EZRA POUND
BIOGRAFÍA
EZRA POUND (1885-1972). El poeta que partió en dos la línea de tiempo de la poesía moderna.
Fue un poeta de la estirpe de los viejos colonos y conquistadores de los Estados Unidos de América, tanto en el sentido literal como en el figurado: se internó en la literatura y la historia social y política de medio mundo como un aventurero que quisiera refundar su patria con los tesoros acaparados en sus apasionadas y no pocas veces confusas incursiones.
Poeta, ensayista, músico y crítico estadounidense perteneciente a la «Generación perdida»—. Su obra –muy influenciada por la literatura medieval y la filosofía ocultista y mística neo-romántica– abogaba por recuperar la poesía antigua para ponerla al servicio de una concepción moderna y conceptual. Hizo grandes esfuerzos para llevar la poesía provenzal y china al público de habla inglesa. De tan moderno, Pound acabó siendo un clásico, escribió algunos de los poemas en lengua inglesa más bellos del siglo XX.
Ezra Weston Pound nació el 30 de octubre de 1885 en Hailey, Idaho (Estados Unidos), hijo de Homer e Isobel Pound, con quienes se trasladó a Wyncote, Philadelphia, localidad en la que su padre trabajaba para la Fábrica de Moneda estadounidense.
Tras graduarse por la Universidad de Pensilvania en lenguas románicas, allí conoció a Williams Carlos Williams y a Hilda Doolittle, poetas con los que compartiría amistad e ideas sobre los futuros movimientos poéticos de los que formarían parte.
Deja Estados Unidos en 1908 para viajar por Europa, instalándose en Londres hasta 1920. En 1914 contrajo matrimonio con la artista Dorothy Shakespeare, matrimonio que no frenó sus anhelos amorosos por la violinista Olga Rudge, con la que tuvo un hijo.
En 1915 publicó Cathay, este libro desencadena el primer movimiento modernizador en los Estados Unidos, el Imaginismo, y dispara el interés y la fascinación de los poetas y escritores de lengua inglesa en la tradición literaria de oriente. Es Pound es sin duda el gran comunicador entre lenguas y poesías del mundo. No en tanto traductor, sino en tanto poeta. Cathay por ejemplo, no puede ser leído como traducciones de la poesía china, sino como poemas chinos de Ezra Pound.
Poco después comenzó a trabajar en su gran obra Cantos y tiempo antes del estallido de la I Guerra Mundial, Pound se había convertido en un promotor del arte, contribuía en varias revistas y ayudaba a jóvenes artistas. Pero cuando llegó la guerra, sus ánimos se apaciguaron y su desencanto se reflejó principalmente en dos obras: Homage to Sextus Propertius (1919) y Hugh Selwyn Mauberley (1921). Sobre la fecha, también contribuyó en la revista New Age, donde atacaba lo que él consideraba como los tres enemigos del progreso: el nacionalismo, el capitalismo y la religión organizada
En su periodo inglés coincidió con importantes escritores como James Joyce, T. S. Eliot o D. H. Lawrence.
Su paso definitivo al Vorticismo se dio cuando la revista Poetry se negó a publicar su propuesta de un trabajo de T. S. Eliot, por considerarlo demasiado cosmopolita. Trabajó como corresponsal en distintas publicaciones de EE.UU como “The Little Review” o “Poetry”. Ya desde su etapa estudiantil, dio muestra de un comportamiento excéntrico y un excepcional talento.
Fue capaz de darle a la poesía en lengua inglesa su verdadera modernidad: la universalidad, la incorporación de múltiples tradiciones poéticas dentro de la tradición de una lengua. La poética de Pound es esencialmente una poética de traducción y él supo redefinir ampliamente la naturaleza y el ideal de la traducción poética del siglo XX.
