VER EL PROGRAMA DE TELEVISIÓN DEDICADO A LA POETA AURORA ESTRADA AYALA
BIOGRAFÍA DE LA POETA AURORA ESTRADA AYALA
Aurora Estrada y Ayala de Ramírez Pérez nació en Cantón Pueblo Viejo, provincia de Los Ríos, Ecuador, el 17 de noviembre de 1901, y murió en Guayaquil el 12 de marzo de 1967. Fue una poeta, columnista, narradora, educadora y política.
Recibió una educación humanística, alentada por el ejemplo de algunos ilustres intelectuales dela familia como el poeta Francisco J. Fálquez Ampuero, primo hermano de su padre don Rodofo Estrada Ampuero, o Arcadio Ayala Campuzano, pariente de su madre, Natalia Ayala y padre de otra brillante escritora, Elisa Ayala González, que fue la precursora del realismo en la narrativa ecuatoriana del siglo XX
Al cumplir los once años se estableció junto con su familia en Guayaquil, después de que su padre falleciera de un infarto al corazón. Allí comenzó a escribir sus primeros versos, pero no se dio a conocer como poestisa hasta 1920, cuando, cumplidos los diecinueve años, publicó algunas de sus composiciones primerizas en la revista literaria Los Hermes. La joven Aurora Estrada y Ayala se integró plenamente en los foros literarios de la vida cultural de Guayaquil. Comenzó a publicar en otras revistas como Singulus, Pilelia… firmaba algunos poemas con los pseudónimos de Ida Paz y Elva.
En 1922 comenzó a editar su propia revista, Proteo. Era una publicación de tirada mensual, destinada no sólo a las letras, sino también a la información y divulgación artística, en cuyas páginas comenzaron también a incluirse los principales escritores del panorama nacional de Ecuador, como Jorge Carrera Andrade, Mayo, Irigoyen, Fálquez Ampuero y Gabriela Mistral.
En el mismo año contrajo matrimonio con el también poeta Gustavo Ramírez. Tuvieron cinco hijos.
A partir de 1923 Aurora Estrada comenzó a publicar sus poemas en la revista de Buenos Aires Orientación. Intercambiaba abundante correspondencia con la escritora argentina Teresa Maccheroni, directora del rotativo La Madre, cuyo ideario abrazaba decididamente los postulados revolucionarios. Aurora Estrada iba incrementando su prestigio literario en su propio país, donde, en el transcurso de aquel mismo año de 1923, triunfó clamorosamente en los Primeros Juegos Florales convocados por la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE), filial de Quito. La joven poetisa no sólo conquistó el primer premio de dicho certamen con su poema titulado “Cuando vuelvas sin mí“, sino que obtuvo también el segundo premio, merced a su composición “La Casa en ruinas“. Tuvo una honda repercusión en los medios culturales de Ecuador, hasta el punto de que el célebre caricaturista Antonio Bellolio reprodujo la efigie de Aurora Estrada en “Página Literaria” del rotativo El Guante.
En 1924 Aurora fue nombrada directora de la nombrada revista Orientación de Buenos Aires. Ese mismo año recibió el primer premio en el concurso convocado para distinguir el Mejor Artículo Periodístico que homenajeaba las efemérides del octubre.
En 1925 publicó sus poemas en la revista Savia, dirigida por Gerardo Gallegos y José María Aspiazu Valdez. A su vez colaboraba con la publicación cultural América, editada en Quito.
En el mismo año fue nombrada directora de la Página Cultural de La idea, un periódico universitario de gran difusión, pero no desatendió los compromisos con los demás medios de comunicación, donde siguió publicando sus composiciones poéticas.
En ese mismo años publica su primer poemario: Como el incienso. Era una colección de cuarenta y un poemas escritos bajo la influencia de las “grandes poetisas del Sur”, entre las que ocupaba un lugar Gabriela Mistral.
En la revista Ecuador Ilustrado también compartió página con Gabriela Mistral, Alfonsina Storni, Delira Agustini Y Juana de Ibarbourou.
En 1928 Aurora resultó vencedora del Certamen Poético del Comité de la Raza, organizado para conmemorar el 12 de octubre, con su poema “España y América” y fue proclamada “Reina del Verso”. El rotativo El Universo le concede el título de “Redactora de Honor”.
Sus inquietudes socio-políticas se hacían vigentes en el aliento revolucionario que caracterizaba la poesía de su madurez. Sorprendió a críticos con el poema hondo, sincero y comprometido “A Francis Laguado Jaimes”, publicado en la revista América en 1929. Francis Laguado, político venezolano había fundado en 1921 Venezuela Libre, un periódico de agitación comunista en el cual colaboraron las voces más elocuentes de la izquierda hispanoamericana de la primera mital del siglo XX. Fue arrestado por la policía cubana al mando del dictador general Gerado Machado y Morales en Cuba y arrojado al mar para ser devorado por los tiburones.
En los años treinta Aurora Estrada y Ayala se consolidó definitivamente como una de las más encubradas voces de la poesía ecuatoriana del momento. Siguió cosechando premios en numerosos concursos y certámenes como el convocado en 1930 para conmemorar el Día del Maestro, o el promovido por el círculo Atalaya de Ambato con motivo del primer centenario del escritor Juan Montalbo Fiallos. En él recibió el primer premio, con su soneto “Montalvo” y fue llamada a intervenir en múltiples eventos literarios y pedagógicos, como la Pro Glorificación del poeta Numa Pompilio Llona Echeverri o la Primera del Poema ecuatoriano, en 1933, donde presentó su poema “J.G. White & Co. Ltd”, que hablaba de la situación de los trabajadores de dicha empresa.
En 1934, con treinta y tres años, fue objeto de un estudio crítico a cargo del erudito Joaquín Gallegos, dado su destacamiento y notoriedad. Al año siguiente, tras iniciar colaboración con la revista Bloque, de Loja, continuó con sus inquietudes políticas y publicó un articulo dedicado a Adolfo Hidalgo Nevares, fallecido en Quito en 1934. Escribió un manifesto por medio del cual el Sindicato de Escritores y Artistas del Ecuador se dirigió al presidente de Bolivia para exigirle que liberaran al escritor y político Gustavo Navarro, más conocido como Tristán Marof, jefe del partido Obrero Revolucionario, encarcelado por la defensa de la igualdad social .
En 1936 publicó su poema esperanza en una nueva revista, Base y divulgó en las páginas del periódico Arte, su célebre artículo “Misión de los Artistas Nuevos”. En él indica la adhesión a la tesis de que los creadores y el arte han de ponerse al servicio de la lucha socio-política.
En 1937 opinaba con una composición poética titulada Chaco sobre la contienda penosa que había enfrentado a Bolivia y a Paraguay.
En aquella época su marido Gustavo Ramírez conseguía graduarse en estudios superiores de Leyes en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Central, tras haber sido expulsado con anterioridad de la Universidad de Guayaquil por haber militado abiertamente en la Fracción Universitaria de Izquierda.
Aurora Estrada ejerció de docente en varios centros educativos de Quito. Ingresó también en la Facultad de Pedagogía de la Universidad Central, donde preparó una tesis doctoral sobre la poesía de Gabriela Mistral, pero sólo pudo conseguir el título de licenciada, por motivo de que la facultad fue reconvertida en Instituto pedagógico.
Fue distinguida con el título de Licenciada en Ciencias de la Educación y siguió con su brillante trayectoria laboral como docente, sin dejar de desarrollar su labor poética.
En 1938 logró entrevistarse en persona con Gabriela Mistral, por su poema “Vosotros que lloráis a vuestros muertos”, escrito con motivo de la Guerra Civiel española, y publicado en el libro colectivo Nuestra España: Homenaje de los poetas y Artistas Ecuatorianos en 1938.
