando sueño,
y aquí estoy durmiendo al borde,
al borde de despertar.
(En: Antología y poemas del suburbio, 1954)
AUTOBIO
Nadie me quiso tanto
como yo quise.
Siempre gané amando.
Soy medalla de oro
en saltos de ternura.
Nadie se enamoraba de mí
como yo me enamoraba
hasta enfermar
hasta padecer
hasta enloquecer.
—Alégrate Gloria,
que te pasa lo que a Dios,
que siempre nos quiere más
que lo que le queremos.
(En: Antología y poemas del suburbio, 1954)
A LOS QUE TRAGÓ LA TIERRA ANTES DE TIEMPO
A los que tragó la tierra antes de tiempo
(murieron de frío más que de bala)
Los abetos del bosque piden palomas,
de puntillas se empinan sobre las lomas,
a ver si vienen…
Los chopos del pradillo chopos dorados,
se empinan por si vuelven…
No vuelven los soldados.
Por tierras de Teruel
se quedaron helados.
El Ebro sabe mucho
de muchachos ahogados.
Y la tierra,
no sabía qué hacer
con tanto precoz muerto.
Y no os vale de nada que os recuerde
que queríais vivir.
¡Bien lo recuerdo!
(En: Mujer de verso en pecho, 1983)
CARTA
Queridos pobres:
Recibí todas vuestras cartas,
las que no me habéis escrito llegaron,
por el aire que viene de las casas baratas,
por el aire que viene de la aldea,
por el aire que viene de la fábrica,
por el aire que viene de la mina,
por el aire que viene de la barca,
elegidos ciudadanos secillos, sé todo lo que os pasa.
Los que tenéis oficio,
los que pisáis andamio,
los que con la herramienta os herís a lo tonto,
los que andáis por el agua de Valencia,
los que hacéis el arroz o los garbanzos,
los que dormís de día y por la noche
en la barca a cogernos el pescado.
Recibí vuestras cartas labradores,
vendimiadores recibí vuestros salmos
y pescadores también vuestras noticias,
sé todo lo que hacéis y lo que os pasa siento,
quedo enterada de que algunos jornales han subido
y aún no os llega;
y os llego como sé el agua al cuello,
y la voz nunca os llega a no ser mía,
pero os llega el trabajo a la mañana
y la salud al cuerpo
y el hijo otra vez, enhorabuena.
Yo no puedo de lo que me decís haceros nada.
Tan sólo recordaros que ya el hombre de libros está en ello,
que os dibuja mis pobres, que os entiende,
que se quiere ocupar de todo eso, que decís en vuestras cortas cartas,
y escribirán a los ministros.
Y nada más por hoy pobres amigos,
lo mejor de la vida sois, lo que la alza.
También estáis vosotros los que vais a oficina,
los que vendéis verduras y los que hacéis las casas
los que guiáis los coches, los que regáis con agua,
pobres de mil oficios no estáis solos
aquí un poeta os canta,
luego vendrán más.
(En: Leopoldo de Luis, Poesía Social, Edic. Júcar, 1982)
DESHACER LO INJUSTO
No sé escupir,
pero voy a aprender
para escupir sobre las tumbas
de todos los culpables de las guerras.
No tengo uñas,
pero quisiera tener garras
para atrapar desde mi altura a los hombres reptiles.
No tengo poder,
pero tengo la fuerza de los pueblos
que sufren.
No tengo cultura,
pero tengo el corazón sabio
de estar con los que no tienen nada.
(En: Mujer de verso en pecho, 1983)
EN RETAGUARDIA
Hago poco o no hago nada.
La gente se está matando
mientras yo escribo sentada.
Bien nutrida, mal amada.
Hago poco o no hago nada,
coso y curo mis balazos
bien herida, mal amada.
Me duele lo de los otros
pero no puedo hacer nada
porque el dolor de mi cuerpo
me tiene paralizada.
(Puede llamar a la puerta…
¡Si tuviera una llamada,
si me dijese “te quiero”…!)
Compañero, camarada,
yo también sufro injusticia
por amor encarcelada.
No me merezco ser líder,
lucho cómoda, sentada.
Hago poco o no hago nada.
Cambio vendas,
me preocupo de mi herida,
hay mucho plomo en mis alas,
no puedo volar al monte,
-¡por si llama!-
Dejadme sola en la sala.