Residió una temporada en París donde se hizo amigo de Marcel Duchamp, Tristan Tzara, Fernand Léger y otras figuras del dadá y del surrealismo. Asimismo, mantuvo contactos con el círculo literario de exiliados estadounidenses que permanecía en Francia, entre los que se encontraban Gertrude Stein y Ernest Hemingway.
«Pound dedica una quinta parte de su tiempo a su poesía y emplea el resto en tratar de mejorar la suerte de sus amigos. Los defiende cuando son atacados, hace que las revistas publiquen obras suyas y los saca de la cárcel. Les presta dinero. Vende sus cuadros. Les organiza conciertos. Escribe artículos sobre ellos. Les presenta a mujeres ricas. Hace que los editores acepten sus libros. Los acompaña toda la noche cuando aseguran que se están muriendo y firma como testigo sus testamentos. Les adelanta los gastos del hospital y los disuade de suicidarse. Y al final algunos de ellos se contienen para no acuchillarse a la primera oportunidad», escribió Hemingway en 1925 sobre el efecto contradictorio que causaba su amigo.
En 1925 se editaron en París los dieciséis primeros Cantos, su obra más ambiciosa, que luego amplió y reeditó a lo largo de toda su vida, y entre los que se cuentan los Cantos pisanos (1949) y los Cantares (1956). En ellos incluye versos en diversas lenguas, y adapta y retoma materiales procedentes de otros autores y de varias tradiciones, incluso de China. Los Cantos de Pound están llenos de citas eruditas, fragmentos de historia, obsesiones económicas (relacionadas con la usura, que lleva al poeta a lanzar áridas invectivas) y heterogeneidades diversas y sorprendentes, aunque la unidad de los poemas, el flujo temático, la epicidad, y el conocimiento de las culturas mediterránea y china, aparte de la musicalidad extremada de sus versos, hacen del conjunto una obra única.
Entre sus gestas, el poeta respaldó a T. S. Eliot, D. H. Lawrence, Robert Frost, John Doss Passos y al propio Ernest Hemingway. En el caso de James Joyce, el americano fue crucial para que se publicara «El Ulises», y anteriormente había hecho lo mismo con «Retrato de artista adolescente» en la revista americana «The Egoist».
Precisamente a razón de su carácter generoso y abierto –que nunca obedeció a prejuicios económicos, raciales o religiosos para elegir a sus amistades– sorprende enormemente el giro que dio a su vida en 1924 cuando trasladó su residencia a la localidad de Rapallo (Italia). Se adentró más en el mundo de la política y de la economía, atraído por la idea de crédito social de C. H. Douglas. Se acercó a la figura de Mussolini. El gobierno de Italia le pidió que hiciese una serie de retransmisiones en la radio sobre el triunfo económico del fascismo, criticando sobre todo a banqueros y usureros, normalmente, judíos. Tras el comienzo de la II Guerra Mundial, Pound, aunque en 1936 se negase a volver a participar en la radio, realizó otra vez una serie de retransmisiones y escribió también unos artículos de periódico, donde realizaba ciertos discursos antisemitas y fascistas y mostraba su desacuerdo con que Estados Unidos participase en la guerra.
Cuando concluyó la Segunda Guerra Mundial, Pound fue acusado de traición a su país, un delito que estaba castigado con la pena de muerte. Sin embargo, la comunidad literaria, que tanto le debían, se prestaron a testificar que había dado ya muestras de ser un demente en Londres y en París. El juez asumió estos testimonios, que formaban parte de la estrategia del poeta, y lo salvó de morir fusilado a cambio de pasar 12 años encerrado en un manicomio. Los militares le llevaron a un centro de entrenamiento disciplinario cerca de Pisa donde fue tratado como criminal de guerra, lo que le provocó una crisis nerviosa. Durante el periodo en este centro, comenzó a escribir Pisan Cantos, obra que muestra una meditación de la ruina y el declive propio y de Europa. A finales de ese mismo año lo trasladaron a Estados Unidos, donde fue juzgado de traición contra el país. Pero tras considerarlo incapaz debido a supuestos trastornos mentales, lo ingresaron en el psiquiátrico St. Elizabeths en Washington D.C., donde permaneció desde 1946 hasta 1958.