Publica en 1943 su libro de poemas “Tiniebla”. Escribió también poesía infantil, con su libro “Cometas al Viento”. “Nuestro Canto”, de poesía social. “En el puente”, novela. “Retratos de Mujeres” son semblanzas literarias de figuras femeninas de amplia repercusión en la cultura hispanoamericana como Juanda de Ibarbouru, Magda Portal, Clara Zetkin, Lina Po, Blanca Luz Brum, Delmira Agustini…Estas últimas obras quedaron inéditas en sus cajones. Fueron escritas durante la segunda Guera Mundial.
Poemas como El retrato, U.R.S.S , Canto al 28 de Mayo…daban cuenta de su compromiso social y político. Tomó parte activa en el Congresode la Confederaciónde Trabajadores del Ecuador (CTE) donde se convirtió en una de las principales promotoras de la candidatura de Nela Rodríguez, que sería laprimera mujer que ocupaba un escaño en el Congreso de Ecuador.
Tras finalizar la II Guerra Mundial el presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt invitó a Aurora Estrada y Ayala a visitar Estados Unidos en homenaje a su lucha conrtra el fascismo en Ecuador.
En 1950 volvió a instalarse en la ciudad de Guayaquil para ingresar en el plantel docente del Colegio Nacional de Aguirre Abad. Poco después impartió clase en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Guayaquil. Junto a su labor docente y la escritura de la poesía, continuó desempeñando una gran labor comprometida con los más desfavorecidos, como las mujeres marginadas, niños maltratados y colectivos damnificados por la desigualdad y la injusticia social.
En 1952 Aurora Estrada y Ayala fue nombrada presidenta de la Unión de Mujeres de Guayas, en cuyo seno promovió importantes movilizaciones a favor de los Derechos de la Mujer, del Niño y de la Paz-
Fue catedrática del colegio 28 de Mayo, cuya letra de su himno está escrita por Aurora Estrada. También compuso lasletras det otros himnos como la Escuela Normal de Manuela Cañizares, el colegio Aguirre Abad de Guayaquil, la Escuela Aurora Estrada…
Fue candidata a Senadora por la provinica de Los Ríos. Asumió la representación del Ecuador en la Primera Conferencia Latinoamericana de Mujeres celebrada en 1954 en Río de Janeiro.
En 1955 asitió en Suiza al Primer Congreso Mundial de Madres, y a su regreso a Ecuador continuó protagonizando la actualidad política. En 1960 fue candidata a Diputada por la provincia del Guayas, en una iniciativa promovida y respaldada por el Movimiento Femenino de Guayas.
En 1962 publica un artículo titulado “La desolada poesía de David Ledesma Váquez”. Al año siguiente, por su poema Los poetas del Ecuador cantan a Cuba, las autoridades del régimen dictatorial que gobernaba en Ecuador despojaron a Aurora Estrada de sus cargos y titulaciones que la facultaban como docente.
En 1964, a raíz del cambio de gobierno, escritores, artistas e intelectuales de todo el país le ofrecieron un acto homenaje que reconocía su impecable labor como escritora, maestra y activista política. Se le entregó la “Lira poética Maria Piedad Castillo de Levi”, desde el Círculo de Periodistas de Guayaquil.
En 1967, el 8 de marzo, iba a pronunciar una conferencia sobre el Día Internacional de la Mujer, en Guayaquil, pero sufrió un gravísimo derrame cerebral que acabó con su vida. El texto que había preparado fue publicado en la revista Cuaderno del Guayas.
Aurora Estrada visitaría a lo largo de su vida ciudades como Suiza, la Unión Soviética, Cuba, Brasil, Francia, Italia, Checoslovaquia, México, Guatemala, Argentina, Colombia, Chile… y sus poemas han sido traducidos al francés, inglés, italiano, japonés y ruso.
Además del centro educativo Aurora Estrada, lleva su nombre la Biblioteca de la Casa de la Cultura, una travesía de Guayaquil, con una plaza con su efigie, una avenida y en Quito también existe una calle con su nombre.
La mayoría de los poemas de Estrada fueron publicados en revistas y periódicos dentro y fuera de Ecuador que aún no han sido recopilados y publicados en una colección “completa”.
Es indudablemente uno de los más altos valores de la literatura ecuatoriana. En su poesía de gran calidad lírica y de denuncia social, por la que varias veces fue laureada,
En uno de sus escritos reseña acerca de la situación de la mujer en el Ecuador de aquella época:
“En nuestro país dominado por bandos capitalistas y cuya estructuración general es de una indudable reviviscencia feudal, se acentúa más si cabe la opresión social sobre la mujer que en los países estrictamente capitalistas. Las primitivas formas de trabajo directo, casi siempre manual, del trabajo doméstico, como cocina, lavado, aplanchado, lo vuelven enteramente lento y pesado para la mujer. Esta falta absoluta o casi absoluta de máquinas obliga a la mujer trabajadora del Ecuador a ocupar largas horas en realizarlo, horas que si existieran aquí formas modernas de trabajo, podría emplearlas en otras actividades. De aquí que la mujer ecuatoriana sea dentro de la familia una verdadera esclava, porque lleva sobre sus hombros todo el peso de las legislaciones feudales, que hacen de ella algo más que un objeto y menos que un ser consciente porque si es una perfecta sirviente no tiene capacidad para deliberar en absoluto
Por eso la obrera que tiene niños, sabe del dolor lacerante de ver morir a sus pequeños lejos de su cariño maternal, faltos de cuidado y atención, porque mientras ellas trabajan por un mísero jornal, el pequeño llora de hambre, de frío o de calor, revolcándose entre los harapos mojados de orines, sucios, como una irrisión sangrienta de lo que deben ser los niños: ¡toda la pureza y alegría de la vida! Por eso la mortalidad infantil es tan crecida. Los niños de la obrera son los que llenan la estadística trágica. Ellos son los que mueren de enfermedades bronquiales, de trastornos gástricos. Ellos que permanecen sobre la humedad por largas horas, ellos los que recogen los desperdicios del piso, del patio; los que beben la leche de sus madres amargadas y sufrientes; ellos los que según el decir de las damas de alta posición, que viven rodeadas de confort y de servidumbre, ¡mueren víctimas de la ignorancia de las madres que no saben cumplir su alta misión! “
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA SOBRE LA POETA AURORA ESTRADA Y AYALA
https://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=estrada-y-ayala-aurora
https://poetassigloveintiuno.blogspot.com/2012/05/6700-aurora-estrada-y-ayala-de-ramirez.html
https://radiolacalle.com/wp-content/uploads/2021/03/Aurora-Estrada-y-Ayala.pdf
https://core.ac.uk/download/pdf/143439163.pdf
https://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=estrada-y-ayala-aurora
https://www.ecuadorianliterature.com/aurora-estrada-y-ayala/
https://web.archive.org/web/20180423232259/http://www.auroraestrada.com/paginas/imagenes.html
SELECCIÓN DE POEMAS DE AURORA ESTRADA Y AYALA
EL HOMBRE QUE PASA
Es como un joven dios de la selva fragante,
este hombre hermoso y rudo que va por el sendero;
en su carne morena se adivina pujante
de fuerza y alegría, un mágico venero.
Por entre los andrajos su recio pecho miro:
tiene labios hambrientos y brazos musculosos
y mientras extasiada su bello cuerpo admiro,
todo el campo se llena de trinos armoniosos.
Yo, tan pálida y débil sobre el musgo tendida,
he sentido al mirarlo una eclosión de vida
y mi anémica sangre parece que va a ahogarme.
Formaríamos el tronco de inextinguible casa,
si a mi raza caduca se juntara su raza,
pero el hombre se aleja sin siquiera mirarme.
EROS VIVO
Era su cuerpo macerado en rosas,
la sirena del vértigo en sus ojos
cantaba, y de sus manos amorosas
brotaban dalias y jazmines rojos.
Tenía un cortejo fiel de mariposas
celestes que cubrieron los despojos
de mis mustias corolas dolorosas
y florecieron de alas mis abrojos.
