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21. Poesía más Poesía: Rafael Alberti y Susana Lorente

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Poeta Rafael Alberti y Poeta Susana Lorente scaled - Poesia Online

RAFAEL ALBERTI

BIOGRAFÍA DE RAFAEL ALBERTI

Rafael Alberti nace en 1902, dos años después de la publicación de La interpretación de los sueños, de Sigmund Freud, en el Puerto de Santa María (Cádiz). El mismo año que nace Germán Pardo García.

De familia y origen italiano e irlandés, dedicados al negocio del vino en Cádiz vivirá su infancia en la bahía tacita de plata, estudiará en un colegio religioso (del que se le expulsó por mala conducta pues la disciplina del colegio chocaba con el carácter del joven) y cursará el instituto hasta 4º de Bachillerato cuando abandona su formación académica para dedicarse a su vocación de pintor. Y estudiar a los clásicos.

Rafael Alberti Merello

A los 15 años se traslada con su familia a Madrid. Sigue pintando y expone en el Ateneo de Madrid. Tres años después muere su padre. Es en ese momento cuando escribe sus primeros versos. Se desplaza de Madrid a San Rafael, por una afección pulmonar y comienza a componer Marinero en tierra, su primer libro de poemas por el que recibirá el Premio Nacional de Literatura en 1924.
Que junto a La amante (1926) y el alba del alhelí (1927), según dijo Alberti en 1929 “cierran el periodo inicial de su poesía. Estas tres obras expresan el júbilo de un poeta que recién nace. Alberti canta a un paraíso perdido, el de la infancia cuando se ha perdido lo que no tuvimos nunca. El poeta desterrado del mar. Como dijera Dámaso Alonso: “se defendía una literatura y un arte ‘asépticos’: sin ganga de materiales inferiores, sin contenidos sentimentales no depurados”. Arte puro o poesía pura.

Cuando regresa a Madrid empieza a frecuentar la residencia de estudiantes donde se relaciona con Federico García Lorca, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego y otros jóvenes autores como Buñuel y Dalí. Grupo que se consolidará como la generación del 27 en el acto del tricentenario de la muerte de Luis Góngora, en el Ateneo de Sevilla.

Escribió Dámaso Alonso de Alberti: “No le conocíamos pasión sombría ni problema angustiador”. Todo se producía “alegremente, deportivamente, sacando con tesón vital, lo mejor que se podía, de una situación”.

Mantuvo una relación sentimental con la pintora Maruja Mallo y se casó con la escritora Teresa León.

Practicó el neogongorismo surgido en torno al centenario y escribió “Cal y canto”, un libro de ruptura, entre la 1926 y 1927. El humor aparece en su obra como una constante apoyado en el ultraísmo y en la libertad expresiva que recién conquistaba. Después de ver un partido de fútbol en Santander entre la Real Sociedad de San Sebastián y el Fútbol Club Barcelona escribió un poema a Platko, portero del Barça.

“Nadie se olvida, Platko,
no, nadie, nadie, nadie.
Oso rubio de Hungría”.

Foto 1 Platko ferit - Poesia Online
El portero húngaro del Barça Franz Platko, haciendo gala de una gran valentía, se jugó el físico para detener una jugada de gol, en la que recibió en la cabeza el impacto de la bota de un jugador rival. El golpe fue muy fuerte y le provocó una herida que ensangrentó su cabeza y camiseta. Después de unos cuantos puntos de sutura volvió al campo, con la cabeza vendada, a defender la portería azulgrana.
 
El debate futbolístico más poético: Alberti, Celaya, Gardel y Platko - El  fútbol y más allá
 
Entre el público había dos personajes singulares, el poeta gaditano Rafael Alberti, miembro destacado de la llamada generación del 27, y Carlos Gardel, el cantante más grande de tangos que nunca ha habido. El poeta Alberti impresionado por la fuerza del primer partido y por la capacidad de sufrimiento de Platko, le dedicó al portero húngaro una oda, que probablemente es el mayor homenaje que un poeta ha dedicado a un futbolista.