Ezra Pound no mató a nadie. Se limitó a revolucionar la poesía moderna en un siglo atravesado por la barbarie de la guerra industrial, y se puede decir -como de muy pocos- que hay que diferenciar entre la poesía de antes y la de después de él.
En los años de su cautiverio su obra siguió recibiendo premios, y se sucedían las peticiones de indulto. Intelectuales de todo el mundo entendían que era una infamia mantener preso un talento tan excepcional, y al fin Robert Frost, en nombre de escritores ingleses y norteamericanos, consiguió la revisión del proceso. Pound recobra entonces la libertad y vuelve a la Europa enmudecida.
William Carlos Williams,uno de los poetas que había mantenido una estrecha relación con Ezra Pound desde su etapa universitaria, escribe esto de sus visitas a Ezra en el psiquiátrico:
“Ezra Pound estaba sentado en una chaise longue; delante de él, su mujer, Dorothée leía en voz alta. Me aproximé, atravesando un grupo de pensionistas que me miraban con curiosidad. Ezra no esperaba mi visita… De manera que cuando estuve muy cerca y me reconoció, saltó de su silla, apretó mi mano tendida, luego me estrechó en sus brazos. —¡Caramba! —dijo Dorothée—, ¿es Bill Williams, no es cierto? Hablamos una hora ese día. No había cambiado mucho, tenía la misma barba y los mismos tics en las manos; no dejaba de mover sus espaldas sobre el respaldo mientras me examinaba, con su sonrisa socarrona, entrecerrando los ojos; tenía su acostumbrada risa entrecortada, y se expresaba como siempre con algunas palabras cortas, rápidas, sin construir frases.— Hablamos principalmente de la situación literaria de este mundo —situación bien mediocre—, y también de ciertas personas, de la falta de iniciativas de aquellos que deberían actuar, yo mismo entre otros. Naturalmente no pudimos evitar el eterno tema, la economía política. Ezra reiteró una de sus grandes ideas, que muchos comparten con él: la banca internacional nos precipita a todos a la ruina; por períodos cada vez más cercanos, y las guerras son provocadas por la banda que gobierna Rusia, Inglaterra, Francia, Alemania, Estados Unidos, etc. Esos individuos son identificables, sus características conocidas, y dan la posibilidad a muchos, pero no a todo el y mundo.” “Además Pound convencido de que si Stalin le hubiera acordado una entrevista de cinco minutos, él habría podido revelarle su error de razonamiento e influido para que actuara de otra manera y que todos los malentendidos y desastres que siguieron habrían sido evitados. Pound se pregunta: ¿Estamos reducidos a ser los idiotas desvariados en la penumbra de un humor crepuscular por ser poetas? “
Juan-Jacobo Bajarlía habló de la locura enjaulada de Pound. Encerrado en una jaula con tejido de acero, fue expuesto públicamente para que lo escupieran. El viejo Ez, como lo llamaban debió dormir a la intemperie, bajo el sol y la lluvia, hasta que un soldado lo proveyó de un papel alquitranado: “Me tomaron por un peligroso hombre salvaje (…) Fui un animal de exposición”, dirá el mismo Pound, mucho después.
Su vida fue la exaltación permanente del ser y los valores culturales. El imaginismo proclamaba la imagen como sustancia y no como ornamento, el rigor del verso libre y la secuencia rítmica, musical, de la frase poética. Pound, siempre cambiante, inestable, se pasó al vorticismo que, con alguna variante, sostenía la misma doctrina de integración entre discurso y metáfora. Con una escritura alógica y automática, mezclada de referencias y transcripciones eruditas, creó un poema original de asociaciones interliterarias, cuyas claves, pese a la supuesta oscuridad de los cantos, se hallan en los mismos versos que sostienen el poema.
