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BIOGRAFÍA DE LI BAI
Si no estudiáis poesía, no seréis capaces de hablar.
Kung Fu-tseu
[Confucio] (551-479 a. C.)
Quienes saben escribir de verdad no pretenden hacer literatura.
Li Chi (1527-1602)
La poesía china tiene miles de años. Se conocen poemas chinos desde hace más de 4360 años. Ningún idioma vivo es tan longevo como el chino. Se conocen poemas egipcios también muy antiguos, pero su lengua y su escritura desaparecieron hace mucho tiempo. Sin embargo, el idioma chino y su escritura, a pesar de los cambios naturales de todo idioma, sigue persistiendo en sus bases. Esa antigüedad ha dado lugar a la producción de miles de poetas. Sólo por nombrar un periodo histórico, durante la dinastía Tang (del año 618 al 907) se conocen más de 2000 poetas y 49.000 poemas.
La Dinastía Tang es considerada un punto culminante de la civilización china y una época dorada de la cultura cosmopolita. El mayor poeta romántico de esta dinastía fue Li Bai, nuestro protagonista de hoy.
Hijo de un rico comerciante, Li Bai, Li Bo, o Li Po, o Li Taibo, o en su forma japonesa Rihaku, nació el 19 de mayo del año 701 según algunos relatos en Suyab, también conocida como Ordukent, actual AK-beshim, una antigua ciudad situada a lo largo de la ruta de la seda 60 km al noreste de Biškek y 6 km al sureste de Tokmok, en el valle del río ču en Kirguistán que fue absorbida por el Imperio Tang, y en la que se construyó una fortaleza China en el año 679.
Cuando Li Bai tenía cinco años su familia se mudó a Jiangyou, cerca de la moderna Chengdu en la provincia de Sichuan, donde el poeta vivió su infancia. La mayor parte de su crecimiento la pasó en Quinglian, en el condado de Chan-ming.
Gran lector, el joven Li Bai estudió a los clásicos confucianos, un corpus de cinco antiguos libros chinos que recopilan las doctrinas que Confucio enseñaba a sus discípulos y que eran los textos que toda persona cultivada debía conocer. Entre ellos el Clásico de poesía, también conocido como el Libro de las odas, formado por 305 poemas divididos en 160 canciones populares, 74 canciones para festividades cortesanas, 31 canciones para ceremonias cortesanas más solemnes y 40 himnos y elegías, cantadas en las ceremonias de sacrificio a los dioses y espíritus ancestrales de la casa real, recopiladas por el propio Confucio y que incluyen poemas de entre el año 1000 a.C y el año 600 a.C. La curiosidad de Li Bai también le llevó a leer otros “libros raros” astrológicos y metafísicos que los seguidores de Confucio evitaban estudiar. Como parte de la tradición familiar estudió a los “Cien autores” y ya antes de cumplir diez años escribía poesía.
Li Bai realizaba otras actividades como la domesticación de aves silvestres, esgrima, montar a caballo, cazar, viajar y ayudar a los pobres u oprimidos con dinero y armas. Se forjó una vida aventurera en su anhelo de ser un héroe vengador de los agravios de las mujeres desvalidas, los huérfanos, los pobres, los humillados y los ofendidos. Fue hábil en el manejo de la espada y dicen que antes de los 20 años ya había luchado y matado a varios hombres por motivos de caballería.
A los 25 años, en el año 725 comenzaron sus días de aventura, viajando por el río Yangzi y por el río Amarillo donde conocería a celebridades y regalaría parte de su riqueza a los necesitados.
En el año 735, estando en Shanxi intervino en un consejo de guerra contra Guo Ziyi, uno de los principales generales Tang. En 740 se instaló en Shandong pasando a formar parte de un grupo denominado los “Seis ociosos del arroyo de bambú”, un grupo informal dedicado a la literatura y al vino. Se hizo amigo de un famoso sacerdote taoista, Wun Yun al que llamaba el maestro del acantilado oriental con el que convivió en los montes durante dos años: “Nunca poníamos los pies en una ciudad y miles de pájaros acudían a comer en mi mano sin dar signos de desconfianza o temor”, escribió. En 742 el Emperador convocó a Wu Yun para que Li Bai asistiera a la corte imperial. El elogio de Wu Yun a li Bai hizo que el emperador Xuanzon fascinado por su personalidad lo convocara a la corte en Chang’an. Tanto los aristócratas como la gente común fueron fanáticos de Li Bai, entre ellos otro poeta Zhizhang que le dio el nombre de “inmortal exiliado del cielo”. Impresionado por sus ideas políticas el emperador organizó una cena en su honor. El emperador estaba tan fascinado por el poeta que hasta le condimentaba personalmente la sopa. Lo contrató como traductor y le dio un puesto en la academia Hanlin a la que sólo podían pertenecer un grupo de élite del alto funcionariado, proporcionando poesía al Emperador y así es como Li Bai llegó a la corte sin hacer el examen de funcionario.