El Ensueño dormía en sus ojeras,
como en lagos de sombra las quimeras.
Era rey y señor el Eros vivo.
¡En el altar en que mi dios se alzaba
mi alma como un perfume se exhalaba y
era mi cuerpo ante él vaso votivo!
LLUVIA
No me siento la cara,
Ni las manos,
Ni el alma.
Solo la angustia
Y el violìn vertebral que desgarra una bruja.
Nada saben los que de mí nacieron,
Planetas girando en sus propias órbitas
Y yo, quemándome en un mundo de hielo.
Llevo en los brazos mi propia pena
Como a un niño dormido.
Y la aprieto para nunca olvidarla,
Sin dejar que mi fuego la convierta en ceniza.
Si alguien me toca,
Pensaré en una ánfora,
Quemándose sobre arenas soleadas,
Pero tengo frío…
¿Omar Khayyam, bebiste todo el vino?
Tengo sed. Tengo sed.
Y no hay viento de bosques
Ni rumor cristalino.
Por cada poro una garganta abrasada
Y las nubes lejanas.
No me siento la cara
Sòlo dos pozos locos,
Gritando: ¡Lluvia! ¡Lluvia!
CUANDO VUELVAS SIN MÍ…
(Flor Natural en los primeros Juegos Florales
Femeninos organizados por la Federación
Universitaria en la Capital de la República.)
Entonces, ya no seré en la tierra
y mis alas sabrán de los espacios
eternos,
de los mundos lejanos
y de las otras almas;
mis alas, anhelantes de Azur
y de Misterio,
que se estremecen solitarias
irán —manchadas con mi sangre—
como dos velas locas,
surcando la Tiniebla.
No hará mucho tiempo…
Aun mi nombre
hará asomar a las pupilas llanto
y el Verso mío:
aroma y gracia, dolor augusto y Vida
ha de ser como un arca
celeste
flotando en el océano del Olvido…
No hará mucho tiempo!
tan poco
que aun a mi loco corazón sonoro
no llegarán las ávidas raíces
de los rosales que en mi tumba crezcan.
Como antaño
vendrás al parque amigo,
al viejo parque acogedor y bello
llena el alma de sueños…
Tu mano fina oprimirá la mano
de la dulce Elegida.
Penetrarás al parque:
la fuente clara, los floridos árboles,
el banco aquel y hasta las hojas secas
te acogerán como fraternos brazos.
La nueva Amada cantará a tu oído
la canción inmortal.
Tus manos
como dos barcas de marfil y rosa
o bien como dos lirios que desmayan
suavizarán su cabellera ondeante…
Su cabellera…
¿Será como la noche o como el sol?…
¿Cómo será, Adorado,
tu amada por venir? …
¿Tendrá un nombre mui dulce?…
¿Serán sus ojos cielos o abismos para tu alma?
Ah, yo estaré bajo la tierra sola
y fría e inmóvil en mi sombra sin fin…
De repente,
quedarás silencioso
y casi triste sin saber por qué.
Mi sombra leve,
pálida y delicada como un sueño,
envuelta entre la seda de mis velos,
se acercará en la Noche…
y mis ojos,
tristes de amor y trágicos de angustia
alumbrarán tu olvido,
Un sollozo…una lágrima…
Acaso nada!
Nuevamente quedarás silencioso…
Y ella entonces
te besará en los ojos como a un niño.
Tu voz tendrá la música de un arpa,
tus labios sonreirán
y tus palabras
caerán como luceros en su alma:
«Bésame, Amor, que con tus labios unges
mis dolientes heridas…
Bésame, Amor, para que alejes
los malos pensamientos que me asedian».
Y tus manos,
dulces y puras a mi boca amante
suavizarán su cabellera ondeante.
¡Yo estaré lejos y sola bajo tierra
cuando vuelvas sin mí!
TIERRA
Tierra:
hueles a sol,
a higuera en llamas.
Estás como mis ojos sin llanto,
como mi corazón con este odio recién nacido.
Como el jardín sin aire donde me cobijo cada instante.
Tierra,
con el canto muerto,
eres un solo grito,
el mío.
Hueles a Mar Muerto bajo un cielo de acero.
Y te miro oscura como la piel de una mulata.
Lejos
el tiempo de la lluvia y de los pájaros.
Tu amargo sol me quema.
Tu hoguera ardiente me desgarra toda.
Yo soy en ti:
pequeño corazón sin lágrimas,
latiendo
porque sí.
LA CANCIÓN DEL NIÑO MALO
Se me trisó la carne en cantos
y el alma fue una herida inmensa para recibirte…
Blancos silencios me florecían a menudo en la garganta
y mis manos eran a veces: raso, terciopelo, pétalo.
La alegría me crecía dentro el pecho
como una yerba temblorosa.
Mi sangre en su cauce cantante arrastraba cosas leves:
luces, estrellas, sueños…
No te nutrías sólo de mis cales.
Si a veces el amanecer se mecía en mis brazos
o el crepúsculo exprimía sus violetas en mi carne
para envolverte a ti que dormías en mi tiniebla!
Hasta que tu pequeña vida estuvo fuera de mí,
ante el asombro de mi ser que te llevaba siempre dentro.
Tus miradas nuevas fueron echando raíces en mis días
Y tu voz pobló de pájaros mi soledad!
Ahora tu rostro se multiplica en todos mis horizontes,
y tu llanto y tu risa han afinado mis sentidos.
Y nunca más la voz de un niño me deja indiferente
por que la tuya está enraizada en todo grito infantil!
¡Cómo quisiera que sólo tú fueses el círculo de mi existencia!
Y no es así.
El cotidiano pan no llega a nuestra mesa como la clara risa de un niño.
Y el techo que nos alberga debe pagarse vendiendo nuestras fuerzas.
Hay que ser menos para el hijo que para el trabajo imperativo.
Restarle el cuidado y la ternura;
las palabras de las que nacen los caminos blancos,
dejar la casa humilde donde todo es nuestro
y donde cada cosa tiene para nosotros una sonrisa.
Despertamos con el amanecer
no para ver los jardines esmaltados de flores
ni el cielo donde brilla el sol,
sino para marcharnos de prisa,
hacia donde espera la diaria labor;
donde rebosamos el alma en el deber, bello en sí,
pero triste para nuestros corazones maternales.
Sólo la noche vuelve a reunirnos cada día.
La caricia viva más en mis ojos que en mis manos lacias,
—el abrigo, el anhelo y la pena están en ellos—
Y tú también me miras ¡oh pequeño adorado!
Hablas…
Tus palabras no son las que aprendiste en mi regazo…
Fermenta en tu alma un mundo extraño…
No han prosperado en ella las simientes que yo puse con temblor de emoción.
Sólo me queda tu sonrisa fresca
y el eco de tu voz igual a un río sonoro.
Cuando me dices madre se encienden lámparas azules en mi tristeza;
pero la calle ha tatuado sus imágenes odiosas en tu pecho
y el gusano negro que se arrastra al pie de los hogares humildes
ha posado sobre mi rosa blanca sus “cien pies” impuros!
Y cuando duermes, mi eterno niño, sobre tu lecho miserable,
no es sólo el viento de los páramos el que arrulla tu pequeña muerte:
¡Es mi angustia silenciosa, es el río del llanto que se desborda entre las sombras,
la música que te envuelve cada noche!
¡Así pagamos las mujeres del trabajo el privilegio de haber nacido en este instante!
¡Ah, si no supiéramos que un día vendrá en que los niños sean niños,
con ternura, con luz y con belleza!
¡Renegaríamos de la dura lucha
y abrazados a nuestros hijos nos tenderíamos en la tierra
para dormir el sueño donde todo es blanco!
Pero nuestra vida está hecha de todas las renunciaciones,
¡La dicha de otros se alimenta de nuestro dolor de hoy!