En el preámbulo de la Guerra Civil Española escribe SOBRE LOS ÁNGELES 1927-1928, que se publica en 1929. Profundiza en la línea de Cal y Canto, ya está metido en la vanguardia, y ha dejado atrás los aires tradicionales y el mundo marinero. Da muestras de la nueva poesía Europea. Sobre los ángeles expresa un combate entre fuerzas iguales y antagónicas. Alberti dice en sus memorias “Yo había perdido un paraíso, tal vez el de mis años recientes y primerísima juventud alegre y sin problemas”. Y el poeta se encuentra de bruces con la vida, sigue: “Me encontraba de pronto como sin nada, sin azul detrás, quebrantada de nuevo la salud, estropeado, roto en mis centros más íntimos. Pero este libro es también la expresión de un conflicto colectivo pues son los últimos años felices de los felices años 20.

“Sermones y moradas, escrito en 1929-1930 es una continuación de Sobre los Ángeles, en el sentido del lenguaje y lo que comunica. Anticipa que algo catastrófico va a pasar en su vida y la vida colectiva: “Tenía yo que salir de la tierra, la tierra tenía que escupirme de una vez para siempre como un hijo bastardo”: “ya en mi alma pesaban de tal modo los muertos futuros”. “¿Qué espero –se pregunta el poeta- rodeado de muertos al filo de una madrugada indecisa?”.

Rafael Alberti - Wikipedia

En 1929 escribirá: “empiezo a intervenir en las luchas estudiantiles contra la dictadura del general Primo de Rivera. Y comienza su “primer intento de poesía social y política”, como él mismo lo llama: “Elegía cívica”. Se afilia al Partido Comunista.

Dos viejos camaradas comunistas: Santiago Carrillo y Rafael Alberti
Santiago Carrillo y Rafael Alberti.

En 1931, surge El poeta en la calle, como se ha llamado Rafael Alberti a si mismo, año que se proclama la República en España. Escrito entre 1931 y 1935 El poeta en la calle denuncia la injusticia, comprometido canta para el pueblo con el pueblo. Fue el primero entre los poetas españoles en decidirse por un compromiso político y reflejarlo en su obra. Actitud compartida por otros poetas e intelectuales le llevará al lanzamiento de la Revista Octubre que funda con María Teresa de León y donde van a publicar César Arconada, Arturo Serrano Plaja, Luis Cernuda y Antonio Machado.

Sus poemas serán cantados públicamente durante la guerra por lo que adquieren un carácter más directo abandonando el surrealismo y acercándose al romancero. Más tarde, en el exilio escribirá Las coplas de Juan Panadero. Con gran talento para la poesía lírica escribirá Retornos de lo vivo lejano y Baladas y canciones del Paraná. Pero sin embargo, escribe también una poesía directa, más dura y violenta, utilizando la sátira política, los juegos de palabras, latigazos de dramatismo y ecos surrealistas. Por ejemplo en el poema titulado

Entre 1931 y 1935 son años de gran actividad marcada por lo político y lo social: nuevas relaciones, viajes, participación en encuentros políticos, estrenos teatrales. Sus viajes cobran mucha importancia: París, Berlín, Unión Soviética, Dinamarca, Noruega, Bélgica, Holanda. En Amsterdam asiste al I Congreso Internacional contra la guerra. Hace otro viaje a la Unión Soviética invitado al I Congreso de Escritores Soviéticos, a Roma, a Nueva York, a la Habana. En México escribe “El toro de la muerte” y Conoce a Octavio Paz. El escritro Mexicano dice que quedó inmediatamente conquistado por el matrimonio y su cordialidad. Y además se sentía un poco su paisano porque los abuelos maternos de Octavio Paz también eran gaditanos y su abuela, concretamente, del Puerto de Santa María. Alberti también viajará a El Salvador, Nicaragua, Panamá, Venezuela, las islas del Caribe. Y escribió “Yo también canto a América futura”.