Fue un poeta áulico: celebrador de las fiestas de la Corte. Escribía poesía sobre la consorte favorita del Emperador. Allí se codeó con los más importantes cortesanos, académicos y funcionarios, pero pronto su personalidad alejada de la academia le traería problemas. Cuentan que en una ocasión que Li Bai se había manchado las botas, el eunuco más poderoso de palacio fue requerido para que le ayudara a quitárselas frente al Emperador y esto le ofendió tanto que logró persuadir a la consorte preferida del emperador de que los poemas de Li Bai eran ofensivos para ella. Su oposición y las quejas de la consorte lograron, finalmente, que el emperador enviase al poeta lejos de palacio, en contra de su voluntad y con grandes obsequios de oro y plata. El poeta siguió con su vida aventurera y bohemia y escribiendo poesía.
En el año 744 conoció a Du Fu, otro destacado poeta chino durante la dinastía Tang. Los dos se encuentran entre los mayores creadores líricos chinos. Sus vidas siguieron cursos muy diferentes y aunque se encontraron personalmente sólo en dos ocasiones establecieron una duradera amistad y una relación muy intensa en la poesía, encontrando poemas de Li Bai para Du Fu y de Du Fu para Li Bai.
Durante los desórdenes del 755 instigados por el general rebelde An Lushan, el emperador Xuanzong huyó y abdicó y el príncipe heredero, aprovechando la confusión, se declaró emperador y jefe del gobierno. Li Bai se convirtió en el asesor personal de otro de los hijos de Xuanzong, el príncipe Yong, que no era el primogénito pero que fue nombrado para compartir el poder imperial como general. Los dos hermanos lucharon entre sí con sus ejércitos. Tras la derrota de las fuerzas del príncipe Yong, Li Bai escapó, pero más tarde fue capturado y condenado a muerte. La condena de muerte fue computada por el exilio.
Tras el indulto Li Bai continuó su estilo de vida errante escribiendo poesía y dedicándose a los placeres de la comida, el vino y la buena compañía. “Todos los poetas chinos celebran los placeres del vino, pero ninguno tan incansablemente y con una nota de genuina convicción como Li [Bai], escribe Burton Watson.
Sus viajes eran ahora más acotados a Nanjing y el moderno distrito de Zhao. En este periodo escribió poemas sociopolíticos, burlándose de sus enemigos y también poemas sobre la naturaleza. Entretanto falleció en emperador Xuanzong y China reprimió otros intentos de desórdenes militares. Li Bai se ofreció como voluntario para servir en el estado mayor del comandante Li Guanbi, pero a los 61 años sus problemas de salud le impidieron continuar con este proyecto.
El nuevo emperador Daizong nombró al poeta en el año 752 secretario de la oficina del Comandante de Izquierda, pero cuando el edicto imperial llegó, Li Bai ya había fallecido. Algunos eruditos consideran que la causa de su muerte fue el envenenamiento por mercurio otros el abuso de alcohol o las condiciones de una dura vida. Existe una leyenda sobre la muerte de Li Bai que cuenta que el poeta se ahogó al caer ebrio de su bote en el río Yangtze tratando de abrazar el reflejo de la luna.
En el plano sentimental sabemos que Li Bai se casó cuatro veces. Su primera esposa (727) fue la nieta de un exministro de gobierno, de la familia Wu, una familia muy bien relacionada y vivió durante diez años en la casa de esta familia. Se casó por segunda vez en 744 con una poetisa de apellido Zong, que también era nieta de un importante funcionario de gobierno de la dinastía Tang, con quien tuvo varios hijos y en sus poemas podemos encontrar muchas expresiones de amor hacia ella y sus hijos. De los otros dos matrimonios no hemos obtenido información.
Li Bai era un gran calígrado y aún se conserva una muestra de su caligrafía original en el Museo de Palacio en Beijin, China.
Antes de morir confió sus manuscritos a su pariente Li Yangbing, magistrado de Dangtu, con quien permaneció sus últimos años, pero la destrucción de las bibliotecas imperiales Tang y la pérdida de muchas colecciones privadas durante los periodos de rebelión militar, provocaron la pérdida de muchos de sus poemas y hay dificultades con respecto a los textos variantes. Fueron los eruditos de la dinastía Song quienes produjeron varias ediciones de su poesía y los de la dinastía Quing realizaron los estudios más completos sobre su obra sobreviviente.
En la actualidad Li Bai es un poeta muy popular y querido en China. Su poesía se caracteriza por la fantasía y la nota de asombro y alegría infantil, según Burton Watson. Quizás por eso los niños chinos aman tanto a Li Bai.
La profesora de chino en España Shu Zu nos cuenta que los niños chinos utilizan lapiceros donde pueden leerse sus poemas. Dice de Li Bai ser un poeta superior, hace un uso extraordinario del idioma chino, creando con pocas palabras paisajes y música que recrean las sensaciones, “oyes lo que pasa”, dice. Como por ejemplo en el poema “Bebiendo solo bajo la luna” que, con tan solo veinte palabras, el poema utiliza la brillante luz de la luna y las imágenes gélidas para evocar nostalgia. Shu Zu asegura que para gozar de su poesía hay que aprender el idioma chino.