Canción de mi carne,
delicada flor de mi ternura,
yo te lacté con las esencias más puras de mi ser…
Tienes música en la garganta nueva y estrellas en los ojos,
pero eres niño malo,
pero eres niño malo,
gropero eres niño malo!
EL POEMA DE LA MAESTRA
A Maris, Angélica
Maestra, para cantarte tengo en el labio aromas,
la canción es ingenua y es blanca la palabra,
y suave como el tibio pecho de las palomas,
y dúctil cual la cera que la apis rubia labra.
Tú, cuyo nombre evoca la inmateria celeste,
los coros que interpretan las músicas astrales.
Tú, jardinera de almas, que con tu oscura veste,
pasas por nuestra tierra, nimbada de ideales.
Y los alzas temblando, frente a los corazones,
de las niñas que abrevan en tu clara fontana.
Maestra como Gabriela, la que dice canciones,
“listadas con su sangre” en tierra americana.
Eres cauce pequeño para el caudal del océano
de tu espíritu erguido frente a los aludes.
O pones a la sombra el brillo soberano
de tu existencia, toda florecida en virtudes.
Rebelde, te hemos visto detener la mesnada
de la reacción cobarde y del odio sectario,
con sólo el magnetismo de tu limpia mirada
y con la inmaculada prestancia de tu ideario.
Adoras la belleza del poema y de la nota,
como la que palpita en los paisajes nuestros.
Y con fervor te inclinas delante la que brota
polícroma y divina de los pinceles maestros.
Tu corazón escucha la voz de la campiña
en la que el monte reza y en la que el agua canta.
Y te cautiva el sol como la nieve niña
aquí donde naciste y se arraigó tu planta.
Tu sed de amor humano dentro el aula fulgura,
santifica los muros y el techo que cobija
a las futuras maestras, bajo tu égida pura,
pues en tu apostolado es cada una tu hija.
Fuera las hienas rugen y el mundo se ensombrece
pero en el huerto amado tus manos afanosas,
bajo los soles de oro y el viento que estremece
con la mirada en alto, sigues sembrando rosas.
PIONEROS
Más acá del mar de los caminos múltiples al mundo.
Más acá del mar que lleva en sus olas los sueños de los hombres.
Mas acá del mar que surcan hoy barcos que pilotea la muerte,
Más acá de nuestro Golfo azul,
de nuestras bahías curvadas dulcemente como senos grávidos,
salpicadas de islas verdes y cálidas,
donde hay pueblecitos frágiles
de los que parten las balandras de velas blancas…
Más acá de la llnea áurea de nuestra playa mágica.
Más acá de la tierra donde corten los ríos mansos,
claros como cintas de plata entre el verdor de los sembríos.
Donde los valles no solamente huelen a naturaleza salvaje:
barranco, agua, viento, vegetales vivos,
bestias con ojos de llama, veloces y mansamente simples.
Porque está amasada con células de hombres,
porque guarda el sudor de los que trabajan.
¡Porque en sus savias tibias lleva el aliento de nuestros montubios pálidos,
de esos que la fiebre hace temblar mientras siembran los campos ajenos!
Más acá de las sierpes pétreas de los Andes.
Más acá de esas ciclópeas murallas de Ia tierra,
donde se alzan Cotopaxis, Chimborazos y Cayambes,
como una teoría de gigantes bajo el cielo mudo.
Más acá de los páramos, sobre los que lloran las nubes
su fina garúa que eriza de diamantes los ponchos
y donde solloza en los crepúsculos el pecho indio,
hecho música suficiente en las notas del rondador.
Más acá de las ciudades andinas
de calles sonoras
y casas blancas con historiadas rejas.
De estas ciudades nuestras, veladas por centenares de cúpulas cristianas,
donde junto a los palacios de los señores criollos
se arrastra la miseria de los indios vestidos de andrajos,
de los follones desflecados y los pies descalzos,
de las madres con senos vacíos
y los niños con ojos hambrientos.
Más allá aún…
Más lejos de las últimas vértebras andinas,
donde comienza otravez el trópico verde,
el calor que enciende la sangre y hace florecer la vida,
está el milagro trágico y bello de la selva.
Pioneros:
Allí el Oriente borrado hoy de nuestros mapas.
El himno milenario de los árboles que nadie vio nacer.
La estrofa de mil palabras de los ríos que llevan oro,
el vuelo policromo de las mariposas
y alas brillantes de los pájaros de cuentos de Hadas.
La sinfonía inmensa de las cascadas que enamora el arco iris,
el misterio de los cerros que se yerguen en la selva,
el prodigio de las maderas inigualables,
la taumaturgia de los vegetales que encierran la vida
y la de los que guardan la muerte.
Allí los musgos que tapizan los palacros agresres,
las lianas que dibujan en el aire alfabetos mágicos,
la flora monstruosa en que alienta la sorpresa,
el hechizo que flota en la monraña,
el reptar de los seres pequeños,
el paso ágil de los ofidios
y el rugido estremecedor de las fieras
junto al que viven los hombres de bronce
Ios hombres de oscura piel y presencia estatuaria,
iguales a los jaguares y a los pumas
y reyes del arco y de la flecha.
Allí en el gran arco del bosque
que baja suavemente de los Andes,
donde corren las boas de cristal con escamas de plata:
NAPO, TIGRE, MORONA, SANTIAGO, PASTAZA,
para formar al sur la gran cuenca amazónica,
porque ellos y cien ríos más que ba.ian de nuestros Andes
son [o progenitores del Río Mar,
del Río Monarca, nuestro Amazonas de leyenda,
lindero natural de nuestro territorio,
y en el que el índice de Bolívar señaló también nuestra frontera.
Pioneros:
De acá, de la Quito Andina,
alzada como un nido de cóndores junto al Pichincha heroico, hombres
de nuesfra taza, hace más de cuatrocientos años,
partieron junto a Orellana, en la expedición de Pizarro,
para buscar una ruta a España.
Frágiles embarcaciones aborígenes nuestras descendieron entonces por el Napo,
y en el laberinto esmeralda del bosque,
sobre el encaje de espumas de las ondas rápidas,
luchando con la muerte entre el millón de curvas del río,
tras días que pasaban como siglos
hallaron el GRAN RIO…
Abríase como un mar frente a los descubridores…
Tendíase inmenso como el manto brillante de un dios shyri,
el Amazonas único,
el Río Rey de nuestra América india,
al que como Monarca le daban su tributo todos los ríos de nuestro Oriente.
Por eso nuestro iris flameó sobre la cuenca amazónica.
Por eso cuatrocientos años dieron a nuestra Patria su dominio.
Por eso cuatrocientos años fueron el Arca de la Esperanza illmite,
fulgiendo en las arenas doradas de sus ríos,
en la riqueza de su flora,
en el esplendor de su tierra
y en la maravilla del paisaje.
Mirad, Pioneros, el crespón de luto que hoy cubre nuestro Oriente.
Nos duele aún la felonÍa de la invasión.
Está roja todavía la sangre de nuestros soldados muertos,
ploneros como vosotros, a quienes sonreía la vida,
en quienes Ia juventud era rosa viva que los sueños nutríanl
Acuchilla el aire aún el alarido de los niños.
Vive el recuerdo del éxodo de los ancianos y mujeres,
de los dlas de hambre, de la añoranza de los hogares…
Oh, dulce tierra orense.
Y era el Caín del Sur,
el viejo enemigo de nuestra patria libre,
el primero que en este Nuevo Mundo esgrimió las armas totalitarias
contra nuestro pequeño pueblo inerme.
No lo olvidéis, Pioneros.
Después…a qué repetirlo en este instante?…
Fue la noche, Ios crespones de muerte,
la humillación de la tierra que amó el Libertador
del pueblo que guarda las cenizas de Sucre
y de donde salió el primer grito de la independencia de América.
Sigue doblándonos este dolor, Pioneros…
Recordáis Ia Alsacia y la Lorena?