En los Cantos, o Cantares como él quería, la imagen se volvía virtual, quedaba detrás de la imagen en sí misma. Alimentaba el significante con un daimón en el que se resumía el mito, la historia y la erudición.
Falleció en Venecia el 1 de noviembre de 1972. Tenía 87 años.
La poesía de Ezra Pound es el germen de su modernidad, la vanguardia más radical, el experimento más atrevido, y en su conjunto, uno de los poetas más importantes en lengua inglesa del siglo XX.
POEMAS
LAMENTO DEL GUARDIÁN DE LA FRONTERA, De “Catay”
En la Puerta del Norte, el viento trae montones de arena,
¡esto está desolado desde el principio de los tiempos!
Los árboles se caen, la hierba amarillea por culpa del otoño.
Subo torres y más torres
para vigilar la tierra de los bárbaros:
el castillo desolado, el cielo, el ancho desierto.
A este pueblo no le queda una sola pared.
Huesos blanqueados por un millar de escarchas,
en grandes pilas, cubiertas de hierba y árboles;
¿quién hizo que esto pasara?
¿Quién trajo al ejército con sus tambores y sus timbales?
Los reyes bárbaros.
Una grácil primavera se convirtió en otoño sediento de sangre,
un torbellino de guerreros se extendió por el reino medio,
trescientos sesenta millares,
y pena, una pena como la lluvia.
Pena de irse, y pena, pena que regresa.
Desolación y campos desolados,
y en ellos no quedan hijos de la guerra,
ya no hay hombres que ataquen ni defiendan.
Ah, cómo os puedo hacer saber la lóbrega tristeza de la
Puerta del Norte,
cuando el nombre de Riboku se ha olvidado
y a los guardianes nos devoran los tigres.
CANTO IXXIV
Luz atrayente inmaculata
el cíngulo del sol inmaculado
“sunt lumina” dijo el irlandés al rey Carolo,
“OMNIA,
todo lo que es, es luz”
y lo sacaron de la sepultura
sedicentemente buscando maniqueos.
Los Albigenses, un problema de la historia
y la flota de Salamina armada con dinero prestado
por el estado a los armadores
Tempus tacendi, tempus loquendi.
Jamás dentro del país para mejorar el nivel de vida
pero siempre en el extranjero para acrecer las ganancias de los usureros,
dixit Lenin,
y el vender cañones lleva a vender más cañones
no se harta el mercado de cañones
no hay saturación
Pisa, en el 23avo año del esfuerzo a la vista de la torre
y ayer colgaron a Till
por asesinato y violación con aderezos más Colquide
más mitología, creía que era el Zeus carnero u otro.
CANTO CXX
He intentado escribir el Paraíso
No os mováis
Dejad hablar al viento
ese es el Paraíso
Que los dioses perdonen
lo que he hecho
Que aquellos que amo traten de perdonar
lo que he hecho.
CAUSA
Reúno estas palabras para cuatro personas,
alguien más puede cazarlas al vuelo;
oh mundo, lo siento por ti,
no conoces a esas cuatro personas.
LOS OJOS
Descansa, Maestro, pues estamos cansados, muy cansados,
y sentiríamos los dedos del viento
sobre estos párpados que se nos cierran
húmedos y pesados como el plomo.
Descansa, hermano, pues ¡mira! ¡fuera está el alba!
La llama amarilla ha empalidecido
y la cera se derrite lentamente.
Libéranos, pues afuera hay hermosos colores,
el verde del musgo y el color de las flores,
y frescor bajo los árboles.
Libéranos, pues perecemos
en esta monotonía que no cesa
de feas marcas de impresión, negras
sobre el blanco de los pergaminos.
Libéranos, porque hay alguien
cuya sonrisa es más valiosa
que todo el viejo saber de tus libros,
y nos gustaría contemplarla.