Dejadme cumplir condena,
-bastante tengo desgracia,
la gente se está matando
mientras escribo sentada-,
bien herida, mal amada.
(En: Proyecto de Librodisco en torno a la figura y obra de Gloria Fuertes)
NACÍ PARA POETA O PARA MUERTO…
Nací para poeta o para muerto,
escogí lo difícil
—supervivo de todos los naufragios—,
y sigo con mis versos,
vivita y coleando.
Nací para puta o payaso,
escogí lo difícil
—hacer reír a los clientes desahuciados—,
y sigo con mis trucos,
sacando una paloma del refajo.
Nací para nada o soldado,
y escogí lo difícil
—no ser apenas nada en el tablado—,
y sigo entre fusiles y pistolas
sin mancharme las manos.
ES INUTIL
Inútil que a estas fechas
nos empiece a dar pena de la rosa y el pájaro,
inútil que encendamos velas por los pasillos,
inútil que nos prohíban nada,
hablar, por ejemplo,
comer carne,
beber libros,
bajarnos sin pagar en el tranvía,
querer a varios seres,
fumar hierbas,
decir verdades,
amar al enemigo.
Inútil es que nos prohíban nada.
En los diarios vienen circulares,
papeles hay pegados en la esquina
que prohíben comer pájaros fritos.
¡Y no prohíben comer hombres asados
con dientes de metralla, comer hombres desnudos!
¿Por qué prohíben pájaros los mismos que consienten
ejecutar el séptimo y el quinto mandamiento?
Tampoco han prohibido los niños en Corea
y se los sigue el hombre comiendo en salsa blanca.
La “Protectora de Animales” está haciendo el ridículo.
Tampoco han prohibido comer las inocentes pescadillas,
los tiernos y purísimos corderos,
las melancólicas lubinas,
las perdices…
Y qué me dices
de “Mariquita Pérez”
que la compran abrigos de trescientas pesetas
habiendo tanta niña sin muñeca ni ropa.
Los enfermos trabajan,
los ancianos ejercen,
el opio en tal café puede comprarse,
la juventud se vende.
Todo esto está oficialmente permitido.
Comprended y pensad: nada se arregla
con tener “buenos sentimientos”,
hay que tener arranques
y ganas de gritar:
-¡Mientras haya guerras comeré pájaros fritos!
ES OBLIGATORIO
Es obligatorio tener mitos
y yo gustosa desobedezco,
gustosa me plancho las blusas,
cuando tengo tiempo,
porque antes es hablar con los amigos.
Es obligatorio presentarse con buenas ropas,
con buenas obras -no interesa tanto-.
Es obligatorio no asomarse a la ventanilla,
porque tienes que estar vivo si organizan la guerra.
Es obligatorio silenciar que hay tumultos,
porque pueden echarte del trabajo,
y si cantas verdades la celda te preparan,
te preparan el llanto, porque es obligatorio…
sufrir siendo persona,
guardar rencor,
adular al pedante,
llevar medias en los templos,
tener bastantes hijos,
volver mañana,
tener enemigos,
es obligatorio todo esto,
y encima te prohíben escupir en el suelo.
NO PERDAMOS EL TIEMPO
Si el mar es infinito y tiene redes,
si su música sale de la ola,
si el alba es roja y el ocaso verde,
si la selva es lujuria y la luna caricia,
si la rosa se abre y perfuma la casa,
si la niña se ríe y perfuma la vida,
si el amor va y me besa y me deja temblando.
¿Qué importancia tiene todo esto,
mientras haya en mi barrio una mesa sin patas,
un niño sin zapatos o un contable tosiendo,
un banquete de cáscaras,
un concierto de perros,
una ópera de sarna?
Debemos inquietarnos por curar las simientes,
por vendar corazones y escribir el poema
que a todos nos contagie.
Y crear esa frase que abrace todo el mundo;
los poetas debiéramos arrancar las espadas,
inventar más colores y escribir padrenuestros.
Ir dejando las risas en la boca del túnel,
y no decir lo íntimo, sino cantar al corro;
no cantar a la luna, no cantar a la novia,
no escribir unas décimas, no fabricar sonetos.