No será tarde jamás para que las campanas de la alegría canten de nuevo.
No será tarde jamás para que los terciopelos nocturno se cambien en el Iris Patrio.
No será tarde jamás para que en vuestros corazones crezca la rabia!
Para que se agrande en nuestras venas el ímpetu heroico!
Para que prenda en vuestras venas el fuego que arrolla todo!
Hoy es la espera, Pioneros!
El silencio donde se incuba el destino…
ALSACIA…
LORENA…
NUESTRO ORIENTE….
EL AMAZONAS NUESTRO, DESDE CUAIROCIENTOS ANOS…
No Io olvidéis Pioneros.
JG WHITE & Co. Ltd.
Zanjas,
canales paralelos de las calles
adonde la miseria echa a los obreros
haraposos y anémicos de la ciudad palúdica
con la pala en las manos encallecidas
y una alegría triste en su corazón.
Zanjas,
fauces multiples del suelo urbano
donde se ven los hombres desde arriba
como hervidero de gusanos.
Ya no hay obreros limpios
porque para conquistar el pan
ellos alquilan sus brazos
por un salario de hambre
y la consigna del silencio para evitar el paro.
El calendario de la White es nuevo.
Ella inventó para los trabajadores
la semana de 4 días
porque ellos tienen hijos hambrientos,
sin un trapo para sus carnes desnudas,
y los echarían con su mugre a la calle
si no pagaran el alquiler.
j G. White & Co. Ltd.
Los obreros cavan la tierra
y abren las zanjas para tender los tubos
-pero la pavimentación no llegará nunca hasta el suburbio.-
Después no habrá más zanjas,
¿qué serán entonces los hombres semidesnudos
que hoy empuñan las palas?
A FRANCIS LAGUADO JAIME
(Asesinado en Cuba en 1929)
Compañero:
En el centro de mis horizontes tu nombre se yergue como una montaña.
Tu nombre es el monolito simbólico colocado entre mi ayer y mi futuro.
Cuando a través del mar tu voz quiso encender los Cotopaxis de mis rebeldías, sentía en las vértebras de mi esplritu el calofrío de tus indignaciones.
Tu bandera roja manchaba el azul de mi soledad orgullosa
como una ala sangrienta tendida sobre un apasionado mar.
Tus años, como una tribu de pumas jóvenes,
cabían apenas en la isla que vio nacer a Mella.
Tus años generosos, vibrantes, henchidos de fe revolucionaria,
se desbordaban hacia los cuatro puntos cardinales de América.
Tu cerebro era la antena poderosa
cuyas ondas surcaban, eléctricas, nuestros cielos.
Tenías la simpatía irradiante de los seres perfectos,
la sinceridad de la juventud verdadera,
de la que marcha acorde con la hora presente;
el ardor de los que llevan en su sangre,
confundida con la voz de la Madre,
la certidumbre de un mañana inmenso.
Por eso me llamaste hermana.
Por eso tu voz empavesada de esperanzas nuevas,
tu voz crecida de cóleras como un océano,
me trajo el hálito gigante de tu rebeldía,
la acerad, vibración de tu voluntad indomable “bajo la zarpa de la tiranía”,
tu invitación a la lucha por Venezuela libre
y por una América fraterna.
Compañero: pero entonces aún
todo el mundo es para mí el círculo de mis brazos
donde junto al corazón apretaba a mis hijos;
recién aprendía el sentido de la Guerra,
recién se prendía en mis venas el odio de la matanza;
recién el dolor obrero ponla un nudo en mi garganta y cortaba mi voz,
pero también junto al surco
donde apuntaban tiernos brotes de dolor humano,
estaba el campo en que arraigó mi vida
como un árbol trémulo
¡bajo los huracanes del Amor y de la Muerte!
Cuántas veces la canción se me quebró en sollozos
y la sonrisa se mustió en mi boca,
o se hizo flor de carne y de ensueio ml ternura
sir oír ya más tu palabra vencedora del destierro y la distancia.
Y un día lo supe, compañero.
En mi rostro Ia ira encendió una llama salvaje.
Todas las potencias de mi ser gritaron su protesta.
Habías caído en la encrucijada de una traición sin nombre.
En la tierra donde buscaste albergue,
donde llegaste a amar el sol, el aire, los paisajes
te apagaron la Vida,
te cortaron el vuelo.
Desde un fuerte cubano,
negra torre de Crimen sobre el himno del mar,
manos de hombres lanzaron tu cuerpo hacia las olas…
Negros monstruos cebaron sus fauces en tus carnes…
Al Mar Caribe, cantante, azul y verde,
sepulcro de tantas víctimas de la Tiranía,
se unió tu sangre roja,
se unió tu sangre joven…
No se llora a los muertos como ti.
Hay que luchar para destruir la noche.
Nuestras manos tienen que levantar un mundo nuevo!
Nuestro amor, nuestros huesos, nuestra dicha sacrificada,
serán el hierro y el granito de sus bases:
Labrada en piedra de silencios
levanto mi promesa frente al tiempo.
PROFÉTICA
(A la juventud ecuatoriana, baluarte de la Patria)
Bajo el plafond turquí de nuestro cielo
pasa un bélico viento de tormenta,
y como el toque de un clarín inmenso,
se sienten despertar ansias guerreras.
De nuevo el aire azul hienden altivas
las legendarias águilas salvajes
que de las blancas cúspides andinas
contemplan los abismos siderales.
El viejo sol, al envolver al mundo
con sus soberbios oros refulgentes
en nuestros regios montes armoniosos finge
un extraño florecer de sangre.
Llegan los que han de guiarnos al Futuro
a una explandente siega de laureles;
sus signos aparecen; ved como arde
la milagrosa hoguera de las almas.
Oíd la tempestad como galopa de
Norte a Sur en tumultuosas marchas,
más cerca a desatarse a cada hora.
¡Hombres que conducís a nuestro pueblo,
jóvenes maestros de energías profundas,
venced a los espíritus que aún dudan
con el vigor triunfal de vuestro verbo!
El instante es solemne: la mirada
volved prócera raza al Amazonas,
que el nuevo Caín su traicionera aljaba
prepara ya escudándose en las sombras.
Poned heroica valla a sus antojos
con vuestros nobles pechos atrevidos.
¡De pie raza viril! Bronces sonoros,
tambores fuertes, épicos clarines,
dad la señal! Espadas de áureos filos
haced brotar cascadas de rubíes.
Saludad la Hora roja que se acerca,
marchad serenos a la augusta hazaña
que, al apagarse la sagrada hoguera
de sus ardientes y postreras rosas,
sobre la tierra en sangre fecundada,
han de brillar magníficas auroras.
MONTALVO RETRATO
(Poema que obtuvo el Primer Premio
en Torneo Literario Femenino promovido
por el Círculo Atalaya, con motivo del
centenario de Montalvo, en Ambato).
Pudo llevar la clámide romana
sobre sus hombros de patricio augusto,
pues del noble don Juan fue sobrehumana
la majestad del continente augusto.
Su talla era imponente y soberana
como un tribuno antiguo erguía el busto,
sellando su elegancia byroniana
el fuego de su espíritu robusto.
Su rostro varonil, altivo y grave
tuvo de melancolía el tinte suave
que pone el sol en el paisaje andino.
Y en su rebelde testa pensadora,
sobre la frente que engendró una aurora
se vio brillar el signo de su sino!
LILIO HERMAN…
Lilio Herman… Lilio Herman…
Un resplandor azul brotaba de tu frente.
La estrella de tus sueños echaba luz sobre el lirio de la cara.
Tenías suave y queda la palabra, como agua viva de arroyo.
Como una flor se abría en tu pecho la esperanza en un día futuro
y eras todo blancura en el alma y en la carne.
¿Por qué naciste allí donde un signo de hierro destroza la carne de los hombres?
¿Por qué tu corazón, paloma de la paz, violín de la ternura,
palpitó allí donde Hitler manda sus aviones de muerte sobre España?