El virtuosismo de Li Bai radica en su dominio de la poética formal, el manejo de las reglas, el extremo fantástico de algunas de sus imágenes, un fuerte sentido de pertenencia a una tradición poética, que adapta sin romperla y su habilidad para la combinación de las palabras, sin esfuerzo. Produce un idioma absolutamente personal que le hace un poeta inimitable. También juega con la escritura desde varios puntos de vista, entre ellos el de la mujer.
Algunos de sus poemas han sido calificados como los mejores de todos los tiempos por el erudito y escritor de la dinastía Ming, Hu Yinling. Li Bai destacó en la forma gushi, poemas de “estilo antiguo”, un tipo de poesía que permite una gran libertad en la forma y contenido de la obra por ejemplo la utilización de versos de longitud variada consigue producir el efecto de los picos dentados y los caminos montañosos llenos de baches. Se dice de él que es el mayor maestro de jueju o verso cortado de la dinastía Tang. Los críticos chinos y la población en general lo consideran un genio. Se le conoce como el poeta inmortal y es uno de los más respetados de la literatura china.
Li Bai es el autor chino más conocido en Occidente. En 1915, la revista Poetry lo calificó como «el mejor poeta de China» (Kenner, 1971:206). Sus trabajos en occidente se conocen gracias a las construcciones realizadas por Ezra Pound en su libro Cathay.
La versión consultada de Cathay en español dice ser un juego de espejos entre los poemas de Li Bai), las recreaciones inacabadas de Ernest Fenollosa, la concepción de Ezra Pound a partir del trabajo de Fenollosa y la versión española de Ricardo Silva Santisteban de la versión en inglés de Ezra Pound.
Sobre los apuntes de Fenollosa decir que el conjunto de cuadernos fue el resultado de cinco años de entrega al estudio en el que Ernest Fenollosa intenta desvelar los matices del arte oriental de Japón y China para lo que contó con la ayuda de un erudito de la literatura oriental Mori y su discípulo Ariga. Durante un año y medio trabajaron en Rihaku, lo que dio origen a dos cuadernos extensos que contenían traducciones, glosas y comentarios de sesenta y cuatro poemas.
Tras la muerte de su marido, Mary Fenollosa se ocupó de poner en orden los manuscritos y en 1912, publica un doble volumen Epochs of Chinese and Japanese Art. Pero quedaban unos cientos de páginas, que no requerían un editor, sino un poeta. Los ocho cuadernos, más los volúmenes de notas sobre el teatro Noh, más los libros en los que iba haciendo los borradores de sus clases magistrales sobre la poesía china, más un fajo de notas sueltas, es lo que Mary Fenollosa le entregó a Ezra Pound en 1913, en la casa de Saraijini Naidu, una poetisa hindú. Y de esta manera puso la oportunidad de recrear la literatura china en las manos, «no cualquier modernista de la época, sino un maestro» (Kenner, 1971:198). T.S.Eliot, en 1928 expresó que «…hay que señalar que Pound es el inventor de la poesía china de nuestro tiempo» (Kenner, 1971:210). Los catorce poemas de Cathay, fueron las primeras traducciones en verso libre que no derivaban de otras traducciones, sino de notas detalladas de los textos chinos. En la obra de Pound es difícil distinguir entre lo que es traducción o adaptación y lo que es composición original.
Bebiendo solo bajo la luna (Poema audio visual)
LIBROS y PÁGINAS WEBS CONSULTADOS
- CATHAY, Ezra Pound. Traducida al español por Ricardo Silva Santisteban.
- Clasicos de bolsillo. Li Po y otros. Las mejores poesías chinas. Compilación, traducción, introducción y notas de Roberto Curto. Ed. Longseller, 2000.
- Dieciocho poemas de Li Po. Estudios de Asia y África. Introducción y traducción del chino por Chen Guojian. Instituo de Lenguas Extranjeras de Guangzhou (Cantón), China.
- En la piel de Ezra Pound. Traducción de seis poemas de su libro Cathay. Trabajo académico de 4º curso de Irene García Villanueva. Facultad de Traducción e Interpretación. Universidad Pompeu Fabra. Olivia de Miguel. Septiembre 2010.
- Poesía. Ezra Pound. Textos-Cartas-Entrevistas. Alberte Beguin. Nº 12 Mayo-Junio 1973.
- Luis Racionero. Textos de estética taoista. Alianza Editorial, 1983
- Los deseos del corazón, Poesía breve de China. Presentación, selección, traducción y cronología José Vicente Anaya. https://circulodepoesia.com/wp-content/uploads/2009/06/galeria_poesiabrevedechina.pdf
- https://es.wikipedia.org/wiki/Li_Bai
- https://es.wikipedia.org/wiki/Clásico_de_poes%C3%ADa
- https://es.wikipedia.org/wiki/Cinco_Clásicos
- https://kripkit.com/suyab/
- Cuando bebo solo debajo de la luna. Poema audio visual https://youtu.be/Pu6gqG7kMB4
SELECCIÓN DE POEMAS DE LI BAI
LA CANCIÓN DEL RÍO
Esta barca es de sándalo y sus regalas son magnolias talladas,
tañedores con flautas enjoyadas y áureos caramillos
colman los lados en hileras,
y nuestro vino es rico, como para mil tazas.