En 1936 estalla la Guerra Civil Española y Alberti fue miembro de la Alianza de intelectuales antifascistas con otros autores como María Zambrano, Ramón Gómez de la Serna, Miguel Hernández, José Bergamín, Rosa Chacel, Luis Buñuel, Luis Cernuda, Pedro Garfias, Juan Chabas y Manuel Altolaguirre. Se lamenta sobre la actitud de personalidades del mundo de la cultura no comprometidas con la lucha contra el fascismo, como Unamuno. Colabora con la evacuación de los fondos del Museo del Prado y recita versos que se difunden en los frentes de batalla.

Canta a Federico García Lorca, asesinado en Granada, y a los soldados anónimos perdidos por los campos castellanos. A los que vinieron en las Brigadas Internacionales. Y, todavía con fe en la capacidad regeneradora de la sangre, canta a la capital de la gloria. Madrid, capital de un país en guerra civil “Ciudad quiero ayudarte a dar a luz tu día”. Y desde Madrid canta a otras tierras de España, como Cataluña:

Tras la derrota republicana Alberti y Teresa León se exilian. Viajan a París donde son considerados comunistas peligrosos y desde Marsella se embarcan rumbo a Buenos Aires. Vivirán en la capital y en Córdoba donde nace su hija Aitana.

La mitad de la obra de Alberti se escribió y publicó durante su exilio en Buenos Aires, México, Montevideo y Roma. Algunos títulos poéticos fueron Entre el clavel y la espada, Pleamar, A la pintura. Poema del color y la línea, Coplas de Juan Panadero. Buenos Aires en tinta china, Retornos de lo vivo lejano, Ora marítima, Baladas y canciones del Paraná, Sonríe China, Poemas escénicos, Abierto a todas horas, Roma, peligro para caminantes, Los 8 nombres de Picasso y no digo más que lo que no digo. Canciones del Alto Valle del Aniene, y Disprezzo e meraviglia (Desprecio y maravilla).

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Alberti y Teresa León con su hija Aitana en Argentina.EFE
María Teresa León, Rafael Alberti y su hija Aitana, en La Gallarda, Punta del Este (Uruguay), hacia 1948. Foto Mandello
María Teresa León, Rafael Alberti y su hija Aitana, en La Gallarda, Punta del Este (Uruguay), hacia 1948. Foto Mandello

En Buenos Aires Alberti concibió «Invitación a un viaje sonoro» cuando, en 1942, coincidió en Argentina con otro exiliado español, el músico murciano Paco Aguilar, uno de los laudistas más prestigiosos de su tiempo. A Alberti se le ocurrió entonces la idea de recrear la historia lírica del laúd a través de diferentes composiciones que iban desde el siglo XI hasta el siglo XX, desde Alfonso X el Sabio hasta Isaac Albéniz, pasando por Mozart, Purcell, Falla o Bach.

Así, escribió una serie de versos e inició de esa forma el proyecto, concebido inicialmente como una cantata para verso, laúd y piano pero que posteriormente se transformó en una cantata para verso y cuarteto de laúdes.

«Invitación a un viaje sonoro», cuyos textos pueden encontrarse en el libro «Pleamar», se ofreció en casi 80 actuaciones por Argentina y Paraguay con un enorme éxito durante varios años, aunque se suspendió tras la muerte de Paco Aguilar en 1947.

Rafael Alberti, Poeta De Larga Melena Cantor De Esperanza

Vuelto a España tras la instauración de la monarquía, fue nombrado Hijo Predilecto de Andalucía en 1983 y Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cádiz en 1985. Recibió el Premio Nacional de Teatro (1980), el Premio Cervantes (1983) y el Premio Roma de Literatura (1991). Renunció al Premio Príncipe de Asturias por sus convicciones republicanas.

Alberti ha sido fuente de poesía para otros artistas como Nuria Expert que ha sido una recitadora oficial de sus poemas y Paco Ibáñez que ha musicado y cantado sus poemas, entre otros “A galopar”.