Lilio Herman, Compañera!
¡Qué heroicas tus pequeñas manos golpeando el apocalíptico jinete que va a
lanzarse sobre el mundo!
¡Qué bella tu figura irguiéndose frente a la guerra que amenaza a los trabajadores!
Tenías la luz en el cerebro,
la gracia en la presencia juvenil
y el amor era en tus brazos cálidos la dulzura de un niño!
¡Qué cosa inmensa he dicho, Compañera ausente!
Es para todas las madres del mundo que hablo este momento:
Tenías un hijo en el regazo tibio…
¿Era por él más fuerte tu amor para la Vida?
¿Por él querías la aurora sobre los surcos,
manteles blancos en las mesas de los trabajadores,
el pan caliente y áureo para las bocas hambrientas
y la sonrisa, otra vez, en las gentes de tu Patria?
Mas, ¿cómo podía ser eso allá donde día i noche se prepara la Guerra,
donde para alimentar al monstruo
no hay fuego en los hogares pobres,
y las madres quisieran abrirse las venas
para nutrir a sus hijos hambrientos?
Lilio Herman, Lilio Herman…
Para tu juventud gloriosa fue la cárcel a cuya puerta aúlla la Muerte.
Para tu blancura el negro antro al que el sol no llega!
Y para tu cuello suave
–al que los brazos de un niño hacían guirnalda dulce–
hacha del verdugo,
el hacha del verdugo!
Es un huérfano más el tuyo compañera!
pero desde los cuatro puntos del mundo,
enseñamos nuestros puños cerrados al Führer
heridas en la entraña,
nosotras las madres!
SALUDO LÍRICO
Homenaje a Méjico-Marzo 3 de 1944
Desde el Pichincha, vigía pétreo de Quito en nuestro Continente.
Yo te saludo, Méjico con temblor de emoción!
Frente a tu Popocatepetl alzo mi corazón
y es como si una hostia alzara reverente,
frente a los dioses mayas y a los dioses aztecas!
Menos no puede darte mi tierra ecuatoriana
de deuda hecha de espíritu y de fraterno amor!
porque en la hora del cáliz y del supremo dolor
tu voz vibró gigante, como homérica diana,
rompiendo el frío silencio con su ardiente protesta.
Por eso y porque en ti empieza la América Indohispana,
la de la roja sangre y piel como de arcilla,
de nuestra tierra, donde el milagro canta y vive en maravilla
perenne, el ojo que se enciende de pasión sobrehumana
para captar el alma de nuestra raza eterna!
Porque tus montes tienen los nombres aborígenes
en que arde la sintaxis de las lenguas sagradas,
y cuyo polvo nutre la raíz de los orígenes
de estas patrias sureñas del pífano y la quena.
Por tus chinampas móviles y tus mitos arcanos,
por tus bosques y lagos y tus piedras con signos,
tus nopales simbólicos y el clamor de los himnos
que dicen los millones de labios mejicanos
para expresar el hondo fervor para su tierra.
Y por los hombres símbolo de la raza nuestra:
Netzahualcóyotl y Juárez, Moctezuma y Moretes,
Guatimozín e Hidalgo… Y Nervo que en los vuelos
magníficos y alados de su místico estro
sembró rosas de paz y ternura serena!
Y más que todo por la altiva arrogancia
de tu espíritu que enciende el fuego de la casta,
llama de nuestras venas que puede alzarse hasta
las cumbres últimas, azules de distancias,
que con el cielo riman un mágico poema.
Debiera saludarte con grito de Huracanes
y de las tempestades que estremecen mis montes.
Y pedirle debiera a nuestros horizontes
la luz en que perfilan sus testas los volcanes
del Ande ecuatoriano en gigante cadena!
Y poner en mi voz erguidos Chimborazos
y sereno raudal del Guayas rumoroso,
tomar del Amazonas, inmenso y prodigioso,
la estrofa que hoy me duele, para decirte: Pasa!
Como ante un dios o el Héroe de una epopeya inmensa.
Eso debiera hacer, al saludarte plena
de orgullo y emoción, Méjico de mi canto.
Pero emoción y orgullo se deshacen en llanto
y el laurel y la nota gigante, son apenas,
temblor de corazón, que mi palabra quiebra.
DÍA DE LAS AMÉRICAS
Este día es como aguja de oro que señala el Cielo.
Este día es como el zigzag del rayo aclarando la noche.
Este día es el cáliz lleno de vino rojo en que beben dos razas:
la de vosotros, rubios hombres del norte,
y la ardiente y morena del austro nuestro.
Este día es un propósito de amor.
Es una ventana que se abre sobre un mundo crujiente.
Es un blanco jazmín, estrella de las sombras,
que anuncia la Gran Patria, la América Única.
América semeja una gran ave con las alas abiertas al Futuro.
Las dos Américas son las alas inmensas de esta ave.
Lleva como diadema las aguas del Caribe
y el corazón ardiendo en llama fraternal.
Este gran día de las Américas
hace que el continente palpite como un seno,
y que desde el seno que estremece un anhelo
broten flores y frutos, canten ríos y yerbas!
Y mientras el Amazonas y el Missisipi dicen himnos,
todo el verde de bosques,
todo el azul del cielo,
palpita y está tenso como cuerda de un arco.
Palpitan y están tensas también las grandes alas;
pero la nuestra sangra por una herida inmensa.
Y es así que (sic) al impulso fraternal que las une,
se suma el gran dolor de la América nuestra,
de la América herida en su raíz hispana,
de América ultrajada en el dolor de España.
América sajona: Rubia hermana del Norte!
El Sur te habla en las bocas de sus hijos,
de sus obreros, de sus niños y de sus mujeres.
Nuestra carne gime en la carne de la Madre.
Lloramos luto por nuestra España crucificada.
Por la España Eterna en cuyo corazón están los Siete Puñales
que le clavaron hijos traidores.
Lloramos luto por la España leal donde aviones extranjeros
[asesinan niños;
donde las venas de los hombres se abren
en ríos de carmín sobre el suelo inocente,
donde las mujeres olvidan la caricia para empuñar el fusil,
comprando así el derecho a la muerte por defender el Futuro.
¡América Sajona, rubia hermana del Norte!
Así nos encuentras en este día, índice de la ternura,
en que el espíritu quiere comprenderse para amarse.
¡Qué esta alba blanca encuentre a tus trabajadores, a tus obreros, a tus maestros junto a nosotros en el amor de España!
¡Qué vuestros telares tejan el lino que cubra las carnes de los infantes sin abrigo!
¡Qué vuestros hombres alcen los puños amenazantes frente al invasor!
¡Que la bandera estrellada cobije a los niños huérfanos!
¡Qué las madres del Norte pongan su corazón desnudo frente al mundo
como protesta por el asesinato de esa otra Madre, España!
España es la raíz de nuestra vida.
Que este día, flecha de luz hacia el Futuro,
este día, fuente de amor sobre el odio de los hombres,
encuentre vibrando al mismo anhelo las dos alas de América,
de esta América patria de la Democracia y el Amor.
LA CANCIÓN DE LA SEMILLA
Desde mi pequeñez elevo al claro cielo
el beatífico incienso de mi sereno anhelo
y aquel que para el hombre está ciego y callado
habrá de conmoverse a mi ruego ascendrado,
porque el dolor del hombre fruto es de su maldad
el mío tiene su fuente en la eterna Bondad.
Yo ruego al dulce Padre que al madurar mi grano
cuando en la rama triste, del Sembrador la mano
me arranque, encuentre el seno de la Tierra sagrada
propicio a que yo pueda abrir regocijada
el cofre milagroso de la existencia mía
con una gracia santa hacia el divino Día.
Yo llevo en lo más hondo de mi nada escondida
la milagrosa copa perenne de la Vida;
mi ser diminuto duerme la melodiosa
arpa ideal de las hojas… A la brisa harmoniosa
me ofrendaré en un hálito de infinito dulzor
pues yo soy una gota del eternal Amor.