Conducimos muchachas cantarinas, impulsados por la corriente,
sin embargo Sennin necesita una cigüeña amarilla de corcel
y toda nuestra marinería
seguiría a las blancas gaviotas o galoparía sobre ellas.
La canción en prosa de Kutsu
está colgada con el sol y la luna.
La terraza del palacio del Rey So
es ahora tan sólo una estéril colina,
pero caligrafío en esta falúa
haciendo temblar los cinco montes,
gozando con las palabras
con el goce de las islas azules.
(Si la gloria pudiera eternizarse
entonces las aguas del Han fluirían hacia el norte.)
¡He dormitado en el jardín del Emperador,
esperando la orden de escribir!
He visto el estanque del dragón
con sauces tiñendo el agua que refleja el azul del cielo,
he oído las cinco notas de los querellantes ruiseñores.
El viento del oeste trae el verdor a las herbosas islas de Yei-shu,
La mansión púrpura y el carmesí están henchidos de la suave primavera.
Al sur del estanque las extremidades de los sauces son celestes y azuladas,
sus puntas se enredan en la niebla frente al palacio de brocado.
Hileras de viñedos a treinta metros de distancia cuelgan de cinceladas barandillas,
y en lo alto de los sauces cantan las delicadas aves respondiéndose,
¡escuchad! Gritando: “Kwuan, Kuan”, reciben el primer viento.
El viento que, en torbellinos, dentro de una azulada nube está vagando.
Sobre mil pórticos y puertas están cantando los sonidos de la primavera
y el Emperador está en Ko.
Cinco nubes cuelgan en lo alto brillando en el cielo púrpura,
la guardia imperial se instala frente a la dorada mansión con sus armas destellantes.
En su enjoyado carro el Emperador sale a inspeccionar sus flores,
sale hacia Hori para contemplar el vuelo de las cigüeñas,
retorna por la senda de la roca de Sei para escuchar a nuevos ruiseñores,
pues los jardines de Yo-run están colmados de nuevos ruiseñores,
su sonido se une a esta flauta,
su voz está aquí en los doce caramillos.
Rihaku
Del libro Cathay de Ezra Pound
CARTA DE LA ESPOSA DEL MERCADER DEL RÍO
Cuando todavía usaba cerquillo sobre la frente
y me divertía cogiendo flores a la vera del pórtico,
tú viniste, jugando caballito, en un zanco de bambú,
trotaste a mi alrededor tirando ciruelas azules.
Y continuamos viviendo en la aldea de Chokán:
dos niños sin antipatía ni malicia.
A los catorce años, mi Señor, me desposaste.
Nunca reí, era tan tímida.
Bajando la cabeza miraba la pared.
Mil veces me llamaron pero nunca volví a mirar.
A los quince dejé de ser adusta,
deseé que mis cenizas se mezclaran con las tuyas
para siempre, siempre, siempre.
¿Por qué subirá al mirador?
A los dieciséis, partiste,
fuiste hasta la lejana Ku-to-yen, por el río de profundos remolinos,
y me has faltado cinco meses.
Los bonzos, en lo alto, lanzan una queja dolorosa.
Arrastrabas los pies cuando te fuiste.
Ahora crece musgo, variado musgo, cerca del pórtico,
¡tan profundo que no puede arrancarse!
Antes de tiempo caen las hojas con el ventoso otoño.
Parejas de mariposas, en agosto,
salpican de amarillo la hierba del jardín occidental;
me hacen daño. Envejezco.
Si regresaras a través de las gargantas del Kiang,
házmelo saber, por favor, anticipadamente,
porque iría a darte el encuentro
aun a Cho-fu-Sa.
Rihaku
Del libro Cathay de Ezra Pound
POEMA JUNTO AL PUENTE DE TEN-SHIN
Marzo ha venido a la cabeza del puente,
ramas de melocotoneros y ciruelos cuelgan sobre mil pórticos.
A la mañana hay flores como para partir el corazón
y el anochecer las acarrea en las aguas que fluyen del este.
Hay pétalos en las aguas que corren y en las aguas estancadas,
y pétalos dentro de los remolinos de las aguas,
pero los hombres de hoy día no son como aquellos de antaño,
sin embargo igual se inclinan sobre la baranda del puente.
Los colores del mar se mueven al romper el alba
y los príncipes están parados en hileras, junto al trono,
la luna cae sobre los portales de Sei-go-yo
y se adhiere a las paredes y a la cima de los pórticos.
Con cascos reluciendo contra la nube y el sol,
los caballeros salen de la corte alcanzando lejanos confines.
Cabalgan sobre caballos-dragones,
caballos ornados con arneses de metal amarillo,
y las calles se repliegan a su paso.
Altivo su porte,
Altivo su andar al dirigirse a espléndidos festines,
a grandes salines, a exóticos manjares,
al aire perfumado, a jóvenes danzando,
hacia transparentes canciones y flautas melodiosas;
al baile de las setenta parejas;
a la alocada persecución a través de los jardines.