INSTRUCCIONES ÚLTIMAS
Venid, canciones mías, expresemos nuestras pasiones
más bajas,
expresemos nuestra envidia del hombre con trabajo
estable y sin preocupación por el futuro.
Sois muy perezosas, canciones mías.
temo que acabaréis mal.
quedáis por las calles
holgazaneáis en las esquinas y las paradas de autobús,
hacéis prácticamente nada.
siquiera expresáis la nobleza de nuestro carácter,
vais a terminar pero que muy mal.
yo?
he vuelto medio chiflado,
hablado tanto con vosotras que
casi os veo aquí conmigo,
pequeñas bestias insolentes, sin vergüenza, totalmente desnudas!
Pero vosotras, canciones nuevas del montón,
sois lo bastante viejas como para haberos portado
tan mal,
traeré una chaqueta verde de China
con dragones bordados,
traeré los pantalones de seda escarlata
la estatua del niño Jesús en Santa María Novella,
para que no digan que nos falta gusto
que no hay casta en esta familia.
EL RESTO
Oh, los pocos desamparados de mi patria,
remanente esclavizado!
Artistas rotos frente a ella;
aislados, perdidos en los pueblos,
vistos con malos ojos, de los que se habla mal,
amantes de la belleza, muertos de hambre,
frustrados por los sistemas,
desamparados frente al control;
vosotros que no podéis salir adelante
persistir en busca de éxitos,
vosotros, que sólo podéis hablar,
que no podéis endureceros en la reiteración,
vosotros, los de exquisitos sentidos,
rotos frente a la falsa sabiduría,
que podéis conocer de primera mano,
odiados, encerrados, vistos con malos ojos:
tomad en consideración:
he capeado la tormenta,
me he librado de mi exilio.
ENCARGO
Id, canciones mías, al solitario y al insatisfecho,
id también al desquiciado, al esclavo de las convenciones,
llevadles mi desprecio hacia sus opresores.
Id como una ola gigante de agua fría,
llevad mi desprecio por los opresores.
Hablad contra la opresión inconsciente,
hablad contra la tiranía de los que no tienen imaginación,
hablad contra las ataduras,
id a la burguesa que se está muriendo de tedio,
id a las mujeres de los barrios residenciales,
id a las repugnantemente casadas,
id a aquellas cuyo fracaso está oculto,
id a las emparejadas sin fortuna,
id a la esposa comprada,
id a la mujer comprometida.
Id a los que tienen una lujuria exquisita,
id a aquellos cuyos deseos exquisitos son frustrados,
id como una plaga contra el aburrimiento del mundo;
id con vuestro filo contra esto,
reforzad los sutiles cordones,
traed confianza a las algas y tentáculos del alma.
Id de manera amistosa,
id con palabras sinceras.
Ansiad el hallazgo de males nuevos y de un nuevo bien,
oponeos a todas las formas de opresión.
Id a quienes la mediana edad ha engordado,
a los que han perdido interés.
Id a los adolescentes a quienes les asfixia la familia…
¡Oh, qué asqueroso resulta
ver tres generaciones reunidas bajo un mismo techo!
Es como un árbol viejo con retoños
y con algunas ramas podridas y cayéndose.
Salid y desafiad la opinión,
id contra este cautiverio vegetal de la sangre.
Id contra todas las clases de manos muertas.
SALUTACIÓN TERCERA
Burlémonos de la petulancia de The Times:
¡Carcajada!
y de sus críticos amordazados,
serán pagados cuando por entre sus órganos se muevan los gusanos;
son estos los que pusieron trabas a la novedad,
he aquí sus lápidas.
Dieron apoyo a la mordaza y a la argolla:
una pequeña Caja Negra les da albergue.
También a vosotros os sucederá,
obstruccionistas con vientres de furcia,
enemigos jurados de las buenas letras y la libre expresión,
hongos, gangrena que no tiene fin.