En el 82 Alberti realizó un recital de poesía en la Sede del Grupo Cero, en la C/ Ferraz 22. Por aquel entonces, el Grupo Cero, invitaba a recitar a poetas y les entregaba una medalla. El Grupo Cero era tan adinerado por aquel entonces, que el Diario El País afirmó que era financiado por la KGB. Pero Menassa no había visto un comunista en su vida, porque él era peronista. Se puede decir que Alberti era el primer comunista que conocía. En aquel encuentro Alberti le dijo a Menassa que recitaba la invitación a un canto sonoro mejor que Nuria Expert.

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En otra ocasión Menassa encontró a Alberti caminando de un lado para otro de la vereda de la Calle Princesa y Menassa le preguntó “¿Maestro, está nervioso? Y Alberti le contestó, “No pibe, estoy escribiendo”.

Además de su extensa obra poética Alberti también escribió teatro y guiones de cine.
Falleció en su casa del Puerto de Santa María a la edad de 97 años.

POEMAS DE RAFAEL ALBERTI

SI MI VOZ MURIERA EN TIERRA

Si mi voz muriera en tierra 
llevadla al nivel del mar 
y dejadla en la ribera.
  Llevadla al nivel del mar 
y nombradla capitana 
de un blanco bajel de guerra.
  ¡Oh mi voz condecorada 
con la insignia marinera: 
sobre el corazón un ancla 
y sobre el ancla una estrella 
y sobre la estrella el viento 
y sobre el viento la vela!

EL CUERPO DESHABITADO

1
Yo te arrojé de mi cuerpo,
yo, con un carbón ardiendo.

Vete.
Madrugada.
La luz, muerta en las esquinas
y en las casas.
Los hombres y las mujeres
ya no estaban.
c- Vete.
Quedó mi cuerpo vacío,
negro saco, a la ventana.
Se fue.
Se fue, doblando las calles.
Mi cuerpo anduvo, sin nadie.

2
Que cuatro sombras malas
te sacaron en hombros,
muerta.
De mi corazón, muerta,
perforando tus ojos
largas púas de encono
y olvido.
De olvido,
sin posible retorno.
Muerta.
Y entraste tú de pie,
bella.
Entraste tú, y ahora,
por los cielos peores,
tendida,
fea,
sola.
Tú.
Sola entre cuatro sombras.
Muerta.


¿Quién sacude en mi almohada
reinados de yel y sangre,
cielos de azufre,
mares de vinagre?
¿Qué voz difunta los manda?
Contra mí, mundos enteros,
contra mí, dormido,
maniatado,
indefenso.
Nieblas de a pie y a caballo,
nieblas regidas
por humos que yo conozco
en mí enterrados,
van a borrarme.
Y se derrumban las torres,
las empinadas
centinelas de mi sueño.
Y el viento,
la tierra,
la noche.

4
Tú. Yo. (Luna). Al estanque.
Brazos verdes y sombras
te apretaban el talle.
Recuerdo. No recuerdo.
¡Ah, sí! Pasaba un traje
deshabitado, hueco,
cal muerta, entre los árboles.
Yo seguía… Dos voces
me dijeron que a nadie.

5
Dándose contra los quicios,
contra los árboles.
La luz no le ve, ni el viento,
ni los cristales.
Ya, ni los cristales.
No conoce las ciudades.
No las recuerda.
Va muerto.
Muerto, de pie, por las calles.
No le preguntéis. ¡Prendedle!
No, dejadle.
Sin ojos, sin voz, sin sombra.
Ya, sin sombra.
Invisible para el mundo,
para nadie.

6
I
Llevaba una ciudad dentro.
La perdió.
Le perdieron.
Solo, en el filo del mundo,
clavado ya, de yeso.
No es un hombre, es un boquete
de humedad, negro,
por el que no se ve nada.
Grito.
¡Nada!
Un boquete, sin eco.

7
II
Llevaba una ciudad dentro.
Y la perdió sin combate.
Y le perdieron.
Sombras vienen a llorarla,
a llorarle.
-Tú, caída,
tú, derribada,
tú;
la mejor de las ciudades.
Y tú, muerto,
tú, una cueva,
un pozo tú, seco.
Te dormiste.
Y ángeles turbios, coléricos,
la carbonizaron.
Te carbonizaron tu sueño.
Y ángeles turbios, coléricos,
carbonizaron tu alma,
tu cuerpo.