Noche y día se entregan al placer
y piensan que esto habrá de durar mil otoños,
infatigables otoños.
Los perros amarillos – inútilmente- les vaticinan fatalidades,
¡y qué son comparados con la señora de Riokushu,
causa de tantos odios!
¡Quién entre ellos un hombre como Han-re
quien partió solitario con su dama,
de suelta cabellera, siendo él mismo su propio batelero!
Rihaku
Del libro Cathay de Ezra Pound
LAMENTO DEL GUARDIA DE LA FRONTERA
En la puerta del Norte henchido de arena sopla el viento
¡solitario desde el inicio de los tiempos!
Caen los árboles, amarillea la hierba del impacto del otoño.
Escalo torres y torreones
para observar la tierra de los bárbaros:
castillo desolado, el cielo, el desierto sin fin.
No se sostiene un muro en pie sobre la aldea.
Huesos blanquísimos inmersos en la escarcha,
Grandes cúmulos cubiertos de árboles y hierba.
¿Quién provocó estos despojos?
¿Quién encendió la flamígera cólera imperial?
¿Quién trajo este ejército con tambores y atabales?
Reyes bárbaros.
Deliciosa primavera convertida en otoño ávido de sangre,
baraúnda de guerreros esparcidos por el Reino Central,
trescientos sesenta mil,
y dolores y dolores como cae la lluvia.
Dolores a la ida, y dolor, dolor a la vuelta.
Desolados campos desolados,
Sin huérfanos de la contienda que los crucen,
no más hombres de ataque y de defensa.
¡Ah, cómo pudieras conocer la lúgubre aflicción de la Puerta del Norte,
con el hombre de Rihoku olvidado,
y nosotros los guardias pasto de los tigres.
Rihaku
Del libro Cathay de Ezra Pound
CARTA DEL DESTERRADO
A So-Kin de Rakuyo, viejo amigo, Gobernador de Gen.
Ahora recuerdo que me edificaste una taberna especial
al sur del puente de Ten-Shin.
Con oro amarillo y blancas joyas, compramos canciones y risas
y nos embriagamos mes tras mes olvidándonos de reyes y príncipes.
Vinieron sabios que procedían del mar y de la frontera oeste,
y con ellos, pero sobre todo contigo, no había ningún secreto,
nada fue para ellos cruzar montañas o mares
y poder formar parte de esa compañía,
y revelábamos lo que teníamos en el corazón y en el alma
sin arrepentirnos de hacerlo.
Y fui enviado al sur de la villa de Wei
-tapizada de bosquecillos de laureles-
Y tú al norte de Roku-Hoku,
hasta tener en común, solamente, pensamientos y recuerdos.
Y luego, cuando la separación llegó a lo peor,
nos encontramos y viajamos a Sen-Go
a través de los treintaiséis meandros de las aguas arremolinadas,
entrando al valle de las mil flores brillantes,
ése fue el primer valle; y entramos a los diez mil valles
donde escuchamos las voces del viento entre los pinos.
Y con arneses de plata y riendas de oro
con su cortejo vino el Gobernador del Este de Kan.
Y vino también, a reunirse conmigo, el “Hombre Veraz” de Shi-yo
tañendo una armónica enjoyada.
En los jardines de San-ko nos prodigaron más música Sennin
son muchos instrumentos de sonidos semejantes al de las jóvenes bandas de fénix.
Ebrio bailaba el Gobernador de Kan-Chu,
pues no podía mantener quietas sus largas mangas
con la música que se propalaba,
y yo, envuelto en brocado, me dormí con mi cabeza en sus rodillas,
y mi espíritu, en lo alto, llenaba los cielos,
y antes de extinguirse el día quedamos dispersos como las estrellas, o la lluvia.
Yo debía continuar, allá lejos sobre las aguas, mi camino hacia So
y tú regresar a tu puente del río.
Y tu padre, que era bravo como un leopardo,
fue gobernador de Hei-Shu, donde abatió al populacho bárbaro.
Y un mes de mayor te había enviado por mí
a pesar de mediar una inmensa distancia.
Y por aquello de las ruedas rotas y otros obstáculos,
debo decir que fue un duro trayecto
sobre caminos retorcidos como tripas de oveja.
Y al expirar el año me encontraba viajando
castigado por el cortante viento del norte,
pensando cuán poco reparabas en el gasto,
y cómo gustosamente aceptabas pagarlo.
Y qué recibimiento:
rojas tazas de jade, espléndida comida dispuesta en una enjoyada mesa azul.
Y yo estaba ebrio, sin pensar en el regreso.
Y tú solías caminar conmigo hasta la esquina oeste del castillo,
al templo dinástico rodeado por agua cristalina como jade azul,
con botes flotando y el sonido de tambores y de armónicas,
con olas como escamas de dragón volviéndose del color de la hierba en el agua,
eternizábamos el placer, con cortesanas que iban y venían sin estorbo,
y las hojas de los árboles caían cual copos de nieve,
las muchachas de mejillas ardientes se embriagaban a la puesta de sol,
y el agua, de treinta metros de profundidad, copiaba verdes cejas
-las cejas pintadas de verde son la bella imagen
de un tierno rayo de luna diestramente pintado-
las muchachas cantaban entre sí
danzando en transparente brocado
y el viento elevaba el canto o lo interrumpía,
lanzándolo hasta tocar suavemente las nubes.