Debemos, pues sabemos, gritar al poderoso,
gritar eso que digo, que hay bastantes viviendo
debajo de las latas con lo puesto y aullando,
y madres que a sus hijos no peinan a diario,
y padres que madrugan y no van al teatro.
Adornar al humilde poniéndole en el hombro
nuestro verso;
cantar al que no canta y ayudarle es lo sano.
Asediar usureros y con rara paciencia convencerles
sin asco.
Trillar en la labranza, bajar a alguna mina;
ser buzo una semana, visitar los asilos,
las cárceles, las ruinas; jugar con los párvulos,
danzar en las leproserías.
Poetas, no perdamos el tiempo, trabajemos,
que al corazón le llega poca sangre.
ORACIÓN
Que estás en la tierra, Padre nuestro,
Que te siento en la púa del pino,
En el torso azul del obrero,
En la niña que borda curvada
La espalda, mezclando el hilo en el dedo.
Padre nuestro que estás en la tierra,
En el surco,
En el huerto,
En la mina,
En el puerto,
En el cine,
En el vino,
En la casa del médico.
Padre nuestro que estás en la tierra,
Donde tienes tu gloria y tu infierno
Y tu limbo; que estás en los cafés
Donde los pudientes beben su refresco.
Padre nuestro que estás en la tierra,
En un banco del Prado leyendo.
Eres ese viejo que da migas de pan a los pájaros del paseo.
Padre nuestro que estás en la tierra,
En la cigarra, en el beso,
En la espiga, en el pecho
De todos los que son buenos.
Padre que habitas en cualquier sitio,
Dios que penetras en cualquier hueco,
Tú que quitas la angustia, que estás en la tierra,
Padre nuestro que sí que te vemos
Los que luego hemos de ver,
Donde sea, o ahí en el cielo.
OS HABEIS FIJADO
En el frío que pasan las castañeras,
en lo viejas que son casi todas las catedrales,
en lo déspotas que son algunos,
en lo golfos que son los niños pobres,
en lo que hablan los ebanistas,
en lo vestida que va la mecanógrafa,
en lo caro que cuesta todo.
Yo tengo capricho por un amor nuevo,
y todos son de segunda mano,
y entre citas y flautas salen caros.
En el peligro que corren los albañiles,
tanto o más que los toreros y que los jefes de Estado.
¡Qué lástima, no os habéis fijado!
Y todo esto es peligroso,
muy peligroso para vuestros cómodos escondrijos.
SALE CARO SER POETA
Sale caro, señores, ser poeta.
La gente va y se acuesta tan tranquila
-que después del trabajo da buen sueño-.
Trabajo como esclavo llego a casa,
me siento ante la mesa sin cocina,
me pongo a meditar lo que sucede.
La duda me acribilla todo espanta ;
comienzo a ser comida por las sombras
las horas se me pasan sin bostezo
el dormir se me asusta se me huye
-escribiendo me da la madrugada-.
Y luego los amigos me organizan recitales,
a los que acudo y leo como tonta,
y la gente no sabe de esto nada.
Que me dejo la linfa en lo que escribo,
me caigo de la rama de la rima
asalto las trincheras de la angustia
me nombran su héroe los fantasmas,
me cuesta respirar cuando termino.
Sale caro señores ser poeta.
TODAVÍA HAY GENTE QUE AL VIENTO LE LLAMAN CÉFIRO…
Todavía hay gente que al viento le llama céfiro,
y hay quien a lo cursi lo llama poesía,
y a la Poesía, locura.
Todavía hay quien canta a la luna.
¡Yo canto a los hombres de la luna!
A los arrabales de la luna,
a los ríos de leche de la luna;
pero todavía hay gente que se asusta,
se asusta cuando una mujer se pone las botas
para pisar mejor el barro,
se asustan porque somos listos,
porque Dios está con nosotros;
ven que nos quemamos y no comprenden las llamas;
porque componemos canciones previsoras
y al avisar gritamos;
porque en nuestros versos
no hablamos de lo que siempre se habló en los versos:
las olas, la boca, los pájaros.
¿Quien dice que en nuestros versos no hay pájaros?
¿Qué son estos gritos si no aves heridas?
No amar lo caduco, lo seco, lo blando.
¡Los poetas amamos a la sangre!