Mi savia septiembresa habrá de ser más tarde
un áureo y dulce vaso que dentro de sí guarde
para los peregrinos deliciosa ambrosía.
A la hora del crepúsculo, bajo la sombra mía,
mientras los labradores a sus hogares van,
se oirá tañer alada la flauta del dios Pan.
Y cuando ya los años tornen secas mis ramas
habré de darme aun en ardorosas llamas
a cuyo amor los hombres deshojarán las rosas
pálidas de sus sueños, con palabras unciosas…
Qué a la celeste Aurora que mi existencia encierra
le sea propicio el seno de la nodriza Tierra!
EL GRITO
(Poema dramatizado en la velada que
presentó el Colegio Nacional MEJÍA, con
motivo de sus Bodas de Oro).
El tiempo es una mole con raíces de sombra,
pero también con raíces de crispada luz,
como de heléchos pétreos que hundieron en la tierra
cataclismos prehistóricos.
Y sin embargo vivas, palpitantes y ardientes,
red de arterias monstruosas de un titán,
donde la sangre asciende al cielo como un oculto surtidor,
donde desciende roja al abismo y la noche,
tendiendo un puente arcano entre el Ayer y el Hoy.
Erguida antena, pirámide infinita,
yo con temblor extraño y esotérica angustia
con mi pequeña sombra trémula me acerco…
Y de pie en el silencio germinado en preguntas
junto a tu sombra inmensa mi viril sombra inquieta,
para que me hagan presa tus palpos gigantescos,
para que me ciñan tus millones de sierpes
y ser una contigo en la savia y la vida,
escucharte la voz, entenderte el idioma
y luego de tu verbo, crucificadas hostias
hacer, para una nueva comunión.
Sobre mi tierra viven más de tres millones de hombres
formando una colmena de múltiples rumores:
el amor, el trabajo, el canto, la protesta,
la rabia, la alegría,
el ímpetu de avance y el amasar de auroras.
Hay ciudades y campos sobre esta tierra mía,
en ellas hombres dentro las fábricas,
hombres que se doblan sobre los surcos grises,
y hombres frente a los libros y en los laboratorios.
No sólo están marcados por los días que vivieron,
millares y millones son jóvenes y fuertes.
Debieran sonreír, hablar alto, luchar.
Mas, el silencio sobre sus frentes pende
una lápida oscura que ni los sismos mueven!
Y sobre la miseria y el dolor de mi tierra
hasta la esperanza parece que está muerta..,
El viejo sol Shiry es el ojo de Dios
que mira con asombro nuestra heredad…
¡No es vuestro el Amazonas!
Bolívar nos pregunta ¿Por qué olvidamos el lindero que trazó su espada?
Sobre el solar mínimo, tan mínimo que apenas
alcanza a sostener nuestra bandera,
el viento entona un largo miserere…
Y he aquí que de la noche
con raíces de sombra y crispada luz,
no salió la palabra de flamígero arcángel
sino la grave voz con que hablan los abuelos,
que es lírica y que es dulce,
como la mano disipadora de la noche
al encender la clara lámpara de la leyenda…
Y era como un canto que acunaba mi angustia,
como si floreciera la Selva de la Gesta
la palabra que oí…
Fue cerca al mar de Balboa,
hace más de cien años,
se abrieron dos ojos suaves
de infante privilegiado.
Cerca al mar Y en Montecristi,
tronco hispano-ecuatoriano,
abrió sus ojos un niño,
se llamaba Eloy Alfaro.
Bajo el teogónico sol de los Shiris legendarios,
entre el mar y la montaña
vivió sus primeros años.
Cuéntase que adolescente
y sin ayuda ni amparo
a un ágil tigre abatió
su corazón y su brazo.
Que amor endulzó su oído
con el oro de su canto,
pero él vivía de una estrella
en alma y sangre abrasado.
La pasión de libertad era
en sus venas amor
y el anhelo de justicia
le golpeaba el pecho bravo.
Tenía al empezar la lucha,
veintidós años contados.
Y alzó la bandera roja
que nunca arriaron sus manos.
Su vida de guerrillero
está grabada en los campos
de la Sierra y de la Costa
y en el pecho ecuatoriano.
El la comenzó venciendo,
él con ánimo esforzado
fue su nombre de rebelde
en las conciencias izando.
Sembraba nuevos ideales
para un porvenir más claro.
Por su corazón magnánimo
lo adoraban sus soldados.
Los campesinos costeños
y los del agro serrano
cantando alegre seguíanle
por los campos y los llanos.
Por él la copla espontánea
les brotaba de los labios
y en el vivac se escuchaban
canciones a Eloy Alfaro.
Es que en su vida de lucha
Alfaro fue democrático.
Soñaba en la igualdad
libertadora de esclavos.
Del arco tenso de su alma
flechas de luz se elevaron
a los cielos del futuro,
clavándose entre los astros.
Vencedor en cien combates,
como un héroe sobrehumano
en Jaramijó tornóse
el Capitán legendario.
En el heroico Alhajuela,
entre el incendio y las balas,
él, más bravo que el océano,
ciñó sus sienes de lauros.
Y este caudillo del pueblo,
como Jefe del Estado,
creó leyes amparadoras
de los hombres del trabajo.
De la Cultura y el Arte
fue el impulsador magnánimo.
Están allí los Normales
bajo el estandarte laico.
La Escuela de Bellas Arte
s y el Conservatorio,
creados por él, son de los artistas
los dos encendidos faros.
El Instituto Mejía
es una antorcha brillando
sobre los nuevos senderos
del futuro ecuatoriano.
Escuelas que ennoblecieron
la carrera del soldado,
haciendo para el ejército
obra cierta de adelanto.
La mujer del Ecuador
hoy se emociona al nombrarlo
pues emancipó su espíritu
y le dio derecho humano.
El Ferrocarril del Sur
es la obra cumbre de Alfaro,
él anudó Sierra y Costa
con un efectivo lazo.
Sus paralelas de acero
van cantando, van cantando,
desde Quito a Guayaquil
el nombre de Eloy Alfaro.
Del Libertador el sueño
en su mente estaba claro.
Pensaba en la Gran Colombia
y en su destino sagrado,
su visión continental
fue de panamericano,
y en su palabra y acción
ese idealismo encarnaron.
Lo reconocen los pueblos
centro y sur americanos,
donde hay estatuas y bronces
que son sus mejores lauros.
Norteamérica lo admira
como apóstol democrático,
como adalid del progreso
y patriota ciudadano.
Una vez allá en el Sur,
voces de reto se alzaron.
Alfaro con ira cívica
organizó a sus soldados.
Su jipijapa famoso
ciñó al cabello nevado,
rojo pañuelo en el cuello
y marchó al lindero patrio.
Era el Viejo Luchador
las tropas encabezando
y habría habido un nuevo Tarqui
para los ecuatorianos!
¡Hoy no es nuestro el Amazonas!
¡Nuestro iris está enlutado!
¿Dónde, dónde está el caudillo
a quien seguirle confiados?
El niño de Montecristl,
el Rebelde sobrehumano,
cambió el curso de la Historia
roturando nuevos campos.
¿Que tuvo en su vida errores?
El era un hombre preclaro
y el error fue siempre precio
que la grandeza ha pagado.
Pero el soñador de ideales,
el valiente doctrinario
sufrió en su Patria el martirio
y viles lo traicionaron.
Mas… ¿A qué hablar de esa página
de dolor, de sangre y llanto?
Y la voz grave de Gesta
se fue apagando, apagando…
Ahora frente al silencio,
en el Hoy, que es torvo, torvo,
ante la piedra inmensa, con raíces de sombra y de crispada luz,
alzo mi voz que interroga
y mirando a un pretérito junio
donde clavó su grímpola roja el Héroe,
en mi voz, donde vibran mil voces juveniles,
por los nuevos caminos que abriremos nosotros.