Y todo llega a su fin.
Se pierde definitivamente.
Fui a la corte para los exámenes,
probé la suerte de Layu, ofrecí la canción de Choyo,
y no obtuve ninguna dignidad,
y con blancos cabellos
regresé a las Montañas del Este.
Y una vez más, aún, volvimos a encontrarnos en la cabeza de puente del Sur.
Y volvimos a separarnos, tú fuiste al norte, al palacio San,
y si supieras cuánto lamento esa partida:
Fue como un caer de confusas y arremolinadas flores
al terminar la Primavera.
¿Para qué sirven las palabras si éstas no tienen fin?
No tienen fin las cosas del corazón.
Llamo al muchacho,
lo hago que se arrodille aquí
para sellar esto
y, pensando, enviarlo a mil lenguas de distancia.
Rihaku
Del libro Cathay de Ezra Pound
BALADA DE LAS CUATRO ESTACIONES DEL AÑO
Primavera
A la orilla azul del agua,
la doncella Lo Fu, del país Qin,
recoge moras.
Sus manos blancas brillan
entre las verdes hojas.
Bajo el fulgor del sol,
luce aún más radiante su ropa de grana.
«Tengo que irme —dice—,
mis gusanos de seda tienen hambre.
Y usted, con sus cinco caballos,
no demore en volver a casa».
Verano
En el extenso lago del Espejo,
los lotos florecen alegremente.
Es mayo. La bella Xi Shi los recoge.
En ambas orillas, se aglomera
una multitud para contemplarla.
Su barca regresa
sin esperar el claro de luna
y se desliza
hasta el palacio del rey de Yue.
Otoño
La ciudad de Changan se baña en luces de luna.
Se golpea la ropa en miles de casas.
La brisa otoñal no puede barrer.
Las añoranzas del Paso de Jade.
¡Ay! ¿Cuándo derrotarán a los invasores tártaros?
¿Cuándo tornará el amado del campo de batalla?
Invierno
Mañana partirá el correo a la frontera.
Ella cose toda la noche un abrigo de soldado.
Trabajando con la frígida aguja,
sus finos dedos están helados,
y apenas pueden manejar las tijeras.
¡Ay! ¿Cuándo llegará el envío a manos del amado?
Traducción: Guojian Chen
EXHORTACIÓN
¿No ves, amigo mío, que las aguas del río Amarillo fluyendo del firmamento,
se precipita hacia el mar para no volver?
¿No ves que nuestros padres se lamentan de sus cabellos canos ante el espejo [plateado,
que las sedas, negras por la mañana, con el crepúsculo, blanca nieve se han tornado?
¡Entreguémonos a libar mientras podamos,
y no dejemos vacía la copa dorada frente a la luna!
Los dones que me concedió el cielo, no se han de desperdiciar.
Al gastar mil onzas de oro, volveré a tener otro tanto.
¡Guisemos carneros, matemos reses y divirtámonos!
¡Apuremos trescientas copas en un solo encuentro!
¡Vamos, maestro Quiu!
No dejéis vuestras copas ni un momento.
Os voy a cantar una balada,
y escuchadme todos atentos:
Nada representan para mí gongs, tambores ni platos
exquisitos,
y no desearía más que una ebriedad perpetua.
Todos los santos y sabios del pasado se quedan en soledad.
Sólo los grandes bebedores conservan su fama.
El príncipe Chen aprovechó bien su tiempo y en el Palacio de “Paz y Delicias”,
se entregaba a las orgías con los suyos.
No los satisfacían sino los licores más preciosos.
Ahora te pido vino, tabernero, ¿por qué nos dices que no alcanza el dinero?
¡Ven, mozo,
y trae al momento
mi corcel tordo
y mi abrigo ornado con cien pedazos de oro!
Los trueco por vinos deliciosos,
que vierto en nuestros vasos,
para disipar juntos la tristeza de mil años.
CUATRO POEMAS DE DESPEDIDA
La llovizna está en el polvo leve.
Los sauces del patio de la posada
se volverán cada vez más verdes,
pero tú, Señor, harías mejor en tomar vino
antes de tu partida,
porque ya no tendrás amigos que te rodeen
cuando retornes a las puertas de Go.
Rihaku u Omakitsu
SEPARACIÓN EN EL RÍO KIANG
Ko-yin va al este desde Ko-kaku-ro,
flores de humo están diseminadas sobre el río.
Su velamen solitario macula el cielo distante.
Y, ahora, veo solamente el río
el largo Kiang alcanzando al cielo.
Rihaku
Del libro Cathay de Ezra Pound
DESPIDIÉNDOSE DE UN AMIGO
Montañas azules al norte de las murallas,
blanco río serpenteando en derredor;
aquí debemos separarnos
e irnos a través de mil leguas de hierba muerta.