A la sangre encerrada en la botella del cuerpo,
no a la sangre derramada por los campos,
ni a la sangre derramada por los celos,
por los jueces,
por los guerreros;
amamos a la sangre derramada en el cuerpo,
a la sangre feliz que ríe por las venas,
a la sangre que baila cuando damos un beso.
Cantamos al amor.
A lo fresco.
A lo puro.
¡Estamos hartos de cuentos!
¡Y que aprendan los ñoños que el viento es el viento!
Y que cuando se ama, se ama,
y que sólo es pecado el mal comportamiento.
ADIÓS MEMORIA ADIÓS
Quise olvidarte.
Más que eso,
necesité olvidarte.
Lo intenté.
Lo conseguí.
Fue tan intenso el deseo
que me pasé.
En mi cerebro hubo una fuga de neuronas
y ahora tampoco recuerdo otras cosas.
Sólo recuerdo
lo que sufrí el día de mi Primera Comunión
con los zapatos pequeños.
Lo que sufrí,
los tres años de la guerra civil,
lo que sufrí
cuando aprendí a nadar.
Pero no recuerdo lo reciente…
¿Dónde he puesto mis gafas?
AUTOBIOGRAFÍA
Gloria Fuertes nació en Madrid
a los dos días de edad,
pues fue muy laborioso el parto de mi madre
que si se descuida muere por vivirme.
A los tres años ya sabía leer
y a los seis ya sabía mis labores.
Yo era buena y delgada,
alta y algo enferma.
A los nueve años me pilló un carro
y a los catorce me pilló la guerra;
A los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.
Aprendí a regatear en las tiendas
y a ir a los pueblos por zanahorias.
Por entonces empecé con los amores,
-no digo nombres-,
gracias a eso, pude sobrellevar
mi juventud de barrio.
Quise ir a la guerra, para pararla,
pero me detuvieron a mitad del camino.
Luego me salió una oficina,
donde trabajo como si fuera tonta,
-pero Dios y el botones saben que no lo soy-.
Escribo por las noches
y voy al campo mucho.
Todos los míos han muerto hace años
y estoy más sola que yo misma.
He publicado versos en todos los calendarios,
escribo en un periódico de niños,
y quiero comprarme a plazos una flor natural
como las que le dan a Pemán algunas veces.
DOÑA PITU PITURRA
Doña Pito Piturra
tiene unos guantes,
Doña Pito Piturra
muy elegantes.
Doña Pito Piturra
tiene un sombrero,
Doña Pito Piturra
con un plumero.
Doña Pito Piturra
tiene un zapato,
Doña Pito Piturra
le viene ancho.
Doña Pito Piturra
tiene toquillas,
Doña Pito Piturra
con tres polillas.
Doña Pito Piturra
tiene unos guantes,
Doña Pito Piturra
le están muy grandes.
Doña Pito Piturra
tiene unos guantes,
Doña Pito Piturra
¡lo he dicho antes!
VERSOS PARA LA ORTOGRAFIA
“A lavar ropa con uve,
alabar a Dios con be.
Huevo con hache y tomate,
apto de aptitud con pe.
Arroz se pone con leche
y sin hache, claro es.
Vino, con agua y con uve,
ceniza, gris y con ce,
turbante -gorro elegante-
y bisonte van con be.
En cambio va de ir, con uve,
pito y Pepito con pe,
hule y hierba van con hache,
hielo con hache también.
Diptongo rima con hongo,
y es muy difícil poner;
tiene una pe intercalada
entre la i y la te.
Diptongo rima con hongo
y es muy difícil poner.”
Pequena imitación miña, dedicada ós meus alumnos:
“Se cayó Yolanda ayer,
y yendo por la calzada.
Yo ya voy hoy por la acera
porque soy muy educada.”
Niños de Somalia
“Yo como.
Tú comes.
Él come.
Nosotros comemos.
Vosotros coméis.
¡Ellos no!”
Canciones
Lo importante de un niño
no es que sea un empollón
y recite como un loro
sin entender la lección.
Lo importante de un gato
es que cumpla sus funciones
—no que sea blanco o negro—
sino que cace ratones.
Poesía de mi cara
En mi cara redondita
tengo ojos y nariz,
y también una boquita
para hablar y para reír.