Por el porvenir que espera nuestros pasos,
mi grito dice, solamente, PADRE!
LAS SOMBRAS
Pesadilla negra, pesadilla amarga,
mal sueño que dura lo que va de vida;
visión agorera, fantasma dolida
sentada a la vera de mi senda larga.
Tal como de niebla compañera mía
te adentras en mi alma sin saber por dónde;
ni muros ni celdas habrá que no ronde
tu silueta sola, desolada y fría.
Me sigue fielmente tu amor extrahumano:
cansancio de muerte, hiel en mis nectarios;
mis albos collares tornas en rosarios
de cuentas obscuras: dones de tu mano.
Vibrando de angustia estás en mi llanto,
impalpable te hundes en la boca que amo,
rodeas de silencio mi voz cuando llamo
clamante al Amado en la honda del Canto.
Pasas con tus lutos eternos y tristes,
símbolo enigmático en mi vida incierta.
Tu rostro no he visto, tal vez estás muerta,
fantasma doliente, quizá ni tu existes.
¡Sombra indefinible, visión angustiada
que está a todas horas en la senda mía,
rostro que te ocultas a la luz del día,
mirada de crimen que siento clavada!
MI RUEGO
¡Señor! Llévate todos los dones que me diste:
mi juventud enferma, mi sonora alegría,
las alas de mis sueños, mi Primavera triste
y, si también lo quieres, mi cáliz de Poesía.
Marchita mis rosales, mancha mi blanca veste,
manda los buitres negros de la desolación
a que se nutran, ávidos, en la carne celeste
del ruiseñor que canta dentro de mi corazón.
Haz duro el pan que coma, más negra la negrura
de mi incierto destino; dame el vasto dolor
que soporta la Tierra. Toda la desventura
recibiré serena si me dejas mi amor.
TRÍPTICO
El templo
El templo era de cedro y oro puro
con góticas vidrieras de amatista,
extrañas esmeraldas en el muro
bordaban los caprichos de un artista.
Se alzaban bellos, sobre el mármol duro,
antiguos lampadarios de idealista
y rara forma en el recinto oscuro
fingiendo estrellas de una luz no vista.
Allí los incensarios burilados
ardían junto a los vasos consagrados
y humilde alzaba mi devota voz.
Las plegarias subían cual palomas
y entre espiras de místicos aromas
se erguía divino e indiferente el dios.
El dios
En pálido marfil fue cincelado
el dios por un artífice exquisito
que el brazo de Eros modelara armado
como aparece en el celeste mito.
Sus ojos eran de rubí dorado,
dos ojos ciegos, copas de Infinito,
en cuyo fondo hallábase encerrado
el germen de la gloria y del delito.
A sus divinos pies mi alma caída
como una débil flor desfallecida
desnuda y blanca eternamente oraba.
Y era tanto mi amor, tal mi quebranto,
—en leve copa le ofrendaba el llanto—
que a mi dolor la estatua se animaba.
TINIEBLA
(20 trenos y 1 canción de cuna)
Treno I
Ya nunca más sobre mi tiniebla su estrella dulce.
Nunca más en estos silencios su voz de brisa y de jazmines.
Nunca más el lazo tibio de sus brazos ciñéndose a mi cuello
ardiente.
Ni nunca esa mirada de éxtasis sobre mi cara triste.
Está muerta como los días de oro, como las mariposas que
mató la llama,
como el sonido de las campanas y el canto de los pájaros,
como los ojos de los niños que se fueron y como las flores
que Ella amó en su breve vida de callada plegaria.
Está muerta y es como si no hubiera sido nunca en la tierra.
¡Hay sol y fragancias y música de viento y de canciones
aquí fuera. Y ella está ciega y sorda e inmóvil
para siempre, dentro del nicho frío, vestida de tinieblas!
Treno IX
¿Dónde estarás ahora que las campanas se han dormido?
¿Dónde estarás ahora que la luna se ha muerto?
¡Háblame, estrella, cántame agua de plata,
canción arrúllame, con tus voces de lino!
¿Dónde estarás mientras llueve ceniza fría sobre mis horas?
¿Mientras piso musgos nocturnos, flores de hielo?
¿Mientras se cambian en dagas negras
los nardos claros de mis canciones heridas?
¿Qué pétalos esconden la suavidad de la tibia de tus manos?
¿Qué nectario astral la dulzura de tus últimos besos?
¿Sobre qué brisa boga, como un cisne, tu voz,
lejos de mi corazón deshecho en llanto?
Treno XX
Hoy creo como nunca que estás ida para siempre,
porque ningún signo celeste me ha hecho sentirte cerca.
¿O es que tornada en ángel te ahuyenta la miseria
de esta carne que hiciste de tu sangre y tu espíritu?
Mujer de seda y lirios, de ternura y dolores,
mujer suave y callada frente a las tempestades.
Mujer que me llevaste en tu seno de nardos,
mujer que fue mi madre, y hoy yace entre la sombra inerte
Ese amor de locura, de idolatría y de éxtasis eterno,
en que te dabas, seno henchido de mieles a mi labio sediento,
¿podría permitirte ver mis ojos con llanto
y la frente que amaste perdida en la tiniebla?
EL SECRETO
Tiene la frente altiva y arrastra largo manto,
su curvo cetro abarca las cuatro direcciones
e ignorando la angustia, la amargura y el llanto
va apagando los astros y helando corazones.
La Nada tiene asilo en sus desnudos brazos,
y cuando su figura pasea por la tierra
la anuncia un cuervo trágico y va tras de sus pasos
un mastín torvo y fiero, cuyo mirar aterra.
Pero él a mí se llega con ternura de amante,
pone su mano regia sobre mi sien quemante
y su contacto agota la savia de mi vida.
He allí todo el secreto de mi faz extenuada,
de mis ojos cercados de una sombra violada,
de mis pasos que dudan, de mi voz dolorida!
HERÁLDICA
Por su perfil de emperador nativo
revelador de espiritual realeza,
bien merece tu olímpica cabeza
decorar el blasón de un conde altivo
O de un viejo tapiz en el motivo
que evoque alguna cortesana proeza;
llevada a cabo con sin par braveza,
ser un infante seductor y esquivo.
Para encerrar tu busto soberano
tallara un marco con artista mano
en el marfil de un oriental tesoro,
donde brillarán entre los tritones
sagrados y fantásticos dragones
los unicornios con su cuerno de oro!
ES LA VIDA Y ACASO…
Una simiente extraña en mi vida germina,
se asombra mi tristeza de sentirla crecer…
Cuando aromó mis sueños la imaginé divina
señal que de la Gracia iba en mi noche a caer.
La presentí en un alba, en el ala de un verso,
palpé la blanca seda de su veste sutil
y al sentirla en mis manos el lírico universo
de mi alma miré pobre para su dulce Abril.
Hoy mi ser estremece su palpitar inquieto
y sintiendo la angustia del que esconde un secreto
como la hoja a la brisa yo me doy a la Suerte.
Y la simiente crece bajo una estrella incierta,
está por recibirla mi ternura despierta,
es la vida y acaso me conduzca a la Muerte.
PRÓXIMO PROGRAMA JUEVES A LAS 22 HS (HORA ESPAÑOLA)
Maravillosa revista de difusión cultural. Soy el poeta Alsino Ramírez Cañar de Ecuador, nieto de Aurora Estrada, me siento congratulado de que las letras de la que es considerada la mejor poeta ecuatoriana sea difundida en su importante medio. Los invito a visitar nuestra página en facebook Asociación Cultural Aurora donde podrán encontrar información importante como el lanzamiento de un disco en Argentina con los mejores poemas y las mejores poetas del siglo XX de nuestra América. Un abrazo y a sus órdenes.
Atentamente,
Ing. Alsino Ramírez