El alma como una gran nube flotante,
la puesta de sol como separación de viejos amigos
que se inclinan a distancia sobre sus manos cogidas.
Nuestros caballos relinchan saludándose
mientras nos vamos alejando.
Rihaku
Del libro Cathay de Ezra Pound
DESPEDIDA CERCA DE SHOKU
“Sanso, rey de Shoku, construyó caminos”
Dicen que los caminos de Sanso son escarpados,
Escarpados como las montañas.
Las murallas asciendes en un rostro humano,
desaparecen las nubes de la colina
al freno de su caballo.
Hay árboles fragrantes en el pavimentado camino de los Shin,
sus troncos rompen el pavimento
y arroyos congelados revientan sus hielos
en medio de Shoku, una altiva ciudad.
El destino de los hombres está ya fijado,
no hay necesidad de adivinos.
Rihaku
Del libro Cathay de Ezra Pound
MIRANDO ALEJARSE A MEN HO-JAN HACIA YANGCHOW, DESDE LA TORRE DE LA GRULLA AMARILLA
En la Torre de la Grulla Amarilla, en el Oeste,
mi viejo amigo dice adiós.
Entre la bruma y las flores de primavera
desciende hacia Yangchow.
Vela solitaria, sombra distante,
se desvanece en el vacío azul.
Sólo veo el gran río fluyendo
en el horizonte lejano.
LAMENTO DE LA ESCALERA DE GEMAS
Los peldaños enjoyados casi blancos están por el rocío,
es tan grande que el rocío empapa mis medias de gasa,
bajo la cortina de cristal
y observo la luna a través del límpido otoño.
Rihaku
Del libro Cathay de Ezra Pound
UN DÍA DE VERANO, EN LA MONTAÑA
Agito suavemente un abanico de plumas blancas,
sentado, la camisa abierta, entre las hojas verdes.
Me quito el sombrero y lo cuelgo de un saliente en la roca;
desde los pinos la brisa se desliza
sobre mi cabeza desnuda.
EL SAPO ATACA A LA LUNA DE YAO-TAI
El sapo ataca a la luna de Yao-Tai
y se la traga.
El disco brillante se extingue en el seno del firmamento,
las tinieblas se engullen el alma de oro.
El arcoiris atraviesa las constelaciones de Sen-Wei,
el sol naciente opaca la luz matinal.
Las nubes flotantes separan a los dos astros,
todo es incierto como en un sueño.
Aislado, aislado el palacio de Tchang Men:
antes inspiraba a nuestros antepasados, ¡ahora no existe ya!
El laurel roído por los insectos florece, pero no trae frutos,
el cielo duplica su desgracia cubriéndolo de escarcha.
Me entristece. Suspiro en la larga noche solitaria
y las lágrimas humedecen mi ropa.
CONVERSACIÓN EN LA MONTAÑA
¿Me preguntas por qué habito
en estas colinas verdes jade?
Yo sonrío. No hay palabras para expresar
el sosiego de mi corazón.
¡Que fascinante la flor del melocotón
arrastrada por la corriente del agua!
Aquí vivo en otro reino
más allá del mundo de los hombres.
BALADA DE QUI PU
ANTE LA ESPEJO
Mide mil varas mi cabello cano.
Y mis tristezas miden otro tanto.
Me miro en el espejo cristalino,
Y no me explico por qué está escarchado.
DE NOCHE
Agua diáfana… luna clara…
En el resplandor de la luna, vuela una garza.
¡Escuchad! Las doncellas recolectoras de castañas de agua,
Inundando de canciones la senda, retornan a casa.
A MI AMOR LEJANO
Cuando estabas, las flores llenaban la casa.
Y al irte, dejaste el lecho vacío.
La manta bordada, doblada, permanece intacta.
Tres años ya han transcurrido,
pero tu fragancia no se disipa.
¿Dónde estarás, amor mío?
Te añoro, y de los árboles caen hojas amarillas.
Lloro, y sobre el verde musgo brilla el rocío.
SENTADO, SOLO, EN LA MONTAÑA ZHING TING
Los pájaros han tornado a sus nidos en bandadas.
Perezosa, la última nube se aleja.
La montaña es mi única compañera.
Ni al uno ni al otro lado vernos nos cansa.
MELANCOLÍA RENCOROSA
La beldad alza su cortina de perlas.
Sentada, pensativa, fruncidas las cejas,
Con huellas de lágrimas en las mejillas.
¡Ay! ¿A quién le debe esa rencorosa melancolía?
NOSTALGIA DE UNA NOCHE SILENCIOSA
La luna, sobre mi lecho sus luces proyecta.
Me parece escarcha sobre la tierra.
Contemplo la luna al levantar la cabeza,
Y, al bajarla, añoro mi aldea natal.
MIENTRAS BEBO SOLO, A LA LUZ DE LA LUNA
Un vaso de vino entre las flores:
bebo solo, sin amigo que me acompañe.
Levanto el vaso e invito a la luna:
con ella y con mi sombra seremos tres.
Pero la luna no acostumbra beber vino, y mi perezosa sombra
sólo sabe seguirme.