UN FANTASMA RECORRE EUROPA…

…y las viejas familias cierran las ventanas, 
afianzan las puertas, 
y el padre corre a oscuras a los Bancos 
y el pulso se le para en la Bolsa, 
y sueña por las noches con hogueras, 
con ganados ardiendo, 
que en vez de trigos tiene llamas, 
en vez de granos, chispas, 
cajas de hierro llenas de pavesas. 
¿Dónde estás, 
dónde estás? 
Nos persiguen a tiros. 
¡Oh! 
Los campesinos pasan pisando nuestra sangre. 
¿Qué es esto? 
Cerremos, 
cerremos pronto las fronteras. 
Vedlo avanzar de prisa en el viento del Este, 
de las estepas rojas del hambre. 
Que su voz no la oigan los obreros, 
que su silbido no penetre en las fábricas, 
que no divisen su hoz alzada los hombres de los campos. 
¡Detenedle! 
Porque salta los mares 
recorriendo toda la geografía, 
porque se esconde en las bodegas de los barcos 
y habla a los fogoneros 
y los saca tiznados a cubierta, 
y hace que el odio y la miseria se subleven 
y se levanten las tripulaciones. 
¡Cerrad, 
cerrad las cárceles! 
Su voz se estrellará contra los muros. 
¿Qué es esto? 
Pero nosotros lo seguimos, 
lo hacemos descender del viento. Este que lo trae, 
le preguntamos por las estepas rojas de la paz y del triunfo, 
lo sentamos a la mesa del campesino pobre, 
presentándolo al dueño de la fábrica, 
haciéndolo presidir las huelgas y manifestaciones, 
hablar con los soldados y los marineros, 
ver en las oficinas a los pequeños empleados 
y alzar el puño a gritos en los Parlamentos del oro
       y de la sangre. 
Un fantasma recorre Europa, 
el mundo. 
Nosotros le llamamos camarada.

YO TAMBIÉN CANTO A AMÉRICA

I, too, sing America.
Lansgton Hughes

Tú mueves propiedades en tu cielo,
astros que son verdad, estrellas tuyas,
planetas confiscados que en la noche
pasan gimiendo un rastro de cadenas.
Mueves bosques con hojas como círculos,
puertas verdes al sueño de los pumas,
bosques que marchan, selvas que caminan
invadiendo la sombra de raíces.
En tu entraña, piquetas y explosiones
dan a luz en lo oscuro nuevos ríos,
puestos al sol por hombres expropiados
a tu matriz herida y desangrada.
Ellos son, deben ser, y no los otros,
los que arañen sus manos en tus grietas,
los que tenaz descuelguen tu desvelo
en tus ocultas venas sacudidas.
Tú no eres un cadáver extendido
de mar a mar, velado por palmeras.
Tú estás de pie, la sangre te circula,
pero entre dos orillas de fusiles.
Ni siquiera eres dueña de tus noches,
insultada en los bares y cantinas,
noches con ojos indios impasibles
por los que pasan flechas vengadoras.
Yo he visto Panamá desde las nubes
como albos continentes sin viajeros,
de norte a sur, y comprobando el Istmo,
sobre una larga zona de uniformes;
la flor del mar Pacífico, entrevista
como una cresta roja de mi infancia,
gritando, muda, por tus litorales
de azúcar y café, pero invadidos;
jacales y bohíos limosneros
que intentan vagamente ser aldeas,
con raigones en tierras que son suyas
y recelos de canes arrojados.
Oigo un clamor de pumas y caimanes,
de idiomas dominados a cuchillo,
de pieles negras atemorizadas,
entre un sordo rumor que se unifica.
Despierta, de improviso, en esa hora
que el terremoto verde de tus bosques
a tientas reconstruye con sonidos
los escombros nocturnos de sus ramas.
Despiértate, y de un salto reconquista
tu subterránea sangre de petróleo,
brazos de plata, pies de oro macizos,
que tu existencia propia vivifiquen.
Va a sonar, va a sonar, yo quiero verlo,
quiero oírlo, tocarlo, ser su impulso,
ese sacudimiento que destruya
la intervención armada de los dólares.
Las estrellas verdad se confabulen
con tu robado mar, la tierra, el viento,
contra esas trece bandas corrompidas
y esa Company Bank de estrellas falsas.
Recupere -ciclones en las manos,
sísmicas lavas de correr ardiendo-
el predominio vasto de tus frutas
y el control de tus puertos y aduanas.
Yo también canto a América, viajando
con el dolor azul del mar Caribe,
el anhelo oprimido de sus islas,
la furia de sus tierras interiores.
Que desde el golfo mexicano suene
de árbol a mar, de mar a hombres y fieras
como oriente de negros y mulatos,
de mestizos, de indios y criollos.
Suene este canto, no como el vencido
letargo de las quenas moribundas,
sino como una voz que estalle uniendo
la dispersa conciencia de las olas.
Tu venidera órbita asegures
con la expulsión total de tu presente.
Aire libre, mar libre, tierra libre.
Yo también canto a América futura.