Con mis ojos veo todo,
con la nariz hago achís,
con mi boca como como
palomitas de maíz
DON PATO Y DON PITO
(cuento patoso)
Don Pato y don Pito
dan un paseíto.
—¡Qué suerte, don Pito,
me encontré este güito!
Y los dos le quiere
y los dos se hieren.
Y todos se extrañan
de ver que regañan.
Y mientras se zumban,
bailando la rumba…
Viene el dueño, otro patito,
y éste se lleva su güito.
¡No discutid, muchachitos,
no discutid por un güito,
para que nunca os suceda,
lo que a don Pato y don Pito!
HELENA TRUJILLO
Nace en Benalmádena, Málaga, en 1977. Es psicóloga colegiada, experta en criminología y psicoanalista de la Escuela de Poesía y Psicoanálisis Grupo Cero, donde se forma desde 1996. Es integrante del grupo de poesía que coordina Miguel Oscar Menassa. Comienza su carrera profesional en el año 2000 y reside desde 2014 en Madrid. Desde 2002 coordina talleres de poesía y organiza recitales poéticos. Es codirectora de Grupo Cero Televisión, una televisión online de poesía y psicoanálisis.
En poesía ha publicado “Aprendiendo a volar”, “Camino de tus labios” y “Otra vida”, en narrativa “Confesiones de una marquesa” y en psicoanálisis es coautora de los libros: “La mujer del siglo XXI. Una aproximación psicoanalítica”, “Medicina psicosomática III. Trastornos alimentarios: Anorexia, bulimia y obesidad”, “Doctor, por qué no puedo adelgazar” y “Actas Simposio múltiple interés del Psicoanálisis” y en imprenta “Cuaderno de técnica psicoanalítica”.
“ Otra vida” es su tercer libro de poesía.
FUEGO DE ARTIFICIO
Huyo de corrientes marineras.
La tarde pesa una brizna de humedad
y los niños retuercen renacuajos que no quieren nacer.
Descubro mi pequeñez interpelando lápidas que escupen mármol, frías ya de eternidad. Absorbo este silencio, me trago las horas, las vomito con giros sorprendentes,
malabarismos sin saltimbanquis, pero con clase.
Te encuentro disfrazado cada día de un cuento y no quiero más príncipes de novela
que sólo saben saltar de torre en torre.
Te lo tienes merecido, enciendes todas las mechas y no hay bombero que apague ese tumulto.
Una noche, antes de apagar la última estrella,
te escondiste, busqué uno tras otro los servicios postales para enviarte frases sin remitente.
Estabas tan cerca y confundido,
sin límites precisos, sin maquillajes, un hombre místico. No pude guarecerme de tu pólvora,
prendiste todos mis fuegos de artificio.
FLORES
¿Cómo mirarán las flores, ciegas adorables, aunque amantes?
Juan L. Ortiz
Nos miran con su vivir inquieto, esperan la llanura para abrirse y abandonan un día la tristeza.
Contemplan, se admiran entre ellas, saben del amor.
Nunca suben diez centímetros
por el vértigo de las plantas y el riego por goteo.
Conversan, esperando la abeja que las liba
y fabrican estrellas porque no temen que nadie las cercene. Las conocí arrancando de cuajo mis dolores,
apellidos que matan en su insistir aburrido. Cómo me enseñan desde su tierra seca, aguardan el reguero de agua que las lama, como yo aguardo las hojas escritas, húmedas en la provocación de los verbos. No rezan ni esperan su final,
se ciernen sobre su tallo femenino escondiendo las raíces, sus secretos, reproduciendo el amor de sus semillas. Se muestran con sus filtros de síntesis, abiertas en su corola de pétalos.
Las amo, mis ciegas adorables, porque también tengo raíces
y trepo buscando el sol
y mis anteras se embellecen con el polen, mi fruto avanza más allá de mí.
Oh, las flores,
ellas sí que festejan
esta primavera que es la vida.
LA LITERA DE ARRIBA
Se abalanzó sobre mí, cayendo en los espacios,
con muecas de adolescente descubridor. Me dejé atravesar por lanzas inmóviles clavadas en nubes sin atmósfera.
Precipitados sin ver el fin,
mirándonos entre gestos y palabras sin verbo, tradujimos las piedras preciosas
hasta la fatal empuñadura. Entrábamos en un sueño de camas boca arriba,
saltando en juegos compartidos, sin atrevernos a despertar,
con la verdad de la sombra que no pudimos contener.