Venga, empecemos un nuevo trato,
dejemos de una vez intrigas y condescendencias,
escupamos a quienes dan palmaditas de estómago satisfecho
para sacar tajada,
salgamos un poco al aire libre.
¿O tal vez moriré a los treinta?
Tal vez tendréis el gusto de profanar mi tumba de pobre;
espero que os divirtáis, os prestaré toda mi colaboración.
Hace ya mucho tiempo que tenéis la costumbre
de eliminar a buenos escritores,
o bien los volvéis locos o bien guiñáis en cuanto se suicidan,
o bien les perdonáis sus drogas
y habláis de genio y locura,
pero yo no me volveré loco para contentaros,
ni os voy a halagar con mi muerte temprana,
oh, no voy a aguantar el tipo,
sentiré vuestro odio culebreando entre mis pies
como un agradable cosquilleo,
digno de ser mirado con desdén,
aunque muchos se muevan con recelo,
temerosos de decir que os odian:
¿a qué saben mis botas?
Aquí tenéis el sabor de mis botas,
acariciadlas,
lamed el betún.
PORTRAIT D’ÙNE FEMME
Tu espíritu y tú sois nuestro Mar de los Sargazos,
Londres ha barrido en torno a ti estos veinte años,
y brillantes barcos te dejaron esto en pago:
ideas, viejas habladurías, retales de todo un poco, raros mástiles de conocimiento y vagas mercancías de valor.
Grandes cerebros te han buscado -a falta de otra persona-.
Siempre has sido segunda. ¿Trágico?
No. Preferías eso a lo normal:
un hombre insulso, tedioso y gurrumino,
una mente mediana, con un pensamiento menos cada año.
Oh, eres paciente, te he visto sentada
horas enteras cuando algo podía salir a flote.
Y ahora mereces la pena. Sí, bien mereces la pena.
Eres alguien de cierto interés, uno llega a ti
y se lleva extrañas ganancias:
pescados trofeos; alguna curiosa sugerencia;
hechos que no conducen a ninguna parte; y una historia o dos,
preñadas de mandrágoras, o con algo más
que podría ser útil y nunca lo es,
que nunca encaja en un rincón ni demuestra utilidad,
o halla su hora sobre el telar de los días:
la vieja obra maravillosa, apagada, chillona;
ídolos y ámbar gris en raras incrustaciones,
éstas son tus riquezas, tu gran patrimonio; y aun
a pesar de todo este tesoro marino de cosas caducas,
extrañas maderas medio empapadas, y materia nueva más clara:
en la lenta balsa de piélago y luz distintos,
¡no!, ¡no hay nada! De principio a fin,
nada que sea realmente tuyo.
Sin embargo tú eres esto.
REBELIÓN
Contra el espíritu moderno de la poesía moderna
Me gustaría arrancar de su letargo a éste, nuestro tiempo,
cambiando sombras por formas de poder,
entregando sueños a cambio de hombres.
“¿Es mejor soñar que hacer?”,
Sí y no.
¡Sí!, pero sólo si soñamos temerarias acciones, hombres bravíos,
corazones ardientes, pensamientos poderosos.
¡No!, si nuestros sueños se reducen a pálidas flores,
o al lento flujo de horas que gotean lánguidas,
como frutos descompuestos, desde árboles marchitos.
Así vivimos y morimos en sueños, no en la vida.
Gran Dios: concédenos vida en los sueños.
¡No dilaciones sino vida!
Seamos hombres de verdad,
no cobardes que especulan y retardan
esperando que la esterilidad del Tiempo los madrugue
con un gran bálsamo para males sin nombre.
¡Gran Dios: si estamos condenados a brotar como sueños
/ y no como hombres,
seamos entonces sueños que sacudan al mundo;
aunque sueños solamente, con nosotros por soberanos.
Y si en sombras hemos de convertirnos,
seamos entonces sombras que desafíen al mundo;
aunque sombras solamente, con nosotros por maestros!