SERMÓN DE LA SANGRE

Me llama, me grita, me advierte, me despeña y me alza,
hace de mi cabeza un yunque en medio de las olas,
un despiadado yunque contra quien deshacerse
zumbando.
Hay que tomar el tren, le urge. No hay. Salió. Y ahora me
dice que ella misma lo hizo volar al alba, desaparecer
íntegro ante un amanecer de toros desangrándose a la
boca de un túnel.
Sé que estoy en la edad de obedecerla, de ir detrás
de su voz que atraviesa desde la hoja helada de los trigos
hasta el pico del ave que nunca pudo tomar tierra
y aguarda que los cielos se hagan cuarzo algún día
para al fin detenerse un solo instante.
La edad terrible de violentar con ella las puertas más
cerradas, los años más hundidos por los que hay
que descender a tientas, siempre con el temor de perder
una mano o de quedar sujeto por un pie a la última
rendija, esa que filtra un gas que deja ciego y hace oír
la caída del agua en otro mundo, la edad terrible está
presente, ha llegado con ella, y la sirvo: mientras
me humilla, me levanta, me inunda, me desquicia,
me seca, me abandona, me hace correr de nuevo,
y yo no sé llamarla de otro modo:
Mi sangre.

HACE FALTA SER CIEGO

Hace falta estar ciego, 
tener como metidas en los ojos raspaduras de vidrio, 
cal viva, 
arena hirviendo, 
para no ver la luz que salta en nuestros actos, 
que ilumina por dentro nuestra lengua, 
nuestra diaria palabra. 
Hace falta querer morir sin estela de gloria y alegría, 
sin participación en los himnos futuros, 
sin recuerdo en los hombres que juzguen el pasado sombrío 
de la Tierra. 
Hace falta querer ya en vida ser pasado, 
obstáculo sangriento, 
cosa muerta, 
seco olvido.

DEFENSA DE MADRID, DEFENSA DE CATALUÑA

I

Madrid, corazón de España,

late con pulsos de fiebre.

Si ayer la sangre le hervía,

hoy con más calor le hierve.

Ya nunca podrá dormirse,

porque si Madrid se duerme,

querrá despertarse un día

y el alba no vendrá a verle.

No olvides, Madrid, la guerra;

jamás olvides que enfrente

los ojos del enemigo

te echan miradas de muerte.

Rondan por tu cielo halcones

que precipitarse quieren

sobre tus rojos tejados,

tus calles, tu brava gente.

Madrid: que nunca se diga,

nunca se publique o piense

que en el corazón de España

la sangre se volvió nieve.

Fuentes de valor y hombría

las guardas tú donde siempre.

Atroces ríos de asombro

han de correr de esas fuentes.

Que cada barrio a su hora,

 si esa mal hora viniere,

—hora que no vendrá—, sea

más que la plaza más fuerte.