Tú, dormido en la litera de arriba, con tus despertadores de aguacero
enfriando las cálidas temperaturas de la noche. Yo, bajo las enredaderas,
escalando paredes de algún crimen salpicado de amor. Condenados a ser dos,
chocamos hasta no poder más, vaciamos nuestras arcas
con tanto subir y bajar estratosférico. Dormimos, cada uno en su coordenada de vida,
poblando algún futuro, cómplices en nuestro escondite.
SOY SUCIA
Soy sucia, un enclenque espécimen
que pasea su alma infectada de pantera.
Negra, aplaco la noche con un salto que no cesa y canto, como Darío, a cielos desbocados
en ciudades del desorden salpicada de súplicas. Me visto de excrecencias sin historia.
Áspero sacerdote castigo mi alma abonada de herencia putrefacta.
Vivo oliendo a muerte y todavía no he nacido, acompañada de seres más miserables que yo. Conozco esta indecencia anunciada hace siglos, mentiras apiladas para que no llegue el oxígeno, encerrados en alcobas donde padres sólo aman hijos. Lavo mi voz y las cuerdas se tensan sin palabra, apenas nace el grito denunciando este grano mefítico. Desnudo mi corrupta inocencia y blanqueo el esputo. Dejo atrás la deshonra y me sumerjo en la alabanza de las pompas
que limpian sin censura los rincones de crítica.
Con el único pecado de la astilla del último bocado, soy otra, una mujer extendida.
ÚLTIMA CONEXIÓN
A Carilda Oliver Labra
Descendí sobre piedras portando la llave,
conocía los salvoconductos de ciertas interrogaciones. Hurté los últimos lamentos de una flor a punto de nacer y escapé sin equipaje aligerando los encuentros.
Jugaba a la conquista sin adversario, viviendo ese in- tercambio
como una búsqueda sin coordenadas.
Tomé rumbos y escuchaba olas que a lo lejos me llamaban silbando como aves en busca de su sino.
Buscaba una mujer, la propia iniciativa de socorrer un cuerpo
que no había querido entrenarse en hábitos generales.
Aligeraba el peso soltando ideas que no tenían orilla y con la iniciativa de kilómetros sin recuento,
añoré aquellos tragos que sabían a tiempo, secos aguaceros sin papeles
y brazos húmedos de muerto. Llené ese vacío sin conexión,
entre carteles de horas y libros agolpados, pintando las paredes con movimientos de verbos,
caballos avanzando serviles al movimiento que les impulsa. Sin más tesoro que la paciencia, mi última conexión, esta vez sí, hay otros encuentros.
SINCERAMENTE CREO…
El mar limpia su sal arrojándola sobre la proa,
mi capitán, absorto en sus operaciones, desconoce el motín que se organiza en mis márgenes anhelantes de colonizar superficies desconocidas, pieles embriagadas por noches sin estrellas
que me hagan olvidar mi gozo extasiado de esperas.
Sus cuerpos se retuercen sobre mí
despertando vísceras que un marino aprende a respetar. Sus lenguas, miradas que no conocen la verdad,
me extasían con su ímpetu y sus muecas sin apellidos. Frío amante, el vacío titubea a mis pies,
la vida es este inmenso azul, sin base a tierra, sin voces que acompañen el nacimiento interior, sólo esta caverna que se sumerge
para fundirse y temblar, sinceramente.
CANTO A MÍ MISMA
1
Acostumbrada a pedir me acomodé en perfiles
esperando avivar el carbón de la vida. Fui testigo de un llover de pájaros.
Crecí salpicada de ebanistas
que apilaban troncos para fortalecer mi cítara.
Los sonidos huían vagabundos buscando un color único,
una astilla diferente de sí misma. Insistiendo en el tropiezo, arrancando ideas atrasadas, alejándome del espejo,
nació el sonido maestro,
el cincel amasador de la madera, el trabajo artesano.
Cuántas carreras detenidas en el dominio de la mano.
2
Me lubrico en los rincones, olvido espacios también míos.
Tengo en mí semillas
que otros, antes que yo, conocieron.
3
La virtud de arrojarse en cada músculo, virgen de la repetición
en el insistir de la vida.