Dios todopoderoso: si los hombres han crecido como
/ tristes fantasmas,
al amparo de la niebla y de la luz agonizante,
si no hacen más que temblar ante los oscuros llamados del destino
cuyos pasos violentos los abruman.
Gran Dios: si tus hijos han crecido para algo tan efímero,
te ordeno que reúnas el caos y engendres
una nueva raza que se abrace a las colinas
y agite esta tierra nuevamente.
SILET, De “Poemas de Ripostes”
Cuando contemplo cuán negra e inmortal es la tinta
que gotea de mi pluma imperecedera.,.. ¡oh, basta ya!
¿Por qué tenemos que perder tiempo con mis
pensamientos?
Ya hay bastante con lo que me aventuro a decir.
Ya hay bastante con que estuviésemos juntos una vez;
¿qué sentido tiene ponerlo en verso?
¿Acaso cuando es otoño logramos que sea primavera,
o convertimos en mayo la época del áspero viento del norte?
Ya hay bastante con que estuviésemos juntos una vez;
¿qué más da que el viento se haya vuelto contra la lluvia?
Ya hay bastante con que estuviésemos juntos una vez.
El tiempo lo ha visto y no volverá a pasar.
¿Y quiénes somos nosotros, conociendo esa última
voluntad,
para condenar el mañana con un testamento?
LA ZAMBULLIDA, De “Poemas de Ripostes”
Querría bañarme en extrañeza:
estas comodidades amontonadas encima de mí, ¡me asfixian!
¡Me quemo, ardo en deseos de algo nuevo,
amigos nuevos, caras nuevas
y lugares!
Oh, estar lejos de todo esto,
esto que es todo lo que quise
…salvo lo nuevo.
¡Y tú,
amor, la que mucho, la que más he deseado!
¿Acaso no me repugnan todas las paredes, las calles, las piedras,
todo el barro, la bruma, toda la niebla,
todas las clases de tráfico?
A ti, yo te querría fluyendo encima de mí como el agua,
¡oh, pero fuera de aquí!
Hierba y praderas y colinas
y sol
¡oh, suficiente sol!
¡Lejos y a solas, en medio de
gente extraña!
VENID, CANTILENAS MÍAS, De “Poemas de Blast”
Venid, cantilenas mías,
volquemos todo nuestro odio en un montón y terminemos
de una vez con ellos.
Tórrido sol, agua clara, viento fresco,
libradme de las aceras,
libradme de las imprentas.
Que venga la gente hermosa,
vestida con seda salvaje de bello color,
que vengan los oradores elegantes,
que vengan los rápidos de ingenio,
que vengan los de alegres modales, los insolentes y los
exultantes.
Hablemos de lagos bruñidos,
de aire seco, claro como el metal.
THRENOS , De “A Lume Spento”
Se acabaron los leves suspiros entre nosotros.
Se acabaron los vientos que solían turbarnos a la hora del crepúsculo.
¡Mirad: tan bella y muerta!
No arderé ya más.
Se acabó el zumbido de las alas
al batirse sobre nosotros.
¡Mirad: tan bella y muerta!
Se acabaron las estocadas del deseo:
nunca más sentiré el temblor
de tus manos sobre las mías.
¡Mirad: tan bella y muerta!
No habrá vino que toque los labios.
Ningún pensamiento abrevará entre nosotros.
¡Mirad: tan bella y muerta!
Se acabaron los torrentes.
Se acabaron los lugares de encuentro.
(¡Mirad: tan bella y muerta!)
Tintagoel.
LA BUHARDILLA
Vamos, compadezcamos a los que están mejor que
nosotros,
Vamos, amigo, recordemos
que los ricos tienen camareros y no
amigos
Y nosotros tenemos amigos y no camareros.
Vamos, compadezcamos a los casados y a los no
casados.