Festejemos, con mi amiga luna y mi sombra esclava, mientras
aún es primavera.
En las canciones que entono vibran rayos lunares; en la danza
que ensayo mi sombra se aferra y deshace.
Los tres juntos, antes de beber, holgábamos; ahora, ebrios,
cada cual va por su lado.
¡Regocijémonos muchas horas todavía,
en nuestro extraño festín inanimado,
para encontrarnos al fin en el Río de las Nubes!
VISITA INFRUCTUOSA A UN TAOÍSTA DE LA MONTAÑA DAI TIEN
En medio del murmullo del arroyo ladra un perro.
Tras la lluvia se abren con vigor flores de durazno.
En lo más hondo del bosque, corre uno que otro ciervo.
Y junto al agua, ya es mediodía, aún no oigo campanadas.
Cortinas de bambúes separan las densas nieblas,
y de la esmeralda cumbre pende una cascada.
Nadie sabe adónde ha ido el ermitaño.
Triste descanso, recostado en un pino.
VISITA A MI MAESTRO YONG EN SU ERMITA
Rodeado de picos que tocan el cielo,
vives en plena libertad, olvidando los años.
Aparto las nubes y busco el antiguo sendero.
Y recostado en un árbol, escucho el susurro del arroyo.
Entre flores primaverales, los búfalos negros se acuestan,
Entre pinos erguidos, las grullas blancas reposan.
Con nuestras voces, el crepúsculo cae sobre el agua.
Solo, desciendo en medio de las brumas y el frío.
PARTIDA MATINAL DE LA CIUDAD DE BAI DI
Abandono Bai Di entre nubes multicolores del alba.
Y llego a Jiangling después de mil li el mismo día.
Con el incesante aullar de los monos en ambas orillas,
se desliza, entre el bosque de montañas, mi barca.
A MENG HAORAN
Admiro a mi amigo Meng,
cuya caballerosidad es de todos conocida.
De sonrosadas mejillas, renuncia a vara y carruaje de mandarín.
De cabellera cana, reposa entre pinos y nubes.
Cuando bebe bajo la luna, Dios lo embriaga.
Cautivo de las flores, ya no sirve al emperador.
¡Oh, cuán sublime altura!
¡Saludemos desde abajo su fragancia!
CUITA
Las gradas de jade se cubren de rocío,
que, avanzada la noche, moja mis zapatillas de seda fina.
Dejo caer mi persiana de cristal.
y a través de su diafanidad, contemplo la luna de otoño.
LLANURAS DE LUOYANG
Las llanuras de Luoyang se llenan
de soldados. Hay sangre entre las
yerbas. Los lobos y los chacales
visten ropajes de funcionarios.
ESCRITO EN EL TEMPLO CÚSPIDE
Estoy de noche en el Templo Cúspide.
Con levantar mi mano toco las estrellas.
Pero no levanto la voz, pues temo perturbar
a los seres celestiales.
EN LA MONTAÑA YIN TING
En grandes parvadas los pájaros han pasado.
Una nube solitaria muy suavemente se aleja.
Nos estamos mirando sin cansarnos, tú y yo,
montaña Yin Ting.
UNA NOCHE ENTRE AMIGOS
Para ahuyentar las eternas tristezas mundanas,
nos entregamos a beber, por centenas de jarros.
La hermosa noche invita a largas pláticas,
y la brillante luna nos quita el sueño.
Ya ebrios, nos acostamos en la yerma montaña.
El cielo es nuestro cobertor, y la tierra, nuestra cama.
UNA BELDAD DEL CAMINO
Cabalgando sobre la alfombra de flores, el garboso jinete pasa.
Su fusca toca la carroza de nubes multicolores en que viaja una belleza.
Ésta, sonriendo, alza la cortina de perlas.
Y señalando un lejano pabellón rojo, murmura: “Allí está mi casa”.
VISITA A LOS TORRENTES DEL ARROYO BLANCO
Atravesé el Arroyo Blanco
en su estrecho cauce
Cuando la Aurora recién
hendía la maraña de estrellas
Y se desembarazaba de las sombras. Y vi
De paso un instante, desde los trillados
caminos de los hombres,
Innumerables islas, circuidas
Con los colores verde y oro de la naturaleza.
El cielo tendía
el espejo azul de la eternidad
Sobre las aguas relucientes. Una a una
Las nubes se hacían a la mar.
Mis errantes pensamientos
Divagaron adonde los monstruos
de cota de plata
Recorren velozmente
sus arroyos nativos.
Canté melodías
Que crecieron al promediar el día,
menguaron con el atardecer
Y cesaron al caer la noche.
Luego busqué el reflejo
de los aleros de las casas,
en medio de los campos
iluminados por la luna.
PENSAMIENTO EN LA NOCHE SERENA
Ante mi lecho un charco de luz.
¿La escarcha cubre la tierra?
Levanto los ojos y contemplo la luna.
Bajo la cabeza, y pienso en mi hogar.
PRÓXIMO PROGRAMA JUEVES A LAS 22 HS (HORA ESPAÑOLA)
Que bella poesía la de Li Bay, gracias por publicar sus versos.