Los hombres, como castillos;

igual que almenas, sus frentes,

grandes murallas sus brazos,

puertas que nadie penetre.

Quien al corazón de España

quiera asomarse, que llegue.

¡Pronto! Madrid está cerca.

Madrid sabe defenderse

con uñas, con pies, con codos,

con empujones, con dientes,

panza arriba, arisco, recto,

duro, al pie del agua verde

del Tajo, en Navalperal,

en Sigüenza, en donde suenen

balas y balas que busquen

helar su sangre caliente.

Madrid, corazón de España,

que es de tierra, dentro tiene,

si se le escarba, un gran hoyo,

profundo, grande, imponente,

como un barranco que aguarda.

Sólo en él cabe la muerte.

II
¡Catalanes! ¡Cataluña!
Vuestra hermosa madre tierra,
tan de vuestros corazones
como tan hermana nuestra,
con un costado en el mar
y entre montes la cabeza,
soñando en sus libertades
sus hijos manda a la guerra.
Camino a Zaragoza,
frente a los muros de Huesca,
por los llanos de Toledo
por toda la España entera,
va la sangre catalana
soñando al son de su lengua.
Mas para seguir soñando
al son de lo que tú sueñas,
no te olvides, Cataluña,
que a Madrid, lejos, lo acechan
miradas del enemigo
que darle muerte quisieran.
Muerto Madrid, catalanes,
qué invasión, qué turba negra,
qué prostituida, oscura,
que cruel y extraña leva
de gentes intentarían
forzar tus gallardas puertas!
Si ahora Madrid es el centro, 
corazón de la pelea,
parados sus firmes pulsos,
tú serias la cabeza,
el cuello más codiciado,
la más codiciada prenda.
¡Que festín de generales
borrachos, ante una mesa
donde por blancos manteles
se usaran ropas sangrientas!
¡Nunca bravos catalanes!
Jamás vuestra independencia
debe servirse en banquetes
a monstruos de tal ralea.
La libertad catalana
¡sabedlo!, en Madrid se juega:
fábricas, ciudades, campos,
montes, toda la riqueza
de vuestro país y el mar
que lo ilumina y le entrega
barcos que al tocar las costas
se vuelven de plata nueva.
¡Pueblo catalán, vigila!
¡Pueblo catalán, alerta!
Con el corazón de España,
sólo corazón de tierra.
Catalanes yo os saludo:
¡Viva vuestra independencia!

PARA AITANA


Aitana, niña Aitana, baja la primavera
para ti quince flores pequeñas y graciosas.
Sigues siendo de aire, siguen todas tus cosas
siendo como encantadas por una luz ligera.

Aitana, niña Aitana, fuera yo quien moviera
para ti eternamente las auras más dichosas,
quien peinara más luces y alisara más rosas
en tus pequeñas alas de brisa mensajera.

Aitana, niña Aitana, ya que eres aire y eres
como el aire y remontas en el aire que quieres
feliz, callada y ciega y sola en tu alegría,
aunque para tu luz yo te abriera más cielo,
no olvides que hasta puede deshojarse en un vuelo
el aire, niña Aitana, Aitana, niña mía.

Galope (A Galopar)

Las tierras, las tierras, las tierras de España, 
las grandes, las solas, desiertas llanuras. 
Galopa, caballo cuatralbo, 
jinete del pueblo, 
al sol y a la luna. 

¡A galopar, 
a galopar, 
hasta enterrarlos en el mar! 

A corazón suenan, resuenan, resuenan 
las tierras de España, en las herraduras. 
Galopa, jinete del pueblo, 
caballo cuatralbo, 
caballo de espuma. 

¡A galopar, 
a galopar, 
hasta enterrarlos en el mar! 

Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie; 
que es nadie la muerte si va en tu montura. 
Galopa, caballo cuatralbo, 
jinete del pueblo, 
que la tierra es tuya. 

¡A galopar, 
a galopar, 
hasta enterrarlos en el mar! 

SUSANA LORENTE

Sobre Susana – Susana Lorente.

Te recomendamos ver el programa de televisión.

PRÓXIMO PROGRAMA

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