La aurora entra con pasitos menudos
como una dorada Pavlova,
Y yo estoy junto a mi deseo.
Y la vida no tiene nada mejor.
Que esta hora de diáfana frescura,
la hora de despertarnos juntos.
LA TUMBA DE AKR ÇAAR
“Yo soy tu alma, Nikoptis. He acechado
Estos cinco milenios, y tus ojos muertos
No se han movido, ni responden nunca a mi deseo,
Y tus ágiles miembros, en los que yo saltaba ardiendo,
No se queman conmigo, ni con nada azafranado.
Mira, la leve hierba brotó para hacerte de almohada,
Y te besa con sus miles de lengüitas de hierba;
Pero no tú a mí.
Me he cansado de leer todo el oro del muro,
Y mi pensamiento ha agotado todos los signos.
Y no hay nada nuevo en todo este lugar.
Yo he sido buena contigo. Mira, he sellado las jarras,
No sea que despiertes y solloces por tu vino.
Y todas tus túnicas las tengo asentadas sobre ti.
¡Oh ingrato! ¡Cómo me olvidaré!
-Aun el río hace tánto tiempo,
¿El río? Tú eras demasiado joven.
Y tres almas vinieron sobre ti-
Y yo vine.
Y corrí dentro de ti, las eché;
He tenido intimidad contigo, conocido tu modo.
¿No he tocado la palma de tus manos y las yemas de tus dedos?
¿Circulado dentro de ti, y en torno tuyo y de tus talones?
¿Cómo “te entré”? ¿No era yo acaso tú y Tú?
Y ningún sol viene a darme descanso en este lugar,
Y me destrozo en la dentada sombra,
Y ninguna luz cae sobre mí, y tú no dices
Ni una palabra, día tras día.
¡Oh! Yo me podría salir, a pesar de los signos
Y todo el trabajo en la puerta hábilmente ejecutado,
Afuera sobre los campos de verdura de vidrio…
Pero aquí es quieto:
No me voy.”
NADIER RACONTE
En la casa de un amigo de mi mujer hay una fotografía,
una marchita, pálida fotografía amarillenta
de los tiempos en que las mangas eran demasiado grandes,
sedosas, almidonadas y grandes sobre el lacertus,
esto es, la parte alta del brazo,
y descubiertas.
Es una dama,
se sienta frente a un arpa
pulsándola.
Y al lado de su pie izquierdo, en una canasta,
hay un infante de, aproximadamente, 14 meses.
El infante encandila a los padres,
los padres reencandilados ante su descendencia.
La canasta está forrada de satén
y en el arpa hay una proa como satinada.
Y en el hogar del novelista
hay una proa como satinada en un arpa.
Usted entra y pasa un hall tras otro,
el conservatorio continua al conservatorio,
las lilas levantan sus blancos cálices simbólicos
de donde su simbólico polen ha sido recolectado,
cerca de ellas advierto un arpa,
y una cinta azul de satén,
y una copia del “Hatha Yoga”,
y las pulcras pilas de libros que no han sido abiertos ni lo serán,
y ella conversó conmigo acerca del monarca
y de la pureza de su alma.
LOS DEMÁS, De “Disfraces”
¡Oh minoría indefensa de mi patria,
oh restos esclavizados!
Artistas que os habéis roto contra ella,
descarriados, perdidos en los pueblos,
objetos de recelo, de maledicencias,
amantes de la belleza, famélicos,
frustrados por los sistemas,
indefensos contra el control;
vosotros que no podéis rendir al máximo
por seguir buscando el éxito,
vosotros que solo podéis hablar,
que no encontráis el coraje para reafirmaros;
vosotros cuya sensibilidad más fina,
se rompe contra el falso conocimiento,
vosotros que tenéis sabiduría de primera mano,
los odiados, los encerrados, en quienes nadie confía,
daos cuenta:
ya he capeado la tormenta,
he vencido mi exilio.